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jueves, 10 de junio de 2010

Zapatero no piensa imitar a Suárez

Y es lógico no lo haga, dimitiendo, como sí hizo Suárez, puesto que éste ya había hecho lo principal de su tarea, aquello para lo que se llevaba preparando muchos años. Adolfo Suárez ya sabía que la parte suya de la Transición había sido hecha de forma impecable y que ese mérito ya no se lo iba a quitar nadie. Podía irse, pues, disgustado por tanta puñalada trapera como le daban, pero satisfecho por su labor.
En el caso de Zapatero es al revés, no puede irse satisfecho por nada porque el desastre que ha propiciado es antológico y difícilmente superable, aunque todo puede ser; en cuanto a las puñaladas, es él quien las da, no se priva de nada. Lógico es entonces que quiera aferrarse al cargo, pues ya que no va a ser recordado por nada bueno, querrá, por lo menos dejar pasar el tiempo, por si vuelve a tener suerte. Dice Peces-Barba (contentas están las víctimas del terrorismo de no tener que soportarlo más) que la historia redimirá a Zapatero, como está ocurriendo con Felipe González. Se equivoca Peces-Barba, a quien está redimiendo la historia es a Adolfo Suárez, la distancia permite apreciar en toda su magnitud el mérito de su labor. Lo que ocurre con González, precisamente, es que Zapatero lo está haciendo bueno. Pero no demasiado, porque muchos socialistas no le perdonarán jamás que los desengañara de tal manera. Tenía sus propios planes y no le pareció urgente rehabilitar o compensar a los represaliados del franquismo, con lo cual le ha dado oportunidad a Zapatero para que haga otra de las suyas.
Zapatero, por otra parte, parece un fiel imitador de Franco. Maneja el partido con puño de hierro. De ahí que haya conseguido colocar a Pajín, a Blanco, a Corbacho, a Aído, etc. De ahí que el partido no pueda forzar su dimisión.
'Tiempo de vida'
'Bajo toda la lluvia del mundo'
'¿Quiere usted hablar mejor?'
'Sabiduría esencial'
'La llave del secreto'
'El estupor y la maravilla'
'Mil millones de mejillones'

sábado, 5 de septiembre de 2009

Controlar los sueldos de los banqueros

Los ministros de Finanzas del G-20, entre otras medidas, proponen controlar los sueldos de los banqueros. Pero esta intención puede ser algo así como sí se pretendiera recoger agua con una cesta de mimbre. Los banqueros tradicionalmente han hecho lo que han querido. Sin ir más lejos, siendo como son culpables de la crisis, aunque no los principales como pretenden Corbacho y Zapatero, se han salido de rositas, al igual que los políticos, que son los que más culpa tienen.
El control de los sueldos de los banqueros ya debió haberse establecido hace mucho tiempo, habida cuenta de que son desmesuradamente altos, y además tienen la sospechosa costumbre de fijarse grandes premios por cumplir objetivos a corto plazo. Ellos dicen que esos altísimos sueldos tienen la finalidad de evitar la fuga de cerebros. En realidad, podrían haber dicho cualquier otra cosa que se les hubiera ocurrido. Se los ponen porque pueden y posiblemente seguirán pudiendo en adelante, puesto que siempre encontrarán el modo de salirse con la suya.
Lo que han conseguido esos cerebros a los que se les paga tanto para que no se vayan es quebrar varios bancos, y no han sido más porque los gobiernos han acudido en su ayuda. Por otro lado, si se tiene en cuenta que lo importante son las instituciones, aquella excusa queda sin sentido. Un ejecutivo que se precie debe organizar la institución en la que trabaja de modo que nadie sea indispensable. Debe establecer un protocolo, con unas normas de actuación no rígidas, que sirvan para cada caso que se presente, y que incluyan la renovación y puesta al día en cuanto se detecte algo mejor. Y si no es capaz de conseguir que la institución pueda sobrevivir en caso de que falte alguna de las personas es que su talento no es tan grande.