lunes, 30 de enero de 2012

"PRINCESAS DISNEY"

Mi niñez transcurrió durante los años ochenta.
Por aquel entonces, durante las vacaciones, en los cines reestrenaban (entre otras) clásicos de Disney... así que tuve la oportunidad de ver en pantalla grande películas como: "El Libro de la Selva", "La Cenicienta", "Robin Hood", "Tod y Toby", "La Bella Durmiente", "101 Dálmatas", "Los Aristogatos", "La Dama y el Vagabundo", "Dumbo", "Peter Pan", etc...

En la siguiente década arrancó mi adolescencia: dejé de ver "cine infantil", me salieron algunos granitos en la cara, el afluente del rock desembocó en mi torrente sanguíneo... y comencé a ser habitual de la Filmoteca.

-Dicho de otra manera: de la producción de cine animado de Disney de los Noventa, los Aladines, Hércules, Tarzanes, Bellas y Bestias, Jorobados, Pocahontas, etc... no vi ninguna-

Precisamente fue en la Filmoteca donde conocí (hace un par de años) a una joven cinéfila con la que salí varias veces y (en al menos tres noches, que yo recuerde) llegué a mantener relaciones "íntimas".

Hace poco coincidimos de nuevo y quedamos en salir un día... al cine, por supuesto.
Me propuso una apuesta tontorrona (que ahora no viene al caso reproducir) y quien resultara ganador de la misma elegiría la película.

De haber ganado tenía pensado que fuéramos a ver "The Artist", en memoria de aquella tarde en la Filmoteca en que nos miramos emocionados al encenderse las luces de la sala, casi con lágrimas en los ojos después de la escena final de otro film mudo: "Tiempos Modernos".


Pero perdí la apuesta...

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Fuimos a un complejo de varias salas situado en un centro comercial, de camino me dijo que no desvelaría el título de la película ganadora hasta que llegásemos al mostrador de la taquilla y sacáramos las entradas...

Tras echar un vistazo a la cartelera y ver que en esos cines no proyectaban la que yo quería ver, crucé los dedos para que la seleccionada fuera una de entre la siguiente terna: "Los Descendientes", "Drive"... o la versión yanqui de la primera entrega de "Millenium".

Pero ninguna de ellas fue elegida, mi amiga se acercó a la taquillera y sus palabras me dejaron de piedra: "dos para la siguiente sesión de "El Rey León" en 3-D..."

Se volvió y me miró con gesto travieso, sacando un poco la lengua: "¿Qué pasa? Es genial... mi película favorita de Disney... me la sé de memoria y seguro que tú también, pero me hace ilusión verla en pantalla grande... ¡y además en 3-D!"

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Dentro de la sala sólo había niños muy pequeños acompañados de sus padres o abuelos... ella se rió de la situación y comentó que en caso de que alguien preguntase, seríamos "tío y sobrina".

Las luces se apagaron y nos pusimos las gafas... salió la tradicional cabecera del castillo Disney.
"Debo confesarte una cosa", dije...
"¿El qué?", me miró, con aspecto de azafata del "Un, Dos, Tres"
"Pues que yo no he visto nunca "El Rey León", esta será mi primera vez...", sonreí, tridimensionalmente.
"¿Pero qué me dices? ¿Que nunca la has visto???? Rific, ¡tú no has tenido infancia!", me soltó escandalizada...
"Oye, oye... -contesté- te recuerdo que cuando esta película se estrenó en España yo estaba a punto de cumplir diecisiete castañas..."

Se llevó la mano a la boca (ella nació en 1990) y puso ojos de cordera... "¡Es verdad! -susurró- no me había dado cuenta..."

Saqué un tubo pequeño de Lacasitos, lo descorché, agarré su mano y le eché unos pocos... después me acerqué a su oído y susurré: "Hakuna Matata..."


lunes, 23 de enero de 2012

"La Edad de Hielo" (o "El Campamento Base")

El fin de semana más frío del año en mi ciudad suele ser el segundo de Enero.
Hace unos cuantos años dicho finde fue especialmente gélido: un frente de origen polar se ensañó con la región y las temperaturas mínimas igualaron nosequé record negativo registrado en la primera mitad del Siglo XX...

Aquel fin de semana en particular lo recuerdo porque quedé con cierta chica que consiguió poner a prueba mi (dudosa) tolerancia a las adversidades climatológicas.


A la tercera cerveza me contó que habían ingresado recientemente a su tía/abuela en una residencia de ancianos y que había conseguido las llaves del piso de la pobre mujer, ahora vacío... para hacer noche allí y no tener que regresar al pueblo de madrugada.
"Podrías venirte a dormir conmigo esta noche, si quieres..." dijo, acariciándome la mano.

Mi rostro debió iluminarse ya que en las citas anteriores jamás habíamos pasado de besarnos y magrearnos en plan light, con lo que de repente la noche cobraba una dimensión de lo más prometedora...
"Claro que quiero, de hecho... -dije, citando a Don Corleone- con la que está cayendo ahí fuera, me parece una de esas ofertas que no se pueden rechazar..."

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Subiendo en el ascensor me explicó que había un pequeño problemilla en esa casa: "estaremos sin calefacción ni agua caliente (la familia ha dado de baja todo eso) así que no te asustes si ves que hace un pelín de frío", comentó...
Resté importancia a la noticia y con tono jocoso le pregunté si por un casual sólo me invitaba para hacerle de bolsadeaguacalientehumana en la cama, a lo que ella contestó (agarrándome la entrepierna) que no, que la bolsa esa ya la tenía, que mis servicios (aunque también relacionados con el calentamiento) serían de otra índole...

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El caso es que no mentía, dentro de la casa hacía bastante frío... y sí, ya tenía una bolsa de agua caliente: en lo que yo recopilaba todas las mantas (y similares) de la casa para echarlas sobre la cama ella estuvo calentando a tope en el microondas varias tazas de agua para luego verterlas dentro de la citada bolsa.

Ya en el dormitorio, antes de acostarnos, me puse a cantar "these boots are made for walking" en lo que ella se desabrochaba las botas altas negras que llevaba... para mi sorpresa, después de quitarse la falda, las medias y el sujetador, se puso encima un gordo y áspero esquijama que tenía pinta de haber estado varios lustros (ajeno a las modas) guardado en el armario castellano que presidía el cuarto.

No me considero especialmente exquisito ni puntilloso en esas cuestiones pero, verla de aquella guisa (a ella, tan de punta en blanco siempre, tan fina y tan perfecta)... me descolocó un poco.

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Me quedé en gayumbos y camiseta, ya iba a entrar en la cama cuando de repente ella me detuvo: "no te acuestes todavía -exclamó- aún falta algo por hacer..."


Agarró un secador de pelo, lo encendió, levantó la pesada colección de mantas que cubrían la cama... y empezó a pasar el aire caliente sobre las sábanas del interior durante un buen rato.

En mi vida había visto nada parecido y así se lo hice saber: "desde luego eres una chica con recursos", comenté, alucinando ahí de pie, en calzoncillos... "ya ves -contestó sonriendo mientras repasaba la esquina interior más remota del catre- me lo enseñó mi ex, es un truquito que aprendió el pobre en la Mili..."

Apagó el cacharro depositándolo sobre la mesita de noche, agarró la bolsa de agua caliente y nos metimos (los tres) en la cama.

Sí que se notó bastante al principio el efecto del secador de pelo; la agradable temperatura entre las sábanas facilitó que no tardásemos en deshacernos de los improvisados pijamas.
En mi caso debo confesar que disfruté doblemente desnudándola, por una cuestión tanto sexual como estética: ... la visión de aquel horrible esquijama ochentero por poco consigue derribar mi glacial erección.

Por suerte segundos después, tras bajar a la mina (a ciegas, sin casco ni linterna), los fantasmas se evaporaron y la naturaleza siguió su curso...


martes, 17 de enero de 2012

PREMIOS "COBRA 2011" -Palmarés-

El año 2011 que acabamos de dejar atrás, al margen de varios encuentros positivos con el sexo opuesto también me obsequió con algún que otro "rechazo".
La cifra exacta (tras revisar el balance contable) de combates nulos asciende a tres.


A continuación, la relación de ganadoras del "Premio Cobra 2011", de menos a más...

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MEDALLA DE BRONCE (y Premio del Público)

Conocí a Lola una noche de fiesta pero apenas nos dio tiempo a hablar un poco e intercambiar datos, nos caímos bien pero ella tenía que regresar a toda prisa a su ciudad (a hora y media de distancia en coche, aproximadamente).
Los siguientes días coincidimos algo por el messenger y me dijo que una de esas mañanas vendría de compras a mi ciudad, que podríamos quedar...

Ese jueves volvimos a vernos, fuimos a una cafetería y estuvimos hablando (con relativo buen feeling) hora y media.
Llevé la conversación hacia derroteros íntimos y ella me dio a entender que el próximo finde que viniera quedaríamos por la noche y (cito textualmente) "el sitio no será un problema porque una amiga me suele dejar su piso".

Pocos minutos después intenté besarla pero se apartó.
"Perdona pero yo no soy de las que se van dando picos por ahí -me dijo, altanera- ...yo prefiero estudiar primero a la persona, ver cómo respira, etc...Y voy muuuuy despacio con los chicos".


Después de eso yo me fui a mi casa, ella a sus compras... y aunque el siguiente mes seguimos hablando algo por el messenger, incluso planeando un posible encuentro... éste jamás llegó a producirse.
Dos meses después simplemente dejó de aparecer conectada...

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MEDALLA DE PLATA (y Mención Especial del Jurado Internacional)

Luisa era colombiana, mulata y (a mis caucasianos ojos) exóticamente sensual... desde el primer momento en que nos vimos no pensé en otra cosa que no fuera encontrar la manera de llevármela a la cama.
Hablaba mucho y casi todas sus frases tenían que ver con circunstancias (conflictos) familiares, con su nostalgia y ganas de volver a su país... o con historias de la discoteca que la comunidad latina de mi ciudad suele frecuentar casi a diario.

Me confesó que en los casi 10 años que lleva aquí sólo ha tenido relaciones con un español, que lo normal es salir con su gente... planteé si estaría dispuesta a hacer una segunda excepción a dicho código y ella sonrió con picardía, desde luego no me dio con la puerta en las narices.
Fue a eso a lo que me agarré cuando más tarde en la calle, en el momento de la despedida intenté cambiar los dos besos faciales de cortesía por uno en los morros... torpedo F-4... ¡agua!

El gesto que me hizo para escabullirse fue tan hábil, veloz y elástico que después, camino de casa, no pude evitar reírme al bautizarlo como: "la cobra colombiana".


En el momento en que lo hizo ella sonreía nerviosamente y me dijo que le daba mucha vergüenza, que dónde iba... que me aguantara por favor, que yo era muy lanzado...

El caso es que tras escabullirse, Luisa salió disparada a paso ligero hacia su calle, sin mirar atrás...

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Tras aquella cita di por sentado que mis posibilidades con la mulata eran prácticamente nulas, a pesar de lo cual ella accedió a quedar conmigo una segunda ocasión... pero por desgracia sucedió lo mismo: buen rollo en el bar, picardía... y "cobra colombiana" en la plaza durante la despedida.

Después de aquello decidí (lógicamente) no insistir y pasar del tema.

(Nota Biográfica): Mes y medio después caminando por su barrio me encontré casualmente con ella, me insistió con fuerza para que tomáramos un café y acepté... el guión inicial volvió a cumplirse pero esta vez no esperé a la plaza maldita para estrellarme, en medio del bar me acerqué y la besé...
...y la Torre de Control por fin dio permiso para aterrizar.

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MEDALLA DE ORO (y Diploma de Honor 2011 por sus Indiscutibles Avances en el Campo de la Inoportunidad)

Cierta lluviosa tarde de domingo salí con Marta. En otro tiempo fuimos "amigos con derechos" (odio esa expresión pero así se comprenderá bien la clase de relación que teníamos) aunque hacía meses que no hablábamos... así que fue toda una sorpresa cuando aquella tarde me abordó en el messenger bastante desesperada: que si todos sus amigos estaban emparejados, que se aburría mortalmente los findes, no tenía a nadie para salir, etc...

El caso es que la primera cerveza la tomamos de día y la última cayó a eso de las dos de la madrugada...
...saliendo del último bar, en medio de la calle (y tras cierta frase suya que me dio pie a ello) la agarré y cuando fui a acercar mi cara a la suya se zafó dando un brinco.

Entonces se me quedó mirando fijamente, con cara de perdonavidas... "¿pero de qué vas? -dijo- no tío, no... ni lo sueñes..."
Un gesto sumamente altivo y renegado, como si (para más inri) jamás nos hubiéramos besado en el pasado...


Sonreí, no dije nada y di media vuelta (sin mirar atrás) hacia mi casa, conmigo nunca ha funcionado el numerito (que algunas chicas representan) de pretender hacerme sentir culpable o desgraciado por haber intentado entrarlas sin éxito.

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Seis meses después de aquella noche, yo pasaba la mañana pedaleando en una bici estática del gimnasio cuando vi entrar a Marta por la puerta.
La sala es pequeña con lo que no existe espacio suficiente para hacerse el loco si ves a alguien a quien no quieres saludar... así que ella finalmente no pudo evitar pasar delante de mi zona.
Se dignó a detenerse para hablar un par de minutos, aunque evitando mirarme a los ojos, sin ocultar su nerviosismo y fastidio.

Me dijo que ella siempre va por la tarde pero que esa semana estaba de vacaciones así que tenía pensado ir todas las mañanas.
Comenté que yo siempre voy en ese horario así que ya nos veríamos más veces a lo largo de la semana...

Marta asintió con la cabeza y marchó hacia la esquina de las mancuernas... el resto de la semana, por supuesto, no acudió al gimnasio ni una sola mañana.

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Miércoles 11 de enero de 2012, 19:40 horas. Me suena el móvil y para mi sorpresa es Marta... "¿qué podrá querer?", me pregunto mientras pulso el desgastado botón de respuesta.

"¿Hola?", digo con tono intrigado...
"¡Qué pasa! ¿Qué es de tu vida? ...qué liado estás ahora que vas a ser padre!!!", me suelta...
"¿Ehm? ¿Perdona?", mis ojos abiertos como platos...
"Aaaahhh... -aparentemente reconoce mi voz y se da cuenta del error- ¡Vaya! Ya decía yo que tú no eras quien yo pensaba..."
"¿Acaso hay algo que deba saber, Marta? -aprovecho para ser lo más puñetero posible- ...porque que yo sepa, los plazos desde nuestra última cita no cuadran con una posible paternidad..."

Ella se ríe de manera nerviosa, por su tono de voz se puede adivinar el color rojo de su rostro al otro lado del aparato...
"Bueno Rific, no sé... ya que te tengo en línea cuéntame -intenta cambiar radicalmente el tema de conversación- ¿qué tal va todo?"
Contesto un par de topicazos post-navideños y ella hace lo propio en medio de una especie de simulacro de charla cordial y civilizada...
...medio minuto después ella empieza a despedirse pero antes pregunto si cree necesario que me someta a alguna clase de prueba o test de embarazo.

Se despide emitiendo una fingida carcajada y cuelga el teléfono...
Ríe la última, pero no ríe mejor.


sábado, 7 de enero de 2012

"CUENTO DE REYES" (Mr.Rific bajo tierra...)

Nos conocimos en nochevieja, a última hora.
A esas alturas yo iba tan pedo que me fue imposible rematar la faena, milagrosamente ella ha aceptado volver a quedar conmigo apenas cinco días después... la Noche de Reyes.

Después de aprovechar un par de descuentos en copas (recopilados en fin de año) consigo convencerla para acompañarme a cierto "sórdido" lugar donde a veces tengo relaciones de manera clandestina: el garaje de mi casa.
(más concretamente la segunda planta sótano de dicho parking, abajo del todo... en la esquina más oscura y remota, sin más telón tras el que ocultarme que el par de coches que allí se encuentren estacionados...)

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Ella no para de reírse (mientras entramos en el portal, en el ascensor, en el acceso al sótano del garaje...) y por más que yo le pido silencio (¡y discreción!) no hay manera de callarla...
..."estás loco, vaya ideas más raras que tienes", me dice mientras la guío hacia la esquina que habitualmente frecuento... "que sepas que nunca lo he hecho en un sitio como este y me pone que no veas", continua murmurando con su risa floja mientras yo le digo que también me muero de ganas y que esta es la primera vez (miento) que bajo a una chica al garaje...


Empezamos el magreo y la banda sonora de fondo es la habitual: silencio sepulcral a excepción del agua circulando por las cañerías, el sonido eléctrico de las luces de seguridad o quizás la lejana maniobra de algún coche cuesta arriba... nada de lo que preocuparse ni que pueda distraerme de la faena principal.

Sin embargo, al poco de desnudarnos de cintura para abajo comienzo a oír un extraño ruido cada vez más nítido y cercano... "no puede ser -exclamo en voz baja... y es que una familia se acerca cada vez más, caminando con paso firme, directos a nuestra esquina- ¡Joder! Hay que vestirse echando leches..."

Nunca antes me ha sucedido nada parecido, sí he oído gente a lo lejos y coches entrar o salir... pero nadie jamás se ha acercado tanto a mi estratégico (y subterráneo) Peñón de Gibraltar Sexual...
¿Se detendrán antes de llegar? ¿Me cazarán con los pantalones por los tobillos? ¿Me reconocerán? O peor... ¿conocerán a mis padres?

Uff... ella se queda muda de pánico mientras se sube nerviosa los pantys, yo intento encajar mi erección (como buenamente puedo) dentro de los vaqueros... las sombras de la familia de intrusos comienzan a distinguirse en la pared de enfrente, avanzando...
...ni más cojones: son los propietarios del monovolumen estacionado detrás del coche que nos hace de (a semejante distancia tan corta) insuficiente pantalla.

Nos pegamos (todo lo humanamente posible) a la pared, intentando no sobresalir lo más mínimo... aguantando la respiración, procurando no proyectar ninguna sombra delatora... "o son muy despistados o nos descubrirán fijo", pienso...


Por suerte no avanzan más, se quedan en la parte trasera del vehículo, abren la puerta del amplio maletero y oigo ruido de bolsas... de repente encienden las luces delanteras (medio cuerpo mio queda enfocado al descubierto), un hombre se queja de lo que le duele la espalda y una mujer da un paso al frente... juraría que está clavando sus ojos en mí pero al trasluz de los focos no podría asegurarlo...

Siguen cargando el maletero y oigo la voz de un niño... el crío avanza dando un saltito y la altura de su silueta indica que tendrá siete u ocho años.

En ese preciso instante decido dejar de ocultarme y ante el asombro de mi cómplice femenina avanzo hacia el primer coche/pantalla, en cuyo espejo retrovisor tengo colgada la chaqueta... rebusco en un bolsillo interior y saco un pañuelo de papel con el que procedo a limpiarme las manos.
Levanto la vista hacia el monovolumen y me quedo ahí quieto, en silencio...

Me protegen una columna y las sombras de la esquina, no sé si los inoportunos visitantes me distinguirán bien pero lo que es seguro es que nada más salir de mi escondite han acelerado su entrada en el enorme coche y han salido marcha atrás sin perder un segundo...

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"¡Al fin solos!", exclamo con gesto victorioso tras verlos desaparecer por la rampa camino de la superficie...
"¿Pero qué coño haces? -pregunta mi acompañante con cara de pocos amigos- Mira, ¡casi me da algo!"

Me acerco a ella con gesto conciliador... "Shh, no chilles, todo tiene su lógica" -comienzo a explicar, quitándole el bolso de la mano dejándolo nuevamente en el suelo- "la mejor defensa siempre es un buen ataque..."


"Pues tú me dirás, porque yo no entiendo nada, sólo sé que casi nos pillan con el culo al aire y tú de repente te asomas tan fresco, como si nada...¡sólo te ha faltado contarles lo que estábamos haciendo"
"Es que de haber tenido una discusión -prosigo, agarrando su cintura acercándola hacia mí- ellos tendrían todas las de perder... nosotros no hacíamos nada malo, ¡en cambio ellos sí!"
"¿Cómo? Perdona pero no te sigo...", me pregunta...
"Pues claro, ¿no te das cuenta? Si no dime qué clase de padres desaprensivos no han acostado todavía a su hijo a las dos menos cuarto de la madrugada en la Noche de Reyes..."

"Rific, estás como una cabra..."
"Que se hubieran atrevido a censurar algo de nuestro comportamiento... -insisto, mordisqueando su oreja izquierda- ¡menuda bronca les habría soltado por lo del crío! Ahh, y por cierto... las probabilidades de que esta noche nos pillen dos veces son (por lo menos) una entre un millón..."

Las luces automáticas del garaje se apagan, me desabrocho el cinturón y los botones del vaquero, ella vuelve a bajarse los pantys...