Lo que empieza mal no puede acabar bien.
Para que los sindicatos funcionen como es debido deberían vivir de
las cuotas de sus afiliados. Si ocurriera así, tendrían que
funcionar de forma impecable, para que los trabajadores confiaran en
ellos y siguieran pagando sus cuotas.
Sin embargo, dependen fundamentalmente de
las subvenciones, con lo cual la importancia del afiliado en el
sindicato es mínima. Al no ser necesario no se le tiene en cuenta,
sino que se le dan instrucciones y se le ordena lo que tiene que
hacer. Se produce la lucha por el poder en su interior y los más
maniobreros tienen ventaja sobre los más nobles.
Por ejemplo, para afiliarse en el Reino
de Valencia, hay que dar por buena la denominación País Valenciano
y el uso del catalán. ¿Qué tiene que ver todo esto con la lucha
sindical? Pues nada, obviamente, pero se toma o se deja.
Quizá sean estas cosas las que
proporcionan las subvenciones más jugosas. Unos partidos las dan y
otros las mantienen, para no despertar las iras de los cabecillas
sindicales.
Hay sindicalistas que dedican su vida a
perseguir a Franco, pero empezaron esta tarea cuando murió. Lo de
organizar el sindicato bien, lo de ilusionar a los trabajadores y
convencerlos para que se afilien es menos importante.
Podría aceptarse que se les dieran
subvenciones, sin con las cuotas no les alcanza, pero vinculándolas
al número de afiliados al corriente en los pagos.
En este estado de cosas, tan alejado de
lo que sería ideal, no resulta extraño que haya salido elegido un
personaje que habla de cosas inexistentes, como es la catalanofobia
(pronto habrá que decir también catalanofobio, por aquello de las
ideas geniales de ciertos pájaros de cuenta).
La catalanofobia es un término inventado
por personas sin escrúpulos, sin vergüenza y sin un átomo de
bondad en su interior. Es posible que entre estos tipos desgraciados
haya curas y monjas.
'Paris-Austerlitz'
'Internet negro'
'Manual de insultos para políticos'
'Los hombres que susurran a las máquinas'
'Al pie de una pared sin puerta'
'A pesar de los pesares'
'El árbol del silencio'
'El bucle'
'Internet negro'
'Manual de insultos para políticos'
'Los hombres que susurran a las máquinas'
'Al pie de una pared sin puerta'
'A pesar de los pesares'
'El árbol del silencio'
'El bucle'