Uno de sus edificios más emblemáticos de Turín es el Palacio Real. Está situado en la plaza del centro de la ciudad, la Piazza Castello. Fue el palacio real de la Casa de Saboya. Está declarado Patrimonio Mundial.
Turín fue la capital de la casa Saboya entre los siglos XII y XIX y por lo tanto en sus salones se tejió buena parte de la historia. Allí el estilo de vida era aristocrático y aunque en un comienzo el palacio fue episcopal, funciones que tuvo hasta el siglo XVI, después se convirtió en residencia privada de Manuel Filiberto de Saboya, en 1562.
A Manuel le gustó la casa, la expropió y se mudo a ella. La casa se modificó a partir de 1620 porque a partir de entonces es que se dieron los mayores cambios y tuvieron lugar aquí las celebraciones más importantes y glamorosas, de la mano de la pareja de Carlos Manuel y la princesa Cristina Luisa de Baviera.
Hasta 1865 el Palacio de Turín fue la sede de la monarquía pero finalmente los Saboya hicieron una gran mudanza y se fueron a Roma. Hoy, en sus salones, todavía pueden observarse ricos tapices, jarrones orientales, pinturas de grandes artistas y demás adornos.
