domingo, 30 de noviembre de 2014

Eso del 'passatge Jaume Martínez Vendrell'

El tal sujeto, Jaime Martínez Vendrell, fue condenado a 12 años de cárcel por su participación en el atentado terrorista que costó la vida a José María Bultó. En la placa con la que se le homenajea se le denomina 'patriota catalán'. Lógicamente, a los catalanes decentes no les interesa esa patria.
Es significativa la actitud de los nacionalistas en estos casos. En el País Vasco hay un tal Jonan Fernández, que antes se llamaba de otro modo, más preocupado por los terroristas que por sus víctimas. El caso es que el tal Jonan tiene un cargo institucional. Por su parte, el nacionalismo catalán se opone a que le sea retirada la citada placa al que ellos llaman patriota y las personas decentes terrorista.
Sin los partidos nacionalistas no habría habido terrorismo en España.
Curiosa fue la argumentación de los jueces de la Audiencia Nacional que en mayo de 2010 permitieron que el terrorista de marras siguiera teniendo una calle dedicada. Alegaron que además de terrorista era otras cosas. Es evidente que José María Bultó no era pariente de ninguno de esos magistrados.
Hay gente que puede decir una memez, por los motivos que sean, entre ellos el cultivo de la propia memez, pero además pueden ser otras cosas, como coleccionistas de grillos, por ejemplo.
Un portal de corte marcadamente catalufo (ya se sabe que hay catalanes y catalufos), da la noticia de que, ¡por fin!, haya que retirar la bochornosa placa de modo sesgado, aunque aparentemente aséptico. No habla de la delegada del gobierno, sino de la delegada del gobierno español, y quita importancia a la participación del terrorista en el atentado, pertenecía al grupo terrorista, pero no estuvo de acuerdo, etc. Y viene a concluir que la calle se le dedicó por consenso vecinal, o corporativo de los partidos políticos 'de casa'.
Eso es lo que hay en el nacionalismo.

sábado, 29 de noviembre de 2014

El PP no encuentra candidatos a alcalde

Hasta hace poco abundaban quienes hubieran querido ser concejales, preferentemente de Urbanismo, pero se ha llegado a un punto en que ya no es fácil, ni siquiera para el PP, un partido que tiene muchos puestos garantizados de salida, completar las candidaturas municipales.
Se conoce que los posibles candidatos calculan que ya no hay tanto que ganar como antes, que actualmente están muy vigilados y que los ediles de hoy, en lugar de con pelotas, que era lo habitual, ahora lo típico es que se les desprecie.
Nada de eso debería arredrar a los políticos de vocación, a los que de verdad quieren servir al pueblo. Si se consideran con capacidad suficiente y son honrados, deberían dar un paso adelante. Ahora es cuando son necesarios. Si el paso lo dan hacia atrás es porque en sus cálculos no cuenta el deseo de ser útil a la sociedad, sino otra cosa.
Pero estas cosas también pueden tener su lado positivo. Los oligárquicos dirigentes actuales tendrán que darse cuenta de que la cosa no va y hay que efectuar cambios. Es peligroso que tipos como Rajoy, acojonado por los nacionalistas, y Schez, probablemente también acojonado, pero sobre todo desorientado, se encarguen de la reforma de la Constitución. Pero no necesariamente han de ser ellos quienes la lleven a cabo. En España además de los políticos y los sectarios viven otras personas, y entre ellas las hay que son muy razonables.
Los partidos políticos podrían, o, mejor dicho, deberían, dejar en manos de pensadores y juristas de probada rectitud la reforma de la Constitución. Entre los pensadores hay algunos muy decentes y que además han dedicado parte de su vida, o quizá su vida entera, a combatir el terrorismo, lo cual demuestra que no era el éxito o la fama lo que buscaban.
Cabe la posibilidad de que todos los que deberían ocuparse de esta tarea estén en la plataforma Libres e Iguales. La opinión pública confiaría en ellos. Y, además, estos personajes sabrían que la nueva Constitución debería basarse en un ideal de justicia que ilusionara a toda la gente buena, y no en el deseo de complacer a la Iglesia, a los nacionalistas, o a cualquier otro grupo que se tenga por demócrata sin serlo.

viernes, 28 de noviembre de 2014

El programa económico de Podemos

Al leer el resumen del programa económico de Podemos que ha hecho Pilar Gassent en República, lo primero que se piensa es que el infierno está empedrado de buenas intenciones.
Por no hacer largo el análisis me centraré en muy pocos puntos. En el tercero, por ejemplo, se habla de fortalecer a los sindicatos. Eso es un error de bulto. A los sindicatos hay que darles el mismo tratamiento que a los partidos políticos, las religiones, las empresas o empresas; es decir, una normativa suficiente que les permita desarrollar con holgura su labor. La fuerza de los sindicatos ha de estar en la confianza que tengan en ellos los trabajadores.
El punto cuarto es claramente demagógico.
Hay un punto que se echa en falta y es el del fortalecimiento del Estado y su independencia de los partidos políticos. Es decir, a los funcionarios no les deberían afectar de ningún modo los sucesivos cambios de gobierno, y tampoco a los organismos e instituciones estatales. La televisión pública debería seguir su línea, independientemente de cual fuera el partido político dominante, lo mismo el Banco de España, el Fiscal General, y todos los demás.
Sólo si se diera esta premisa podría comenzar a pensarse en reinstaurar una banca pública, como propone Podemos, que tendría que tener además la obligación de dar servicio a aquellos pueblos que se han quedado sin él al desaparecer las cajas de ahorros, punto este que a lo mejor se le ha olvidado a este nuevo partido.
En lo de combatir con eficacia el fraude fiscal hay que estar de acuerdo, pero hay que temer la reforma fiscal que pretenden, porque las armas las carga el diablo. Una cosa es lo que se pretende, que a primera vista puede parecer bonito, y otra muy distinta el modo de conseguirlo, porque como no se acierte el resultado puede ser catastrófico.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Freixenet y la nacionalista

Una diputada nacionalista, que atiende al nombre de Elena Ribera, ha dicho que Freixenet acaba de perder dos millones de consumidores.
Con ello ha demostrado una vez más que el nacionalismo es incompatible con la democracia, puesto que no tolera más que la sumisión a sus postulados, y que cree que dos millones de personas la van a obedecer por que sí. Considera que esos dos millones de personas están suficientemente fanatizados en su odio a España como para dejar sin trabajo a los catalanes que tiene en nómina la empresa catalana.
El caso es que el anuncio de Freixenet que ha motivado ese comentario tan estúpido sería visto como normal en cualquier país civilizado y no sometido a una campaña agobiante en la que se incita a odiar todo lo que supuestamente tenga que ver con España.
Si Cataluña ha alcanzado un progreso envidiable ha sido en el seno de España. Suponer que si Cataluña hubiera sido independiente habría alcanzado el mismo nivel de confort es un tanto atrevido, porque no hay modo de probarlo. Son muchas las variables que intervienen en el asunto.
Y una vez que Cataluña está enriquecida unos cuantos catalanes quieren volverla a la pobreza, pero esto tampoco es todo. La mayor parte de los catalanes se a empobrecer, pero unos cuantos se están enriqueciendo.
En democracia no se imponen las ideas, ni se aísla o castiga a quienes no las asumen. Eso de que dos millones de catalanes dejen de consumir Freixenet porque su dueño no es partidario de la secesión, si se diera el caso, demostraría que la salud mental del pueblo catalán deja mucho que desear. En todos los hogares de España hay productos catalanes, lo cual desmiente el supuesto odio de los españoles a Cataluña. El odio tiene una dirección opuesta y no surge de forma natural, sino que es inducido por unos cuantos pájaros de cuenta. Elena Ribera sólo quiere hacer méritos.

martes, 25 de noviembre de 2014

Montoro no encuentra a los ricos

Creo que fue en un programa de La Clave, durante el mandato de Felipe González, donde un experto fiscal explicó que a partir de unos ingresos de ocho millones de pesetas anuales se podía acceder a una serie de posibilidades que manejadas con tino permitían pagar menos impuestos. Puntualizó el experto que el sueldo de los ministros era de ocho millones.
Han seguido pasando gobiernos y las cosas siguen igual o peor. El ministro actual, que se llama Montoro, y los anteriores cuyos nombres más vale no recordar, siguen mirando con la lupa las declaraciones de aquellos que tienen bajo control, mientras permiten que una gran cantidad de gente pueda eludir sus obligaciones con Hacienda.
Dice uno de estos despabilados que se han apuntado a vivir del dinero público que negociarán con los ricos. Esperándolos están los ricos para atenderles amablemente. De lo que se trata es de conseguir que la Hacienda Pública pueda hacer su trabajo con eficiencia, para que cada cual pague lo que según la ley le corresponde.
Habría que reducir a límites razonables el fraude fiscal, y evitar la sospecha generalizada de que Hacienda deja prescribir muchos expedientes. Y aparte de eso ocurre que muy pocos contribuyentes declaran unos ingresos acordes con lo que se ve por las calles, en donde se ve mucha opulencia, pero todo eso luego no se traduce en ingresos para el Estado.
En España hay muchos políticos muy gastadores y muy pocos contribuyentes que paguen lo que deben. Y se va viendo a través de los sucesivos gobiernos que no hay voluntad de arreglar esto, porque las oligarquías, a las que pretenden incorporarse unos cuantos, son egoístas por naturaleza. Hasta el momento, y a través de los siglos, todos los gobiernos españoles han estado al servicio de las oligarquías. También los autonómicos y especialmente los nacionalistas.

lunes, 24 de noviembre de 2014

La inconsistencia de la justicia belga

Parece mentira que los tribunales de justicia de un país que se tiene por civilizado incurran en tan absurdos e incongruentes desatinos.
Entre los hechos probados y las sospechas, se decantan por estas últimas. Las sospechas fueron introducidas por un abogado de ETA. Esas sospechas no tienen lógica.
La policía belga detuvo a la etarra Natividad Jáuregui, a la que la justicia española acusa de haber cometido seis asesinatos. La justicia española pidió la extradición.
El abogado de la etarra, y de otros etarras, alegó ante el Tribunal de Casación belga que si se la extraditaba a España corría el riesgo de ser torturada. Esa es una artimaña propia de todos los abogados de los delincuentes y especialmente de los terroristas.
El asunto no tiene lógica, porque hay alrededor de 400 asesinatos etarras sin resolver. Si la policía española torturara eso no ocurriría.
La justicia belga es cruel con las víctimas del terrorismo e injusta con la justicia española, que se las ve y se las desea para hacer su trabajo con los medios que tiene. Si en España se practicara la tortura el cadáver de Marta del Castillo habría aparecido.
Inexplicable resulta la pasividad de las autoridades españolas, puesto que permiten que los terroristas ganen la batalla ante la opinión pública mundial. Puesto que el gobierno no cumple con sus obligaciones en este sentido, ha de ser una modesta asociación, Covite, la que, con escasos medios, trate de revertir la situación. Ha dicho Consuelo Ordóñez, su presidenta, que negar la extradición de Natividad Jáuregui una burla a la legalidad europea, ya que supone un incumplimiento palmario de la normativa europea sobre detención y entrega. Y añade un comentario que debería sonrojar a la justicia belga: es evidente que ninguno de los países de la Unión Europea podrían formar parte de ella si practicaran torturas.

domingo, 23 de noviembre de 2014

La estupidez del gobierno valenciano

Iba por la calle y he visto un coche del sistema de salud valenciano con el que se atienden las urgencias rotulado totalmente en catalán y sólo en catalán.
A estas alturas de la historia hablar del valenciano da risa según a quiénes, que son muchos, unos por bobería y otros por pasotas.
Pero la cuestión no es esa, sino que se da la impresión de que el Reino de Valencia es una nación independiente de España, en donde sólo se habla catalán. Y lo que ocurre es que el idioma que más se habla por estas tierras, al igual que ocurre en el resto de España, es el español. No es que el gobierno valenciano tenga complejos, sino que para tener apaciguados a los nacionalistas nos hace tragar sapos a los valencianos decentes.
El ayuntamiento de Valencia cae en la misma estupidez. Se ha gastado un montón de dinero de los impuestos de los valencianos en rotular las calles, que ya estaban rotuladas, en ese idioma que impone la fenicia Academia Valenciana de la Lengua. Valencia era una ciudad agrícola y pasado a ser de servicios. Ahora vienen muchos turistas y los nuevos rótulos de las calles no ayudan a fomentar el turismo. El español está muy difundido en el mundo, pero el catalán no se habla en Valencia, salvo cuatro catalanistas desorientados que creen que con ello ayudan a la humanidad, aunque a lo mejor lo que realmente pretenden es meter el dedo en el ojo a los que no pensamos como ellos.
Hay que recordar que en Valencia existe la RACV que pronto cumplirá cien años. Y que Pujol dijo que pactó con Aznar la fundación de la fenicia AVL, y que Zaplana dice que de eso nada, que la idea se le ocurrió a él solito. Y que Camps la incrustó en un nuevo Estatuto que nadie pedía.
La estupidez, la estupidez, la estupidez...

sábado, 22 de noviembre de 2014

La mala memoria de Alfonso Guerra

Critica el autor de la frase “quien se mueva no sale en la foto” la deriva del PSC hacia el nacionalismo. Olvida el buen hombre, que como habrán adivinado los lectores, no es otro que el otrora todopoderoso Alfonso Guerra, su responsabilidad en el asunto.
En España se da el caso curioso de que abundan los nacionalistas de izquierdas, cosa insólita puesto que las izquierdas son incompatibles con el nacionalismo. Quizá la cosa provenga de los tiempos del tardofranquismo, cuando el PSOE y los nacionalistas jugaban a oponerse al dictador y de ahí nació una simpatía entre ambos. Los nacionalistas colonizaron culturalmente a las izquierdas y ahora el nacionalismo está a punto de culminar su acción destructiva mientras la izquierda española no se explica su desorientación.
Si los nacionalistas obtuvieron tantas ventajas en la Transición ello se debió al apoyo decidido de la izquierdas, fundamentalmente del PSOE. Según cuenta Jorge Solé Tura en su libro Nacionalidades y nacionalismo en España. Autonomías, federalismo y autodeterminación, durante la redacción de la Constitución el diputado Letamendía propuso que se incluyera en ella el derecho de autodeterminación, y dos diputados, uno de CiU. Miguel Roca Junyent, y otro del PSC, Rodolfo Guerra, emularon al típico caganer catalán para no votar. Y no sólo eso, sino que además le mandaron una nota al propio Jorge Solé Tura, a través del ujier, para que hiciera lo mismo. En lugar de hacerles caso, este otro catalán, lo contó en un libro.
Si Alfonso Guerra en aquel entonces hubiera impedido la actitud indigna de Rodolfo Guerra, ahora no tendría esos problemas con el PSC. Y si antes de eso no hubiera consentido que CiU colonizara ideológicamente al PSOE, nos habríamos ahorrado muchos disgustos. En aquellos momentos gloriosos del PSOE muchos de sus integrantes ya eran nacionalistas.
A Guerra le gustaba sentirse poderoso y tenía infiltraos en todos los partidos y luego presumía de ello en el Congreso, y no se enteraba de que en su partido se estaba incubando el germen de su destrucción.


 

viernes, 21 de noviembre de 2014

Acoso y derribo de UPyD

No cabe duda de que UPyD es un partido molesto para todos, baste fijarse en la dureza con que contestan a Rosa Díez unos y otros en el Parlamento. Le molesta también a Ciudadanos, puesto que ambos partidos tienen un origen similar.
Cualquier ocasión es buena para atizarle a Rosa Díez, de la que se sacan a relucir actuaciones suyas de cuando pertenecía al PSOE. Olvidan que es la política española que más firmeza muestra frente al terrorismo y los nacionalismos. Olvidan que UPyD es el partido que más sensibilidad demuestra hacia las víctimas del terrorismo.
Resulta curioso que se utilice el caso Sosa Wagner de forma interesada. Él traicionó al partido y traicionó a Rosa Díez, cuya simpatía por él era pública y notoria. En democracia hay normas y procedimientos y quien se los salta no demuestra ser demócrata.
Hay personas interesadas en que Ciudadanos y UPyD se unan, y en principio es una opción digna de tener en cuenta. Pero las cosas no se pueden conseguir de cualquier manera y menos haciendo trampa.
Me gusta la actitud de Natalia Ginzburg, defensora del aborto, cuando dice que hay que empezar diciendo la verdad: abortar es matar. Y a partir de esta base desarrolla su teoría.
Hay que partir de la base de que lo que hizo Sosa Wagner no está bien, y si se obvia este punto todo lo demás no sirve.
UPyD, hoy en día, es el partido más necesario de los que hay en España. Baste para ello ver lo que ha dicho un nacionalista, Iñigo Iturrate, del PNV: Rosa Díez es la líder que más se parece a Stalin.
Son muchos los que odian a Rosa Díez, pero los nacionalistas vascos son los que más la odian. Ya se sabe que nacionalismo y democracia son incompatibles. Ya se sabe que sin las coartadas que proporcionan los nacionalistas el terrorismo no habría existido en España.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Pregunta a Grande Marlaska

La famosa Tigresa, una de las etarras más sanguinarias, tendrá permiso para salir a la calle con el fin de sacarse el carnet de conducir.
El permiso se lo ha concedido Grande Marlaska y la pregunta que le hace Covite es la siguiente: Si un preso común pide un permiso de ocho horas al día para aprender a conducir, ¿es jurídicamente posible que se le aplique el mismo artículo que se ha aplicado a López Riaño para favorecer su reinserción?”.
A lo mejor Grande Marlaska no la contesta nunca, dado que la sociedad española no está acostumbrada a ejercer sus derechos, sino a conformarse con lo que dispone el Poder. Probablemente sea este el motivo por el que muchos creen en las soluciones mágicas e imposibles de Podemos.
La cuestión es que en España, entre el gobierno de la nación y las autonomías, hay un gran número de políticos, que, a su vez, tienen un gran número de asesores. Y entre todos, con todo el tiempo que han tenido desde el establecimiento de la democracia, no han sido capaces de encontrar la idea que permita que los crímenes de ETA no queden impunes.
Hay una idea previa que se llama cadena perpetua. Dicen las gentes bien pensantes que la pena de cárcel no puede concebirse como una venganza, sino que ha de estar pensada en la reinserción. Y me pregunto yo que cómo puede reinsertarse un etarra o un Bretón, por ejemplo, que se sirven de las leyes para burlarse de los ciudadanos. Pero por lo menos hay una nación que ha resuelto el problema. Cuando Breivik produjo asombro que sólo se le condenase a 21, porque esa es la pena máxima que admite la legislación de ese país. Pero es que el asunto no acaba ahí. Luego resulta que periódicamente le ha de examinar un tribunal compuesto por varios miembros de distintas disciplinas y hasta que este tribunal no vea que se ha convertido en una persona decente no va a salir a la calle. O sea, que con este sistema los etarras estarían encerrados de por vida y los ciudadanos pasaríamos menos vergüenza.