Nos
recortan y no sólo el salario, sino también en las prestaciones de
la Seguridad Social, en los medicamentos que no se pueden dejar de
tomar, pero que desde hace unos años hay que pagar a tocateja (y
quizá algunas farmacias puedan sobrevivir por eso, ya que es lo
único que cobran), en los quirófanos y Casas de Salud que cierran a
ciertas horas; nos congelan las pensiones (y de ellas y nada más
viven muchas familias); nos suben los impuestos, directos e
indirectos, etc.
Dicen
que la reforma fiscal, que Montoro nos anuncia con su risita, una vez
leída la letra pequeñita, a quienes realmente beneficia es a los
bancos. Eso es lo que pasa en España, los políticos españoles
sueñan con ganarse una plaza en los consejos de administración de
las empresas del Ibex. No son pocos los que lo consiguen. Unos
apuestan por las renovables, otros por las eléctricas, los más
osados por los bancos, puesto que las apetitosas cajas ya no están.
Un político valenciano se presentó a las elecciones con el objetivo
de lograr la presidencia del Banco de Valencia. Es posible que por la
de Bancaja o Caja Madrid hubiera algo más que bofetadas. Lo que
acabó ocurriendo, aquí, allá y más allá, lo estamos pagando
entre todos. Narcís Serra, que sabía tocar el piano, se siente
víctima. José Luis Olivas, se queja, quizá escondido en un lugar
de lujo, de estar pasando un vía crucis judicial. Danpena.
Montoro
se calla lo del fraude. Dice Gestha que Hacienda pierde 11000
millones por el atasco judicial. ¿No tiene interés el gobierno de
Rajoy en conseguir dinero? ¿No se lo extrae a quienes puede? ¿Por
qué permite ese atasco judicial? Es que lo que interesa al ministro
de Justicia es la Ley del Aborto.
Da
la impresión de que al gobierno de Rajoy, como antes al de Zapatero,
no le interesa perseguir el fraude. No vaya a ser que se cabree algún
oligarca y lo del consejo de administración ya no se pueda ni soñar.