En Torrecilla del Monte, en las charcas temporales junto a la carretera, había un andarríos grande nuevo. Se que es nuevo por dos razones: hacía muchos días que no había ninguno y, además, es el primero que veo este año en plumaje nupcial. Una foto en vuelo rasante sobre el agua.
Además deciros que, por la tarde, jugando al baloncesto, me he machacado la rodilla izquierda. He estado en urgencias y, en principio, parece un esguince pero mañana tengo consulta con el traumatólogo quien me dará una opinión fiable. Sea lo que sea, tengo para unas semanas, así que intuyo que va a pasar mucho tiempo hasta que vuelva a bichear por ahí. Me voy a perder el que es uno de mis meses favoritos para hacerlo, el maravilloso abril, con todas sus sorpresas.
En los páramos de Iglesiarrubia relocalicé a los cuatro alcaravanes del día anterior.
En los sotos del río hay una actividad de pequeños pájaros exagerada, como: reyezuelo listado, petirrojo, mosquitero común, mosquitero musical, mosquitero ibérico, mito, jilguero, verdecillo común y, en especial, un número altísimo de curruca capirotada (en paso). Había tantas que pude hasta retratar algunas (a mayor número, más oportunidades de hacerlo) ya que nunca es fácil fotografiar pequeños pájaros en la espesura. En la primera foto un macho de curruca capirotada y en la segunda una hembra, para que veáis sus diferencias basadas, básicamente, en el color del capirote que le da nombre.
Y un bonito mirlo macho en plumaje nupcial, precioso. Por completar las fotos de esta especie a la que le dediqué una entrada hace poco.