miércoles, 31 de mayo de 2023

Audaces

 

¡Qué os parece, colegas! En cinco minutos otra vez elecciones. Oooootra vez.¿Cómo os quedáis? Yo, hijos míos, estoy de la fiesta de la democracia hasta el mismísimo unicornio. De verdad os lo digo. Estar en campaña electoral continua non-stop es una tortura. En finnnn....

Cuestión: el plot twist del presi. En lo político nada que decir, no es el momento ni el lugar. Lo traigo aquí por un calificativo que muchísima gente usó para describir la decisión: AUDAZ. Vi incluso un meme de Sanchez que ahora no encuentro, pero que venía a decir un poco esto de abajo.


Y sin nada que ver con este tema concreto, me dio por pensar en la audacia. Yo, que soy una culocagao de manual, eso me pilla muy lejos. Así que consulté a los listillos de la  RAE. Y sobre los audaces dicen los siguiente.

 
1. adj. Osado, atrevido.

Sin embargo, a la osadía le bajan un grado de intensidad porque la definen tal que así:

1. f. Atrevimiento, resolución.

¿Es lo mismo ser resuelto que ser atrevido? No, ¿no? El atrevimiento es un puntito más. Y si ya te pasas de vueltas te tildan de temerario, que es esto:


1. adj. Dicho de una persona: Excesivamente imprudente arrostrando peligros.

A ver, a ver, señores académicos, ¿"excesivamente" según quién? ¿Como se decide que es demasiado? ¿Demasiado para mi abuela, para un fan del puenting o para nuestro (al menos hasta julio) presi?

En cualquier caso, todos, incluso una culocagao como yo, estaremos de acuerdo en lo de la foto de arriba, que sin riesgo no hay historia y que quien no arriesga no gana. Ya lo decía Horacio: 

Mezcla tu prudencia con un grano de locura.

Si, ¿no?


jueves, 25 de mayo de 2023

Piropear bien


 

Venga, vamos a hablar de esto, que me apetece debatir. Estamos de acuerdo en que todos los cuerpos son bellos y bla bla bla. Y que para gustos los colores, por supuestísimo. Y yo además estoy convencida de que, si se mira con atención, todos tenemos algún rasgo bonito a destacar: unos ojos grandes, pestañas larguísimas, cejas perfectas sin necesidad de definirlas, piel suave, pómulos marcados, pecas graciosas... Si buscas, encuentras, desde luego. Pero siendo sinceros, también hay que reconocer que no todos somos Miss ni Mister Universo.Que no todos encajamos de primeras y de forma general con un físico normativo considerado de forma mayoritaria como atractivo.

Bien, pues partamos de eso, de esa enooooorme cantidad de personas (la mayoría, en mi opinión) que está bien, que no tiene ningún problema con su aspecto ni ningún complejo, pero cuyo físico no es su punto más fuerte (Y LO SABEN). Cero dramas, cero traumas, pero son conscientes de que destacan más por su perspicacia, por su agilidad mental, por su capacidad de observación, por su eficacia, por su ternura que por su cara o su tipazo. A toda esa gente, ¿les halaga que les llamen guapas/os? No sé yo...

A ver si me explico. Claro que les gusta, sobre todo si el/la que se lo dice tiene buena intención, si pretende ser amable, demostrar cariño. Entonces se agradece, sin duda. Pero una cosa es agradecerlo y otra creértelo. ¿Y un halago sirve de algo si no te lo crees?

No sé si está quedando claro mi argumento. Imaginaos la típica foto que os ha pillado en un mal gesto y en la que salís fatal. Una de esas que no tienen salvación de ningún tipo. Una catástrofe de foto, vaya. Y alguien que os quiere os dice que en esa imagen estáis muy guapos. Le agradecéis la intención, el detalle, que trate de ser amable, pero no os hace sentir mejor porque no es verdad y lo sabéis. Como piropo no sirve, porque (definición de la RAE) no os da satisfacción. Aunque bueno, también dicen los listillos de la academia que el halago es una muestra de afecto. En ese sentido puede ser, es cierto.

Pero la cuestión es: ¿no sería más eficaz, más útil, no sentaría mejor destacar algo bueno que sea cierto? ¿Algo con lo que la otra/el otro se pueda sentir empoderada/o (palabra de moda) porque le están reconociendo uno de sus puntos fuertes reales?

No sé, pregunto.

lunes, 22 de mayo de 2023

Amores, pandemias y escaleras

Leí el otro día El amor y otras pandemias. Me gustó bastante, la verdad. Es una historia romanticona fresca, sin mayores aspiraciones, pero bastante tierna y divertida. Me sorprendió lo pronto que olvidamos y lo fácil que me resultó reírme del CoronaSuplicio (que, obviamente, no se aborda en absoluto, sólo sirve de telón de fondo con cero dramatismos). Y me encantó el sentido de humor de la autora, que no se da ínfulas de nada y resulta muy graciosa. Además que explica cosas difíciles de forma simple con unas metáforas de "andar por casa" que a mi me llegaron un montón (y ya voy teniendo mis añitos, es decir, que no están pensadas sólo para lectores juveniles). ¿Lo recomiendo? Sí. No le van a dar el Nobel, pero se lee en un suspiro, pasaréis un rato entretenido y os va a dejar buen sabor de boca. La lectura también en eso, ser feliz un rato sin más complicaciones.

Aquí os dejo la metáfora del amor como una escalera, que me pareció bastante acertada y otras citas que me molan.


¡BUENA SEMANA Y POR LA SOMBRA, BOMBONES!


"El amor es como una escalera, cada persona tiene la suya propia. A veces son pequeñas, como taburetes y otras interminables. No te enamoras de golpe, vas subiendo peldaño a peldaño. Con algunos llegas a la cima pronto, no puedes avanzar más, Con otras puedes subir cada vez más arriba. (...) Lo malo de subir escalones emocionales es el daño que te hace cuando el dueño te empuja hacia el suelo. Pero vuelves a trepar, porque tus sentimientos no desaparecen porque te rechacen."


-Se ríe, nos reímos. Y todo es absurdo y fantástico, a pesar de ellos. O precisamente por ello.

-¿Cómo se hace para que alguien te deje de gustar? ¿Para rendirse de una vez? Esperanza, te odio. Un montón.

-No nos parecemos, pero esto no va de eso. Va de compenetración, de rellenar huecos


viernes, 12 de mayo de 2023

Tirar para dentro

La teoría de los cuadros ya os la conté hace tiempo por aquí. La neura esa que me entra a veces cuando pasa algo bueno de creer que el karma es un cabrito. La manía de no querer creerme que las cosas van a salir bien por si al final salen mal. Esa absurda absurdez suprema. A lo mejor os pasa a vosotros también. Ojalá no.

Total, que ahora tengo un ataque de absurditis bastante agudo. Me ha llegado algo bueno y no me atrevo a contarlo por si se gafa. Bueno, no, no es exactamente eso. Me da pereza contarlo porque cuando se vaya al traste voy a tener que dar muchas explicaciones desagradables que podría evitarme si, simplemente, mantengo la discreción un tiempo prudencial.

Y fijaos que el párrafo de arriba tiene sólo cuatro líneas y necesito aclarar unos siete millones de matices:

-- Lo que más me preocupa, que en mi cerebro la construcción verbal única sea esa. "Cuando se vaya al traste" y no "si se va al traste". Mi mente debería contemplar al menos la posibilidad de que salga bien y no darlo todo por perdido. ¿Por qué no lo hace? Por costumbre. Lo que me lleva directamente al punto siguiente.

-- Este tema ya ha salido mal otras veces. No muchas, pero sí un alto porcentaje (la mayoría de un número pequeño, vamos). Que para ser objetivos esto, en realidad, se podría leer de dos maneras: "Va a ser un fiasco como casi siempre hasta ahora" o "lo has intentado poco y en circunstancias distintas, es perfectamente posible que esta sea la buena".  Por razones que desconozco, mi mente elige siempre la primera interpretación.

--Dicho esto, volvamos a lo de "un tiempo prudencial".  ¿Cuánto es eso? ¿A partir de qué momento se considera que algo ya ha durado lo suficiente como para que no te quede otra que comerte con patatas las consecuencias negativas y las explicaciones desagradables? ES MÁS, ¿qué duración es necesaria para evitar la etiqueta de fracaso? Porque eterno no va a ser, claro. Nada, ni bueno ni malo, dura para siempre.¿Donde trazamos la línea? ¿Un día, una semana, un mes, cinco años, una década? 

--Por lo tanto, si no hay consenso en la duración que te obliga ya a hacerlo público, ¿por qué no en cualquier momento? ¿Porque si lo dices hoy el karma se encabrona al verte tan confiado y se acaba mañana? Es decir, ¿aplicamos la teoría de los cuadros? ¿Y si la estamos aplicando al revés? ¿A ver si el karma es un abusón de cole y cuanto más inseguro te ve más se ceba contigo? ¿A ver si lo que hay que hacer es ir por la vida más chulo que un ocho y que nadie, NI SIQUIERA el kama, se atreva a toserte?

¿A ver si llevo toda la vida empujando la puerta de la felicidad y resulta que había que tirar para dentro?

lunes, 8 de mayo de 2023

Ni a tiros

 

Virginia era un poco dramas, pero en esto de arriba tiene razón. ¿Cuántas veces se escribe para dejar salir lo que sea de la manera menos violenta posible? ¿Cuántas veces escribir es desahogarse, en todos los sentidos posibles?

Por eso me extraña tanto que este blog ha sido siempre mi válvula de escape y llevo desde la semana pasada sin poder escribir una letra. No es que no me haya acordado, no es que no me haya dado tiempo, es que nada me parecía bien. Tenía pocas ideas y malas. Aquí, que cabe cualquier chorrada. Aquí, que no tenemos unos estándares mínimos. Apaga y vámonos.

Así que voy a publicar esto por cabezonería pura y a conseguir una pistola, por si todo lo demás falla. ¿Que igual es una pistola de agua? Ni confirmo ni desmiento. Pero tendrá gatillo.

¡Buena semana!

lunes, 1 de mayo de 2023

Prima hermana de Dory

Siempre he sido una persona bastante dispersa, pero de un tiempo a esta parte empiezo a acercarme peligrosamente al nivel de concentración y memoria de Dory, la de Buscando a Nemo. Es que mi mente va por libre, de verdad os lo digo. No ya que tenga varias pestañas del ordenador abiertas y que al cambiar de una a otra se me olvide lo que iba a hacer porque me despisto con algo. Que bueno, eso mal, pero lo puedo aceptar. Pero es que cada vez me es más difícil mantener la concentración en cualquier cosa un tiempo razonable, me cuesta lo que no está escrito leer textos largos de no ficción, me resulta casi imposible no leer en diagonal mucha información en pantalla. 

Y pensaba que si a mi me ocurre esto, que me he pegado media vida sin usar apenas dispositivos electrónicos, que no les pasará a los chiquitillos que han tenido un móvil y una tablet en cada mano desde que nacieron. Que seguro que alguna parte del cerebro se les ha modificado ya y les pone cada vez más difícil concentrarse en contenidos densos y formatos analógicos. Luego que els cuesta engancharse a la lectura. Pues sí, claro, pero es que se lo estamos poniendo difícil, la verdad.

La cosa es que leyendo sobre esto en este artículo, me encontré con esta otra idea en la que no había pensado y que aún me chocó más.

"También impacta reflexionar sobre cómo los niños actuales viven una existencia con una agenda ya preparada y sobreprotectora, sin poder tener todas aquellas experiencias (el juego libre, los retos de la calle, las dinámicas jerárquicas, sacarse de apuros, inventar, explorar y descubrir) que, en un primate, son necesarias para desarrollar una oportuna estructura mental, perceptiva y emocional. Estos niños son como los macacos de los laboratorios, que nacen en una jaula y viven su desarrollo en un ambiente constreñido y artificial, sometidos a tareas y pruebas constantes. Sin su ambiente físico y social, el animal no puede recibir aquellos estímulos que, conforme un programa evolutivo de millones de años, son indispensables para activar y canalizar la formación de su capacidad mental."

Porque, bien pensado, tiene razón, ¿no? Nuestros pequeños saben inglés, informática, música y practican dos millones de deportes en un horario estresante que no les deja tiempo libre para lo que ellos quieran. Y no sólo eso, sino que esa agenda imposiblemente completa les convierte en pardillos que saben mucha teoría, pero muy poco de la práctica real, porque no han tenido tiempo de encontrarse con problemas inesperados y resolverlos. 

Y al final la vida va de eso. De ir apañando cada marrón random que te cae encima para poder pasar a la siguiente pantalla del videojuego de la vida. Si no practicas en las primeras, mal te va a ir en las siguientes. Y al final se nos va a llenar todo de jugadores bilingües y muy formados que se quedan atrapados para siempre en la pantalla 1.