Hace pocos días visitaba una
conocida cadena de farmacias que desde hace algunos años ofrece un anaquel (o
parte de uno) especializado, con productos dirigidos hacia la comunidad sujeta
a régimen especial de alimentación. Sin embargo, revisando los productos que
allí se exhibian, pude ver cómo saltaba a mi vista un empaque de galletas que
no deberían estar allí: Tenían azúcar y estaban en un anaquel con productos
para personas diabéticas.
Rápidamente me dirigí a uno de
los colaboradores para explicarle mi hallazgo y esperando una rápida acción por
parte de la tienda en vista de lo delicada de la situación. Lamentablemente, no
hubo respuesta positiva y al contrario, su cara fue como “Señora, ¿de qué me
habla?” cómo ya estoy acostumbrada a esas expresiones, me dirigí a otro
colaborador de la tienda, por el uniforme entiendo que tenía un cargo superior
y de nuevo le expliqué mi hallazgo, sumándole esta vez mi inquietud como
consumidor y dándole un ejemplo de lo grave que sería que una persona diabética
de la tercera edad, tomara de manera confiada, ese paquete de galletas (con
azúcar) por estar en el anaquel de alimentación especializada.
Pasé una hora en la tienda,
esperando ver que se resolviera el asunto…pero nada sucedió…. Me vine a casa
con el corazón arrugado pues aún cuando los diabéticos tienen años divulgando
de la condición y han logrado ganar espacios como estos….la indiferencia y la
desinformación siguen siendo la parte oscura de este trabajo.
Días después me topé con un
artículo en la revista Allergic, en el que se relataba un triste incidente que
terminó con el fallecimiento de un pequeño de 11 años luego de ingerir unas
galletas que no estaban debidamente identificadas y que contenían trazas de
frutos secos (a los que el niño era alérgico). Según relata la publicación, la
tía del pequeño consultó a los encargados de la tienda si el producto podrían
contener frutos secos, a lo que presuntamente respondieron que no. Eso bastó
para que la señora llevara el producto a casa y en cuestión de horas una
tragedia enlutaba a esta familia.
En Venezuela tenemos muy poca
cultura de alergenos y de regímenes especiales de alimentación, en parte porque
el porcentaje de personas con esta condición suele ser muy bajo y en
consecuencia, poco significativo para la industria alimentaria. A eso, debemos
sumar que la legislación en materia de etiquetado es bastante escueta y deja
toda la responsabilidad en el consumidor, quien consumirá “bajo su propio riesgo”
el producto que puede contener trazas de prácticamente todos los alergenos
reportados en la literatura.
Asimismo, manejamos muy poca
información con respecto a los riesgos asociados a estos ingredientes
prohibidos para muchos y quienes tiene esta condición, suelen vivir en una
eterna “paranoia” que contagia a familiares y amigos y socava de manera
importante ese derecho a compartir con la tranquilidad de que no tendrás un
“ataque” en los próximos minutos.
Lo cierto es que nos falta
también un poco de empatía y tolerancia, pues por el simple hecho de desconocer
una condición como celiaquía, intolerancia a la lactosa, diabetes o muchas de
las tantas que comparto semanalmente en este espacio, no quiere decir que
debamos restarle importancia. Al contrario, desde mi óptica, resulta hasta interesante
conocer un poco más, pues uno nunca sabe cuando le puede tocar con un hijo, un
familiar o incluso con un vecino.

Por otra parte, si usted tiene un
restaurante, cantina, lunchería o cualquier establecimiento que comercialice
alimentos listos para su consumo, seguramente ya ha recibido la visita de algún
cliente que con mucha cautela escudriña todo el menú para saber si hay alguna
opción válida para el. Ese será su momento de gloria!! Especialmente si cuenta
con una alternativa apta y segura para el y su familia. Busque información,
actualmente contamos con una propuesta de productos artesanales que podrían resultar
una alternativa para usted y sus clientes.
Respondiendo a la pregunta con
la que titulo esta publicación: Si! Y todo el personal que labora en el
establecimiento debe recibir la formación adecuada para aclarar las dudas de
los clientes en el caso que los requiera. Es más, todo el personal que manipule alimentos debe estar debidamente formado en cómo debe manejarse en casos de regímenes especiales de alimentación. Ya es hora que las instituciones asuman su responsabilidad pues hay cerca de un 5% de la población (más sus familiares y amigos) que claman por su puesto en la sociedad, con espacios para la recreación donde puedan compartir desde temprana edad si el temor a exponerse a esos ingredientes que le hacen daño, con colegios, liceos y universidad que ofrezcan alternativas seguras para ese segmento de la población que requiere atención especializada (no especial como muchos suelen decir).
Son las pequeñas acciones las
que pueden cambian el mundo un paso a la vez…. Únase a la movida por un país
apto para mantener un régimen especial de alimentación que al contrario de lo
que muchos podrían creer, no es una moda, es una necesidad. Hasta la próxima!!
Estimada Mariángel. Tus aportes son muy valiosos. Una inicitaiva, desde hace más de una década es Biorgánica en la Castellana que se ha especializado en regímes especiales. Ojalá estuvieran en cada ciudad de Venezuela. Cordiales saludos!
ResponderEliminarBuenos días José, conozco Biorgánica desde sus inicios más la demanda del mercado amerita que poco a poco los supermercados tradicionales incluyan propuestas para nuestra comunidad! así el alcance sería a nivel nacional y tal cual lo manejan otros países de nuestra región. Estamos literalmente construyendo el mercado. Un gran abrazo!
EliminarSiempre aportando y sensibilizando a la poblacion. un abrazo
ResponderEliminarActiva como siempre mi querida Merly!!! hay que hacernos sentir!!!
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