Quizá
sea por el temor a que alguien como Eduardo Madina se alce con la
Secretaría General del PSOE que Alfredo Pérez Rubalcaba, que sabe
que está quemado, aguanta en el cargo.
Parece
ser que la gran esperanza de los socialistas más sensatos se encarna
en la persona de Susana Díaz, que para sorpresa de todos, ha tenido
unos gestos que no pueden sino ser vistos con ilusión. Sobre todo, a
la vista de los cuatro o cinco personajes que pugnan por el citado
cargo.
La
realidad es que los socialistas de verdad están mejor representados
por UPyD que por el PSOE, pero en España las siglas tiran mucho y el
sectarismo todavía más. Es un lugar común que el hábil manejo del
odio proporciona muchos votos. De ahí que se instigue el odio contra
UPyD, con el fin de que al pensar en este partido no entre el juego
la razón, sino ese nocivo sentimiento.
Si
uno se fija en las cosas de Madina, lo más probable es que le vea un
paralelismo con Zapatero. Un socialista ilustre, en conversación
conmigo, quiso defender a este expresidente y su estrategia consistió
en diferenciar la primera legislatura suya y la segunda, cuando es
obvio que si ganó las segundas elecciones es porque aunque ya había
venido la catástrofe aún había mucha gente que no la percibía.
Creo que Solbes, en ese libro que tampoco voy a leer, no lo explica
bien. Es curioso que ninguno de los participantes de ese debate del
que se habla tanto, Solbes y Pizarro, estén hoy en primera línea
política. Zapatero, le dije, hubiera sido un gran presentador de
telediarios. Parece educado, tiene un voz bella y buena estampa.
Aparte de eso nada más.
Un
Zapatero bis sería una broma de mal gusto. Tampoco conviene echar
las campanas al vuelo con Susana Díaz, pero un suspiro de alivio sí
que merece su irrupción en la pugna.
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