En apenas un segundo el profesor ya había desaparecido del laboratorio y Aline vuelve a conectarse con sus sensores oculares al panel, inquieta por la advertencia del profesor, para darle un último repaso al cultivo antes de acabar la jornada.
Lo sabe, estoy segura de que lo sabe - se dice a sí misma.
Aprecia que las moléculas del grupo 1 y 3 han incrementando y dispara el procesador para anotar los datos mientras intenta no pensar ¿Y cómo lo sabe? ¿A través de sus conectores encefálicos? ¿O tal vez ha sido el mismo Halsdertein quien se lo ha contado todo?
Una vez anotados los datos, Alice se desconecta del sistema, hace girar su sillón amarillo y se pone en pie. Camina lentamente por el laboratorio blanco y luminoso, mira a un lado y a otro y ve la larga fila de posicionamientos como el suyo que lo configuran. Observa a los compañeros que están conectados a los paneles y se pregunta hasta que punto saben lo que ella sabe y hasta que punto se sabe todo de todos…
¡Saben lo que pienso! Siente un desasosiego y lo único que desea es salir de allí cuanto antes, pero sigue caminando despacio, incapaz de lanzarse a correr, absorta en sus pensamientos, aunque sabe que debe procurar no ejercitar el doblepensar si quiere seguir colaborando en el laboratorio Multiverso.
Conoció al doctor Halsdertein gracias al programa de seguimiento de cultivos del profesor Darkgrey, en una breve introducción que les dio a ella y a otros cinco compañeros más, escogidos por el propio profesor Darkgrey. Era joven, dinámico y atractivo, por lo que la idea de trabajar con él la entusiasmó.
Llevaban tres días de trabajo cuando salió a su encuentro en el abarrotado vestíbulo, con la tarjeta de identificación aún colgada en su traje anatómico de color gris y una escueta sonrisa. La invitó a tomar un jugo vitamínico en un local cercano y allí le habló de los universos paralelos, de las interconexiones entre ellos y de lo importante que eran los cultivos para entender que el multiverso podía ir mucho más allá de lo que hasta ahora conocían.
Tierra, ese increíble cultivo azul que le habían asignado la tenía fascinaba, de un modo que iba más allá de las puras observaciones científicas del profesor y algo más cerca de las teorías de Halsdertein y naturalmente compartió esa fascinación con él. Estudiaron el fenómeno “humano” lo analizaron y sintetizaron, observaron y verificaron, de forma aislada y conjunta, compartiendo resultados e impresiones en estrecha colaboración.
Como encargada de llevar a cabo todas las anotaciones del cultivo, la curiosa coincidencia del increíble descubrimiento de Halsdertein de ese escrito humano, 1984, con el momento que el cultivo iniciaba un proceso de autodestrucción, y la adaptación de esa fecha a la del cultivo mediante una argumentación más filosófica que científica, en la que ella también intervino en un principio, la hicieron sospechar que era posible que el propio Halsdertein hubiera manipulado el cultivo en su ausencia.
Redactó el informe que debían presentar al Consejo Multiverso, dotándolo de unas explicaciones científicas creíbles que dieran consistencia a las teorías de Halsdertein, lo que la convertían en su cómplice en el caso de que hubiera habido alguna manipulación, por eso a partir de entonces empezó a hacer sus comprobaciones y guardarse para sí sus propias teorías.
En sus investigaciones, Aline llegó a descubrir que bastaba un simple monómero añadido a los miles de la cadena secuencial para evitar la extinción del cultivo Tierra. ¡Habría sido tan fácil!, pero no lo hizo, por lo menos no entonces y durante un tiempo se limitó a estar en estado de alerta.
Hasta hoy.
Hoy se había sentido más observada y decepcionada que nunca. Convencida de que Halsdertein había manipulado el cultivo, las acusaciones del profesor se lo acababan de confirmar, acusaciones que sin duda habían sido provocadas por el propio Halsdertein, la marcaban como única culpable si el cultivo se autodestruía. Envuelta en una falsa acusación, sólo le quedaba una salida: volver a reactivar el cultivo.
Incluyó un monómero al cultivo justo antes de que el profesor Darkgrey se acercara a ella, mientras anotaba los primeros síntomas. Ahora, ya fuera del laboratorio, cruza el vestíbulo y se dirige a la salida del Multiverso, sin prisa, tranquila y sin mirar atrás porque sabe que todo irá bien. Tierra seguirá evolucionando y ella estará allí viéndolo.
Ella no era el ojo que todo lo ve, o por lo menos no era la única. Ella también estaba observada por otro ojo superior y se preguntaba si a ese ojo también lo observaban desde fuera del multiverso conocido, lo mismo que ella observaba a las partículas de Tierra que a su vez se sentían observadas... en una espiral infinita.
*Nota de la autora (o sea, mía) : Relato de ciencia ficción inspirado en la obra 1984 de George Orwell. Los datos científicos son imaginarios, la asignatura de física y química nunca fue mi fuerte.
Lo sabe, estoy segura de que lo sabe - se dice a sí misma.
Aprecia que las moléculas del grupo 1 y 3 han incrementando y dispara el procesador para anotar los datos mientras intenta no pensar ¿Y cómo lo sabe? ¿A través de sus conectores encefálicos? ¿O tal vez ha sido el mismo Halsdertein quien se lo ha contado todo?
Una vez anotados los datos, Alice se desconecta del sistema, hace girar su sillón amarillo y se pone en pie. Camina lentamente por el laboratorio blanco y luminoso, mira a un lado y a otro y ve la larga fila de posicionamientos como el suyo que lo configuran. Observa a los compañeros que están conectados a los paneles y se pregunta hasta que punto saben lo que ella sabe y hasta que punto se sabe todo de todos…
¡Saben lo que pienso! Siente un desasosiego y lo único que desea es salir de allí cuanto antes, pero sigue caminando despacio, incapaz de lanzarse a correr, absorta en sus pensamientos, aunque sabe que debe procurar no ejercitar el doblepensar si quiere seguir colaborando en el laboratorio Multiverso.
Conoció al doctor Halsdertein gracias al programa de seguimiento de cultivos del profesor Darkgrey, en una breve introducción que les dio a ella y a otros cinco compañeros más, escogidos por el propio profesor Darkgrey. Era joven, dinámico y atractivo, por lo que la idea de trabajar con él la entusiasmó.
Llevaban tres días de trabajo cuando salió a su encuentro en el abarrotado vestíbulo, con la tarjeta de identificación aún colgada en su traje anatómico de color gris y una escueta sonrisa. La invitó a tomar un jugo vitamínico en un local cercano y allí le habló de los universos paralelos, de las interconexiones entre ellos y de lo importante que eran los cultivos para entender que el multiverso podía ir mucho más allá de lo que hasta ahora conocían.
Tierra, ese increíble cultivo azul que le habían asignado la tenía fascinaba, de un modo que iba más allá de las puras observaciones científicas del profesor y algo más cerca de las teorías de Halsdertein y naturalmente compartió esa fascinación con él. Estudiaron el fenómeno “humano” lo analizaron y sintetizaron, observaron y verificaron, de forma aislada y conjunta, compartiendo resultados e impresiones en estrecha colaboración.
Como encargada de llevar a cabo todas las anotaciones del cultivo, la curiosa coincidencia del increíble descubrimiento de Halsdertein de ese escrito humano, 1984, con el momento que el cultivo iniciaba un proceso de autodestrucción, y la adaptación de esa fecha a la del cultivo mediante una argumentación más filosófica que científica, en la que ella también intervino en un principio, la hicieron sospechar que era posible que el propio Halsdertein hubiera manipulado el cultivo en su ausencia.
Redactó el informe que debían presentar al Consejo Multiverso, dotándolo de unas explicaciones científicas creíbles que dieran consistencia a las teorías de Halsdertein, lo que la convertían en su cómplice en el caso de que hubiera habido alguna manipulación, por eso a partir de entonces empezó a hacer sus comprobaciones y guardarse para sí sus propias teorías.
En sus investigaciones, Aline llegó a descubrir que bastaba un simple monómero añadido a los miles de la cadena secuencial para evitar la extinción del cultivo Tierra. ¡Habría sido tan fácil!, pero no lo hizo, por lo menos no entonces y durante un tiempo se limitó a estar en estado de alerta.
Hasta hoy.
Hoy se había sentido más observada y decepcionada que nunca. Convencida de que Halsdertein había manipulado el cultivo, las acusaciones del profesor se lo acababan de confirmar, acusaciones que sin duda habían sido provocadas por el propio Halsdertein, la marcaban como única culpable si el cultivo se autodestruía. Envuelta en una falsa acusación, sólo le quedaba una salida: volver a reactivar el cultivo.
Incluyó un monómero al cultivo justo antes de que el profesor Darkgrey se acercara a ella, mientras anotaba los primeros síntomas. Ahora, ya fuera del laboratorio, cruza el vestíbulo y se dirige a la salida del Multiverso, sin prisa, tranquila y sin mirar atrás porque sabe que todo irá bien. Tierra seguirá evolucionando y ella estará allí viéndolo.
Ella no era el ojo que todo lo ve, o por lo menos no era la única. Ella también estaba observada por otro ojo superior y se preguntaba si a ese ojo también lo observaban desde fuera del multiverso conocido, lo mismo que ella observaba a las partículas de Tierra que a su vez se sentían observadas... en una espiral infinita.
Fin
*Nota de la autora (o sea, mía) : Relato de ciencia ficción inspirado en la obra 1984 de George Orwell. Los datos científicos son imaginarios, la asignatura de física y química nunca fue mi fuerte.