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11 de noviembre de 2011

11.11.11

Un día único no se merece menos que una entrada digna. Si lo pensamos es una de las fechas más especiales de nuestra vida, porque no se va a volver a repetir un día en el que todo sean unos. Jamás. 
Si nos ponemos trascendentales, quizás sea en días como el de hoy cuando verdaderamente nos damos cuenta de lo efímero de nuestra vida, de que somos una motita de polvo flotando en la galaxia, y que dentro de un siglo exactamente no estaremos aquí para vivir otra jornada como la de hoy.
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¿Y qué habeis hecho hoy digno de mención? ¿Algo para recordar? En mi caso ha sido de lo más normal del mundo. Nada nuevo en el horizonte. Tal vez lo más llamativo haya sido precisamente eso, el primer párrafo que me he sacado de la manga, porque llevo todo el día reflexionando sobre mi vida, sobre mi futuro y sobre cómo será el mundo dentro de cien años. Es imposible tratar de solucionar estas cuestiones filosóficas en un día como hoy, que según dicen está maldito y trae buena suerte a partes iguales.

Como ya os comenté aquí en mayo, los días 11 no suelen ser muy buenos, siempre pasan cosas negativas... ¡y a los hechos me remito! Pero dado que en el día de hoy no ha ocurrido nada reseñable, prefiero quedarme con esa vertiente de que es un día único, de buena suerte, y en el que los astros se alinean de forma excepcional para traernos la máxima felicidad. Como a mí no me ha sucedido nada extraordinario, me conformo con que me toque el sorteo especial de la ONCE, qué mejor día que hoy! Así que, suerte a todos, a los catorce millones de españoles que, como yo, habéis comprado el cupón del sorteo especial. :)

4 de abril de 2011

Me gustan los chollos!

Adoro los chollos, y difícilmente me puedo resistir a ellos, incluso cuando el objeto en cuestión no lo necesito. Pero es ver algo rebajadísimo de precio, y que me pueda hacer un apaño, y me lo tengo que comprar sí o sí! ¿Rozo la enfermedad? Confío en que aún no...

Lo que más me gusta es cuando veo un chollo que llevaba tiempo buscando, que es lo que me ocurrió el otro día. Últimamente no compro discos, ni DVDs, a no ser que estén de oferta. Es una norma que me he autoimpuesto por la crisis, y salvo que tenga muchas ganas de tenerlo, lo que hago es esperar un año a que baje el boom y verlo más barato, para por fin comprar esa película o ese disco que me gusta tanto. Porque, la verdad, para el ansia ya están las copias piratas de tal o cual cd, o si acabo de ver la peli en el cine, puedo esperarme un tiempo para disfrutarla de nuevo a buena calidad.

El caso es que me pasé por El corte inglés el otro día, sin ánimo de comprar nada, y salí con unos discos y DVDs que llevaba tiempo buscando a precios bajos. A los señores de El corte inglés se les ha ocurrido la gran idea de rebajar miles de discos a tan solo 6 euros!! y cuando digo miles igual me quedo corto... porque salvo las novedades, yo diría que casi todo lo demás estaba rebajado. No sé si sólo ocurre en este centro comercial, o lo han hecho en toda España, pero así sí se puede comprar cultura sin vender un riñón, porque la media de 18 euros por disco me parece un atraco... Pero ahí no acabó la cosa... fui y pagué mis nuevas adquisiciones musicales, y ya me iba, cuando pasé por la sección de cine, y vislumbré un par de películas bastante recientes que quería comprarme, y también a escasos euros cada una! De modo que volví a la caja, intercambié una mirada cómplice con la dependienta, y me lo lleve también...

¿No es maravilloso comprar chollos? Me reconforta saber que he pagado un cuarto de su precio real, que he ganado al sistema y a la mafia de la SGAE por una vez! Y ahora me pregunto... sí con estos precios no pierden dinero, ¿cuanta pasta ganan por cada DVD que se vende a 20 euros?

19 de diciembre de 2010

La semana de la muerte

Así, sin paños calientes. Esta semana ha sido infernal... ya de por sí se hacía cuesta arriba aclimatarse a la rutina tras volver de Lisboa, pero tenía una semana muy poco propicia para tal cometido: jornadas de 8 de la mañana a 8 de la tarde, repletas de clases, prácticas y trabajos que hacer. Además, durante estos días los compromisos sociales y fiestas ineludibles se multiplicaron, por no hablar de la infructuosa búsqueda de regalos navideños, lo que también ha favorecido el ajetreo y la absoluta ocupación de mi tiempo.

¿Y que es lo primero que ocurre cuando se está tan extremadamente agobiado, ocupado y sin tiempo? Pues que quieras o no quieras abandonas el blog. Esa es la única explicación a la desaparición de Yopopolin durante esta semana. Desde que os mostrara esos magníficos relojes Tudor (Me he vendido, sí! xD) no había vuelto por aquí más que un par de veces, y lo peor, no he tenido tiempo tampoco de pasarme por vuestros blogs y al menos ir felicitándoos las fiestas y el año nuevo! Que ya va siendo hora de hacerlo, porque sino luego
felicitamos a destiempo...

Lo peor de todo esto es que la situación no mejora. Previsiblemente hasta el miércoles 22 estaré sin estar, y seguiré tan agobiado como esta semana que hoy termina, con un poco más de tiempo libre, pero que acabará siendo empleado en tareas non gratas igualmente. Es lo que toca. Al menos ya no queda nada para la navidad, y eso me reconforta. Así que aprovecho esta entrada miscelánea, cuyo principal objetivo era dar explicaciones a mi fieles lectores, para felicitar las fiestas a todo el que se haya molestado en leer hasta aquí! xD

¡¡¡Feliz navidad amigos!!!

13 de mayo de 2010

Mad world

Yo soy muy de obsesionarme con pensamientos o ideas, y normalmente hasta que no obtengo los resultados esperados, mi cabecita echa humo! Lo mismo me ocurre con cualquier cosa que se me haya olvidado en un momento dado, algún asunto que subyace en lo mas profundo de la mente, y hasta que no logro desenterrarlo, hasta que no logro acordarme de lo que quería, mi cerebro no descansa.

Esta semana una melodía ha estado rondando mi cabeza hasta el punto de no dejarme dormir. Era un tema muy conocido, en inglés, pero me era imposible recordar la letra, pese a que podía tararear la música de principio a fin. Todos estos días he estado silbando allá donde iba, con esa musiquilla en la mente, pero sin poder acordarme de qué canción se trataba... hasta ayer!

Como siempre, por una casualidad de la vida, ayer por fin pude terminar con la incertidumbre, y supe qué canción era, de una forma un tanto surrealista.
Iba yo en el transporte público, sentado en el lado de la ventana, cuando se subió una joven de instituto, y se sentó a mi lado. Poco tardó en encender su iPod y ponerse los cascos.
Yo miraba por la ventana, y unos minutos después, de nuevo me vino a la cabeza la cancioncita de marras. Pero esta vez era diferente, esta vez mis oídos la estaban escuchando con letra incluida: “All around me are familiar faces, worn out places, worn out faces...”
No me lo podía creer, la chica que estaba junto a mí estaba escuchando esa canción!

- Perdona, ¿me puedes hacer un favor? – dije con una sonrisa.
- ¿Cómo? – respondió, un poco sorprendida, quitándose los cascos.
- Sí, ¿me puedes decir qué canción estás escuchando? – le pedí, intentando que no pareciera extraño.
- Ah, es de la banda sonora de una película. Mad world, creo que se llama.
- Muchas gracias. – dije, mientras el júbilo y la emoción recorrían mi cuerpo - Es que llevo días con en esa canción en la cabeza, y era incapaz de recordar cuál era.
- Ah, vale. – contestó, mientras volvía a colocarse los auriculares, pensando que seguramente se había sentado junto a un tarado.

Un tarado que por fin sabía qué canción era, esa magistral melodía que sonaba de fondo en la gran Donnie Darko. Qué satisfacción sentí en ese momento, mientras reflexionaba en que este mundo es de locos, repleto de casualidades, momentos, y pequeños detalles que, al fin y al cabo, consiguen hacerte feliz.

23 de abril de 2010

Escribía y escribiré

Estoy perdiendo la práctica de escribir. Ya no lo hago frecuentemente, ya no busco, ya no exploro, ya no pienso, ya no invento. Estoy olvidando la emoción que experimento, o experimentaba, al escribir, al contar. En parte todo es culpa, como bien sabréis, de mis ordenadores, de mis problemas informáticos, que lejos de arreglarse, se prolongan, y todo ello está pasando factura a mis ganas de seguir.

Con esto no quiero decir que me vaya a retirar de este maravilloso mundo virtual que tanto me ha dado en estos años, lo único que intento decir es que mi ánimo actual para continuar ha decrecido.
Abril ha sido un mes de récords negativos, llevo apenas cinco entradas, y sospecho que esta sequía puede continuar en los próximos días. Me apena, pero no sé qué hacer para remediarlo. No tengo ganas de intentarlo con los relatos. No me apetece reflexionar sobre nuestras cotidianas vidas. No pienso en el blog como lo hacía antes. Tampoco quiero maltrataros psicológicamente con mis problemas tecnológicos de siempre, que ya tengo bastante para mí. Y lo que es peor, y creo que es lo que más está afectando a mi alma bloguera, es que no puedo interaccionar con vosotros.
El poco tiempo del que dispongo de internet no es suficiente para leer a gusto vuestras cosas, comentar mis pareceres, y dar mi punto de vista de vuestras añoradas historias. Las pocas horas con ordenadores funcionales a mi servicio he de aprovecharlas para hacer trabajos, y cosas académicas supuestamente importantes. Durante estos días he leído alguna entrada de alguno de vosotros, pero ya no he tenido tiempo de interaccionar. Y es precisamente esto lo que más me disgusta.

Es tan bonito escribir. Tan gratificante poner lo que piensas, sientes e imaginas en forma de letras. Lo echo mucho de menos, y estoy seguro de que nunca dejaré de hacerlo. Pero me temo que, por el momento, mis empeños por batallar se terminan. La guerra la ganaré yo.

12 de enero de 2010

¿Feliz año?

¿A estas alturas? Es algo que no acabo de entender bien… Vale, sé que se dice por educación, que cuando te encuentras a una persona a la que no ves desde el año pasado, se dice “feliz año”, pero es que a mí me parece que el “feliz año” se debería decir los 2 ó 3 primeros días, si no ¿qué sentido tiene? ¿Acaso si te encuentras en abril con alguien que no ves hace un año, le dices feliz año? Pues no, pues es lo mismo… Bueno, a día 12 de enero todavía lo tolero, pero es que esto se prolonga durante todo el santo mes.

A ver, no es que me moleste, pero es que hoy mismo he oído a una mujer hasta felicitar la Navidad! Pero por dios, felicita ya de paso el cumpleaños! Claro, como tampoco había visto a la persona en cuestión en Navidad, por eso ella felicita Navidad, año nuevo, reyes, santo y lo que se tercie… Madre mía, dónde vamos a llegar!
Que sepáis que yo sólo felicito el año los primeros días, y cuando alguien me lo dice por educación, yo respondo de igual modo. Pero desde hoy, me niego a felicitar el año a nadie a destiempo, menudas manías más tontas e incomprensibles que tiene la gente, apelando a la educación parecemos borregos!

Es que hay tantas cosas de este tipo que no me entran en la cabeza... Por ejemplo, lo de saludar a gente desconocida en los portales. Yo si encuentro a mi vecino, lógicamente le saludo, porque le conozco, pero es que en este país si entras a un portal y hay gente, tienes que decir buenos días/tardes por obligación, o el hola/hasta luego de rigor. Pero ¿por qué? Si a esa persona te la encuentras en la acera, fuera de los dominios del portal, y jamás la saludarías, porque es un completo extraño para ti! Es una regla no escrita, y aunque no entienda lo de saludar a desconocidos en un portal, al final por costumbre, educación o lo que sea, yo también acabo haciéndolo. Aunque me reviente.

Iba a terminar con un feliz año a todos, y esas cosas, pero no, que para algo yo ya os lo deseé a tiempo. Como debe ser.

27 de diciembre de 2009

Enredado...

El de hoy es un post diferente, creo que el primero en el que os pido ayuda, os pido que colaboréis conmigo, y no ser únicamente lectores.
Estoy buscando opciones para cambiarme de compañía de Internet, y claro, me surge un mar de dudas. Puesto que yo soy de los que necesitan informarse de todo antes de ir a preguntar, para tener todas las dudas en la recámara y poder rebatir al dependiente en su caso, me encuentro precisamente en esa fase de recopilación de información acerca de todos los proveedores y de los servicios que ofrecen.

Me estaba devanando los sesos para encontrar la forma de obtener esa información variada y objetiva, del mejor modo posible, así que pensé en vosotros: Coño! (me dije) ¡qué mejor forma de recibir esa información que pidiendo ayuda a mis amiguitos blogueros, y que me cuenten cómo les va con sus compañías correspondientes! Pues aquí estoy.

Lo primero de todo deciros que actualmente estoy con Telefónica, y aunque el servicio ofrecido es excelente, me quiero portar porque es muy caro: Más de sesenta euros todos los meses. Esa es la única pega que le pongo al ADSL de Telefónica. Las posibilidades que barajo principalmente son dos: irme a Vodafone o a Jazztel. Casi tengo descartado Orange, por pesados, como ya os conté aquí, y Ono porque no me supone tanto ahorro.

Entonces me queda Jazztel, del cual he oído pestes, y he leído miles de comentarios negativos, como que la conexión no es tan rápida, o que tardan mucho en activarte el servicio, aunque la oferta que tienen no está mal (unos 46€ precio final, IVA incluido)
Y me queda Vodafone, de cuyo Internet hablan bastante bien, lo único que no gusta mucho a la gente es el servicio de voz, es decir el “teléfono fijo” de Vodafone. Lo pongo entre comillas porque en realidad no es un fijo, sino que funciona como un móvil. Saldría bastante baratito también (unos 40€ precio final, IVA incluido). Además Vodafone te da Internet desde el primer día con un módem USB gratis hasta que te activen el ADSL, lo que es de agradecer. Pero Vodafone me echa para atrás por el servicio de llamadas, ya que he leído que cuando llamas, a los destinatarios no les sale tu número fijo sino que aparece un número de móvil, o que cuando te llaman no da tono instantáneamente.

Así que, os ruego a todos que me comentéis vuestras experiencias positivas y negativas con el operador que uséis, y especialmente a aquellos que tenéis Vodafone comentadme cómo os va con ellos y qué tal el servicio de voz, y los de Jazztel, a ver si es verdad todo lo malo que cuentan.
Necesito vuestra colaboración! Pero me temo que pese a todos mis esfuerzos para cambiar de compañía de la manera más fácil y rápida posible, voy a terminar enredado con mi próximo cambio de red.

6 de noviembre de 2009

Labo, para los amigos

Esta semana he estado muy ocupado. Bueno, igual no tanto, pero sí que he tenido el horario mucho más ajustado. Clases por la mañana, laboratorio por las tardes, y entre medias, empezar a estudiar para algunos exámenes que están a la vuelta de la esquina. La verdad es que lo echaba de menos. Las últimas semanas he vivido en una especie de sopor continuado en el que reaccionaba como un autómata, pero apenas tomaba conciencia de lo que estaba haciendo. Estos días me han servido para situarme, para darme cuenta dónde está mi lugar, para volver al redil, si es que algún día salí de él.

Echaba de menos tener ocupaciones y preocupaciones. Tener la agenda llena no es más que el reflejo de vivir. Empiezan a vislumbrarse los exámenes, los seminarios y las prácticas. Empiezo el laboratorio, y con la bata blanca me siento como pez en el agua. Viviendo entre Erlenmeyers, placas Petri, bioensayos y fermentadores, estoy como en casa. El agar es un ingrediente de lo más común en mi día a día. Sembrar en placa y aislar colonias constituye una enorme satisfacción. Producir antibióticos ya es parte de la rutina como lo es hacer la cama o ducharse. Las micropipetas me ponen. Y pronto empezaré a tomarme el café en falcon y los chupitos en eppendorf. Ya no puedo estar sin ellos.

Se puede decir que esta semana ha sido la de volver a la rutina, la de contactar de nuevo con la dura vida del universitario y ponerme las pilas, porque en las semanas anteriores estaba haciendo honor a eso de “Los estudiantes vivís como queréis” entre puentes, fiestas y tiro porque me toca.
De todos modos, lo peor aún está por llegar. Pero, al fin y al cabo, ir entrando en materia poco a poco, es la mejor forma de prepararse para ello. Por lo pronto, hoy vuelvo a tener laboratorio. Labo, para los amigos.

4 de septiembre de 2009

La inercia se equivoca...

El otro día me ocurrió algo que me ha hecho reflexionar acerca del cuerpo y la mente. Estoy hablando de esos momentos en que tu mente va por otros derroteros, y tu cuerpo actúa por inercia, por costumbre, y opera por sí mismo, pero se confunde, puesto que la mente no es la que está rigiendo tus movimientos, esos intentos fallidos de hacer las cosas…

El hecho en sí fue que a punto estuve de vaciar un caldero de agua en el cubo de la basura. Mi cabecita estaba ocupada en cuestiones de mayor relevancia, y mi cuerpo que debía verter el agua en el fregadero, se dirigió al basurero que andaba por allí cerca, y sin obedecer a nadie, mi pie accionó el pedal que levanta la tapa y casi echo el agua en la bolsa. Fue la inercia de ir a tirar otras cosas a la basura la que ejecutó el movimiento.

¿No os ha ocurrido alguna vez algo semejante a esto? Porque a mí me ha pasado en otras situaciones. Por ejemplo, coger algo del frigorífico, y al estar distraído, meterlo luego en cualquier otro armario, menos en ese que refrigera llamado nevera.
Al lavarme los dientes. Yo me los lavo cuatro veces al día, debe ser lo que más hago en el baño, porque no puedo sentir los dientes sucios. Y por eso muchos días, me lavo los dientes después de cenar, y un rato después voy al baño, y me sorprendo echando crema en el cepillo, aunque fuera a hacer pipí o popó.
Lo mismo sucede navegando por Internet. Pienso en buscar algo, y cuando abro el explorador, me encuentro visitando el blog, o cualquier otra página habitual, y en realidad yo no quería eso… Mis dedos han entrado ahí sin preguntar.

Estas cosas pasan cuando estás acostumbrado a hacer algo, pero que en un momento dado no tienes que hacerlo, y como tu mente no atiende, tu cuerpo se rige por la inercia de lo que viene repitiendo desde hace tiempo. No sé si he explicado muy bien la idea…

El caso es que me gustaría saber cuáles son vuestros fallos repetidos por costumbre, vuestros disparates inducidos por la rutina, vuestros patinazos a causa de que la inercia se equivoca…

29 de agosto de 2009

Acoso telefónico

Sufro acoso telefónico desde hace tiempo, y estoy por ir a denunciarlo, pero por pereza y diversión no lo hago. Pereza , porque la comisaría más cercana está como a 2 Km. Y diversión, porque me lo paso teta con este acoso! Bueno, en parte estoy hasta los mismísimos, pero por otro lado, es una especie de terapia, en la que descargo los demonios que llevo dentro. Os comento.

Desde hace meses la compañía Orange, me está llamando una media de tres veces a la semana, incluso han llegado a molestarme todos los días, para ofrecerme sus superofertas de telefonía, Internet y mierdas varias. Al principio, escuché a los amables y sudamericanos teleoperadores, les respondí afablemente que no me interesaba, y les colgué con respeto y admiración por su buen hacer en el trabajo. Eso las primeras veces. Luego la tensión y la mala leche fueron aumentando exponencialmente: ¿Pero qué parte de NO ME INTERESA no han entendido? Vale que ellos no tienen la culpa, al fin y al cabo sólo hacen su trabajo, pero cuando tienes estos problemas, ¿A quién te diriges, más que a tu interlocutor, el que te molesta cada día?

Cada vez llamaba una persona distinta, hasta que se originó un bucle. Tras 4 ó 5 llamadas de personas diferentes, reconocía la primera voz, la primera a la que había atendido, y luego la siguiente y así sucesivamente… vamos que se turnaban para llamarme, los muy…
A todos les decía lo mismo, que ya no es que no me interesara, sino que ahora jamás contrataría sus servicios ni aunque me ofertaran Internet gratis, únicamente por orgullo. Esto pareció surtir efecto durante un tiempo (unos días…), pero luego volvieron a molestar, y yo seguía exigiéndoles que no me volviesen a llamar… y ahí pronuncie las palabras que nunca pensé que saldrían de mi boca “O dejan de llamarme y de acosarme, o tendré que tomar medidas más drásticas” Olé yo! Ahí, jugándomela con una compañía de las grandes, arriesgándome a que se riesen en mi cara, a que pensasen, “pobre pardillo, igual se cree que le vamos a hacer caso…” ¿Y cuál fue su respuesta? Pues que ellos no podían hacer nada, que figuraba en sus bases de datos como posible próximo cliente (por el mero hecho de ser de Timofónica) y que aunque ese teleoperador dejara de llamarme, los demás que ofertaban otros servicios lo seguirían haciendo… tócatelos!

En definitiva, que te tocan las narices hasta límites insospechados, pero resulta que es culpa tuya por no contratar sus maravillosos servicios naranjas y seguir bebiendo los vientos por Timofónica… (Sí, sarna con gusto no pica…) A pesar de todo, desde ese día en que pronuncié las palabras mágicas, no han vuelto a molestarme desde Orange. Ahora me llaman de una compañía que se llama France telecom. ¿Y a que no sabéis a través de que marca comercial opera? Sí amigos, sí, habéis acertado… Serán cabrones…

27 de mayo de 2009

Hablar en público

Ayer y antes de ayer, me tuve que enfrentar de nuevo a eso tan temido de hablar en público. Pero a día de hoy lo de temido lo podemos ir olvidando, porque estoy empezando a cogerle el gustillo. Cuando todo sale perfecto pierdes el miedo, y lo único que hay es satisfacción por el trabajo bien hecho.

La mayoría de la gente tiene miedo a hablar en público, miedo a hacer el ridículo, a confundirse, a quedar mal delante de todo el mundo. Pero también es cierto que siempre hay gente a la que se le da bien explicarse delante de mucha gente, y no tiene reparos en hacerlo. No sólo eso, sino que se la ve que disfruta, que expresa lo que tiene que contar de un modo claro y sencillo. Pero hablar en público también es una de esas cosas que, como se suele decir, “hay que valer” para ello.

Yo creo que nunca se me ha dado mal del todo hablar en público (y hablar en general también…) pero las primeras veces que tuve que enfrentarme a ello, en primero de carrera, confieso que me ponía nervioso, y me temblaba la voz. Tener a decenas de personas delante, mirándote, pendiente de cada palabra y cada gesto, impone bastante… y en las primeras ocasiones, estaba agarrotado, con miedo a lo que pudiera pasar, a quedarme en blanco, a trabarme y no saber seguir. También impone la mirada penetrante de los profesores que te evalúan, porque si no fuese así, el nerviosismo sería muchísimo menor.

Pero las últimas veces que me ha tocado enfrentarme a ésto, e incluyo las presentaciones de ayer y anteayer, ya todo venía rodado. Los nervios han desaparecido, las notas que antaño preparaba, por si me perdía en la explicación también; las palabras fluyen solas, no hay tembleque de voz, ya no hay trabas que valgan, y si algo no va bien, se resuelve con naturalidad y no pasa nada… Lo que os decía, cada vez me gusta más hablar en público. Rotundamente sí.

24 de mayo de 2009

Fliping in colours...

Llevo una semana flipando en colorines. He estado rodeado de malos rollos, de injusticias, de sucesos incomprensibles y situaciones incómodas. Y por ello, al mismo tiempo, ha sido una semana de impotencia, de querer gritar y no poder, de querer mandar a todo el mundo a la mierda... y es que hay cosas que me sacan de mis casillas: los engaños y las injusticias.

Todo este cúmulo de sensaciones se deriva de un trabajo en grupo que hay que hacer para una asignatura. Ésto es muy habitual, y ya estamos acostumbrados. Además, siempre me ha parecido mejor trabajar en grupo, pese a las diferencias que pueda haber. Pero hay gotas que colman el vaso. Tampoco voy a relatar todo punto por punto, porque hay muchos factores implicados, pero básicamente se trata de que todo el grupo se esfuerza y trabaja, mientras el listo/a de turno se aprovecha lo que hacen los demás. En otras ocasiones, en algunos trabajos anteriores, alguien ha hecho más, otros menos, algo lógico y normal… no hay un reparto exacto del trabajo. Pero lo que ha ocurrido esta vez ya es el colmo. Una cosa es hacer menos que los demás, y otra no hacer absolutamente nada.

Pues bien, cuando el grupo decidió que se pondría en el trabajo un reparto de tareas o funciones, para que el profesor pudiese evaluar lo que hubiera hecho cada uno, se lo dijimos a esa persona en cuestión, y se lo tomó muy mal. Lógico por otro lado. A nadie le gusta quedar mal, y la verdad jode… El caso es que más o menos estábamos ya de acuerdo en ponerlo, pues éramos mayoría... Pero cuando se lo fuimos a decir a la profesora, nos dijo que no, que nada de eso. Que ella no tenía porqué creerse ese supuesto reparto de tareas que le contásemos. Y que la nota iba a ser la misma para todos los del grupo, independientemente de lo que le dijésemos. ¡¡¡Tócate los pinreles!!! Ahí me dieron ganas de decirle: ¿pero tú eres tonta o te lo haces? Pero no tuve el valor suficiente.

Así están las cosas. Sin poder hacer nada, y viendo como se aprovechan de tu trabajo. Y lo peor es que se va a salir con la suya. Mañana es la exposición pública del trabajo, y aún me estoy pensando si soltar en alto, delante de toda la clase, ésto que me reconcome por dentro… Me refiero a decir de una forma sutil la verdad, decir quién no ha dado un palo al agua, y desenmascarar a esa persona de una vez por todas… ¿sería muy cruel, verdad? Sí, demasiado incluso para mi…

13 de mayo de 2009

60.000 pensamientos

La mente humana es una máquina perfecta que no deja de sorprenderme. He leído que nuestra mente produce un total de 60.000 pensamientos cada día. Cuesta creerlo, pero si lo piensas (un pensamiento más o menos, que más da) incluso pueden quedarse cortos, porque de un modo u otro estamos todo el tiempo cavilando, discurriendo, dándole vueltas a las cosas, y resulta que al final sólo son 60.000…

Y yo me pregunto, ¿Quién cuenta los pensamientos? ¿Quién ha sido capaz de estudiar estas cosas? ¿Cómo? Más cuestiones sin respuesta, que suman 3 a mis pensamientos de hoy… Lo más extraordinario de todo, es que al parecer, de esa cantidad de pensamientos diarios, la mayoría son negativos y el 99% de ellos, son los mismos día tras día! Lo que son las cosas… resulta que crecemos física e intelectualmente, estudiamos, nos formamos, maduramos… y al final, todos los días de nuestra vida pensamos lo mismo, el 99% de las ideas que pueblan nuestra cabecita son las mismas…

Pero si reflexionamos sobre este asunto (venga sí, uno más y hoy superamos los 60.000) tampoco es tan extraño que pensemos lo mismo cada día… si al final, todos los días suelen ser parecidos, con pequeñas variaciones que no influyen en nuestros pensamientos (jodida rutina…) Y ésto lo podemos ver con ejemplos. Estoy seguro de que todos tenemos los mismos pensamientos en muchos momentos del día. Veamos…

Por ejemplo, nada más despertarnos todos pensamos en qué pereza levantarse; luego, en qué tendré que hacer hoy; al salir a la calle en el frío o calor que hace, qué tráfico hay hoy… Luego, en qué pocas ganas de ir al trabajo, en que tengo que comprar ésto y aquello, que tengo ganas de mear (nuestra mente piensa “mear”, no “orinar” ni “miccionar”), que tengo el tiempo justo para un café, que no me da tiempo a actualizar el blog, que tengo mucho sueño… Éstos serían los pensamientos normales del día a día…
Luego estarían los pensamientos negativos, que parece ser, son los que más abundan: al despertarnos, jodido despertador de los coj****; al salir a la calle, me cago en los perros que cagan en la acera; en el coche, ¿dónde te han dado el carnet?; en la cola del supermercado, hoy la vieja no se me cuela; y así sucesivamente…

Y es el pan nuestro de cada día, repetir en nuestra cabeza una y otra vez, lo mismo de siempre. Nos pasamos la vida sumergidos en pensamientos que no nos llevan a ningún lado, que no nos sirven para nada, pero el caso es que no aprendemos… Deberíamos mejorar la calidad de nuestros pensamientos. Desechar todo lo superfluo, repetido y pensado mil veces, y quedarnos con lo importante, lo útil. Pero yo seré el primero que no lo haga, por la dificultad del asunto, más que nada…
Lo peor de todo es que cuando tenemos un pensamiento brillante, distinto y demoledor, se nos olvida… De acuerdo, lo asumo, la mente humana no es perfecta por muchos pensamientos que tenga…

30 de abril de 2009

Por la patilla...

Ayer me fui de excursión a ver mundo, aunque siendo sinceros, no salí de la provincia de León. En una excursión organizada y pagada por la universidad, nos dirigimos a conocer una mina a cielo abierto que explota carbón, que se encuentra situada en la comarca del Bierzo.

Tras hora y media de trayecto, llegamos para ver con nuestros propios ojos la corta minera de Fabero (así se llama el pueblo), una impresionante y mastodóntica mina a cielo abierto, que nos dejó a todos con la boca abierta por las dimensiones de la misma. Maquinaria gigante, voladuras de fondo, y cientos de metros de excavación sobre la cota original; eso fue lo que nos encontramos cuando nos asomamos a la corta.
Pudimos presenciar en directo las obras de extracción y oír muy de cerca las explosiones que se llevan a cabo, tanto, que tuvimos que apartarnos para estar en “terreno seguro” por la inminente detonación de una de las zonas.

Además, vimos la restauración que se lleva a cabo en una mina a cielo abierto. Esta parte es la que más relacionada está con el área de medio ambiente, y la que más nos interesaba a nosotros. La recuperación y restauración del suelo devastado por la excavación se va a haciendo a medida que va avanzando la corta minera; se rellenan los huecos, se vuelve a poner un estrato completo de la tierra vegetal original, y se revegeta con gramíneas, arbustos y árboles, manteniendo la orografía inicial. El resultado, aunque no sea natural, es bastante bueno, y el impacto visual se reduce al máximo.

Como decía al principio, esta visita es una actividad complementaria a una de las asignaturas que curso este año. Y fuimos a gastos pagados, cosa que es habitual, ya que ya va incluido en las tasas de matrícula que religiosamente pagamos cada año. Lo que no va incluido, y jamás había pasado, es que nos inviten a un restaurante, a comer por la patilla… Resulta que en lugar de comer de bocadillo (yo al revés que el mundo, por lo que he podido comprobar) nos llevaron a degustar un exquisito menú, a un restaurante de postín. No el típico menú del día, no… Un señor menú! con aperitivos, entremeses, entrantes, paella, cordero asado, pollo de corral, postre, café, chupitos… Bueno, como si fuéramos de boda, pero sin el puro, y sin el vestido de gala…
Por cierto, sigo sin saber quién corría con los gastos…

En definitiva, un grato día de visita cultural… aunque estuvo nublado, hacía un poco de frío, y mucho viento. Pero todo no se puede tener en esta vida; cuando hay comida gratis, lo que menos importa es la meteorología.

20 de abril de 2009

24 horas

Últimamente no ando yo muy sobrado de musas para escribir relatos, describir momentos, o contaros historias graciosas… y por eso, en estas épocas de sequía literaria, en que ando falto de ideas, qué mejor manera de mantener un blog, que con los recurridos memes. Sí, han vuelto… tras un período bastante dilatado en el que no me había dado por hacer ninguno, os traigo uno nuevo, que de momento no he visto por vuestros blogs, así que ya sabéis… si no sabéis con qué actualizar un día de estos… hacedlo!

En este meme, se trata de responder a una serie de preguntas (menuda novedad, eh!) en relación a lo que habéis hecho en las últimas 24 horas. Es como describir un día de vuestra vida, respondiendo a unas simples cuestiones. Comenzamos:

¿En las últimas 24 horas, has…

- …Llorado? No, yo soy de poco llorar…
- …Ayudado a alguien? Sí, eso creo… aunque sea con una pequeñez, me parece que si.
- …Comprado algo? Sí, hoy por la mañana en el supermercado… y varios folios de papel tintado en reprografía. Lo que vienen siendo fotocopias…
- …Enfermado? Hombre, mi garganta está un poco pachucha… pero tirandillo.
- …Ido al cine? No. Aunque ayer vi una peli en casita, En América, bastante recomendable, por cierto.
- …Salido a cenar? No.
- …Escrito una carta? No. ¿Vale un mail?
- …Hablado con alguien que hace tiempo que no hablabas? No… bueno, sí! Por Internet, pero eso también vale, no?
- …Insultado a alguien? Sí, he de reconocerlo… jajaja.
- …Perdido algún amigo? No, de ayer para hoy no…
- …Tenido una conversación seria? No la recuerdo… así seria lo que se dice trascendental, no.
- …Abrazado a alguien? Oye, pues creo que no… tengo que dar más abrazos…
- …Peleado con un pariente? No.
- …Fumado un porro? No… yo soy de un sano… jeje.
- …Tenido un sueño? Sí, casi siempre me acuerdo de los sueños; hoy iba de Nutella la cosa… ¿por qué sueño tanto con comida?
- …Reído a carcajadas? Sí, esta misma tarde, entre amigos y al sol de primavera. Lo mejor.
- …Echado de menos a alguien? Sí, a mucha gente que vive lejos.
- …Cogido un tren? No. ¿Vale el autobús?
- …Conocido a alguien especial? No, creo que no.
- …Comido un helado? No. Antes dije que tengo la garganta mal, y no es compatible.
- …Bailado? No.
- …Terminado un libro? No. Aunque tengo un par de ellos pendientes de hacerlo.
- …Tropezado? Sí, esta tarde. Pero tropezar es distinto a caerse, eh!
- …Sacado alguna foto? Mmmm, no. En las últimas 24 horas, no.
- …Recomendado a alguien una película? Sí! Jajaja. Esta misma tarde… Slumdog y El lector para más señas. Conmigo, al final, siempre se acaba hablando de cine…
- …Revelado un secreto? Pues no lo sé seguro, pero yo diría que no.
- …Chateado? Sí.
-…Actualizado tu blog? Diría que no, pero claro al estar acabando esta entrada y postear, ya estaría mintiendo… no? No sé…

27 de marzo de 2009

Recorriendo la ciudad...



Hoy por la tarde, que no tenía nada que hacer, me dio por salir a recorrer la ciudad, sin ningún destino fijo. Sin tener que ir aquí o allá, a hacer ésto o lo otro. Simplemente salí a pasear, a ver la vida, el movimiento, y la quietud de la ciudad. La verdad es que nunca había hecho ésto. Nunca había recorrido León, simplemente por el placer de saber que no hay un destino, que me puedo olvidar de mirar el reloj Recorrí la ciudad deteniéndome en cada esquina, descubriendo rincones, sintiendo incluso su palpitar, el de sus gentes, el de sus calles…

Mi primer destino fue un parque, en el que te puedes encontrar un pavo real detrás de ti en cualquier momento… En este lugar hay un pequeño estanque con patos, y pude ver a los ancianos dándoles de comer… qué estampa más tierna… Mientras, el pavo real más cercano intentaba hacerse ver, para que a él también le llegase un pedacito de pan… Estuve paseando por ahí un rato, hasta que decidí acercarme al río.

El río que cruza León de punta a punta está muy bien, porque tiene ambas orillas acondicionadas con un paseo, y carril bici, bancos, y numerosos miradores para deleitarte con la contemplación. Como decía una profesora mía, no es que estén los cauces acondicionados, es que el río esta alicatado hasta el techo… en fin… Me dediqué a empaparme del sol, que no nos durará mucho tiempo… a sentarme a escuchar el murmullo del agua al pasar… me paseé por los numerosos puentes que lo atraviesan, zigzagueando de orilla a orilla cuando me parecía, olvidándome de los coches y las calles, que rugían tan sólo unos metros más arriba, pero que eran imperceptibles para mi. Me senté a contemplar vidas. Es curioso ver como todo está en calma a tu alrededor sin nada destacable que te llame la atención, hasta que empiezas a fijarte en cada una de las personas. Una señora haciendo footing que ya venía casadilla, una mamá dándole el pecho a su bebé, qué bonito… unos niños correteando… y más gente como yo sentados en bancos o en la hierba con el único propósito de ver la vida pasar.

Luego me adentré en el centro… y aproveché para hacer unas compras… unos libros y unos discos muy baratitos… No iba a ser todo mera contemplación! Cuando acabé las compras, me fui al casco histórico, al barrio gótico…y en lugar de irme a la plaza de la catedral, o las calles por las que se suele ir de copas, me recorrí una calle por la que jamás había ido, es una especie de callejón que yo pensé que no tenía salida, pero resulta que si te metes por él, recorres toda la muralla, va alrededor de la misma, como un corredor encajonado entre piedras de miles de años.

Y no hice mucho más… pero tened por seguro que repetiré estas salidas en busca de nada para patearme la ciudad, mi ciudad. A veces, visitamos otras ciudades, lugares lejanos, y queremos conocer en poco tiempo todos sus rincones… pero luego no le prestamos la más mínima atención al sitio en el que vivimos. Utilizamos sus calles para ir de un sitio a otro; vemos sus monumentos, sólo porque nuestra mirada se topa con ellos; disfrutamos de lo que nos ofrece únicamente por casualidad, no por que nos paremos a contemplarlo. Así que desde aquí os recomiendo que un día cualquiera, salgáis a disfrutar de vuestra ciudad, esa gran olvidada que os acoge… y os dejéis seducir por las pequeñas cosas, los detalles, esos que no aparecen en las guías turísticas, y que aún nos quedan por descubrir…

24 de marzo de 2009

Cosas de mayores...

Salí de casa a toda prisa, como siempre, con el tiempo justo para llegar a la oficina. Atravesé el rellano y me dirigí corriendo al ascensor, pulsé el botón y esperé. “Rápido”, dije en voz alta, “que tengo prisa”… El ascensor, por supuesto, siguió su curso sin tener en cuenta mis súplicas; seguramente estuviese en el bajo, y subir hasta el décimo piso, le iba a llevar unos cuantos segundos que se me estaban haciendo eternos…

En mi espera, pude escuchar gritos en la casa de al lado. Parecía que los vecinos estaban discutiendo, cosa muy normal en los últimos días. Mis vecinos, Marta y David, son un matrimonio joven, bastante bien avenido hasta ahora. Son buena gente, muy majos los dos, aunque yo me llevo mejor con Marta, porque David es un poco seco, y apenas cruzamos palabra cuando nos encontramos. Tienen una hija, Daniela, una hermosura de niña de sólo 6 añitos, y más lista que el hambre.

El ascensor tardaba… ¿Dónde coño estaba? Al final voy a llegar tarde de verdad… Justo cuando el elevador llegó el décimo piso, una miniatura llamada Daniela salió de su casa hacia el colegio.

- Hola Daniela.
- Hola Héctor!
- ¿Dónde vas tu solita? – Pregunté en un alarde de originalidad.
- Al cole. – Respondió cabizbaja
- ¿Pero no te acompaña mamá o papá?
- No, están ocupados discutiendo. – Concretó, confirmando mis sospechas.

La verdad es que el colegio al que iba Daniela estaba al otro lado de la calle, así que supongo que ya era lo suficientemente mayor como para recorrer ese trayecto sola. Entre tanto entramos en el ascensor.

- ¿Puedo darle yo al botón? – Preguntó esperanzada.
- Claro!

Daniela pulsó el cero, con una sonrisa que iluminó su lindo rostro. Nos miramos sin decir nada, y permanecimos así unos instantes.

- Mis papás se van a separar. – Soltó de pronto.
- Daniela, no… - Balbuceé, mientras pensaba qué podía decir en semejante situación – No tienes por qué pensar eso.

Tenía sólo 6 años, era un comino, y me había dejado sin palabras con una única frase. De nuevo el silencio.

- Papá no soporta a mamá, y mamá dice que ya no está enamorada.
- Pero Daniela, eso son cosas de mayores, seguro que tus papás hacen lo mejor para ti.
- Papá dice que a mamá le gusta otro.
- Bueno, tú no tienes que preocuparte por esas cosas. – Contesté mirando el reloj.

Sin duda el ascensor tardaba demasiado en alcanzar el portal. Llegaba tarde y Daniela me estaba dejando fuera de juego. Al fin se abrió la puerta, qué viaje tan largo… Saludamos al portero, y salimos a la calle.

- Daniela, me tengo que ir a trabajar. – Le dije a unos metros del colegio.
- Vale.

Crucé la calle con ella, sin mediar palabra, y la acompañé hasta la puerta.

- Bueno, pues al cole. Yo me tengo que ir. Dales recuerdos a tus papás. – Concluí a modo de despedida.
- Vale. Mis papás también se acuerdan de ti. Eres tú el que le gusta a mamá, y papá siempre dice que te va a matar. Hasta luego Héctor!
- A… a…adiós.

6 de febrero de 2009

Extraña conexión

Escucho música. Lo necesitaba. Me relaja. “This is the world that we live in”. Grandes The killers. Aún no he cenado y tengo hambre. Vuelvo a no tener tiempo. Voy a mear.

No sé lo que digo a ciencia cierta. Se me va la cabeza. Pierdo neuronas por momentos. Se me acaba de destintar un boli, y tengo las manos manchadas de azul. Qué asco. Odio la sensación del estropajo en la piel. Odio tantas cosas…

Qué bonita es Barcelona. Añoro Barcelona. Las postales que cuelgan del corcho que tengo frente a mí me lo recuerdan. Quiero volver. Pero bueno, queda menos para Berlín. Qué ganas.

Me he quedado sin batería, y el móvil me hace compañía. A ver si lo cargo. Nadie me llamó hoy. ¿Por qué son tan plastas los de Vodafone con lo de envía forrado al 1111? Nunca seré millonario.

Debería estar de fiesta. O en el cine. O de cena por ahí. No pude ir a ver Revolutionary road. De mañana no pasa. Estoy harto de estudiar. Último examen el lunes. Mañana madrugo. Voy a poner el despertador.

Hoy en el bus me ocurrió algo especial. Sentí una extraña conexión. ¿No os ha pasado nunca, que creéis conocer de toda la vida, a alguien que no has visto jamás? A mí no. Hasta hoy. Y creo que fue compartida. Me gustó. Extraña sensación.

¿He escrito todo esto sin apenas decir nada? Letras inconexas. Según se mire. Es una extraña conexión.
Qué caca de post.

11 de enero de 2009

Un día de rebajas...

Ayer tuve el suficiente valor, reuní fuerzas y me dispuse a lanzarme a la aventura: me fui de rebajas… Ya habían transcurrido unos días del temido día de inicio de las rebajas, así que esperaba no encontrar tanto lío como el primer día, en el que la gente entra corriendo en el establecimiento de turno (en la tele siempre es El corte inglés) a pillar gangas.

Nada más lejos de la realidad. Lugar al que fui, lugar en que no cabía un alfiler… Parece que había elegido mal el día de compras, pero no quería dejar pasar mucho más tiempo, pues luego cuando vas, encuentras cosas buenas, bonitas y baratas, pero de las que lamentablemente no queda tu talla… ahí es cuando te lamentas y dices, “ay, si hubiera venido un par de días antes, igual lo hubiera encontrado”.

De todos modos he de decir, que pese a que todo estaba lleno, lo cual se vislumbraba en las larguísimas colas a la hora de pagar en las tiendas… no me peleé con nadie por ningún artículo de oferta… faltaría más… rebajas sí, pero yo no me rebajo! Cómo se puede perder así la dignidad, o la educación, llamadlo como queráis, por llevarte a casa el saldo de turno… Si que vi a dos señoras que agarraron a la vez una camiseta en estos típicos cajones de revolver… y tuvieron un par de palabritas…. Pero una de ellas fulminó con la mirada a su oponente, y la otra soltó la prenda al instante, yéndose del lugar murmurando por lo bajo (nótese que a la de la mirada fulminante, le pitaban los oídos…)

Bueno, pero a pesar de estos inconvenientes de las colas en las cajas, las colas en los probadores, las dificultades para aparcar… al final del todo, compré! Porque no hay cosa que peor me siente, que pasarte una tarde de compras, (por decir algo) y llegar con las manos vacías a casa… ésto ayer no ocurrió… compré 5 artículos, y todos bastante rebajados… me sorprendieron gratamente las rebajas de El corte inglés… uno de los sitios donde más habían bajado los precios…

Así que, desde aquí os aconsejo a todos aquellos que reunáis fuerzas para salir en busca de la ganga perdida, que os arméis de paciencia: es la mejor arma en un día de rebajas

7 de junio de 2008

Ya iba siendo hora...

…de acabar los trabajos!! ¿Qué os pensábais? ¿Qué el título es porque Bea la fea, se pone guapa? Pues no, es porque hoy por fin he terminado todos los trabajos, proyectos e informes de prácticas, que tenía que hacer; por fin he dado por terminadas las prácticas de toxicología, que me han llevado más tiempo del que me esperaba. Así que, ya sólo por eso, hoy es un buen día.

También el título de esta entrada, coordina muy bien con lo de estudiar… con esa cosa que hacemos los estudiantes tres veces al año, algo así como mirar apuntes, o hacer ejercicios… algo así creo que era, ya no me acuerdo… Y es que ya iba siendo hora de ponerse a estudiar, de atornillar los codos a la mesa… y parece que hoy va a ser el día en el que empezaré a estudiar en serio de una vez, porque el martes día 10 tengo mi primer examen final, (Esto ya es fase pre-finales sin ninguna clase de dudas…) y los finales se prolongarán hasta el día 30, así que… ¡20 días de tormento!

Es algo extraño, porque aún sigo aquí. Debería haber terminado el post, e irme a hincar los codos, justo cuando comenté eso de que en tres días tengo mi primer examen… Esas palabras resonaron en mi cabecita, pero al final no calaron en mi mente, porque aunque casi no he estudiado nada, la verdad es que llega un punto en el que no me preocupa… Ya me preocupará de aquí a unos días…

No, es cierto, llega un momento de saturación, en el que lo que menos te importa en la época de exámenes es precisamente aprobar los exámenes, y lo único que cuenta es que se acaben de una vez. Fíjate lo raros que llegamos a ser los seres humanos, o yo especialmente, no sé…

En fin, ha llegado la hora de acabar este post para empezar a estudiar de una vez por todas. Espero que en tres días me dé tiempo a preparar el primer examen. Confío en que sí, peores cosas hemos hecho años atrás, y hemos salido airosos. Y si no es así, siempre nos quedará septiembre… ¿Ves? Este es el momento del que os hablaba, en el que ya todo me importa un bledo, y eso que aún no ha empezado el suplicio…