Hay veces que me gustaría vivir en cualquier sitio menos en España. Últimamente, MUCHAS veces. Creo que este maldito bicho del demonio está decidido a amargarnos la vida y que nosotros le estamos poniendo la alfombra roja. Y me parece incomprensible, de verdad. Increíble. De hecho, si lo estuviera viendo en una serie o leyendo en un libro pensaría. "Aquí se han flipado para darle dramatismo a la historia, NADIE haría eso en la vida real. Qué inverosimil".
Por supuesto, me parece inverosímil lo increíblemente mal que están gestionando este infierno las administraciones. TODAS las administraciones, nacionales y autonómicas. Esperando milagros en lugar de buscando soluciones, echando balones fuera, pasándose el muerto unas a otras... y culpando al ciudadano, dejando todo en manos de una responsabilidad individual en la que, por desgracia, no se puede confiar de manera general. ¿Hay cárceles y leyes porque todos, como conjunto, somos unos santos? Va a ser que no, amiguis.
Pero tranquilos, que tengo para todos, porque igual de increíblemente inverosímil me parece el hijoputismo gratuito de la gente. Como masa y como individuos concretos. Si algo se ha llevado el coronamierda es la poquita fe en la Humanidad que me quedaba. La mayoría de las personas no somos más que unos gigantescamente descomunales montones de egoísmo extremo. Y da igual los muertos que haya habido y que se vean llegar desde el horizonte, el hostiazo económico que nos vamos a pegar TODOS sin excepción, el dantesco panorama que nos prepara este infierno previo en el que estamos metidos... Da igual todo porque el egoísmo es tan inmenso que nos bloquea el cerebro, no nos deja pensar más allá de mañana.
Gente escupiendo jaggermeister en discotecas atestadas, gente juntándose a celebrar "no fiestas" suspendidas, precisamente, para evitar juntarse, gente saltándose la cuarentena sabiendo que son positivos, gente haciendo vida normal pendientes de una PCR que les diga si están repartiendo el bicho o no, gente no poniendo los medios para poder currar sin pillarlo... Y muchísima gente, la mayoría, cerrando los ojos a la realidad, pasando de informativos y noticias para no enterarse de lo chungo que está el tema y seguir haciendo cosas que les apetecen pero que en el fondo saben que no deberían hacer dadas las circunstancias. Porque no os engañéis, el 99% de la peña sabe, en el fondo de su corazón, que el asunto está turbio, pero prefieren no verlo. Por egoísmo.
El coronamierda es un hijo de puta muy cabrón pero entre todos podríamos pararlo si hiciéramos frente común. Increíblemente, el titánico egoísmo que tenemos grabado a fuego en nuestro ADN va a conseguir que un bichillo microscópico haga saltar todo por lo aires. Como David y Goliat pero sin necesitar ni siquiera una honda.
Enhorabuena a todos. De verdad. No se puede ser más lerdo.