"Mi madre solía decir que el amor nunca se malgasta, aunque no te lo devuelvan en la misma medida que mereces o deseas.
-Déjalo salir a raudales -decía-. Abre tu corazón y no tengas miedo de que te lo rompan. Los corazones protegidos, acaban convertidos en piedra".
(El café de los corazones rotos, Penelope Stokes)
No recuerdo ni el momento ni con quién. Es indiferente porque es una conversación repetida, tan manoseada como la del tiempo o el sueño que tiene una por la mañana. "Me arrepiento de haber estado con...","cuánto tiempo perdido", "no me vuelve a pasar". Y sin embaro ocurre una y otra vez. El corazón-coraza no funciona, a mí no por lo menos. Supongo que ocurre cuando no sabes ni sufrir ni disfrutar con moderación.
Pues esto es como con la cocina. No valen las medias tintas, el ni fu ni fa. Se sufre cuando, después del tiempo y el cariño invertido, el horno nos devuelve un bizcocho al que no hay quien le meta el diente. Lo sufres, sí... pero no me digas que no te desborda la satisfacción y el orgullo cuando el resultado es el contrario.
Te aseguro que estos brioches son del segundo grupo, de los de éxito asegurado (y mira que es difícil, que no parece tan sencilo a priori). Gracias a Aliter Dulcia por esta receta. Mis desayunos son ahora otra cosa.
Al tema:
Ingredientes (ir agregándolos en el orden que sigue):
200 ml de leche de coco
55 ml de aceite vegetal
1 huevo batido
150 grs azúcar
500 grs harina de fuerza
1 cubito de levadura fresca de panadero desmigada
En un cuenco vamos echando los ingredientes en el orden en el que está puesto anteriormente.Amasamos y dejamos levar en un lugar templado (dentro del horno, por ejemplo) hasta que doble su volumen (alrededor de una hora y media).
A continuación hacemos bolitas del tamaño de una albóndiga y las dejamos levar de nuevo. Esta vez con media hora bastará.
Esta vez yo he querido hacer algunas variedades de este brioche que, por sí solo, ya está delicioso. Para ello he dividido la masa en cuatro partes, a una le he puesto pepitas de chocolate, a otra unas gotitas de anis, a otra esencia de limón y a la última esencia de vainilla y una pizca de canela.
Pincelamos con un poquito de leche, espolvoreamos con azúcar y al horno precalentado. A 180º durante unos 20 minutos o hasta que estén dorados. Dejar enfriar un poco y ....a disfrutar!!!
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sábado, 28 de julio de 2012
lunes, 22 de agosto de 2011
Bizcoflan de limón y coco... y vuelta a la realidad
Todo lo bueno se acaba. Hace 24 horas estaba en la playa y hoy mis vistas dan a bloques de oficinas. Vuelta al trabajo... pero también (algo positivo tenemos que encontrar), vuelta a la cocina, al blog y a las recetas ricas.
Lo que os traigo es un bizcoflan de limón y coco que he descubierto gracias a Elena. Estupendo, de textura esponjosa, fina y nada empalagoso. Perfecto como postre ahora que aún aprieta el calor.
Vamos con los ingredientes:
160 gr de azúcar
200 ml de nata
250 ml de leche
125 g de mantequilla
80 grs de coco rallado
90 g de harina de trigo corriente y moliente
4 huevos
1 limón
1 cucharadita de levadura
azúcar glass para decorar y un poquico de canela
Lo primero que debemos hacer es batir el azúcar con los huevos, hasta que suba el volumen, quede espumoso y color crema.
Añadimos a continuación el coco, el zumo del limón y su piel rallada. Incorporamos la leche, lla nata y la mantequilla derretida.
Mezclamos bien y por último añadimos la harina con la levadura. Batimos todo a conciencia y vertemos en un molde forrado con papel de hornear.
Lo llevamos al horno que estará a 170º durante unos 30 minutos. Abrimos, colocamos un poco de papel de aluminio para que no se nos queme la superficie y seguimos horneando hasta que cuaje (en mi caso tardó unos 25 minutos más).
Sacamos, dejamos enfriar, desmoldamos y espolvoreamos con azúcar glass y canela. Únicamente queda disfrutar.
Aviso: no podreis coger solamente un pedacito....
Lo que os traigo es un bizcoflan de limón y coco que he descubierto gracias a Elena. Estupendo, de textura esponjosa, fina y nada empalagoso. Perfecto como postre ahora que aún aprieta el calor.
Vamos con los ingredientes:
160 gr de azúcar
200 ml de nata
250 ml de leche
125 g de mantequilla
80 grs de coco rallado
90 g de harina de trigo corriente y moliente
4 huevos
1 limón
1 cucharadita de levadura
azúcar glass para decorar y un poquico de canela
Lo primero que debemos hacer es batir el azúcar con los huevos, hasta que suba el volumen, quede espumoso y color crema.
Añadimos a continuación el coco, el zumo del limón y su piel rallada. Incorporamos la leche, lla nata y la mantequilla derretida.
Mezclamos bien y por último añadimos la harina con la levadura. Batimos todo a conciencia y vertemos en un molde forrado con papel de hornear.
Lo llevamos al horno que estará a 170º durante unos 30 minutos. Abrimos, colocamos un poco de papel de aluminio para que no se nos queme la superficie y seguimos horneando hasta que cuaje (en mi caso tardó unos 25 minutos más).
Sacamos, dejamos enfriar, desmoldamos y espolvoreamos con azúcar glass y canela. Únicamente queda disfrutar.
Aviso: no podreis coger solamente un pedacito....
miércoles, 25 de mayo de 2011
Clafoutis de moras y coco
Seguimos con esto de los retos, que ya voy pillándole el gustillo. En esta ocasión tiramos por el postre. ¿Hace?
Whole kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de mayo nos invita a preparar un clásico de la cocina francesa, Clafoutis.
Empezamos con un poquito de historia, que nos brindan las chicas de Whole Kitchen La clafoutis es originaria de Lemosín, el nombre del plato procede del occitano clafotís, del verbo que quiere decir rellenar la masa, en este caso con cerezas.. El clafoutis se extendió aparentemente por toda Francia durante el SXIX adquiriendo una gran popularidad.
En Lemosín y Auvernia se hace también con peras y manzanas, denominándose flaugnarde. En la región de Berry, a esta flaugnarde se le llama gouéron. En la región del Perigord se hace con ciruelas o uvas pasas.
Cuando se usan otras frutas, esta tarta no tiene un nombre específico, por lo que suele recurrirse al nombre de clafoutis o flaugnarde dado que emplean la misma masa. Incluso se puede encontrar una variedad denominada clafoutis de invierno, refiriéndose a la misma masa pero con una fruta diferente a las cerezas.
En el clafoutis original, las cerezas tradicionalmente se emplean enteras y con hueso, para así evitar la humedad de la masa y acentuar el sabor de la fruta, aunque por su incomodidad hoy en día se deshuesan antes de colocarlas en la tarta.
¿Cómo resulta al paladar?. La masa me pareció ciertamente curiosa. No es un bizcocho, tampoco un pudding... es una mezcla de ambas. Por aquello de darle un toque diferente he cambiado la fruta base. Esta clafoutis es de moras, aunque en la decoración utilizase un par de cerezas como homenaje, acompañando al coco rallado y el azúcar glass. El contraste algo ácido de la mora con lo dulce de la masa me ha encantado, también del color de las moras que acaba tiñendo el bizcopudding.
Para la próxima probaré con otra fruta... en cualquier caso, todo un acierto este postre!
Vamos con "lo que viene siendo" la receta.
Ingredientes:
200 grs. de moras negras
100 grs. de azúcar glass
125 g de harina
1 pizca de sal
3 huevos
30 cl de leche
1 cucharadita de esencia de vainilla
Azúcar glass y coco rallado para decorar
Lavamos bien las moras y las dejamos macerar en un cuenco con la mitad del azúcar. Para que cojan el puntito dulce tienen que estar así una media hora.
Antes de preparar la masa, encendemos el horno para que vaya precalentándose. Con ponerlo a 180º es suficiente. Aprovechamos también para untar con mantequilla nuestro molde. Sed generosas, me parece que se pega demasiado al final.
Tamizamos la harina, añadimos sal y el azúcar restante. En otro cuenco batimos los huevos, le agregamos la esencia de vainilla y lo añadimos a la mezcla de harina. Mezclamos bien. Añadimos por último la leche y terminamos de remover perfectamente.
En nuestros moldes colocamos las moritas y vertemos encima la masa.
Horneamos de 35 a 40 minutos. Sacamos, dejamos enfriar un poco, espolvoreamos con azúcar glas y coco rallado y servimos.
Solamente queda disfrutar! Feliz merienda!
Whole kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de mayo nos invita a preparar un clásico de la cocina francesa, Clafoutis.
Empezamos con un poquito de historia, que nos brindan las chicas de Whole Kitchen La clafoutis es originaria de Lemosín, el nombre del plato procede del occitano clafotís, del verbo que quiere decir rellenar la masa, en este caso con cerezas.. El clafoutis se extendió aparentemente por toda Francia durante el SXIX adquiriendo una gran popularidad.
En Lemosín y Auvernia se hace también con peras y manzanas, denominándose flaugnarde. En la región de Berry, a esta flaugnarde se le llama gouéron. En la región del Perigord se hace con ciruelas o uvas pasas.
Cuando se usan otras frutas, esta tarta no tiene un nombre específico, por lo que suele recurrirse al nombre de clafoutis o flaugnarde dado que emplean la misma masa. Incluso se puede encontrar una variedad denominada clafoutis de invierno, refiriéndose a la misma masa pero con una fruta diferente a las cerezas.
En el clafoutis original, las cerezas tradicionalmente se emplean enteras y con hueso, para así evitar la humedad de la masa y acentuar el sabor de la fruta, aunque por su incomodidad hoy en día se deshuesan antes de colocarlas en la tarta.
¿Cómo resulta al paladar?. La masa me pareció ciertamente curiosa. No es un bizcocho, tampoco un pudding... es una mezcla de ambas. Por aquello de darle un toque diferente he cambiado la fruta base. Esta clafoutis es de moras, aunque en la decoración utilizase un par de cerezas como homenaje, acompañando al coco rallado y el azúcar glass. El contraste algo ácido de la mora con lo dulce de la masa me ha encantado, también del color de las moras que acaba tiñendo el bizcopudding.
Para la próxima probaré con otra fruta... en cualquier caso, todo un acierto este postre!
Vamos con "lo que viene siendo" la receta.
Ingredientes:
200 grs. de moras negras
100 grs. de azúcar glass
125 g de harina
1 pizca de sal
3 huevos
30 cl de leche
1 cucharadita de esencia de vainilla
Azúcar glass y coco rallado para decorar
Lavamos bien las moras y las dejamos macerar en un cuenco con la mitad del azúcar. Para que cojan el puntito dulce tienen que estar así una media hora.
Antes de preparar la masa, encendemos el horno para que vaya precalentándose. Con ponerlo a 180º es suficiente. Aprovechamos también para untar con mantequilla nuestro molde. Sed generosas, me parece que se pega demasiado al final.
Tamizamos la harina, añadimos sal y el azúcar restante. En otro cuenco batimos los huevos, le agregamos la esencia de vainilla y lo añadimos a la mezcla de harina. Mezclamos bien. Añadimos por último la leche y terminamos de remover perfectamente.
En nuestros moldes colocamos las moritas y vertemos encima la masa.
Horneamos de 35 a 40 minutos. Sacamos, dejamos enfriar un poco, espolvoreamos con azúcar glas y coco rallado y servimos.
Solamente queda disfrutar! Feliz merienda!
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