Maravillosa y salvaje película del “Pater Familias” de los Cardona, Rene Cardona Senior, que se adelanta a su tiempo con una película extremadamente gore para su época ( y para la actual), que le valió no pocas prohibiciones a lo largo y ancho del planeta (de hecho, es un “Vídeo Nastie”) y tan gratuita en la violencia es todo un placer para los sentidos.
Un medico, tiene un hijo enfermo del corazón, así que decide transplantarle el de un gorila, para que este sobreviva. La operación es un éxito, pero por consecuencia, el joven se convierte de vez en cuando en un monstruoso y musculado simio que despelleja, literalmente, a todo el que se cruce en su camino.
Está claro que el señor Cardona descubrió el cine de Herschell Gordon Lewis y quedó fascinado, porque claramente, las escenas mas gore de la película, son un calco de las del papá del Gore. De hecho, la celebre escena del mono aplastando la cabeza de un humano y sacándole el ojo, tomándose todo el tiempo del mundo, recuerda especialmente a alguna de las películas del viejo. Lo de la mala baba (siempre presente en las pelis de Lewis), también está presente en esta cinta, pero al ser un hombre mono el que comete los crímenes, como que nos lo tomamos mas a guasa.
Muy Mexicana ella (hasta la protagonista femenina se dedica a la lucha libre), está montada con tanto brío y va tan al grano, que es imposible que nos aburramos, ¡es terriblemente entretenida! Y sin floritura alguna. Cardona sabe, que el posible público de la película quiere ver carnaza, y se la da a cantidades industriales. Aquí tenemos de todo, despellejamientos, desmembramientos, arrancamiento de cuero cabelludo, extracciones oculares, violaciones, sangre a “kilohectalitros”… ¡Todo!
No falta en la peli un peculiar sentido del humor que la dota de una simpatía a prueba de balas.
La versión Americana tiene el sugerente, pero engañoso título de THE NIGHT OF THE BLOODY APES (La noche de los monos sangrientos… así en plural, cuando es solo un mono que la monta muy gorda) y está cercenada de mala manera, mostrándonos solo parte del gran muestrario de gore que ofrece la película. Así que si queremos disfrutar de esta película en todo su esplendor, hay que hacerse con la versión Mexicana. Así pues, la de “Something weird video”, queda descartada. Además esa es en inglés…
También quiero destacar, la torpemente montada escena de la operación de corazón. Cardona, usó imágenes reales de un transplante de corazón… pero no deja de ser divertido el hecho de que se nos muestra como se extrae ese corazón… pero sugiere que lo que vemos es como se le mete un corazón nuevo ¿Me explico?, digamos que la escena cuenta como le mete el corazón de un gorila, pero vemos como se le saca el corazón humano… ¡Delicioso desbarajuste!
Lo que no dejaba de plantearme mientras veía la película, es como sería la reacción del publico que viera esta peli (o cualquiera de las de Herschell Gordon Lewis) en su momento. Hay que tener en cuenta, que esta peli es de 1969 y se pasa tres pueblos… y la peña por aquellos tiempos, con el gore prácticamente recién inventado, no estaba acostumbrada a tanta violencia, y, en esta ocasión, tan gratuita. El mono mata, porque si.
De lo mejor en pelis chungas. Imprescindible.
Mostrando las entradas para la consulta cardona ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta cardona ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
miércoles, 16 de febrero de 2011
domingo, 8 de mayo de 2011
EL REY DE LOS GORILAS
“Explotation” a la Mexicana, nada menos que de los Tarzanes de Johnny Weissmuller, con Hugo Stiglitz en un doble papel, como no podía ser de otra forma, y con René Cardona Jr. a los mandos de la nave.
África, mil ochocientos y pico. Un bebé atraviesa un río en una barca tras ser depositado ahí por sus padres, justo antes de ser estos masacrados por la temible tribu canibal de “Los hombres planta” que se mimetizan con el entorno. Pronto este niño es recogido por unos gorilas que le criarán y le convertirán en uno más de la manada, convirtiéndose en “Simio”, el rey de los gorilas. El resto de la película, nos mostrará su infancia y amistad con un niño caníbal, y luego su etapa adulta, luchando contra el malvado doctor Livingstone.
Graciosísima.
Obviamente, por problemas de derechos, bautizan a este Tarzán melenudo con el nombre de “Simio”, y tiran para delante de esta manera. Pero es que además el film tiene la virtud de condensar en poco más de hora y media, toda la saga de películas de Tarzán que interpretó Johnny Weissmuller. Aquí le vemos de bebé, de niño y de adulto que conoce a su novia civilizada, le acompaña todo el tiempo su propia mona “Chita”, y tiene hasta un hijo (¿Se acuerdan de “Boy”? pues eso). Pero esto es lo de menos. Lo bueno de la película, como ustedes se imaginarán, son los despropósitos, que son muchos, y en ocasiones, muy crueles.
Para mas inri, decirles que la película no tiene diálogos, está toda narrada con “voz en of”, incluso cuando hace acto de presencia algún individuo civilizado. La Jane de esta película, se expresa, bien a través de sus pensamientos, bien a través de la lectura de su diario, lo que le da un aire “raruzco” muy curioso.
En los temas risibles, pues decirles que los gorilas son señores disfrazados, que maltratan sin ningún tipo de pudor al bebé que se encuentran en la barca –y que encarna a “Simio”-. ¡Le meten unos meneos…¡ parece que lo van a romper. Encima, al principio de la película, uno de los señores disfrazados de gorila, sostiene al bebé en sus brazos hasta que lo deja caer al suelo. Obviamente, el bebé se hace daño y llora. Intenta levantarse, volviéndose a caer, y lógicamente, llora con mas fuerza, porque allí nadie corre a su auxilio. Cardona, en lugar de parar el rodaje y consolar a ese bebé que no llega al año y poco de edad, filma, con muy mala baba, su sufrimiento… eso si, queda que te cagas.
Los pederastas estarán de enhorabuena si localizan esta película, pues el número de planos con bebés o niños en pelotas, es del todo excesivo. Por otro lado, el niño caníbal co-protagonista, negro, por supuesto, es calificado por el narrador como “un mono sin pelo, mas negro y mas feo que Simio”. Hay que decir que la intención inicial de este niño caníbal, es convertir a “Simio” en su cena, por lo que, este tras el blanco, y el blanco huyendo del negro, convierten la película en un extraño “Slapstick”.
Añádanle a eso, un montón de chimpancés pequeñitos haciendo monerías o un montón de imágenes de archivo de todo tipo de animales salvajes interactuando con los protagonistas; los animales en frondosos parajes, y los actores en secos campos. El contraste es desternillante. Y además diría yo, que estos planos están insertados por puro y duro aprovechamiento, pues en la película hay animales selváticos reales de todas las especies, vamos que no andan mal de presupuesto… incluso hay un león con el que se pasan tres pueblos, ya que lo cazan con una red, y lo cazan de verdad.
En definitiva, y en pocas líneas: EL REY DE LOS GORILAS es una mezcla de LAS AVENTURAS DE CHATRÁN con LOS DIOSES DEBEN ESTAR LOCOS, que se basa en las aventuras de TARZÁN, con unas gotas de género “mondo” en su metraje y que, contra todo pronostico, logra entretener, por su demencia y desmelene al espectador mas frío, de principio a fin. Una joya, vaya.
Stiglitz, interpreta al padre de “Simio”, que es masacrado nada mas empezar la película, y a “Simio” en edad adulta. Sea como sea, logra estar ridículo en cualquiera de las situaciones, por culpa de su barba y esas extrañas pelucas que le ponen.
Y René Cardona, pues eso, René Cardona. Ese mismo año, rodó ¡TINTORERA!
África, mil ochocientos y pico. Un bebé atraviesa un río en una barca tras ser depositado ahí por sus padres, justo antes de ser estos masacrados por la temible tribu canibal de “Los hombres planta” que se mimetizan con el entorno. Pronto este niño es recogido por unos gorilas que le criarán y le convertirán en uno más de la manada, convirtiéndose en “Simio”, el rey de los gorilas. El resto de la película, nos mostrará su infancia y amistad con un niño caníbal, y luego su etapa adulta, luchando contra el malvado doctor Livingstone.
Graciosísima.
Obviamente, por problemas de derechos, bautizan a este Tarzán melenudo con el nombre de “Simio”, y tiran para delante de esta manera. Pero es que además el film tiene la virtud de condensar en poco más de hora y media, toda la saga de películas de Tarzán que interpretó Johnny Weissmuller. Aquí le vemos de bebé, de niño y de adulto que conoce a su novia civilizada, le acompaña todo el tiempo su propia mona “Chita”, y tiene hasta un hijo (¿Se acuerdan de “Boy”? pues eso). Pero esto es lo de menos. Lo bueno de la película, como ustedes se imaginarán, son los despropósitos, que son muchos, y en ocasiones, muy crueles.
Para mas inri, decirles que la película no tiene diálogos, está toda narrada con “voz en of”, incluso cuando hace acto de presencia algún individuo civilizado. La Jane de esta película, se expresa, bien a través de sus pensamientos, bien a través de la lectura de su diario, lo que le da un aire “raruzco” muy curioso.
En los temas risibles, pues decirles que los gorilas son señores disfrazados, que maltratan sin ningún tipo de pudor al bebé que se encuentran en la barca –y que encarna a “Simio”-. ¡Le meten unos meneos…¡ parece que lo van a romper. Encima, al principio de la película, uno de los señores disfrazados de gorila, sostiene al bebé en sus brazos hasta que lo deja caer al suelo. Obviamente, el bebé se hace daño y llora. Intenta levantarse, volviéndose a caer, y lógicamente, llora con mas fuerza, porque allí nadie corre a su auxilio. Cardona, en lugar de parar el rodaje y consolar a ese bebé que no llega al año y poco de edad, filma, con muy mala baba, su sufrimiento… eso si, queda que te cagas.
Los pederastas estarán de enhorabuena si localizan esta película, pues el número de planos con bebés o niños en pelotas, es del todo excesivo. Por otro lado, el niño caníbal co-protagonista, negro, por supuesto, es calificado por el narrador como “un mono sin pelo, mas negro y mas feo que Simio”. Hay que decir que la intención inicial de este niño caníbal, es convertir a “Simio” en su cena, por lo que, este tras el blanco, y el blanco huyendo del negro, convierten la película en un extraño “Slapstick”.
Añádanle a eso, un montón de chimpancés pequeñitos haciendo monerías o un montón de imágenes de archivo de todo tipo de animales salvajes interactuando con los protagonistas; los animales en frondosos parajes, y los actores en secos campos. El contraste es desternillante. Y además diría yo, que estos planos están insertados por puro y duro aprovechamiento, pues en la película hay animales selváticos reales de todas las especies, vamos que no andan mal de presupuesto… incluso hay un león con el que se pasan tres pueblos, ya que lo cazan con una red, y lo cazan de verdad.
En definitiva, y en pocas líneas: EL REY DE LOS GORILAS es una mezcla de LAS AVENTURAS DE CHATRÁN con LOS DIOSES DEBEN ESTAR LOCOS, que se basa en las aventuras de TARZÁN, con unas gotas de género “mondo” en su metraje y que, contra todo pronostico, logra entretener, por su demencia y desmelene al espectador mas frío, de principio a fin. Una joya, vaya.
Stiglitz, interpreta al padre de “Simio”, que es masacrado nada mas empezar la película, y a “Simio” en edad adulta. Sea como sea, logra estar ridículo en cualquiera de las situaciones, por culpa de su barba y esas extrañas pelucas que le ponen.
Y René Cardona, pues eso, René Cardona. Ese mismo año, rodó ¡TINTORERA!
domingo, 4 de noviembre de 2012
LOS PLACERES OCULTOS (1989)
No confundir esta película con “Los placeres ocultos” de Eloy de la Iglesia, nada tiene que ver ni en formas ni maneras, entre otras cosas porque De la Iglesia era un gran director y René Cardona Jr., responsable de esta, un auténtico manazas.
Eso si, Cardona Jr. le daba a los géneros que daba gusto, rodando cualquiera de ellos sin tapujos y a por el dinerito de los espectadores. No obstante, esta “Los placeres ocultos” no deja de ser una rareza dentro de la filmografía del director, que sin salirse de los parámetros del cine fantástico, juguetea un poco con el rollo arty, que en otros títulos Cardonianos no asoma ni de pasada.
Así, comienza la película con una larga escena de ¡22 minutos! en la que un individuo ataviado con careta de carnaval y peluca rubia, se cuela en un coche, obligando a punta de navaja a que su atractiva y madurita propietaria lo conduzca hasta un descampado. Una vez allí, la ata de manera extraña y no para de decirle guarrerías hasta que le da media vuelta y la sodomiza. Pronto descubriremos que se trata de una psiquiatra que gusta de hacer este tipo de jueguecitos erótico-perversos con una de sus pacientes. El resto de la película es una sucesión de estas peligrosas prácticas sexuales, sin que apenas veamos un seno y con los dos únicos protagonistas diciendo y haciendo cosas raras. Hasta que da el típico giro argumental volviendo las cosas del revés.
Bien, no es ni de lejos lo peor de Cardona Jr., es su película más visual, y si no fuera por su condición de artesano, diría que la más personal. De hecho, siendo un pelín rebuscado, me atrevería incluso a afirmar que la película introduce elementos que el director ha mamado de cosas como “Arrebato” de Iván Zulueta, visualmente hablando (todo el rollito del tipo masturbándose ante la cámara de vídeo mientras el espectador es testigo a través de la pantalla del televisor) y de todos estos directores medio underground de los setenta. Por otro lado, la estética de la escena más impactante, que es la anteriormente mentada del principio, está claramente influenciada por el “slasher”, de hecho, es que en un principio es lo que parece, hasta que nos damos cuenta de por donde van los tiros.
La película se adelantó como tres años a “Instinto Básico”, en el sentido de que nos presenta las practicas sexuales de una pareja disfuncional como lo hiciera la de Verhoeven. Pero todo ello con el tufillo desfasado y pobretón que desprenden todos los productos mexicanos de la época, que hacen que haya muchísimos momentos de humor involuntario. Ahora, estética y visualmente, gana muchos enteros, y no es la típica gilipollez a la que nos tiene acostumbrados el segundo de los Cardona.
Lenta y aburrida… para los que disfrutan de las películas lentas y aburridas, entre los cuales (y según que películas) me incluyo.
Eso si, Cardona Jr. le daba a los géneros que daba gusto, rodando cualquiera de ellos sin tapujos y a por el dinerito de los espectadores. No obstante, esta “Los placeres ocultos” no deja de ser una rareza dentro de la filmografía del director, que sin salirse de los parámetros del cine fantástico, juguetea un poco con el rollo arty, que en otros títulos Cardonianos no asoma ni de pasada.
Así, comienza la película con una larga escena de ¡22 minutos! en la que un individuo ataviado con careta de carnaval y peluca rubia, se cuela en un coche, obligando a punta de navaja a que su atractiva y madurita propietaria lo conduzca hasta un descampado. Una vez allí, la ata de manera extraña y no para de decirle guarrerías hasta que le da media vuelta y la sodomiza. Pronto descubriremos que se trata de una psiquiatra que gusta de hacer este tipo de jueguecitos erótico-perversos con una de sus pacientes. El resto de la película es una sucesión de estas peligrosas prácticas sexuales, sin que apenas veamos un seno y con los dos únicos protagonistas diciendo y haciendo cosas raras. Hasta que da el típico giro argumental volviendo las cosas del revés.
Bien, no es ni de lejos lo peor de Cardona Jr., es su película más visual, y si no fuera por su condición de artesano, diría que la más personal. De hecho, siendo un pelín rebuscado, me atrevería incluso a afirmar que la película introduce elementos que el director ha mamado de cosas como “Arrebato” de Iván Zulueta, visualmente hablando (todo el rollito del tipo masturbándose ante la cámara de vídeo mientras el espectador es testigo a través de la pantalla del televisor) y de todos estos directores medio underground de los setenta. Por otro lado, la estética de la escena más impactante, que es la anteriormente mentada del principio, está claramente influenciada por el “slasher”, de hecho, es que en un principio es lo que parece, hasta que nos damos cuenta de por donde van los tiros.
La película se adelantó como tres años a “Instinto Básico”, en el sentido de que nos presenta las practicas sexuales de una pareja disfuncional como lo hiciera la de Verhoeven. Pero todo ello con el tufillo desfasado y pobretón que desprenden todos los productos mexicanos de la época, que hacen que haya muchísimos momentos de humor involuntario. Ahora, estética y visualmente, gana muchos enteros, y no es la típica gilipollez a la que nos tiene acostumbrados el segundo de los Cardona.
Lenta y aburrida… para los que disfrutan de las películas lentas y aburridas, entre los cuales (y según que películas) me incluyo.
viernes, 27 de agosto de 2021
FIEBRE DE AMOR
Apenas ha pasado un año desde la anterior película de Luis Miguel, pero este, que en “Ya nunca más” era un niño imberbe de voz aflautada, en “Fiebre de Amor” pega un gran estirón y ya tenemos a un adolescente con las hormonas a flor de piel. Es por eso que para esta segunda película se le busca un interés romántico, la también cantante Lucerito, para concebir uno de los éxitos más sonados de la historia de México. A su vez, se lanza una banda sonora con las canciones que ambos cantan en la película, y ya tienen un negocio entre manos cuyos beneficios son casi imposibles calibrar a día de hoy.
La dirección de esta segunda película de Luismi, corre a cargo de René Cardona hijo, por lo que el resultado, que cumple de sobras con su cometido, es más marciano aún si cabe que el de “Ya nunca más”.
Lucerito es una fan acérrima de Luis Miguel, que fantasea con conocerlo o incluso casarse con él, cosas estas que vemos a través de las ensoñaciones de la niña, en escenas que sugieren un soterrado erotismo, con Lucerito, con apenas 12 o 13 años, posando en bikini para un lascivo Luis Miguel que la mira con deseo, o siendo provocado sexualmente por la chica, en la onírica noche de bodas de sus delirios. Cosas de los ochenta. El caso es que la muchacha se entera de que Luis Miguel va a dar un concierto en su ciudad, Acapulco, por lo que asiste al mismo. Después, esta sigue a Luis Miguel y su staff hasta su casa, y allí, buscándole por las habitaciones, se topa con unos individuos ¡que están degollando al personal de servicio! Huyendo de estos, entra en la habitación en la que descansa Luis Miguel y, juntos, escapan de los psycho killers, generándose una persecución por carretera en las calles de Acapulco. Por supuesto, Luis Miguel, que contará con unos escasos 13 o 14 años conducirá su vehículo con violencia. Todo saldrá bien para los chavales.
Claro que la primera hora y diez de la película, es un encadenado de clips musicales en los que Luis Miguel hace alarde de sus cualidades vocales en diferentes y exóticos escenarios, con pequeñas transiciones en las que los diálogos nos dejan saber que hay una trama. Tras una hora de cancioncitas (algunas muy buenas, y es que no me desagrada la música del Luis Miguel) y ya presentados los personajes, comienza la sangría en casa del cantante y… pum, se acabó.
Loca, desmadrada, estúpida y paradójicamente entretenida, la película entera no es más que una excusa para mostrar las canciones de la banda sonora que van a vender, y el argumento es lo de menos, por eso la historia pasa en un santiamén. Lo que no entiendo es qué cable se le cruzó a Cardona cuando escribía el guion, porque la idea de los asesinos en casa de Luis Miguel es de lo más retorcida, máxime cuando vemos algún asesinato muy gráfico en una secuencia de apenas unos minutos; Lucerito abre un armario y de él sale un trabajador de Luismi con el cuello rebanado y sangrando como un cochino.
“Fiebre de amor” es al cine mexicano lo que al español fue “Sufre Mamón”, sólo que Manuel Summers tenía más interés por el material que se disponía rodar que Cardona que, básicamente, hizo lo que le salió de los cojones, rodando deprisa y corriendo para generar la pasta lo antes posible.
Desde luego, es una verdadera curiosidad. Y, sin duda, funcionaría en una reunión entre amigotes, con unos productos matutano y una botellica de Licor 43.
La dirección de esta segunda película de Luismi, corre a cargo de René Cardona hijo, por lo que el resultado, que cumple de sobras con su cometido, es más marciano aún si cabe que el de “Ya nunca más”.
Lucerito es una fan acérrima de Luis Miguel, que fantasea con conocerlo o incluso casarse con él, cosas estas que vemos a través de las ensoñaciones de la niña, en escenas que sugieren un soterrado erotismo, con Lucerito, con apenas 12 o 13 años, posando en bikini para un lascivo Luis Miguel que la mira con deseo, o siendo provocado sexualmente por la chica, en la onírica noche de bodas de sus delirios. Cosas de los ochenta. El caso es que la muchacha se entera de que Luis Miguel va a dar un concierto en su ciudad, Acapulco, por lo que asiste al mismo. Después, esta sigue a Luis Miguel y su staff hasta su casa, y allí, buscándole por las habitaciones, se topa con unos individuos ¡que están degollando al personal de servicio! Huyendo de estos, entra en la habitación en la que descansa Luis Miguel y, juntos, escapan de los psycho killers, generándose una persecución por carretera en las calles de Acapulco. Por supuesto, Luis Miguel, que contará con unos escasos 13 o 14 años conducirá su vehículo con violencia. Todo saldrá bien para los chavales.
Claro que la primera hora y diez de la película, es un encadenado de clips musicales en los que Luis Miguel hace alarde de sus cualidades vocales en diferentes y exóticos escenarios, con pequeñas transiciones en las que los diálogos nos dejan saber que hay una trama. Tras una hora de cancioncitas (algunas muy buenas, y es que no me desagrada la música del Luis Miguel) y ya presentados los personajes, comienza la sangría en casa del cantante y… pum, se acabó.
Loca, desmadrada, estúpida y paradójicamente entretenida, la película entera no es más que una excusa para mostrar las canciones de la banda sonora que van a vender, y el argumento es lo de menos, por eso la historia pasa en un santiamén. Lo que no entiendo es qué cable se le cruzó a Cardona cuando escribía el guion, porque la idea de los asesinos en casa de Luis Miguel es de lo más retorcida, máxime cuando vemos algún asesinato muy gráfico en una secuencia de apenas unos minutos; Lucerito abre un armario y de él sale un trabajador de Luismi con el cuello rebanado y sangrando como un cochino.
“Fiebre de amor” es al cine mexicano lo que al español fue “Sufre Mamón”, sólo que Manuel Summers tenía más interés por el material que se disponía rodar que Cardona que, básicamente, hizo lo que le salió de los cojones, rodando deprisa y corriendo para generar la pasta lo antes posible.
Desde luego, es una verdadera curiosidad. Y, sin duda, funcionaría en una reunión entre amigotes, con unos productos matutano y una botellica de Licor 43.
viernes, 22 de diciembre de 2023
SANTA CLAUS
Probablemente “Santa Claus” sea la película más popular y querida de René Cardona padre, un film navideño que supuso un éxito de taquilla en México donde fue proyectada en salas durante años y comprada por productores americanos —más concretamente, por K. Gordon Murray— para alterarle el metraje, pegarle algún que otro corte y estrenarla en cines yankis allá por 1960. Es muy curioso porque, mientras que en México la película recibe un tratamiento de clásico patrio incuestionable, en los USA, más condescendientes, la tienen por una de las peores películas de la historia, cómo no. Es por eso que se le rinden cierto culto, y más desde que la gente de "Mistery Science Theater 3000" la descubrió para los suyos y se pitorreó de ella. Mientras, por otro lado, recibía un premio de cine familiar en un festival de cine de San Francisco.
Asimismo, historiadores y estudiosos del cine de Cardona destacan este “Santa Claus” como una de las más extrañas películas rodadas sobre el personaje, no solo por el diseño de producción (Santa vive en una especie de palacio en medio del espacio), sino también por tratarse de una película que, pese a la marcada paleta de colores de la que hace gala su technicolor, era un pelín siniestra, y combinaba un tema absolutamente infantil, como es Santa Claus, con elementos propios del cine de terror, género este en el que más adelante se especializarían todas las películas que, al igual que esta, se diseñaban y filmaban en los estudios "Churubusco". Obviamente, no la vean buscando terror, porque aunque sí es cierto que es un poco oscurilla, al final se trata de unas pinceladitas muy ingenuas y naíf.
El argumento es, cuando menos, curioso. Santa Claus se prepara para realizar su trabajo en Navidades, ayudado por una serie de niños de todo el mundo (en una secuencia eterna en la que se nos presenta a cada grupo de críos según su correspondiente estereotipo. Imagínense pues, como retrata a los africanos…), cuando, desde el infierno, Lucifer envía a uno de sus demonios con el fin de destruir la Navidad. Y ya de paso, si se tercia, matar a Santa Claus. Para ello irá convenciendo a los niños de que hagan el mal durante esas fechas. Por suerte, Santa es colega del mago Merlín, que con unos polvos mágicos le ayudará a poner todo de nuevo en su sitio, y acabar de una vez por todas con ese satanismo caprichoso y dañino. Lo conseguirá, pero por el camino las pasará putas.
Lo cierto es que, si obviamos un par de secuencias muy largas y aburridas, la película, rancia, añeja, de mensajes dudosos y extraños, se deja ver perfectamente. Porque al final es tan rara y perturbadora que uno no puede dejar de mirar lo que sucede en pantalla, máxime si se tiene el placer de ver la copia que yo vi. Y es que resulta que, para cuando esta película se comercializó en DVD ya en la década de 2000, el negativo del que extrajeron el master para transferir a vídeo estaba ya muy deteriorado y apenas se distinguían los colores. Así que, lejos de restaurarla por la vía básica y elemental, se optó por colorear ese negativo de manera digital, con unos tonos absolutamente vivos y de videojuego. En consecuencia, tenemos una copia rara y marciana que, lejos de estar restaurada, está estropeada, dando la sensación de que estamos viendo una película de dibujos animados a partir de imagen real. El resultado de esto la convierte en una cosa más loca de lo que ya de por sí es y, por momentos, produce dolor de cabeza, sin embargo desconozco ninguna otra película que haya sido alterada de esta manera, por lo que la insensatez al hacer esto, torna esta versión, directamente, en un aborto fílmico.
Por supuesto, “Santa Claus” en el terreno actoral tiene alma de superproducción. El niño que acompaña a Claus en sus cosas no es otro que Cesáreo Quesadas “Pulgarcito”. El chaval, chaparro de tamaño, protagonizó la versión made in Cardona del cuento de Perrault “Pulgarcito” y a partir de ahí ya empezó a llamarse al niño como al personaje, llegando a ser este su nombre artístico. El muchacho funcionó como un tiro en el cine, hasta que se hizo adolescente y le cambió la voz, pero durante el periplo llegó a venir a España para intervenir junto a Marisol en “Ha llegado un Ángel”. José Elías Moreno, fue un actor clásico mexicano, pero se hizo terriblemente popular y querido precisamente por dar vida a Santa en esta producción, y luego tenemos a toda suerte de personalidades habituales en el cine mexicano de la época, que no dejan de llamarme la atención porque hacen acompañar a sus nombres, en los créditos, con sus respectivos motes. Entonces, igual que nosotros tenemos a José Sazatornil “Saza”, “Santa Claus” tiene, además de Cesáreo Quesadas “Pulgarcito”, a José Luis Agirre “Trotsky” como ese malvado demonio que tienta a los niños, y Armando Arriola “Arriolita” como el mago Merlín.
Si creen que ya lo han visto todo en cine navideño, comprobarán como este “Santa Claus” les sorprende. Está relativamente fácil de conseguir, así que, si gustan…
Y ¡Que pasen muy felices fiestas!
Asimismo, historiadores y estudiosos del cine de Cardona destacan este “Santa Claus” como una de las más extrañas películas rodadas sobre el personaje, no solo por el diseño de producción (Santa vive en una especie de palacio en medio del espacio), sino también por tratarse de una película que, pese a la marcada paleta de colores de la que hace gala su technicolor, era un pelín siniestra, y combinaba un tema absolutamente infantil, como es Santa Claus, con elementos propios del cine de terror, género este en el que más adelante se especializarían todas las películas que, al igual que esta, se diseñaban y filmaban en los estudios "Churubusco". Obviamente, no la vean buscando terror, porque aunque sí es cierto que es un poco oscurilla, al final se trata de unas pinceladitas muy ingenuas y naíf.
El argumento es, cuando menos, curioso. Santa Claus se prepara para realizar su trabajo en Navidades, ayudado por una serie de niños de todo el mundo (en una secuencia eterna en la que se nos presenta a cada grupo de críos según su correspondiente estereotipo. Imagínense pues, como retrata a los africanos…), cuando, desde el infierno, Lucifer envía a uno de sus demonios con el fin de destruir la Navidad. Y ya de paso, si se tercia, matar a Santa Claus. Para ello irá convenciendo a los niños de que hagan el mal durante esas fechas. Por suerte, Santa es colega del mago Merlín, que con unos polvos mágicos le ayudará a poner todo de nuevo en su sitio, y acabar de una vez por todas con ese satanismo caprichoso y dañino. Lo conseguirá, pero por el camino las pasará putas.
Lo cierto es que, si obviamos un par de secuencias muy largas y aburridas, la película, rancia, añeja, de mensajes dudosos y extraños, se deja ver perfectamente. Porque al final es tan rara y perturbadora que uno no puede dejar de mirar lo que sucede en pantalla, máxime si se tiene el placer de ver la copia que yo vi. Y es que resulta que, para cuando esta película se comercializó en DVD ya en la década de 2000, el negativo del que extrajeron el master para transferir a vídeo estaba ya muy deteriorado y apenas se distinguían los colores. Así que, lejos de restaurarla por la vía básica y elemental, se optó por colorear ese negativo de manera digital, con unos tonos absolutamente vivos y de videojuego. En consecuencia, tenemos una copia rara y marciana que, lejos de estar restaurada, está estropeada, dando la sensación de que estamos viendo una película de dibujos animados a partir de imagen real. El resultado de esto la convierte en una cosa más loca de lo que ya de por sí es y, por momentos, produce dolor de cabeza, sin embargo desconozco ninguna otra película que haya sido alterada de esta manera, por lo que la insensatez al hacer esto, torna esta versión, directamente, en un aborto fílmico.
Por supuesto, “Santa Claus” en el terreno actoral tiene alma de superproducción. El niño que acompaña a Claus en sus cosas no es otro que Cesáreo Quesadas “Pulgarcito”. El chaval, chaparro de tamaño, protagonizó la versión made in Cardona del cuento de Perrault “Pulgarcito” y a partir de ahí ya empezó a llamarse al niño como al personaje, llegando a ser este su nombre artístico. El muchacho funcionó como un tiro en el cine, hasta que se hizo adolescente y le cambió la voz, pero durante el periplo llegó a venir a España para intervenir junto a Marisol en “Ha llegado un Ángel”. José Elías Moreno, fue un actor clásico mexicano, pero se hizo terriblemente popular y querido precisamente por dar vida a Santa en esta producción, y luego tenemos a toda suerte de personalidades habituales en el cine mexicano de la época, que no dejan de llamarme la atención porque hacen acompañar a sus nombres, en los créditos, con sus respectivos motes. Entonces, igual que nosotros tenemos a José Sazatornil “Saza”, “Santa Claus” tiene, además de Cesáreo Quesadas “Pulgarcito”, a José Luis Agirre “Trotsky” como ese malvado demonio que tienta a los niños, y Armando Arriola “Arriolita” como el mago Merlín.
Si creen que ya lo han visto todo en cine navideño, comprobarán como este “Santa Claus” les sorprende. Está relativamente fácil de conseguir, así que, si gustan…
Y ¡Que pasen muy felices fiestas!
viernes, 15 de agosto de 2014
EL ATAQUE DE LOS PAJAROS
Co-producción hispano-mexicana (me he dado cuenta de que en
los ochenta se hacían muchas pelis de tercera en co-producción con Mexico) de
carácter meramente “Exploitation” y cuyo referente no hace falta ni mencionar.
Claro, que este llega veinte años después y a poco se junta con su equivalente actual, “Birdemic”.
El caso es que es tan genuinamente mala, que pese a
estrenarse en mogollón de países (su título internacional reza “Birds of pray”,
en Francia se tituló “Falco Terror”- este título, mola- en USA “Beaks”, o su edición en vídeo “Evil
Birds”, en Italia suben la condición expoliadora un peldaño más y pasa a ser
secuela directa de la de Hitchcock… ahí es nada) en nuestro país sus propios
productores la consideraron tan mala que salió directamente a vídeo. De hecho,
el trailer de la película que precedía a algunos títulos de “Lauren Films”
anunciaba que la película se titulaba “Palomas asesinas”… ¿Qué por qué? Es un
misterio.
La película dirigida por René Cardona Jr. es, por un lado,
un coñazo mayúsculo y por otro, una basura mal hecha y con intención de, con
tres pesetas, hacerse pasar por grande. Pero claro, no da el pego.
Cuenta una historia del todo descabellada: Las aves
consideran que después de llevar lustros muriendo a manos de los humanos que las
cazan para divertirse, deciden declararles la guerra, con lo que la masacre
está servida. Una pareja de periodistas, se ven metidos en el meollo.
Lo primero de todo advertirles que mueren pájaros en la
peli. Hay que ser muy hijo de puta y muy sin vergüenza para matar a un animal.
Y si ese animal muere en una película de mierda, los responsables merecen
similar trato que el que ha recibido el animal; aquí mueren algún que otro
pájaro. No describiré como ni cuando.
Ahora, si pasamos por alto esto, hay que decir, que esta
película está compuesta de montones de planos de pájaros volando a los que
meten en montaje simulando que atacan a los humanos pero solo vuelan por el
aire. O bien; en una plaza, un padre saca fotos a su hijo y estos son atacados
por palomas. Esto se resuelve soltando palomas delante de la cámara para que
estas vuelen en dirección a los actores, estos hacen aspavientos como si les
atacaran y listo. Pues así toda. Y algún que otro inserto de algún documental.
Por otro lado, los ataques de los pájaros son exagerados.
Las aves arrancan ojos y desgarran carne como si fueran tigres, todo con el fin
de meter la mayor cantidad de Gore posible, que en año 87 ya se sabe… estaba de
moda.Y si no lo estaba, estaba a puntito de estarlo.
En cualquier cosa, nada de esto justifica un visionado
tedioso y poco emocionante, amén de lo antes explicado acerca de los pobres
pajarillos.
Ahora, el reparto es de lo más marciano. El protagonista es
nada menos que Christopher Atkins quien tras su exitoso debut en “El lago Azul”
(si, el muchacho de los rizos, aquí sin rizos y un tanto degradado) quedó
relegado a papeles en películas de serie B (y Z), actuando de vez en cuando en
el cine español –sale también en “¡Dispara!” de Carlos Saura” y no
convirtiéndose en el actor mainstream que prometía. A su lado Michelle Johnson
(“Lio en Río”, “Pisa a fondo” o “Museo de cera”), Aldo Sambrell , José Lifante
o el hijo del director, René Cardona III que siguió los pasos de su padre y su abuelo convirtiendose también en director
de bodrios tales como “Vacaciones del terror” “Alarido del Terror” o “Fray
Justicia” (Ver en “Malas pero divertidas”).
Basura. De la chunga además. Pero hasta esa basura merece
una curioseada.
lunes, 8 de noviembre de 2010
ALARIDO DEL TERROR
Seguimos con la Saga Cardonera, esta vez con otro producto de René Cardona III, prolífico como pocos, chapucero como el que más y entretenido como ninguno (cuando lo es…) y partidario de todos los géneros, dándonos ahora una joyita de la serie Z terrorífica, con bichejo incluido, que me ha hecho sonreír de placer unas cuantas veces en mi sofá.
La premisa parte de una vieja leyenda del folclore Mexicano, “El Cheneque”, al igual que pasara con otra locura del Perú EL TUNCHE, la estructura y forma de la peli, así como el bicho en cuestión, son muy similares, aunque en el fondo ambas muy distintas.
Unos individuos entran en un convento con el fin de sustraer sus riquezas. Se llevan unos huesos, que harán de “El Cheneque” salga de su guarida (ese convento) para recuperarlos. En el camino, el bicho se llevará a la hija del prota a sus dominios, así que con la ayuda del un chamán llamado “El Colibrí”, comenzará la encarnizada entre el bien y el mal.
La peli es un vehículo para puro lucimiento de su protagonista, el histérico Hugo Stiglitz, que además la produce y mete en el reparto a su hija Sofía Stiglitz, que con dos añitos demuestra que aquello de la sobreactuación se lleva en la sangre y puede aflorar a temprana edad. Por otro lado, tenemos a otro Todo terreno Mexicano, Roberto Ballesteros, que al igual que Stiglitz, se ha curtido en cientos de películas de diversas cataduras (NARCOSTANICOS DIABOLICOS) que interpreta a un chamán de absoluta pacotilla. Hay un momento en la peli, en la que está sentado con los ojos cerrados, llega su sirviente para avisarle de algo, muy alterado, y le dice: - “Perdone, estaba usted durmiendo”, Ballesteros abre los ojos y le responde: - “Se podría decir que estaba durmiendo, si”. ¡Un descojone padre, compañeros¡
Para mas inri, “El cheneque” es un monstruo que se lo monta de manera súper sangrienta y con un aspecto de lo mas chanante, bruto como pocos, y con un hilillo de voz para nada en concordancia de su pinta… (eso si, la peli se llama ¡¡ALARIDO DEL TERROR!!).
Una vez leí que una de las películas que más habían influenciado a Cardona III era POSESIÓN INFERNAL, por lo que hay momentos de absoluto homenaje (¿o debería decir plagio?) en lo referente a la cámara desde el punto de vista del monstruo.
Muy maja, muy entretenida, muy tosca, cuando le toca serlo, soberanamente aburrida, pero al fin de al cabo un producto fantástico genuino, hecho por gente con tradición y con aspecto “tercermundistamente” hablando ochentero, aunque esto sea una peli de 1991.
¡Que viva el latex!
La premisa parte de una vieja leyenda del folclore Mexicano, “El Cheneque”, al igual que pasara con otra locura del Perú EL TUNCHE, la estructura y forma de la peli, así como el bicho en cuestión, son muy similares, aunque en el fondo ambas muy distintas.
Unos individuos entran en un convento con el fin de sustraer sus riquezas. Se llevan unos huesos, que harán de “El Cheneque” salga de su guarida (ese convento) para recuperarlos. En el camino, el bicho se llevará a la hija del prota a sus dominios, así que con la ayuda del un chamán llamado “El Colibrí”, comenzará la encarnizada entre el bien y el mal.
La peli es un vehículo para puro lucimiento de su protagonista, el histérico Hugo Stiglitz, que además la produce y mete en el reparto a su hija Sofía Stiglitz, que con dos añitos demuestra que aquello de la sobreactuación se lleva en la sangre y puede aflorar a temprana edad. Por otro lado, tenemos a otro Todo terreno Mexicano, Roberto Ballesteros, que al igual que Stiglitz, se ha curtido en cientos de películas de diversas cataduras (NARCOSTANICOS DIABOLICOS) que interpreta a un chamán de absoluta pacotilla. Hay un momento en la peli, en la que está sentado con los ojos cerrados, llega su sirviente para avisarle de algo, muy alterado, y le dice: - “Perdone, estaba usted durmiendo”, Ballesteros abre los ojos y le responde: - “Se podría decir que estaba durmiendo, si”. ¡Un descojone padre, compañeros¡
Para mas inri, “El cheneque” es un monstruo que se lo monta de manera súper sangrienta y con un aspecto de lo mas chanante, bruto como pocos, y con un hilillo de voz para nada en concordancia de su pinta… (eso si, la peli se llama ¡¡ALARIDO DEL TERROR!!).
Una vez leí que una de las películas que más habían influenciado a Cardona III era POSESIÓN INFERNAL, por lo que hay momentos de absoluto homenaje (¿o debería decir plagio?) en lo referente a la cámara desde el punto de vista del monstruo.
Muy maja, muy entretenida, muy tosca, cuando le toca serlo, soberanamente aburrida, pero al fin de al cabo un producto fantástico genuino, hecho por gente con tradición y con aspecto “tercermundistamente” hablando ochentero, aunque esto sea una peli de 1991.
¡Que viva el latex!
sábado, 30 de marzo de 2024
LOS SUPERVIVIENTES DE LOS ANDES
Inevitablemente, el lanzamiento de la cacareada "La sociedad de la nieve" (muy decente aunque un pelín larga) ha vuelto a poner de actualidad la tragedia real que retrata, aquello del accidente aéreo y cómo los supervivientes se vieron obligados a devorar la carne de sus compañeros fallecidos. Nada más estrenarse, muchos corrieron a puntualizar que ya se había rodado otro film previo sobre idénticos hechos, "¡Viven!", la versión Hollywood dirigida por el mismo Frank Marshall formado a la sombra de Steven Spielberg, cambiando el tono desenfadado de su largo de debut, "Aracnofobia", por uno más serio y dramático, tal vez a la búsqueda de premios y reconocimientos. La cosa debió funcionar más bien "flojuchamente", porque acabó retomando las maneras más alegres y "tontunas" en su siguiente y muy recomendable "Congo".
Sin embargo, lo que muchos gacetilleros habían olvidado. O querían olvidar. Es que hubo una previa a las dos mencionadas, inspirada también en ese mismo asunto, "Los supervivientes de los Andes" (con un artículo de quita y pon según quien edite). La razón de que, mayormente, fuese ignominiosamente despechada puede deberse a diversos factores: La más sencilla es la ignorancia. Ya sabemos cómo anda hoy el patio. Pero podría haberlas de otro orden. "Los supervivientes de los Andes" es un producto oportunista hasta el tuétano. De abierta y desacomplejada mentalidad "exploitativa". Se rodó solo cuatro años después del movidón. A toda prisa y con el presupuesto justo. Priorizando el elemento más sensacionalista y chocante a modo de reclamo: el canibalismo. De los tres films, es el único donde vemos cómo se corta pacientemente la carne de un cadáver. Y no está para nada mal ejecutado. Semejante desvergüenza se debe, obvio, a su procedencia Mexicana (conocemos sobradamente de qué manera las gastaban -y gastan- allí cuando se trata de sacar cuartos a través del sucio morbo) y su director, el inmortal René Cardona, forjado en las trincheras del más descarnado cine populachero. Produciendo y co-guionizando, su temible hijo, René Cardona Jr, quien ganaba a papá en actitud desalmada y mentalidad truculenta. Seguramente en sus manos -como director- el resultado habría sido mucho más sanguinolento. ¿Y cutre?.
Lo cierto es que "Los supervivientes de los Andes" no está tan tan mal. La escena del avión hostiándose queda lejos de ofender. Sí, las maquetas cantan un poco, pero no excesivamente. Es mucho más chusquero el decorado donde se desarrollan los culebrones del clan superviviente. Se nota un huevo el cartón piedra. Y el poliexpán fingiendo ser copos de nieve. Pero bueno, lo dejamos pasar porque, así de primeras, el ritmo es más acelerado que en la reciente versión. Y, además, el affaire propiamente dicho se intercala con escenas de las autoridades organizando el rescate, por lo que todo se torna un pelo más ameno. Es quizás al final donde comienzan a pesar los fotogramas y la impaciencia por ver llegar el "Fin" se torna inevitable. Suerte que el pifostio solo dura 85 minutos.
En el reparto un auténtico "mostro" en estas cosas del "exploit" mexicano, Hugo Stiglitz.
La imagen expuesta pertenece a una de las varias ediciones que tuvo en su día para el mercado del alquiler. Probablemente, pirata. De ahí que la muchacha horrorizada sea la bella Jenny Agutter, en un plano extraído de "El superviviente", película australiana del 81. Suponemos elegida por los distribuidores porque también va de aviones que se estrellan y personas que sobreviven (bueno, solo una). Lo mismo podríamos decir de la imagen trasera -debajo-, donde un par de tipos devoran entrañas cual zombies desbocados (me viene a la mente sendo film en el que unos hombres desesperados cazan a un oso polar, zampándose a lo bruto sus tripas a pesar de ser advertidos sobre lo escasamente saludable de tal práctica. Pero he olvidado el título. Sorry) Que los copos de nieve vengan pintarrajeados de mala manera (tal vez con "Tipp-ex"), pone la guinda a una sucia práctica amada por estos parajes. Obviamente, en la realidad -y los tres títulos resultantes- el "momento antropófago" no fue TAN espectacular.
Como relleno a una velada tonta, "Los supervivientes de los Andes" se deja ver. Y me parece la mar de feo que sea excluida de la lista de versiones fílmicas inspiradas en los dramáticos hechos, especialmente si ello se debe a cuestiones morales. Puede ser más o menos criticable... pero, a su vez, genuinamente interesante desde un punto de vista histórico, o sociológico, o antropológico. El que exista única y totalmente motivada por fines crematísticos, sin la mínima consideración respecto a los afectados. Alguien podría tildar de políticamente incorrecto que, siendo de donde es, se la ningunee mientras, por otro lado, aquellas paridas (o co-paridas) mediante montante yanki son aplaudidas y respetadas. Pero no seré yo el que proceda. Ya existen demasiados papanatas con aspiraciones redentoras ahí fuera.
Sin embargo, lo que muchos gacetilleros habían olvidado. O querían olvidar. Es que hubo una previa a las dos mencionadas, inspirada también en ese mismo asunto, "Los supervivientes de los Andes" (con un artículo de quita y pon según quien edite). La razón de que, mayormente, fuese ignominiosamente despechada puede deberse a diversos factores: La más sencilla es la ignorancia. Ya sabemos cómo anda hoy el patio. Pero podría haberlas de otro orden. "Los supervivientes de los Andes" es un producto oportunista hasta el tuétano. De abierta y desacomplejada mentalidad "exploitativa". Se rodó solo cuatro años después del movidón. A toda prisa y con el presupuesto justo. Priorizando el elemento más sensacionalista y chocante a modo de reclamo: el canibalismo. De los tres films, es el único donde vemos cómo se corta pacientemente la carne de un cadáver. Y no está para nada mal ejecutado. Semejante desvergüenza se debe, obvio, a su procedencia Mexicana (conocemos sobradamente de qué manera las gastaban -y gastan- allí cuando se trata de sacar cuartos a través del sucio morbo) y su director, el inmortal René Cardona, forjado en las trincheras del más descarnado cine populachero. Produciendo y co-guionizando, su temible hijo, René Cardona Jr, quien ganaba a papá en actitud desalmada y mentalidad truculenta. Seguramente en sus manos -como director- el resultado habría sido mucho más sanguinolento. ¿Y cutre?.
Lo cierto es que "Los supervivientes de los Andes" no está tan tan mal. La escena del avión hostiándose queda lejos de ofender. Sí, las maquetas cantan un poco, pero no excesivamente. Es mucho más chusquero el decorado donde se desarrollan los culebrones del clan superviviente. Se nota un huevo el cartón piedra. Y el poliexpán fingiendo ser copos de nieve. Pero bueno, lo dejamos pasar porque, así de primeras, el ritmo es más acelerado que en la reciente versión. Y, además, el affaire propiamente dicho se intercala con escenas de las autoridades organizando el rescate, por lo que todo se torna un pelo más ameno. Es quizás al final donde comienzan a pesar los fotogramas y la impaciencia por ver llegar el "Fin" se torna inevitable. Suerte que el pifostio solo dura 85 minutos.
En el reparto un auténtico "mostro" en estas cosas del "exploit" mexicano, Hugo Stiglitz.
La imagen expuesta pertenece a una de las varias ediciones que tuvo en su día para el mercado del alquiler. Probablemente, pirata. De ahí que la muchacha horrorizada sea la bella Jenny Agutter, en un plano extraído de "El superviviente", película australiana del 81. Suponemos elegida por los distribuidores porque también va de aviones que se estrellan y personas que sobreviven (bueno, solo una). Lo mismo podríamos decir de la imagen trasera -debajo-, donde un par de tipos devoran entrañas cual zombies desbocados (me viene a la mente sendo film en el que unos hombres desesperados cazan a un oso polar, zampándose a lo bruto sus tripas a pesar de ser advertidos sobre lo escasamente saludable de tal práctica. Pero he olvidado el título. Sorry) Que los copos de nieve vengan pintarrajeados de mala manera (tal vez con "Tipp-ex"), pone la guinda a una sucia práctica amada por estos parajes. Obviamente, en la realidad -y los tres títulos resultantes- el "momento antropófago" no fue TAN espectacular.
Como relleno a una velada tonta, "Los supervivientes de los Andes" se deja ver. Y me parece la mar de feo que sea excluida de la lista de versiones fílmicas inspiradas en los dramáticos hechos, especialmente si ello se debe a cuestiones morales. Puede ser más o menos criticable... pero, a su vez, genuinamente interesante desde un punto de vista histórico, o sociológico, o antropológico. El que exista única y totalmente motivada por fines crematísticos, sin la mínima consideración respecto a los afectados. Alguien podría tildar de políticamente incorrecto que, siendo de donde es, se la ningunee mientras, por otro lado, aquellas paridas (o co-paridas) mediante montante yanki son aplaudidas y respetadas. Pero no seré yo el que proceda. Ya existen demasiados papanatas con aspiraciones redentoras ahí fuera.
martes, 5 de junio de 2012
VACACIONES DE TERROR
Cuando a algún avispado productor mexicano se le ocurre hacer el enésimo “Explotation” de un film americano de éxito, siempre es una buena opción contratar a alguno de los Cardona, con lo cual ya sabemos que demonios vamos a encontrar aquí; Una película que bebe de las aguas fecales de “Terror en Amytiville”, y dirigida por René Cardona III. O sea, un pestiño de padre y muy señor mío.
Un individuo, hereda una casa en el campo. En esta casa, hace miles de años, se quemó viva a una bruja. Por otro lado el yerno del dueño de la casa, cambia a un paleto un amuleto perteneciente a esa bruja, por un walkman.
Cuando deciden irse en familia de vacaciones a esa casa, dentro de un pozo, la hija del dueño se encuentra con una espantosa muñeca de porcelana, con la que comienzan a sucederse los fenómenos paranormales (Ratas en la nevera, las paredes de la casa que sangran…). Resulta que la muñeca está poseída por la bruja, y esta muñeca a su vez, a poseído a la niña que la encontró.
Sin dejar de ser simpática, nos encontramos ante uno de esos productos que una vez que comienzan, hay que tener los suficientes memoles para aguantarlos. El tedio se apodera de la acción, los diálogos idiotísticos se imponen, y solo nos salva del aburrimiento los artesanos F/X que están más que decentes.
También podemos contar con algunas dosis de humor involuntario, en concreto por la presencia de la muñeca, diseñada para dar miedo, moviendo los ojos y pálida como ella sola… pero no podemos evitar descojonarnos cada vez que esta aparece en pantalla… parece la obra de un deficiente.
En el papel protagonista, nos encontramos a un ya entradito en años Pedrito Fernández , que se hizo famoso en medio mundo cantando aquella ranchera de “La de la mochila azul”, de la cual también hay película, y que se enfrenta a los fenómenos paranormales sin ningún tipo de problemas.
Como la película resultó ser exitosa en 1989, dos años después, se rodó la secuela “Vacaciones de Terror 2”, esta vez con Pedro Galindo III en la dirección, y siguiendo la estela de esta, con la cantante Tatiana como protagonista.
Lo curioso es, que el publico especializado en cine de terror autóctono, se queja de que en ciertos países de Europa, se endiosa esta película, tildándola de escalofriante, cuando en su país de origen es considerada poco más que una mamarrachada.
Y es que en Europa, los fans del cine del terror, muchas veces se flipan con cualquier trozo de mierda seca.
Muy mala, pero símpática no obstante.
Un individuo, hereda una casa en el campo. En esta casa, hace miles de años, se quemó viva a una bruja. Por otro lado el yerno del dueño de la casa, cambia a un paleto un amuleto perteneciente a esa bruja, por un walkman.
Cuando deciden irse en familia de vacaciones a esa casa, dentro de un pozo, la hija del dueño se encuentra con una espantosa muñeca de porcelana, con la que comienzan a sucederse los fenómenos paranormales (Ratas en la nevera, las paredes de la casa que sangran…). Resulta que la muñeca está poseída por la bruja, y esta muñeca a su vez, a poseído a la niña que la encontró.
Sin dejar de ser simpática, nos encontramos ante uno de esos productos que una vez que comienzan, hay que tener los suficientes memoles para aguantarlos. El tedio se apodera de la acción, los diálogos idiotísticos se imponen, y solo nos salva del aburrimiento los artesanos F/X que están más que decentes.
También podemos contar con algunas dosis de humor involuntario, en concreto por la presencia de la muñeca, diseñada para dar miedo, moviendo los ojos y pálida como ella sola… pero no podemos evitar descojonarnos cada vez que esta aparece en pantalla… parece la obra de un deficiente.
En el papel protagonista, nos encontramos a un ya entradito en años Pedrito Fernández , que se hizo famoso en medio mundo cantando aquella ranchera de “La de la mochila azul”, de la cual también hay película, y que se enfrenta a los fenómenos paranormales sin ningún tipo de problemas.
Como la película resultó ser exitosa en 1989, dos años después, se rodó la secuela “Vacaciones de Terror 2”, esta vez con Pedro Galindo III en la dirección, y siguiendo la estela de esta, con la cantante Tatiana como protagonista.
Lo curioso es, que el publico especializado en cine de terror autóctono, se queja de que en ciertos países de Europa, se endiosa esta película, tildándola de escalofriante, cuando en su país de origen es considerada poco más que una mamarrachada.
Y es que en Europa, los fans del cine del terror, muchas veces se flipan con cualquier trozo de mierda seca.
Muy mala, pero símpática no obstante.
martes, 11 de diciembre de 2012
DEMENCIATOR
A veces, hay películas que
hay que reseñar, más que por si mismas, por la cara dura de los distribuidores
españoles y sus ediciones videográficas. Aquí tenemos otro divertido caso.
“Demenciator” es en realidad
una vieja película de los años 60, una coproducción entre México y USA, que
llevó por título internacional “Doll´s head” y como título en castellano “Un
extraño en la casa”. Sin embargo, en la era dorada del vídeo club español, que
debía ser de los mejores video clubes del mundo, el terminar una palabra en
“Ator”, era como sinónimo de muchos alquileres, así pues, tenemos
“Re-Animator”, “Terminator”, “Re-Sonator”, “Retaliator”, incluso “Despedazator”
entre otras muchas, y ya el colmo de la gilipollez, el titular a esto
“Demenciator” para ver si alguien picaba. Pero no contentos con el titulito, hay que añadir la falsedad de la carátula
dónde venía la película… roban descaradamente la calavera que aparecía en el póster
de “Inferno” de Dario Argento, y lo colocan ahí con total impunidad, y con dos
cojones bien gordos. Luego una mano
monstruosa que váyanse ustedes a saber de donde se han sacado (Si alguien lo
sabe, que nos lo haga saber a través de los comentarios, por favor…) y por fin,
en la cinta de vídeo, tras el título pre-película donde sale el número del
ministerio de cultura, comienza la película que nos muestra el título “Doll´s
Head” con una “voz en off” que nos dice que estamos viendo “Cabeza de muñeca”
manda carallo. Obviamente, ni calaveras, ni manos monstruosas aparecen en toda
la película.
Sin embargo esta, tiene su
gracia, y es que para según que cosas, los Mexicanos son muy particulares. Como
ya vimos en “Vacaciones de terror” lo de meter en las películas de terror
estrellas de la cultura popular mexicana venía ya de largo, siendo los protagonistas
de esta, la estrella infantil Evita y el cómico Joselo (de la escuela de
Vitola, Chabelo, Clavillazo… TODOS a la sombra de Cantinflas) y al que ya
pudimos ver en “El fascista, la beata y su hija desvirgada”. A eso hay que
añadirle un cameo del maestro del terror Mexicano (lo de maestro es un decir)
René Cardona, en una película que hace falta dios y paciencia para soportarla.
Unos detectives van detrás de
un asesino de Chicago. Cuando lo atrapan, este se escapa y se acaba metiendo en
una casa donde habitan una chica y una niña.
Pronto se carga a la chica y el resto de la película se las pasará
persiguiendo a la niña que se va escapando por todas partes, y que el asesino,
de tan torpe que es, cuando tiene ocasión de matarla, no lo consigue. Y así una
hora larga… Pronto aparecerá un fotógrafo, el mentado Joselo, que se cargará al
asesino de la forma más tonta imaginable, y tan de golpe, que parece que sea
una broma. De hecho es que la película entera parece una broma, pero no; la
película va en serio y es totalmente seria. De hecho, es que no llega a comedia
involuntaria siquiera, es que sencillamente, es una mierda, y te tienes que
acabar riendo.
Tienen que verla para
comprobar en carne propia los ridículo y soporífero que es ver a un tío
persiguiendo a una cría durante una película entera.
Al asesino, que le gusta
arrancar la cabeza a las muñecas usando una navaja de afeitar, siempre se le ve
la cara, y se quita las babas con un pañuelo en delirantes sobreactuaciones. Ese
sería el rasgo más destacable de toda la película, pero por lo demás, y salvo
por lo que cuento, no vale nada de nada.
Otro punto a su favor sería
su condición de “Slasher” primigenio, sin que los artífices supieran ni
siquiera que lo era (o medio era) y lo muy de moda que se iban a poner estas
películas años más tarde.
Así que si sienten curiosidad
(yo la sentí), sácienla, pero no esperen encontrar un incunable. Eso sí, la
carátula, sin duda, lo es.
Dirige muy a lo Cardona,
Alfredo Zacarías, director, productor y guionista de infinidad de productos
para lucimiento de cómicos como Capulina, que se le daba bastante mejor que
hacer películas de terror serias.
Muy bién podía encajar eta
película dentro de nuestra sección “Aquellas maravillosas carátulas”.
miércoles, 5 de noviembre de 2014
SANTO CONTRA CAPULINA
Las películas de Santo, el enmascarado de plata no me gustan. No me gustan nada. Es
más, el uso que se hace en este puto país de mierda de ellas me repugna; las
asocio a la cultura pop de gafapastilla y bigotillo, al odioso e irritante
rollo Subterfuge y a la cinefilia del que jamás ha sido
cinéfilo. Pero manías personales a parte, es cierto que las películas de Santo,
además de icónicas, son como el cine porno. Están todas rodadas igual, y vista
una, vista todas. Incluso hay pelis porno menos aburridas que la más
entretenida del Santo. Súmenle, que los luchadores enmascarados Mexicanos, no
me parecen atractivos como personajes, porque, de igual modo, son todos
iguales. No hay diferencia entre Santo, Blue Demon, Mil Mascaras, o el más
reciente Atlántis.
De niño, tuve ocasión de ver en cine varias reposiciones de
las películas de Santo; me parecían siempre un coñazo. Ya de adulto, inmerso en
la cultura del cine “Trash” y los sub-géneros, les di a algunas de esas
películas (“Santo contra la invasión de los marcianos”, “Santo y Blue Demon
contra Drácula y el hombre lobo” (creo que se llamaba así)) una oportunidad. Me
parecieron absolutamente insufribles, muchas de ellas ni acabé de verlas. Así
que, digamos, que las películas de luchadores enmascarados no son “Santo” de mi
devoción (Je!).
Sin embargo, si que soy un gran amante de la comedia en
todas sus vertientes. Y esto incluye, si no la degustación de toda la comedia
Mexicana, si al menos un conocimiento general de sus películas y comediantes.
Ergo, un “Crossover” entre Capulina, famoso cómico que protagonizó mogollón de
estúpidas e infantiloides películas –sin ir más lejos, “El Karateca Azteca”- y Santo, si que forma parte de mis intereses,
por lo desquiciado del asunto, y el hecho de poder ver dos iconos mexicanos
pertenecientes a universos tan distintos juntos en un film.
La equivalencia sería, no se… ver una película cuyos
protagonistas fueran Iron Man y Pee Wee Herman, por ponerles un modelo yankiee que muchos de ustedes podrán identificar
sin ningún tipo de problemas. Pues si, ese tipo de estupideces si que me
gustan.
Claro, el negocio era redondo; dos de los personajes más
taquilleros de los años sesenta juntos en una película.
Y aunque en España se estrenaron montones de películas
protagonizadas por Santo, que dejaban en taquilla discretas cantidades (nunca
una película de Santo pasó de los 500.000 espectadores en nuestros cines),
“Santo contra Capulina”, nunca llegó a estrenarse, puesto que, aunque el
luchador si gozaba de popularidad, Capulina era un completo desconocido en españa,
que se rendía ante los pies de Cantinflas, del cual, el cómico al que nos
estamos refiriendo, no es más que un remedo.
Eso si, esta película, no obstante, está más confeccionada
para el lucimiento de Capulina que del Santo.
Capulina, trabaja de vigilante nocturno en una oficina de
correos, pero como buen vago y maleante que es, duerme en lugar de vigilar, lo
que propicia que unos ladrones entren a robar. Por suerte, estos son
interceptados por Santo, que váyanse ustedes a saber que demonios hacía por
allí. Y Capulina, en su afán por ayudar, no hace más que entorpecer las labores
de acción del súper héroe. Creyéndose amigo del luchador, Capulina se hace con
una mascara similar a la de Santo, que lucirá orgulloso por la ciudad, lo que hará que los mafiosos de turno, se
crean que es el famoso luchador. Por otro lado tenemos a un científico que crea
replicas robóticas exactas de los humanos, crea una de Capulina, que será a la
que se enfrente el Santo (y así se justifica el título). Como es lógico, todo se resolverá sin mayores problemas
Pues el visionado me ha resultado soso, blanco, los
personajes tienen el carisma justito, pero al mismo tiempo me resulta un
producto entrañable, icónico (esto es así) y hasta entretenido. De hecho, me ha
entrado infinitamente mejor que cualquier producto del Santo enfrentándose a
todo tipo de monstruos o mafiosos,
simplemente porque el encuentro entre él y Capulina, es lo suficientemente
divertido como para tener en consideración todo lo demás. Pero es su trama
ligera, infantil y desprejuiciada, lo que convierten a este producto en un
entretenimiento “fast food” de lo más agradable.
Algunas conversaciones entre los dos protagonistas,
absolutamente tontas y retarded, verdaderamente merecen la pena.
Dirige, como no podía ser de otra manera, el primero de los
Cardona, Rene Cardona, que dirigió montones de películas de ambos personajes
por separado. Y guioniza otro mexicano clásico, Alfredo “Killer Bees” Zacarías.
martes, 24 de mayo de 2016
MIS FOTOGRUMOS FAVORITOS
Aunque hoy se haya convertido en un panfleto lameculero de las distribuidoras y el cine español, y cada nuevo número parezca más un folletín publicitario que una revista de cine, hace años, muchos años, "Fotogramas" era mi lectura favorita. Mis mayores la compraban puntualmente cada mes, y siempre que la ojeaba encontraba imágenes, reportajes, posters o carátulas (durante el auge del video-club) que me fascinaban y disparaban mi imaginación. Luego, cuando dejaron de comprarla, cogí el testigo, aunque para entonces ya no molaba tanto. Llegué incluso a ganar una suscripción para un año. Por lo visto hubo un error en administración, porque, pasados esos 365 días, seguí recibiéndola gratis a mi casa durante bastante más tiempo. Lo malo es que, por entonces, "Fotogramas" iba siempre acompañada de esa basura hipnótica en su condición de aborto impreso que era "Fantastic Magazine".
Pero centrémonos en la buena época de "Fotogramas". Llegué a acumular un porrón de ejemplares, pero un día me dio el siroco (coincidiendo con mi primer intento de emancipación) y los tiré TODOS, uno por uno (junto a los "Pantalla 3", "Imágenes de actualidad" y tantas otras). Suerte de mi amigo Vicente que también los tenía y todavía no se había deshecho de ellos. Un día me comentó si quería echarle un ojal a alguno. Y, lógicamente, le pedí aquellos que encajaban entre finales de los 70 e inicios de los 90. Los que tanto devoré siendo chaval.
Tras darles un repasito bien completo, decidí recuperar algunas páginas concretas por considerarlas raras, curiosas, interesantes o por despertar al nostálgico que hay en mí, últimamente demasiado ocupado.
El resultado a tanto desbarajuste justo a continuación, en riguroso desorden...
Joder, ¿cómo olvidar el impacto que supuso para mi visionar este clásico del "trash" made in el temible René Cardona Jr.?.
Lanzada a rebufo de la moda "Indiana Jones", y con una engañosa caratula, como debe ser (El aparente "pseudo-Indy" de la portada no era el verdadero prota, y encima la palmaba antes de acabar la peli), la alquilé pensando que me encontraría pues con una de aventuras pa la familia... no me esperaba para nada ese festín de truculencia "a la italiana", con primeros planos de cangrejos extrayendo ojos y otras burradas.
Años después, ya superado el trauma, me la agencié en VHS y volví a verla... la diferencia es que esta vez únicamente me pareció jodidamente aburrida. Me deshice de ella.
Pues sí, amigos, la aristócrata del cine respetable y sensible, apreciada por críticos sesudos, feministas y demás hipócritas, tiene dos pecadillos de juventud. Uno ya lo conocemos, haber escrito el guión de la costrosa "Morbus (o bon profit)" de Ignasi P. Ferré. La otra, ¡haber sido "chica bond"!... eso sí, al fondo de todo y sin destacar.
Fue ver este cartel y, súbitamente, recuperar una serie de recuerdos que, la verdad, hasta ese momento andaban totalmente perdidos. Yo consumí este producto animado en su día, pero no alquilándolo... ¿por alguna tele autonómica? (¿existían ya entonces?) o, mejor, ¿en el cine?. No descarto esto último. El caso es que de pronto me vino la imagen de ese lobo patillero levantando el puño enfurecido y gritando eso de "¡Me las pagarás!", siempre como colofón de cada aventura. También recuerdo que la calidad de los dibujos era muy parecida a la de las pelis porno animadas de los 70. Te daba la sensación de que en cualquier momento el lobo y el conejo harían las paces por la vía rectal.
¡¡Ay Garci, Garciiiii!!, tuviste un berrinche de niño mal criado, soltaste el escupitajo, este quedó impreso y, hoy, tantos años después, vemos que no eres hombre de palabra. ¡Volviste a rodar!, y no poca cosa. Sería fácil decir aquello de: Seguramente muchos habrían dado una pierna para que esas palabras se cumplieran... pero también seguro que nuestro Víctor no sería uno de ellos, que siempre se ha declarado miembro honorífico de la "causa Garci".
Eso sí, enardece ver cómo no hemos cambiado nada en España. Ya en aquella época éramos unos envidiosos y rabiosos, unos "haters" que los llaman ahora, y vomitábamos nuestra bilis sin miramientos sobre aquellos que tenían éxito. ¡Biba Hezpaña!.
¿Os podéis creer que nunca he visto esta peli?, sin embargo el cartel me gustaba mucho. Y creo que vi el trailer en alguna cinta y también me gustó. Pero la peli no llegó a ser bendecida por mis bonitos ojos (hasta unos años después). En cualquier caso esta era una de esas imágenes resguardadas en lo más profundo de mi psique, que había olvidado por completo, y que despertó con violencia, como la corrida de un mono, cuando me topé con el cartel durante la sesión de revisaje fotogrumero.
A raíz del éxito de "Loca academia de policía" se ponen de moda las comedias con la palabra loco/loca en el título. Tenemos "Locademia de conductores", "La loca historia de los tres mosqueteros" o "Estos Zorros locos, locos, locos", entre cientos más. Entonces se anuncia el rodaje de una comedia en España con punkis de por medio y la inevitable e irritante "cinefilia respetuosa" de siempre de la mano de un viejo conocido de este blog, Santiago Lapeira. Que no, que dice que el título es una imposición comercial, que lo de "Loca patrulla de verano" es solo para que la peña pague entrada, pero que de homenajes a la moderna comedia yankee ni por el forro, en su lugar el discurso recurrente: cine clásico, carne de Filmoteca y el puto Billy Wilder. Bla, bla, bla.
La parte triste de esta historia no está en el párrafo anterior, sino ante el hecho de que, a pesar de las dolorosas concesiones comerciales que hizo su director, la peli... bueno, ¿alguien sabía de ella?, ¿esto se estrenó? , ¿lo sacaron en vídeo?. No sé... puestos a caer, al menos hazlo con el cuello bien alto, ¿no?.
Joder que puto mal rollo con las películas "mondo".
En fin, ahí va una de las carátulas que más corrieron por los video-clubs y uno de los "mondo" más burracos que recuerdo. Yo, como adolescente adicto a emociones extremas, me comí muchos "mondos" y la verdad es que era un acto sadomasoquista, porque lo pasaba fatal y al terminar me quedaba hecho polvo. Creo que había algo de "oscuro y prohibido" en ello que me alteraba el flujo de adrenalina, no sé. Hoy no sería capaz de comerme otro "mondo", lo reconozco, su solo "look" cerdo y granuloso ya me da mal cuerpo nomás comenzar. Cosas de la edad.
Hubo un tiempo en el que, como a todo jovenzuelo indocumentado, me flipaba John Waters y se me caía la baba ante un anuncio como este que ven aquí. ¡¡Que bizarrada!!. Y alquilé "Pink Flamingos", y flipé, e invité a mis amigos a verla, y fliparon, y la copié de vídeo a vídeo. Hasta que un día descubrí las dos dolorosas verdades con respecto a John Waters que hoy todavía muchos panolis desconocen: UNO- Todo su legado estético formal se lo mangó a los Hermanos Kuchar. DOS- Era y es un puto vendido.
¡Que le jodan!.
De esta no voy a hablar porque ya lo hizo Víctor en su día. Y de hecho, me mandó la peli, pero no llegué a verla, ahí la tengo, en el disco duro esperando a que me decida. Y como en el caso de "Me las pagarás" o "Johnny Peligroso", fue reencontrarme con su extraño y crudo cartel y recuperar todas las inquietantes y desconcertantes sensaciones que obtuve la primera vez que, siendo chinorri, esta imagen casi de peli porno gayer se plantó ante mí desde las páginas de "Fotogramas".
Lo flipante de este anuncio a doble página no son las pelis que promociona, sino... ¡¡lo genialmente cutre de su aspecto!!, hecho a mano por un retrasado, con Letraset pegado toscamente.... en fin, lo opuesto a los mandatos del diseño gráfico. Sin embargo, ahí lo tienen, dos páginas en el "Fotogramas", ¡qué maravilla!, ¡¡hay que ver cómo han cambiado los tiempos, cojones!!.
En una ocasión, hace ahora unos pocos años, editamos un fanzine apadrinado por este blog que incluía un artículo la mar de completo y entretenido sobre la trayectoria del cineasta español Manuel Summers. Bien, el firmante fue Víctor, verdadero interesado en el sujeto. No es ese mi caso. Sin embargo, por nostalgia, me ha hecho gracia recuperar acá para ustedes la publi de lo que fue un auténtico taquillazo (y fenómeno) en su época, "To er mundo e... güeno", la famosa película a base de bromas pesadas mediante cámara oculta. Naturalmente, siendo como era Summers humorista gráfico, la publi no podía limitarse al cartel, tenía que ir acompañada de un simpático dibujillo del interfecto.
Hace unas imágenes más arriba hablaba del "boom" de las comedias con la palabra loco en el título. Pues bien, ¡ahí va otra! y esta con más razón que nunca ya que el director, Hugh Wilson, es el mismo que firmó la madre de todas, la loca academia de maderos.
Lo curioso de "Esos locos cuatreros", aparte de lo mentado y del protagonismo de Tom Berenger, es que se parió en co-producción con España. Y recuerdo que cuando me enteré de eso en su época, ¡se me quitaron las ganas de verla!. Era como si, al ser medio Española, asumiera que el proyecto perdía categoría. ¡Chico listo era ya entonces!. Y la verdad es que, a día de hoy, aún no la he consumido.
Pero centrémonos en la buena época de "Fotogramas". Llegué a acumular un porrón de ejemplares, pero un día me dio el siroco (coincidiendo con mi primer intento de emancipación) y los tiré TODOS, uno por uno (junto a los "Pantalla 3", "Imágenes de actualidad" y tantas otras). Suerte de mi amigo Vicente que también los tenía y todavía no se había deshecho de ellos. Un día me comentó si quería echarle un ojal a alguno. Y, lógicamente, le pedí aquellos que encajaban entre finales de los 70 e inicios de los 90. Los que tanto devoré siendo chaval.
Tras darles un repasito bien completo, decidí recuperar algunas páginas concretas por considerarlas raras, curiosas, interesantes o por despertar al nostálgico que hay en mí, últimamente demasiado ocupado.
El resultado a tanto desbarajuste justo a continuación, en riguroso desorden...
Joder, ¿cómo olvidar el impacto que supuso para mi visionar este clásico del "trash" made in el temible René Cardona Jr.?.
Lanzada a rebufo de la moda "Indiana Jones", y con una engañosa caratula, como debe ser (El aparente "pseudo-Indy" de la portada no era el verdadero prota, y encima la palmaba antes de acabar la peli), la alquilé pensando que me encontraría pues con una de aventuras pa la familia... no me esperaba para nada ese festín de truculencia "a la italiana", con primeros planos de cangrejos extrayendo ojos y otras burradas.
Años después, ya superado el trauma, me la agencié en VHS y volví a verla... la diferencia es que esta vez únicamente me pareció jodidamente aburrida. Me deshice de ella.
Pues sí, amigos, la aristócrata del cine respetable y sensible, apreciada por críticos sesudos, feministas y demás hipócritas, tiene dos pecadillos de juventud. Uno ya lo conocemos, haber escrito el guión de la costrosa "Morbus (o bon profit)" de Ignasi P. Ferré. La otra, ¡haber sido "chica bond"!... eso sí, al fondo de todo y sin destacar.
Fue ver este cartel y, súbitamente, recuperar una serie de recuerdos que, la verdad, hasta ese momento andaban totalmente perdidos. Yo consumí este producto animado en su día, pero no alquilándolo... ¿por alguna tele autonómica? (¿existían ya entonces?) o, mejor, ¿en el cine?. No descarto esto último. El caso es que de pronto me vino la imagen de ese lobo patillero levantando el puño enfurecido y gritando eso de "¡Me las pagarás!", siempre como colofón de cada aventura. También recuerdo que la calidad de los dibujos era muy parecida a la de las pelis porno animadas de los 70. Te daba la sensación de que en cualquier momento el lobo y el conejo harían las paces por la vía rectal.
¡¡Ay Garci, Garciiiii!!, tuviste un berrinche de niño mal criado, soltaste el escupitajo, este quedó impreso y, hoy, tantos años después, vemos que no eres hombre de palabra. ¡Volviste a rodar!, y no poca cosa. Sería fácil decir aquello de: Seguramente muchos habrían dado una pierna para que esas palabras se cumplieran... pero también seguro que nuestro Víctor no sería uno de ellos, que siempre se ha declarado miembro honorífico de la "causa Garci".
Eso sí, enardece ver cómo no hemos cambiado nada en España. Ya en aquella época éramos unos envidiosos y rabiosos, unos "haters" que los llaman ahora, y vomitábamos nuestra bilis sin miramientos sobre aquellos que tenían éxito. ¡Biba Hezpaña!.
¿Os podéis creer que nunca he visto esta peli?, sin embargo el cartel me gustaba mucho. Y creo que vi el trailer en alguna cinta y también me gustó. Pero la peli no llegó a ser bendecida por mis bonitos ojos (hasta unos años después). En cualquier caso esta era una de esas imágenes resguardadas en lo más profundo de mi psique, que había olvidado por completo, y que despertó con violencia, como la corrida de un mono, cuando me topé con el cartel durante la sesión de revisaje fotogrumero.
A raíz del éxito de "Loca academia de policía" se ponen de moda las comedias con la palabra loco/loca en el título. Tenemos "Locademia de conductores", "La loca historia de los tres mosqueteros" o "Estos Zorros locos, locos, locos", entre cientos más. Entonces se anuncia el rodaje de una comedia en España con punkis de por medio y la inevitable e irritante "cinefilia respetuosa" de siempre de la mano de un viejo conocido de este blog, Santiago Lapeira. Que no, que dice que el título es una imposición comercial, que lo de "Loca patrulla de verano" es solo para que la peña pague entrada, pero que de homenajes a la moderna comedia yankee ni por el forro, en su lugar el discurso recurrente: cine clásico, carne de Filmoteca y el puto Billy Wilder. Bla, bla, bla.
La parte triste de esta historia no está en el párrafo anterior, sino ante el hecho de que, a pesar de las dolorosas concesiones comerciales que hizo su director, la peli... bueno, ¿alguien sabía de ella?, ¿esto se estrenó? , ¿lo sacaron en vídeo?. No sé... puestos a caer, al menos hazlo con el cuello bien alto, ¿no?.
Joder que puto mal rollo con las películas "mondo".
En fin, ahí va una de las carátulas que más corrieron por los video-clubs y uno de los "mondo" más burracos que recuerdo. Yo, como adolescente adicto a emociones extremas, me comí muchos "mondos" y la verdad es que era un acto sadomasoquista, porque lo pasaba fatal y al terminar me quedaba hecho polvo. Creo que había algo de "oscuro y prohibido" en ello que me alteraba el flujo de adrenalina, no sé. Hoy no sería capaz de comerme otro "mondo", lo reconozco, su solo "look" cerdo y granuloso ya me da mal cuerpo nomás comenzar. Cosas de la edad.
Hubo un tiempo en el que, como a todo jovenzuelo indocumentado, me flipaba John Waters y se me caía la baba ante un anuncio como este que ven aquí. ¡¡Que bizarrada!!. Y alquilé "Pink Flamingos", y flipé, e invité a mis amigos a verla, y fliparon, y la copié de vídeo a vídeo. Hasta que un día descubrí las dos dolorosas verdades con respecto a John Waters que hoy todavía muchos panolis desconocen: UNO- Todo su legado estético formal se lo mangó a los Hermanos Kuchar. DOS- Era y es un puto vendido.
¡Que le jodan!.
De esta no voy a hablar porque ya lo hizo Víctor en su día. Y de hecho, me mandó la peli, pero no llegué a verla, ahí la tengo, en el disco duro esperando a que me decida. Y como en el caso de "Me las pagarás" o "Johnny Peligroso", fue reencontrarme con su extraño y crudo cartel y recuperar todas las inquietantes y desconcertantes sensaciones que obtuve la primera vez que, siendo chinorri, esta imagen casi de peli porno gayer se plantó ante mí desde las páginas de "Fotogramas".
Lo flipante de este anuncio a doble página no son las pelis que promociona, sino... ¡¡lo genialmente cutre de su aspecto!!, hecho a mano por un retrasado, con Letraset pegado toscamente.... en fin, lo opuesto a los mandatos del diseño gráfico. Sin embargo, ahí lo tienen, dos páginas en el "Fotogramas", ¡qué maravilla!, ¡¡hay que ver cómo han cambiado los tiempos, cojones!!.
En una ocasión, hace ahora unos pocos años, editamos un fanzine apadrinado por este blog que incluía un artículo la mar de completo y entretenido sobre la trayectoria del cineasta español Manuel Summers. Bien, el firmante fue Víctor, verdadero interesado en el sujeto. No es ese mi caso. Sin embargo, por nostalgia, me ha hecho gracia recuperar acá para ustedes la publi de lo que fue un auténtico taquillazo (y fenómeno) en su época, "To er mundo e... güeno", la famosa película a base de bromas pesadas mediante cámara oculta. Naturalmente, siendo como era Summers humorista gráfico, la publi no podía limitarse al cartel, tenía que ir acompañada de un simpático dibujillo del interfecto.
Hace unas imágenes más arriba hablaba del "boom" de las comedias con la palabra loco en el título. Pues bien, ¡ahí va otra! y esta con más razón que nunca ya que el director, Hugh Wilson, es el mismo que firmó la madre de todas, la loca academia de maderos.
Lo curioso de "Esos locos cuatreros", aparte de lo mentado y del protagonismo de Tom Berenger, es que se parió en co-producción con España. Y recuerdo que cuando me enteré de eso en su época, ¡se me quitaron las ganas de verla!. Era como si, al ser medio Española, asumiera que el proyecto perdía categoría. ¡Chico listo era ya entonces!. Y la verdad es que, a día de hoy, aún no la he consumido.
¡¡Y mira que en “Fotogramas” había páginas y páginas dedicadas a anunciar lanzamientos videográficos!!, ¿por qué, pues, centrarse en esta?. Lo desconozco. Llámenlo instinto. Fue verla y no dudar un segundo en escanearla. Tal vez por la presencia de “Los albóndigas en remojo”, una de mis “comedias teen” favoritas. Tal vez por el cartel de “Mr.Boo”, que siempre me pareció fascinante. O tal vez porque por segunda vez en este post aparece la peli española “nuevaolera” “Un par de huevos”. No lo sé. Pero en cualquier caso, ¡¿a que es maravilloso?!.
Si tal apreciación se expande como una enfermedad venérea al resto de imágenes, significa que esta entrada les ha gustado. Y también significa que algún día, en el futuro, habrá otra. Con más imágenes de “Fotogramas” o de alguna otra revista cinematográfica de la época. La cuestión es nadar en nostalgia un ratito y recordar lo que, indudablemente, fueron momentos no mejores, pero sí más inocentes y, por ende, mágicos.
Si tal apreciación se expande como una enfermedad venérea al resto de imágenes, significa que esta entrada les ha gustado. Y también significa que algún día, en el futuro, habrá otra. Con más imágenes de “Fotogramas” o de alguna otra revista cinematográfica de la época. La cuestión es nadar en nostalgia un ratito y recordar lo que, indudablemente, fueron momentos no mejores, pero sí más inocentes y, por ende, mágicos.
lunes, 23 de agosto de 2021
YA NUNCA MÁS
Como siempre digo, las cinematografías latina y española van de la mano en cuanto a tendencias. Por eso si en la primera mitad de los 80 en España se daba pábulo a las películas vehículo para nuestros artistas infantiles y juveniles, en México lindo, la cosa no podía ser distinta de ninguna manera. Y, por supuesto, la mayor estrella infantil en aquellos momentos (y a día de hoy, puede que sea la mayor estrella de toda latinoamerica) era Luis Miguel, que debutó para la gran pantalla con esta espeluznante película, drama sensacionalista y barato que se torna comedia involuntariamente gracias a la sobreactuación que ofrece un repelente y jovencito Luis Miguel.
La cosa va de un chaval muy aplicado en el deporte y con nociones musicales, pero al que no le va muy bien en los estudios, por lo que se tira media película discutiendo con su padre porque este le exige notables. Entre trifulca y trifulca, Luis Miguel se marca algún numerito musical. Lo bueno comienza a mitad de película, cuando Luis Miguel tiene un accidente de moto en el que una pierna se le queda hecha puré. El tema es que esa pierna no evoluciona favorablemente y, entonces, a los médicos no les queda más remedio que amputársela, por lo que Luis Miguel entrará en una profunda depresión que se traduce en maldiciones y alaridos. Entonces, la historia es muy dramática y triste, pero ver a Luis Miguel sin pierna, desgañitándose y cayéndose al suelo, indudablemente resulta cómico… vamos, que se muere uno de risa. Porque si, niño repipi aparte, en toda la parte inicial en la que interpreta un chaval normal y corriente, actoralmente, Luis Miguel se defiende, cuando se queda sin pierna lo gestiona mal y sobreactúa que da verdadero gusto. Al final se trata de una historia de superación personal que viene a decirnos que las adversidades se pueden sortear con esfuerzo y tesón.
Incido en la escena en la que, tras ser operado, Luis Miguel descubre que le falta una pierna. Ahí, empieza a arrancarse las vendas, a agarrarse la pierna violentamente y ponerlo todo perdido de sangre… y claro, resulta muy gore para una película inicialmente infantil.
En realidad, como supondrán es un tostón de padre y muy señor mío, que se soporta porque, en el momento que le amputan la pierna al muchacho, todo se vuelve paradójicamente divertido.
Por supuesto, la película fue un éxito en México y a día de hoy es un film de culto entre cinéfilos inquietos y los fans del astro mexicano, pero cuando a Luis Miguel se le pregunta por la película en cuestión suele renegar de su actuación diciendo que no le gustó mucho como lo hizo. La banda sonora, con canciones interpretadas por el propio artista y escritas por su puñetero padre, Luisito Rey, se convirtió del mismo modo en uno de los discos más vendidos de la época.
El guion del film corre a cargo nada menos que de Tulio Demicheli, mientras que en la silla de director se sentó Abel Salazar, que cuando no actuaba en clásicos del fantástico mexicano como pueda ser “El Barón del terror”, se dedicaba a dirigir folletines lacrimógenos como el que nos ocupa.
Después Luis Miguel protagonizaría otra película más, esta vez a las órdenes, nada menos, que de Don René Cardona. Pero eso se lo cuento otro día porque, caer, caerá.
Al margen de estas películas, déjenme recomendarles la serie biopic sobre Luis Miguel, que es estupenda, y en la cual verán los entresijos de estas producciones sobre las que les estoy hablando.
viernes, 10 de mayo de 2024
HERENCIA DIABÓLICA
México, uno de los países que más jugo le sacó al vídeo doméstico, se abrazó al SOV como alma que lleva el diablo a principios de los 90, porque el formato era ideal para lo que aquella industria demandaba: producir mucho, rápido y barato. Así que se liaron a grabar como si no hubiera un mañana con el fin de rentar las inversiones de un día para otro.
De las miles de películas facturadas en aquella época, hace años se hizo viral la que nos ocupa, “Herencia diabólica”, una especie de exploit de “El muñeco diabólico” que cuenta la historia de un individuo al que se le muere una tía y, en consecuencia, hereda una mansión. Se instala allí con su esposa y reparan en la presencia de un muñeco de payaso de aspecto muy chungo, y que según el tipo, lleva en esa casa desde que él era pequeño. Todo bien, hasta que el muñeco comienza a aparecer en lugares extraños de la casa y arrancan una serie de accidentes. Claro, serán obra del muñeco que está poseído por “alguien” o “algo”.
Mala de solemnidad y rodada con cuatro chavos, su principal aliciente, a parte de lo descabellada que es de por sí, es que al muñeco —da un asco y una grima que tiran de espaldas— lo interpreta nada menos que Margarito Esparza, alias “Margarito”, un actor enano muy célebre en México que se hacía llamar “el actor más pequeño del mundo” En los años 50 intervino en un montón de películas y hacia el final de su vida fue pasto de la prensa rosa. En televisión sacaba a relucir su mala hostia, hablaba como un duendecillo y, además, se tiraba pedos. Eso le hizo famoso. Una especie de Martí Galindo centroamericano, solo que el catalán no ventoseaba, y, salvo porque eventualmente Xavier Sardá se lo sentaba en sus rodillas, era un actor al que se le tenía cierto respeto.
Margarito en los años 90 llevaba mucho tiempo sin trabajar y tenía que cantar rancheras en el metro para poder subsistir. Fue en esa época que le surgió la oportunidad de convertirse en el Chucky mexicano. Y, sin más, ahí le tenemos.
“Herencia diabólica” se infló a 35 mm para su estreno en cines, pero pasó sin pena ni gloria. De hecho, después del estreno teatral fue muy difícil encontrar copias en formato domestico alguno, existiendo únicamente un ripeo de algún pase en televisión que se veía fatal; apenas resultaban distinguibles las caras de los actores. El caso es que, en plena era de Internet, se hizo viral por varios motivos: el principal, que se trata de una película muy mala que abusa de planos eternos y paseos interminables con el único fin de llegar a la hora y diez de metraje; el segundo, el payaso, Margarito, que luce horripilante, posiblemente por motivos ajenos a la producción. Cuando el puto enano suelta una carcajada, da un miedo de la hostia; en tercer lugar, la inclusión de escenas extrañas, como una muy celebrada en la que el payaso se mete en la cama con la protagonista y, sin motivo previo aparente, comienza a meterle mano tórridamente, así como destacan lo mal resueltos que están los asesinatos a rasgos generales.
Tras el redescubrimiento de la peli, fueron muchos los youtubers que comenzaron a hacer sus reseñas e, inevitablemente, se hizo popular. Es por eso que “Herencia diabólica” fue rastreada por la buena gente de “Vinegar Syndrome”, localizada, remasterizada desde el negativo original de cine (no desde el master de vídeo. Una remasterización no muy escandalosa… se ve mejor que lo que había, pero tampoco es para rasgarse las vestiduras), y editada recientemente en Blu Ray de lujo, dando el pistoletazo de salida al nuevo subsello de “Vinegar”, “Degausser Video”, destinado a sacar como dios manda títulos clave del “direct to video”. Esto incluye un montón de SOV así como películas que, aun rodadas en 35 mm, tuvieron como plataforma de estreno exclusiva el formato domestico.
El director de “Herencia diabólica”, Alfredo Salazar, es guionista de un puñado de clásicos de la "serie B" mexicana que van desde “La mujer murciélago” de René Cardona, pasando por unas cuantas de El Santo, hasta alguna de ficheras, haciendo un inciso en su carrera para dirigir. Suyas son la mítica “El charro de las calaveras”, “Una rata en la oscuridad” y la que nos ocupa, con la que cierra su carrera cinematográfica.
Muy mala, ya saben. Pero mala de las de verdad.
De las miles de películas facturadas en aquella época, hace años se hizo viral la que nos ocupa, “Herencia diabólica”, una especie de exploit de “El muñeco diabólico” que cuenta la historia de un individuo al que se le muere una tía y, en consecuencia, hereda una mansión. Se instala allí con su esposa y reparan en la presencia de un muñeco de payaso de aspecto muy chungo, y que según el tipo, lleva en esa casa desde que él era pequeño. Todo bien, hasta que el muñeco comienza a aparecer en lugares extraños de la casa y arrancan una serie de accidentes. Claro, serán obra del muñeco que está poseído por “alguien” o “algo”.
Mala de solemnidad y rodada con cuatro chavos, su principal aliciente, a parte de lo descabellada que es de por sí, es que al muñeco —da un asco y una grima que tiran de espaldas— lo interpreta nada menos que Margarito Esparza, alias “Margarito”, un actor enano muy célebre en México que se hacía llamar “el actor más pequeño del mundo” En los años 50 intervino en un montón de películas y hacia el final de su vida fue pasto de la prensa rosa. En televisión sacaba a relucir su mala hostia, hablaba como un duendecillo y, además, se tiraba pedos. Eso le hizo famoso. Una especie de Martí Galindo centroamericano, solo que el catalán no ventoseaba, y, salvo porque eventualmente Xavier Sardá se lo sentaba en sus rodillas, era un actor al que se le tenía cierto respeto.
Margarito en los años 90 llevaba mucho tiempo sin trabajar y tenía que cantar rancheras en el metro para poder subsistir. Fue en esa época que le surgió la oportunidad de convertirse en el Chucky mexicano. Y, sin más, ahí le tenemos.
“Herencia diabólica” se infló a 35 mm para su estreno en cines, pero pasó sin pena ni gloria. De hecho, después del estreno teatral fue muy difícil encontrar copias en formato domestico alguno, existiendo únicamente un ripeo de algún pase en televisión que se veía fatal; apenas resultaban distinguibles las caras de los actores. El caso es que, en plena era de Internet, se hizo viral por varios motivos: el principal, que se trata de una película muy mala que abusa de planos eternos y paseos interminables con el único fin de llegar a la hora y diez de metraje; el segundo, el payaso, Margarito, que luce horripilante, posiblemente por motivos ajenos a la producción. Cuando el puto enano suelta una carcajada, da un miedo de la hostia; en tercer lugar, la inclusión de escenas extrañas, como una muy celebrada en la que el payaso se mete en la cama con la protagonista y, sin motivo previo aparente, comienza a meterle mano tórridamente, así como destacan lo mal resueltos que están los asesinatos a rasgos generales.
Tras el redescubrimiento de la peli, fueron muchos los youtubers que comenzaron a hacer sus reseñas e, inevitablemente, se hizo popular. Es por eso que “Herencia diabólica” fue rastreada por la buena gente de “Vinegar Syndrome”, localizada, remasterizada desde el negativo original de cine (no desde el master de vídeo. Una remasterización no muy escandalosa… se ve mejor que lo que había, pero tampoco es para rasgarse las vestiduras), y editada recientemente en Blu Ray de lujo, dando el pistoletazo de salida al nuevo subsello de “Vinegar”, “Degausser Video”, destinado a sacar como dios manda títulos clave del “direct to video”. Esto incluye un montón de SOV así como películas que, aun rodadas en 35 mm, tuvieron como plataforma de estreno exclusiva el formato domestico.
El director de “Herencia diabólica”, Alfredo Salazar, es guionista de un puñado de clásicos de la "serie B" mexicana que van desde “La mujer murciélago” de René Cardona, pasando por unas cuantas de El Santo, hasta alguna de ficheras, haciendo un inciso en su carrera para dirigir. Suyas son la mítica “El charro de las calaveras”, “Una rata en la oscuridad” y la que nos ocupa, con la que cierra su carrera cinematográfica.
Muy mala, ya saben. Pero mala de las de verdad.
martes, 22 de octubre de 2013
CABEZAS RAPADAS
No confundir con “Romper Stomper”, película de los inicios
de Russell Crowe, que se editó en vídeo en nuestro país con el mismo título. “Cabezas
Rapadas” es un exitoso “Home Vídeo” Mexicano dirigido por el director de culto
por excelencia en esos lares -con permiso, quizás, de alguno de los Cardona-
Christian González, responsable de esa joya del “Home Vídeo” que es “La
mata-viejitas, asesina serial” (ver en “Malas pero divertidas”), y todo terreno
del filmismo más zetoso, que se atreve con hasta siete películas por año.
“Cabezas Rapadas” no es la historia de un grupo neo-nazi, ni
es una película de contenido social, ni nada que se le parezca. “Cabezas
Rapadas” es una historia de brujería y delincuencia.
Un grupo de ladrones y delincuentes comunes es asediado por
una policía casi más violenta en sus redadas que los propios maleantes. Un
individuo con algo de gigantismo, está hasta los cojones de que la poli no le
deje hacer sus transacciones, a saber: traficar con drogas, o con lo que sea.
Así que contacta con los ladrones protagonistas, a priori, a
juzgar por su aspecto, punkis, para formar con ellos una banda. Lo que nadie
sabe es que este gigante es en realidad un brujo (cuando esto se desvela, nos
damos cuenta de por qué va con túnica) que domina la magia negra, y tras un
rito de iniciación, y con unas interpretaciones sobreactuadísimas, nuestros
protagonistas se rapan la cabeza al cero. No para reivindicar la raza aria,
aunque uno de ellos llevara un esvástica mal hecha tatuada de antemano, sino para
adorar a Satán. A partir de ese momento se volverán indestructibles y harán
maldades tales como comerse el caramelo de una niña, escena esta especialmente
hilarante, porque al ver la rabieta que se coge la niña, serie de llantos
sobrecogedores incluidos, intuimos que esa escena es improvisada, y que encima
se obtiene el resultado deseado; que la niña llore…
La película, por todo esto que cuento, no deja de tener
mucha gracia, pero hay que tener en cuenta que González rueda por inercia, y
si empieza con un argumento policial mas o menos bien resuelto (pero fatalmente
rodado), y con un ritmo llevadero, una vez que nuestros protas se han de rapar
la cabeza, ya no sabe que hacer con la película (quizás porque a la vez está
rodando otras dos más) y la rellena como puede, haciendo que
cuando los mastuerzos estos se rapen, lo hagan en un plano fijo que dura lo que
tardan ellos en raparse, mientras jadean… y no lo hace con uno, sino
con tres. Una escena para el recuerdo… ¡vaya putas risas!
Llegados a este punto,
la película se transforma en un puñado de escenas de transición, en la
que los skins diabólicos hacen el mal a todas horas, mientras suena el tema
central de la película, que ya sonó en los créditos del principio. No contentos con esto, y como se queda corto
de tiempo, González rueda una actuación en directo del conjunto que
¡toca la misma canción de los cojones del principio!.
Luego la cosa vuelve a tener un poco más de argumento para
llegar a un final abierto, dejando a la magia negra que practica
el brujo que ha creado a los cabezas rapadas como triunfadora de la función. Y
en los títulos de crédito finales, por
cuarta vez ¡Suena la canción de siempre!.
Una absoluta bazofia. Eso sí, muy divertida, que en el “Home
Vídeo” Mexicano se rentó como si no existiera otra película en el mundo, dando
lugar a dos secuelas más, según leo por ahí, aún más desastrosas, pero de
indudable fandom por aquellas tierras.
Y es que, digo yo, que los Mexicanos son bastante ingenuos a
la hora de alquilar sus vídeos, porque en España seremos paletos y todo lo que
quieras, pero un producto de similares características, jamás conseguiría el
beneplácito del público. Lo cual es igualmente patético, porque en la variedad
está el gusto, y en España no solo no tenemos gusto para nada, sino que la más
despreciable mierda es la que se aplaude, solo si esta es pretenciosa y engaña
al personal por su acabado técnico más o menos decente.
En el reparto Gustavo “Manotas” Aguilar, el actor con
gigantismo visto en mil y un productos del “Home Video”, y que cuando el género
de acción dejó de funcionar en las pantallas de cine para triunfar en vídeo, se
metió de lleno en este tipo de productos.
Como la única mujer que va con la pandilla de los cabezas
rapadas, tan malvada como ellos, y con larga melena, tenemos a la actriz- Al
loro con el sutil nombre artístico que se me calza la colega…- Roberta D´Nero.
Manda cojonazos, guey.
lunes, 1 de septiembre de 2014
DOÑA MACABRA
“Doña Macabra” es un personaje mítico de la cultura popular Mexicana cuyas historias de comedia y horror quedaron
registradas en una serie de televisión de los años sesenta y en la película que
nos ocupa del año 72.
Doña Macabra y su hermana, son conocidas en el barrio porque
practican la brujería (o eso creen los paletos de los vecinos) y porque se
especula que en el caserón dónde viven, se esconde un gran tesoro. Un
matrimonio emparentado con las dos viejas, les engañan para instalarse en su
casa con el único fin de encontrar ese
tesoro. Doña Macabra, que descubre sus intenciones, prepara su venganza
sangrienta.
El resto de la película el matrimonio se las tendrá que ver
con las putaditas que Doña Macabra les va dejando.
Lo que me llama la atención de la película, es que, siendo
blanca como es –una comedia mexicana de los años 70- a veces, porque no se
tiene medida, o bien por la ingenuidad de la época, las bromitas y trampas que
la señora va dejando al matrimonio, si que llegan a ser verdaderamente macabras…
es decir, que por un lado son tonterías tipo luces que se apagan, cortinas que
se menean, pero por otro, le dan corriente eléctrica a un acuario, para que
cuando la mujer de ese matrimonio meta la mano, se electrocute. O bien,
encuentran en su cama manos cercenadas y ensangrentadas, cuya sangre, el
matrimonio llega a probar para comprobar si es sangre de verdad o no.
Por otro lado, una pantera ataca al marido, haciéndole graves heridas, y para
rematar la faena –spolier- este acaba muerto porque le explota la dinamita que
está usando para hacer un boquete y encontrar el tesoro. Todo ello servido con
vivos colores setenteros e iluminaciones psicodélicas que le dan un tonillo,
efectivamente, macabro (y pop).
Se deja ver perfectamente. Entretenidilla y graciosa.
Dirige el cotarro Roberto Gavaldón, artesano mexicano de los
de oficio y prestigio (no un chungo como los Cardona) que entre muchas
cosas dirigió aquel “Don Quijote cabalga
de nuevo” al servicio de Cantinflas y con Fernando Fernán Gómez.
viernes, 11 de octubre de 2013
LA NIÑA DE LA MOCHILA AZUL
Ya les he hablado de Pedrito Fernández con anterioridad. Y qué decir, que a
los que andan ya cerca de los cuarenta años de edad, si no les suena este
nombre, les sonará la ranchera que se oía cuando éramos tiernos infantes “La de
la mochila azul”… si, si, la de ojitos dormilones.
Una canción de Pedrito Fernández que traspasó sus fronteras mejicanas
y se convirtió en éxito, incluso en nuestro país. Así que pronto, la película
que nos ocupa, “La niña de la mochila azul”, gozó de la misma suerte…sobretodo entre los niños a los que nuestros padres nos llevaron a
ver esto al cine.
Obviamente, yo la vi en su momento en el cine Benares, y a
partir de entonces, nunca más supe de ella hasta hace relativamente poco,
gracias, como no, a Internet.
Se trata de una de las películas de mi vida. Lógicamente, la
nostalgia hace mucha mella en este caso, ya que debe ser la segunda o tercera que vi en una sala (la primera fue “Grease”), así que se
pueden hacer una idea de la ilusión que me causó localizarla. La única
referencia que tenía de ella en la actualidad, es la archiconocida canción, de
la que tampoco me se la letra (que cuenta el final… o casi) y que era una
película muy triste. Me acuerdo de cómo todos los niños llorábamos en el cine
con esta película ¡en serio! Y sin embargo en “E.T. el extraterrestre”, no
recuerdo tanta llorera.
Pues mas vale que, al localizarla, la hubiera grabado en un
DVD, y la hubiera guardado con las demás películas, porque menudo coñazo...
Yo entiendo que por la ingenuidad de la época, y la tierna
edad de los infantes que la disfrutamos, la película causara sensación, pero vista hoy… no solo es lenta y
mamarracha, por no decir que hay sobredósis de vergüenza ajena de pura ñoñería,
si no que, además, los momentos lacrimógenos, no lo son ni por un segundo.
Vamos, ¡que se muere la niña y no da puta pena!, hablando en plata… y disculpen
por ese spoiler.
Cuenta la historia de Amy, una huerfanita que vive al amparo
de su tío, ex-marinero y alcohólico, y que en el cole se ríen todos de ella porque va despeluchada, sucia y harapienta. Sin embargo tiene un novio muy
inteligente, que la quiere mucho y que le canta serenatas, que es Pedrito
Fernández. Y la película se desarrolla entre travesuras de medio mendigos (otro
niño que sale que roba cosas en el súper, metiéndolas en la mochila azul del
título) y ñoñerías varias, hasta que la tragedia hace el resto.
Una bobada… pero que bonito fue poner la película treinta y
tres años después de verla por primera vez.
Fue un mayúsculo éxito, lo que propició una
secuela, que al menos en España pasó bastante inadvertida, y una serie de
televisión en 2004. Un remake en forma de serie, vaya.
Dirige Rubén Galindo, uno de los clásicos de México con saga
de hijos cineastas como pasara con los Cardona.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)