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jueves, 2 de enero de 2014

Los Reinos del Mar


EL ADIÓS A UNA MARAVILLOSA SAGA DE FANTASÍA

Desde nuestros orígenes hemos sido una editorial muy interesada en los autores españoles. Siempre hemos dado una oportunidad a las obras escritas en nuestra lengua, ya fueran guías o ensayos sobre cine y televisión. Pero no fue hasta el año 2010 cuando arrancamos uno de nuestros más queridos proyectos: una colección de narrativa fantástica escrita en castellano que englobara fantasía, ciencia ficción y terror. Hoy, con una docena de títulos en el mercado, toca despedir a la saga que inauguró dicha colección: la saga de los Reinos del Mar.


A orillas del Cantábrico, en la localidad de Getxo, vive Guadalupe Oteo Iturmendi, su autora, una mujer que ha bebido literatura fantástica desde su infancia y que se siente fascinada por los mares y la maravillosa fauna que los puebla. Un día, soñando con leer un cuento de sirenas, imaginó una historia alternativa de nuestro mundo: ¿Y si hace miles de años parte de los humanos de la Tierra hubieran sellado un pacto con las criaturas marinas y se hubieran unido a ellas para vivir en los profundidades de los océanos?, ¿y si esos humanos hubieran fundado inmensas ciudades submarinas y gigantescos acervos para preservar el saber de todos los mares? Con esa idea en la cabeza nació Rielar y los Reinos del Mar, una obra de destaca calidad literaria que sentaba las bases de la fascinante mitología submarina ideada por Guadalupe. La novela narra la historia de Rielar, una joven internada en un orfanato que un día descubre que su linaje se remonta a esas razas que pueblan el fondo de los mares. Su búsqueda la conducirá a un viaje a través de los tres grandes océanos de la Tierra en busca de su perdida familia. La novela es descriptiva, repleta de bellísimas imágenes que nos transportan a las profundidades marinas, puesto que el propio océano es casi un protagonista más de la trama, y en la que se narra la búsqueda iniciática de Rielar, que terminará por descubrir al lector un nuevo y fascinante mundo perfectamente encajado en nuestra realidad, pues la autora se mueve en entornos y parajes reales que salpica de magia y fantasía con su virtuosa pluma. Gracias a su elevada calidad literaria, la obra fue muy bien recibida por el público lector, que valoró gratamente una novela de fantasía que huyera de los habituales cánones violentos y bélicos para sumergirnos en una fábula sobre la humanidad y los valores más positivos del ser humano, lo que condujo a su autora a plantearse una secuela.



Aunque realmente El destino de Élias. Un mar diferente no puede considerarse una continuación de Rielar y los Reinos del Mar, puesto que narra acontecimientos paralelos a la misma, esta vez ubicados en el mar Mediterráneo, para el cual Guadalupe nos reserva un increíble secreto que cambiará para siempre la visión de su maravillosa mitología marina. Una novela en la que, como su título indica, el valor de lo diferente se destaca para dejar fluir una historia más emotiva y épica si cabe que la primera parte. El joven Élias, condenado por una maldición desde su nacimiento que augura su propia muerte, inicia un viaje de superación para cambiar su destino, y esa aventura le conducirá no solo a convertirse en un auténtico héroe de los océanos, sino a conocer a la mujer que se convertirá en el gran amor de su vida.


La historia concluye en la tercera novela de la trilogía, la fabulosa El sexto océano. El Juicio Final de la Marea, en la que Guadalupe parece haber guardado toda su artillería imaginativa para regalarnos un impecable colofón a su saga. Rielar y Élias unen sus destinos para iniciar una búsqueda que salve a la Tierra de una terrible destrucción perpetrada por «Los que habitan abajo». Adentrándose en terrenos más cercanos a la aventura, y en un tono a veces más oscuro que sus dos predecesoras, esta obra deja ya claras las infinitas capacidades literarias de esta magnífica autora y nos sumerge en una novela que mezcla amor con aventura e incluso con una intrincada investigación deductiva propia de la mejor novela policíaca. Todo ello para encontrar el camino a un fascinante lugar casi indescriptible, que solo la autora es capaz de hacernos ver, sentir y, por qué no decirlo, temer: el sexto océano.


Como editor no puedo evitar sentir un profundo orgullo por haber llevado esta saga al lector español, y no quiero dejar de expresar mi agradecimiento a su autora por haber confiado en nuestra humilde editorial como vehículo para hacerla llegar al público. Habrá otros mundos, siempre los hay, como dice la propia Guadalupe en la tercera novela de la saga, y publicaremos otras sagas sin duda de igual calidad a esta. Pero la saga de los Reinos del Mar tiene el honor de habernos abierto las puertas para presentar nuestro proyecto de literatura fantástica a los lectores españoles, y por eso nunca dejaremos de recomendarla. Bueno, por eso y porque pensamos que es de lo mejor que hemos publicado y probablemente publiquemos en ese futuro literario que esperamos compartir con todos aquellos que, como nosotros, amamos la literatura fantástica con pasión.



No quiero acabar este homenaje a la obra de Guadalupe sin recordaros que, para celebrar la conclusión de la saga, hemos decidido poner en marcha una oferta para poder adquirir los dos primeros libros de la misma a un precio muy especial. No dejéis de visitar en nuestra tienda on-line (www.albertosantoseditor.com), y recordad que no cobramos gastos de envío. Y para todos aquellos que prefieran el libro electrónico, muy pronto pondremos a la venta los tres libros de la trilogía en ese novedoso formato, para que nadie se quede sin la oportunidad de compartir este maravilloso viaje por los mares de la Tierra.



Larga vida a los Reinos del Mar, y espuma y sal en vuestras mañanas.




Tienda on-line:
Contacto: albertosantoseditor@gmail.com
Pedidos: imagica@telefonica.net

jueves, 19 de diciembre de 2013

El sexto océano, extracto



Una vez dejado atrás el mar de Banda, el grupo empleó los días siguientes en recorrer de oeste a este el alargado pasadizo que formaba el mar de Arafura. Rielar dejó atrás aquellas risas primeras al comprobar que las ganas de Áldero por rivalizar con Élias, lejos de ser un hecho aislado, se prodigaban a cada momento. Renunciando al sostén de Unauán, lo mismo lo retaba a descender a pulmón libre hasta la máxima profundidad como a nadar a toda velocidad o a pescar el mayor número de presas para el sustento del grupo… La cuestión era competir en aquella especie de Olimpiadas para dos, en las que Áldero no parecía querer incluir a nadie más que a Élias, y que este aceptaba con simpatía pero también con desconcierto, al no entender la fiereza del otro y sus ansias de ganar a cualquier precio. Rielar veía disgustada cómo sus charlas con el recién llegado habían disminuido mucho de un tiempo a esa parte, y en un par de ocasiones el disgusto dio paso al enojo, cuando, en algunos juegos de lucha, el hermano de Eliom sometió a tales placajes a Élias que llegaron a rozar la asfixia o le provocaron algún grito de dolor. Era como si Áldero, detrás de esa nueva cordialidad de la que parecía hacer gala desde su conversación con Unauán, escondiera una rabia inmensa que no pudiera evitar sacar a flote en el momento álgido de la competición. Romm y Dicayos, a los que cada día se les veía más compenetrados, no parecían dar importancia a todo aquello, pero la hermana marina de Áldero dejaba aún más de manifiesto que la propia Rielar lo poco que le gustaban aquellos nuevos jueguecitos.
Por todo ello, cuando aquella mañana Rielar vio cómo, después de una reñida carrera en la que habían quedado muy igualados, los dos varones se ponían a charlar mientras nadaban relajados, la chica respiró aliviada. Estaban ya a la altura del golfo de Carpentaria, no lejos del estrecho de Torres, donde llegaba a su término aquel largo pasillo marítimo, y quizás estimulada por la pureza del cielo de aquel límpido amanecer, Rielar se animó a acercarse a los chicos.
—En Nueva Guinea —decía en ese momento Áldero señalando hacia la isla, ahora tan cercana que se podían distinguir sus densas masas arbóreas desde la distancia— existen los únicos pájaros venenosos del planeta. Son los pájaros basura o pájaros amargos, y su veneno está en las plumas y en la piel. —El chico se giró hacia su compañero, sin darse cuenta aún de la cercanía de Rielar—. En mi piedra-corazón está grabada la imagen de una serpiente marina rayada, un animal por naturaleza tímido y pacífico, pero dueño de unos de los venenos más mortíferos que se conoce. No existe antídoto… —Áldero se sobresaltó al ver a la chica nadando a su lado, pero tras un breve titubeo, continuó hablando—. Mis padres me contaron que de niño fui mordido por un ejemplar pequeño, y que a duras penas, casi milagrosamente, conseguí sobrevivir…
Rielar estaba atónita. Los datos concretos sobre la piedra-corazón de un profundo de los Reinos del Mar, son algo muy íntimo que solo se comparte con aquellos en los que confías plenamente. Ella misma tuvo que aprender esa lección del modo más amargo, cuando la recolectora renegada Ulular usó el conocimiento de su piedra para tenerla a su merced. Es más, ella no conocía esa anécdota sobre la piedra-corazón de Áldero, y ahora este se la contaba tan alegremente a Élias. ¿Qué pasaba? El chico siguió con sus confidencias casi como si quisiera reproducir el último pensamiento de ella.
—Las piedras-corazón son extraordinarias. No se sabe a ciencia cierta por qué la recolectora graba una cosa u otra en cada una de ellas, ni lo que significa el símbolo en cuestión, hasta que ocurre algo que lo explica todo… Me han dicho que tú tienes una piedra-corazón muy especial, ¿no?
—Sí, supongo —comentó Élias, algo cohibido, pues aún no conocía mucho al chico, pero sintiéndose obligado a corresponderle con la misma confianza que este le había mostrado hacía un momento—. Son unas grandes alas desplegadas simbolizando el vuelo de un albatros —desveló, mientras tenía, como casi todos los días, un recuerdo para su querida Libertad, allá donde estuviese.
—Bueno, claro, siempre está el símbolo grabado en la piedra, pero yo me refería a que la tuya, además, parece albergar alguna clase de presagio para su portador…
Ahora sí que Rielar no podía dar crédito a lo que oía. Pero más que asombrada, estaba furiosa. ¿Cómo podía Áldero ser tan desconsiderado? Por desgracia, ya lo veía todo muy claro: el chico había conducido la conversación hasta ese punto para hurgar morbosamente en algo que sabía que tenía que mortificar mucho a Élias. Este no era el Áldero que ella conocía… y que amaba.
Élias no sabía muy bien cómo reaccionar a las palabras de Áldero.
—Oh… claro, claro, eso… —balbuceó, mirando parpadeante la inexpresiva cara de Áldero y luego la muy expresiva cara de Rielar. Después bajó la mirada, respiró hondo y volvió a alzar el rostro. Sus ojos habían recuperado por entero su serena claridad—. Llevo toda mi vida conviviendo con el presagio de que mi piedra-corazón será la causa de mi muerte. Durante muchos años libré una guerra conmigo mismo por esa cuestión…, pero ahora estoy en paz. Que ese momento llegue cuando tenga que llegar. —Lo dijo serio, pero en el último instante, incluso se permitió un asomo de sonrisa.
Los otros dos jóvenes no tuvieron tiempo para reaccionar a sus palabras, pues la voz de Romm, a sus espaldas, los sobresaltó.
—¡Mirad! ¡Allí delante!
En la diáfana mañana, apenas sin viento, rodeada por un cielo azul sin mácula, se veía una enorme formación nubosa en forma de blanco tubo de kilómetros y kilómetros de largo, como una inmensa ola a punto de romper sobre el horizonte. Era una grandiosa nube Gloria de la Mañana, peculiar fenómeno atmosférico propio del golfo de Carpentaria que jamás se daba en abril, sino siempre en primavera, entre septiembre y noviembre. Sin embargo, allí estaba, con toda su grandeza y esplendor.
La contemplación de aquella nube supuso algo diferente para cada uno de los tres muchachos. Élias se limitó a ampliar su leve sonrisa y volver a respirar profundamente el aire de la mañana, casi con fruición, como si compartiera una especie de feliz secreto con esa ola primera, celeste, anunciadora de las otras muchas, también enormes y magníficas, que encontraría en su viaje por el gran océano. Rielar notó cómo su furia se aplacaba ante la contemplación de tanta belleza, y en esa nueva serenidad solo le quedó un poso de mansa pena… Pena por Élias, pena por ella, pero sobre todo y sin saber explicar por qué, una conmovedora pena por Áldero. Lo que sintió este último resultó más difícil de desentrañar, pero el resultado de ese sentimiento fue que le pasó la mano por el hombro a Élias y murmuró con la cabeza gacha:
—Lo siento. He sido un idiota… Llevo una temporada que no me reconozco ni yo. Intenta olvidarlo, por favor.
Hubo un momento de silencio antes de que el otro contestara.
—No pasa nada. El amor nos enloquece. Yo lo sé.

Si quieres continuar con la historia búscada en...




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miércoles, 19 de junio de 2013

Feria del libro, final



La Feria del Libro de Madrid ya ha llegado a su fin y hemos de hacer balance de su resultado. Y la verdad es que no podemos quejarnos. A nivel económico hemos cumplido nuestros objetivos, pero, sobre todo, porque tras años de andadura hemos comprobado que nuestro proyecto de publicar narrativa fantástica y de ciencia ficción de autores españoles está calando profundamente entre los lectores, y por tanto funciona. Ya lo hemos dicho y lo repetiremos siempre: tenemos una cantera de escritores de gran calidad que se merecen una oportunidad, y que tienen mucho que contar y fabulosos mundos que compartir.


Volviendo a la Feria, los dieciocho días han dado para mucho. Lo primero que tenemos que agradecer es el esfuerzo de nuestros autores para acompañarnos muchas de estas jornadas. Su compañía ha sido un estímulo para nosotros y un auténtico placer, sin olvidar que su presencia en nuestra caseta es siempre un muy buen reclamo. 
A la espera de la clasificación de ventas, tenemos que decir que la recepción de Gálora. Ojos de fuego, de Lourdes T. Castillo, ha sido espectacular. Su historia romántica ha cautivado sobre todo a nuestras jóvenes —y no tan jóvenes— visitantes. Las Historias de la Tierra Incontable del incombustible Házael González, que este año ha presentado su Círculo Segundo. Viaje a la profundidad, ha continuado fascinando a nuestros visitantes. Muchos ya lo conocían gracias al magnífico Círculo Primero. El despertar, que ha seguido arrasando con su segunda edición, gracias a la rebosante imaginación y al buen hacer de su autor. Las ventas revelación de este año, no obstante, han sido las de Cid Campeador, de Eduardo Martínez Rico, que aunque ya lleva unos cuantos años publicado, deja claro que este polémico personaje de nuestra historia sigue atrayendo a nuevos —y no tan nuevos— lectores.
El resto de títulos no se quedaron atrás a la hora de encandilar a aquellos que se acercaban a la caseta. El coleccionista de sellos, de César Mallorquí, con su investigación al más puro estilo de novela negra ambientada en una ucronía de la guerra civil, e Islas en el cielo, de Pedro Pablo García May, con su trepidante viaje al centro de la Tierra, han sido muy apreciados para los aficionados a la ciencia ficción. Las evocadoras novelas de los Reinos del Mar, de Guadalupe Oteo Iturmendi, Rielar y los Reinos del Mar y El destino de Élias. Un mar diferente, nos descubren un fabuloso mundo submarino para hacernos amar los océanos y toda la fauna que habita en ellos. Mientras que El Jardín de la Duermevela, de Sergio M. Glegg, basada en las leyendas del norte de nuestro país, sigue creando adeptos incondicionales. No podemos olvidarnos de Crónicas de Sombras. Los elegidos, de Lucía González Lavado y con ilustraciones de Cris Ortega, que ha sido ideal para los que buscaban aventura. Finalmente El ocaso de los ángeles, de Vael Zanón, con sus enfrentamientos entre ángeles en la macrourbe Neo-Babylon, ha atraído a muchos que buscaban más acción y aventura.
Este año también hemos agotado dos de nuestros clásicos: Paseos por las leyendas de Toledo, de Juan Carlos Pantoja Rivero, y Heteria de Toledo, de Vicenta M.ª Márquez de la Plata, aunque esperemos que pronto estén de nuevo entre nuestros títulos disponibles.
Del resto de nuestras guías y libros hay que destacar nuestra novedad Ahora eres un zombi. Manual para resucitados novatos, de John Austin, una divertidísima guía para ser el mejor zombi y enfrentarse con éxito al Apocalipsis zombi que se avecina: técnicas de caza, humanos a los que evitar y un sinfín de otras curiosidades para ser el no muerto más aplicado.
Como siempre, estos días en la Feria han sido agotadores, pero no nos los perderíamos por nada del mundo, y a veces nos gustaría que aún durara más. Porque es el mejor momento para conocer a nuestros lectores, así como para contactar con otros libreros y editores. Y además es una gran oportunidad que va más allá de las ventas, ya que podemos dar a conocer nuestros proyectos y nuestros autores, con sus magníficas obras, a todos aquellos que se acercan a nuestra caseta. Pero todo termina, aunque estamos seguros de que la caseta del Retiro nos esperará el año que viene. Mientras tanto, nosotros nos acercaremos a nuestros futuros lectores para hacerles conocer estos mágicos mundos en otras ferias y encuentros por todo el territorio español. ¡Os esperamos!



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