Cuando anuncia que va a subir los
impuestos no miente. Tampoco lo hace cuando manifiesta su odio a la
derecha.
Es decir, reconoce al odio como el motor
de sus ambiciones políticas. Y eso también es cierto, porque es
necesario sentir mucho odio para pactar con Bildu o Podemos, por
citar tan solo a dos de sus socios de gobierno. Que personalice el
odio en una opción política no es más que una maniobra de
distracción. Cuando alguien odia lo hace de verdad. El hecho de
odiar a otras personas simplemente porque se han adscrito a una
opción política que no le satisface le impide hablar con propiedad
de regeneración democrática, que sí que lo hace, pero en plan
propagandístico. Entonces, para ser aceptado por él hay que elegir
la opción política que sí le gusta, pero eso tampoco es una
aceptación real, tampoco acepta a quienes optan por la izquierda,
puesto que para aceptarlos les ha puesto condicionantes; si no dan,
desaparece la aceptación.
Se sirve del sintagma regeneración
democrática como eufemismo de imponer de modo dictatorial su
criterio, de reafirmarse en el poder que ha conseguido de modo
traicionero y contando con la complicidad de otras personas que ahora
ya sabemos que son infames, aunque en bastantes de los casos eso no
es noticia.
Se hace palpable el odio de Pedro Sánchez
al mundo en su desprecio a la justicia, sin la cual no hay
democracia, y en su tendencia al despilfarro, mediante el que
pretende arruinarnos a todos y en su anunciada medida de aumentar
los impuestos, con lo que conseguirá lo que sin duda quiere: generar
mucho paro, quizá porque piensa que la gente desesperada, porque sus
posibilidades de encontrar trabajo han desaparecido por completo,
suele votar a la extrema izquierda, suele ser sensible a los mensajes
de odio, al elegir la papeleta se guía por el resentimiento.
Apañados estamos.
'2016.Año bisiesto' 'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Diccionario de elogios, piropos y voces galantes'
'Atlas del bien y del mal'