Yo aquí mucho jijijaja, pero la verdad es que hay bastantes cosas en mi vida que van reguleras. Como nos pasa un poco a todos, supongo, no es que ahora me crea la reina del drama absoluto. Pero bueno, la que tiene que levantarse cada día en esta película soy yo y que los demás también tengan lo suyo, a mi ni me quita ni me pone, que queréis que os diga. Y sí, ya sé que no es una actitud muy madura, pero lo cierto es que mal de muchos, consuelo de tontos y a la hora de la verdad, a mi la frustración y el cabreo no me los quita nadie.
Y no es que no valore lo que tengo, ¡ojo! Soy consciente de que en algunos temas soy una suertuda. Pero no es suficiente. Ya me gustaría a mí no tener este sentimiento de falta. Ya me gustaría a mí poder centrarme en lo que sí que hay y olvidarme de lo que no. Ya me gustaría a mí dejar de compararme sólo con los que disfrutan de lo que yo quiero y no con todos. O con nadie. Ya me gustaría a mí no tener esta rabia dentro contra una vida injusta no solamente conmigo, pero también conmigo. Ya me gustaría a mi dejar de preguntarme a todas horas por qué otros sí y yo no y aceptar que es lo que hay, que lo tomas o lo dejas, que no queda otra. Ya me gustaría a mí.
Pero no puedo. Y como dicen que querer es poder, supongo que tampoco quiero, aunque querría querer con todas mis fuerzas. Por eso me esfuerzo continuamente para ignorar esa yo insubordinada que pretende amargarme la vida. Por eso le hago el vacío y el "habla chucho que no te escucho" y no la dejo meter baza en mis conversaciones. Por eso la mantengo ocupada pensando memeces para las entradas de un blog con superpoderes y la tengo agotadita con clases de teatro y cursos de idiomas y fiestas de disfraces.
El problema es que la cabrona tiene un aguante de mil pares y cuando termina la infinita lista de tareas que le mando, coge su puntero láser y señala los letreros luminosos de mi cerebro en los que pone bien grande: NO ES SUFICIENTE. Y hay días, como hoy, en los que me harta tanto que la dejo salir, para que dé un poco la brasa a los demás y me deje a mi un ratito en paz. Que se desgañite a gusto a ver si se queda afónica y me da una tregua de unos días. O mejor, que juegue al euromillón a ver si le toca y se va con Curro al Caribe. Para siempre, si puede ser.
viernes, 29 de marzo de 2013
miércoles, 27 de marzo de 2013
El patata oficial
Ahora viene cuando yo hago como las locas y hablo sola, porque la Semana Santa ha pegado fuerte y la blogoesfera está más vacía que en los más tórridos días de agosto. Pero en fin, que no se diga que me escaqueo. Si toca escribir, escribo, aunque no me lea ni el tato porque estáis todos de vacaciones...
Al tema: hay muchas expresiones de la lengua de signos que me encantan. Como es un sistema comunicativo tan visual, tienen sorprendentes maneras de simplificar conceptos que en la comunicación oral requerirían muchas palabras. Y ojo, que si hay algo difícil en esta vida es resumir y esquematizar sin perder contenido. Por eso hay tantos signos guays. Mi preferido es sin duda, "el patata oficial". Y vosotros os pregunteréis: ¿Qué leches es eso? Y yo os respondo.
"El patata oficial" es una expresión que se usa en lengua de signos para decir que alguien es un desastre en lo que sea, que es torpe, despistado o se le da mal. Que no sabes ni freir un huevo, eres "el patata oficial" en la cocina. Que vas por la calle haciendo el memo, no prestas atención, te tropiezas con el bordillo y te caes, enseguida te dices: "Si es que soy el patata oficial". Si te olvidas siempre del cumple de alguien, él pensará: "No me extraña, siempre ha sido un poco patata oficial..." Y así todo.
Me encanta este concepto porque me define a full. Quiero decir... Que yo suelo ser siempre el patata oficial en todo. La que saca menor puntuación en un batalla de paintball, la última clasificada (de lejos) en una timba de cartas, la que más veces se cae patinando. La pareja de las que todos huyen a la hora de jugar al Pictionary, la que peor pronunciación tiene (de lejos) en alemán, la que ha pulverizado todos los records en número de platos y vasos rotos durante el fregoteo-post-comida-familiar. La que hace las fotos más movidas y borrosas de la historia de la fotogafía, la visitante más frecuente (de lejos) de objetos perdidos, la doce veces nominada y 10 veces ganadora del premio a la metepatas de la noche... Esa suelo ser siempre yo.
Solía pensar que lo mío, de tan grave, no tenía nombre y resulta que sí, que lo que pasaba es que soy "el patata oficial" definitivo. Que oye, visto así, tampoco está tan mal. Al menos en eso de ser el patata oficial no soy el patata oficial. Bueno, al menos... Eso espero.
Al tema: hay muchas expresiones de la lengua de signos que me encantan. Como es un sistema comunicativo tan visual, tienen sorprendentes maneras de simplificar conceptos que en la comunicación oral requerirían muchas palabras. Y ojo, que si hay algo difícil en esta vida es resumir y esquematizar sin perder contenido. Por eso hay tantos signos guays. Mi preferido es sin duda, "el patata oficial". Y vosotros os pregunteréis: ¿Qué leches es eso? Y yo os respondo.
"El patata oficial" es una expresión que se usa en lengua de signos para decir que alguien es un desastre en lo que sea, que es torpe, despistado o se le da mal. Que no sabes ni freir un huevo, eres "el patata oficial" en la cocina. Que vas por la calle haciendo el memo, no prestas atención, te tropiezas con el bordillo y te caes, enseguida te dices: "Si es que soy el patata oficial". Si te olvidas siempre del cumple de alguien, él pensará: "No me extraña, siempre ha sido un poco patata oficial..." Y así todo.
Me encanta este concepto porque me define a full. Quiero decir... Que yo suelo ser siempre el patata oficial en todo. La que saca menor puntuación en un batalla de paintball, la última clasificada (de lejos) en una timba de cartas, la que más veces se cae patinando. La pareja de las que todos huyen a la hora de jugar al Pictionary, la que peor pronunciación tiene (de lejos) en alemán, la que ha pulverizado todos los records en número de platos y vasos rotos durante el fregoteo-post-comida-familiar. La que hace las fotos más movidas y borrosas de la historia de la fotogafía, la visitante más frecuente (de lejos) de objetos perdidos, la doce veces nominada y 10 veces ganadora del premio a la metepatas de la noche... Esa suelo ser siempre yo.
Solía pensar que lo mío, de tan grave, no tenía nombre y resulta que sí, que lo que pasaba es que soy "el patata oficial" definitivo. Que oye, visto así, tampoco está tan mal. Al menos en eso de ser el patata oficial no soy el patata oficial. Bueno, al menos... Eso espero.
lunes, 25 de marzo de 2013
Sábado tecnologizado
No es ningún secreto: yo soy la mujer (la superheroína, más bien) atecnológica. y por tanto desactualizada total. Mi pobre movil del Pleistoceno Superior sólo sirve para llamar y mandar mensajes y eso siempre que se lo pidas con cariño, porque después de tantos años tiene la batería muy cascada y, como le agobies, se apaga. Hasta ahora mis amigos eran de mi mismo club atecnológico, pero en los últimos días se han comprado teléfonos chupi mega modernos de la muerte y han descubierto todo un mundo de posibilidades. Y así, sin previo aviso, el sábado por la noche en un bar yo me encontré un panorama tal que así.
-M.-¿Pero me has mandado eso ya por whatsapp o qué?
-A.- Espera, que estoy dando de comer a mi caballo.
-Speedy.- ¿Ein?
-A.-Sí, que tengo una aplicación en el movil para tener de mascota un caballo virtual. El mío se llama Tizón y es monísimo. Si haces tareas como alimentarle o cuidarle te dan puntos y puedes comprar más cosas para el animal. Mira, ¡qué majo! se ha acercado para que le acaricies, si le tocas el morro hace una cabriola de agradecimiento...
-M.- Ah, pues mientras estás con Tizón yo voy a plantar unas manzanas en Springfield.
-R.-A ver, cariño, pero que sea una tarea o muy larga o muy corta, que si no Homer llamará a las cinco de la mañana y no me apetece que me despierte.
-S.- ¿Que llamara quién?
-R.- Nada, que M tiene en el movil la ciudad de los Simpson y para conseguir puntos deja programadas acciones que se van haciendo solas. Y claro, cuando acaba la tarea que sea, Homer manda un mensaje para avisar y por la noche nos pega unos sustos...
A todo esto otro de mis amigos, L, está gritándole a la pantalla de su movil: "¡Capullo, que no te enteras, supercalifragilísticoespialidoso!"
-S.-A este quitarle ya la copa, que va fatal...
L me enseña la pantalla y veo un minino monísimo (tipo El gato con Botas) acercándose la pata detrás de la oreja, en un gesto que viene a significar que te escuha atentamente.
-L.-El gato repite todo lo que dices.
-A.-Pero mola más cuando se le acerca un perro que también hay en la aplicación, hace explotar detrás de él una bolsa para que haga ruido y del susto el gato pega un salto que se sube a la lámpara.
-M.-¿Y habéis visto al gato y al perro presentando las noticias?
-S.-¿Pero vosotros que habéis fumado?
-R.-Bueno, yo voy a ir pidiendo una canción de Fangoria.
-A.-Espabila M, que éstas ya empiezan con la guerra
-S.-¿Qué guerra?
-L.- Que han sacado una página web con un archivo musical enorme, que incluye muchos bares de Speedytown. Te conectas a la wifi del bar, el sistema te localiza y te deja elegir la música que va a sonar en el bar en los siguientes minutos, puedes escoger el tema musical que quieras.
Sé que cuesta entender como esta inocente acción puede convertirse en una guerra, así que lo voy a explicar. A mis amigOs les gustan el tipo de canciones que hacen Marea, Extremo Duro, Offspring... Mis amigAs prefieren Amaral, Estopa, Manolo García, pachangadas varias... y todos se dedican a torrar a los demás haciendo que suene la música que los otros odian. El sábado el pique de días pasados se recrudeció y las chicas sacaron la artillería pesada pidiendo temazos de Nino Bravo, Rafaella Carrá, El Dúo Dinámico.... Cuando las copas empezaron a hacer estragos la cosa desvarió y empezó un "Remember the Nineties Casposos" con exitos del tipo "Duro de pelar" de Rebeca", "Tu piel morena" de Viceversa o "Soldados del amor" de Marta Sánchez. Pero definitivamente entramos en barrena con las sintonías de los dibujos animados más míticos de nuestra infancia: Oliver y Benji, David el Gnomo, Dragones y Mazmorras... Cuando sonaban Los Fruitis nos invitaron amablemente a abandonar el bar. No sé por qué....
-M.-¿Pero me has mandado eso ya por whatsapp o qué?
-A.- Espera, que estoy dando de comer a mi caballo.
-Speedy.- ¿Ein?
-A.-Sí, que tengo una aplicación en el movil para tener de mascota un caballo virtual. El mío se llama Tizón y es monísimo. Si haces tareas como alimentarle o cuidarle te dan puntos y puedes comprar más cosas para el animal. Mira, ¡qué majo! se ha acercado para que le acaricies, si le tocas el morro hace una cabriola de agradecimiento...
-M.- Ah, pues mientras estás con Tizón yo voy a plantar unas manzanas en Springfield.
-R.-A ver, cariño, pero que sea una tarea o muy larga o muy corta, que si no Homer llamará a las cinco de la mañana y no me apetece que me despierte.
-S.- ¿Que llamara quién?
-R.- Nada, que M tiene en el movil la ciudad de los Simpson y para conseguir puntos deja programadas acciones que se van haciendo solas. Y claro, cuando acaba la tarea que sea, Homer manda un mensaje para avisar y por la noche nos pega unos sustos...
A todo esto otro de mis amigos, L, está gritándole a la pantalla de su movil: "¡Capullo, que no te enteras, supercalifragilísticoespialidoso!"
-S.-A este quitarle ya la copa, que va fatal...
L me enseña la pantalla y veo un minino monísimo (tipo El gato con Botas) acercándose la pata detrás de la oreja, en un gesto que viene a significar que te escuha atentamente.
-L.-El gato repite todo lo que dices.
-A.-Pero mola más cuando se le acerca un perro que también hay en la aplicación, hace explotar detrás de él una bolsa para que haga ruido y del susto el gato pega un salto que se sube a la lámpara.
-M.-¿Y habéis visto al gato y al perro presentando las noticias?
-S.-¿Pero vosotros que habéis fumado?
-R.-Bueno, yo voy a ir pidiendo una canción de Fangoria.
-A.-Espabila M, que éstas ya empiezan con la guerra
-S.-¿Qué guerra?
-L.- Que han sacado una página web con un archivo musical enorme, que incluye muchos bares de Speedytown. Te conectas a la wifi del bar, el sistema te localiza y te deja elegir la música que va a sonar en el bar en los siguientes minutos, puedes escoger el tema musical que quieras.
Sé que cuesta entender como esta inocente acción puede convertirse en una guerra, así que lo voy a explicar. A mis amigOs les gustan el tipo de canciones que hacen Marea, Extremo Duro, Offspring... Mis amigAs prefieren Amaral, Estopa, Manolo García, pachangadas varias... y todos se dedican a torrar a los demás haciendo que suene la música que los otros odian. El sábado el pique de días pasados se recrudeció y las chicas sacaron la artillería pesada pidiendo temazos de Nino Bravo, Rafaella Carrá, El Dúo Dinámico.... Cuando las copas empezaron a hacer estragos la cosa desvarió y empezó un "Remember the Nineties Casposos" con exitos del tipo "Duro de pelar" de Rebeca", "Tu piel morena" de Viceversa o "Soldados del amor" de Marta Sánchez. Pero definitivamente entramos en barrena con las sintonías de los dibujos animados más míticos de nuestra infancia: Oliver y Benji, David el Gnomo, Dragones y Mazmorras... Cuando sonaban Los Fruitis nos invitaron amablemente a abandonar el bar. No sé por qué....
viernes, 22 de marzo de 2013
Error 404. Página no encontrada
Creo que era Marilyn Monroe (esa rubia rubísima que iba de tonta, pero que no sé yo si lo era) la que decía que es más fácil sonreír que explicar por qué estás triste.
Pues eso.
*Aviso a los usuarios
Ante la imposibilidad de encontrar en el Cerebro de Speedy material de calidad suficiente para construir una entrada que no sea un truño gurruño, nos vemos obligados a interrumpir la programación habitual. En cuanto localicemos el fallo en el sistema y los subsanemos, restableceremos el servicio. Disculpen las molestias. Como diría Metro de Madrid, estamos trabajando por usted.
Pues eso.
*Aviso a los usuarios
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miércoles, 20 de marzo de 2013
Caos hospitalario
Speedydad ha estado últimamente en el taller de reparación. Esta vez no ha sido gran cosa, pero como ya nos tiene medio acostumbrados a estos sustillos, el engranaje de soporte familiar ante crisis hospitalarias está perfectamente engrasado y la speedyfamily da respuesta rápida (que no siempre eficaz) a las emergencias médicas. Así que un plis estábamos allí todos, evaluando la situación.
Lo bueno de ser muchos es que siempre estás medio tranquilo porque, por más que se tuerza la cosa, siempre habrá alguien para echar una mano. Y es que ya se sabe que el trabajo de superhéroe es como es y los asteroides que amenazan con chocar contra la Tierra y destruirla no respetan ni emergencias familiares ni leches en vinagre. Y oye, siendo tantos, por lo menos, si la crisis hospitalaria te pilla defendiendo a la humanidad, no te preocupas porque seguro que alguien puede sustituirte.
Lo malo de que la speedyfamily sea tan grande es que, si normalmente ya estamos siempre inmersos en el caos absoluto, en los hospitales ese caos se eleva al cuadrado y ya hay forma humana de enterarse. Para colmo, la cosa ha empeorado desde que soy la única española sin whatsapp en el móvil, porque el resto de mi familia se dedica a debatir y decidir en el grupo y a mí, que estoy condenada al ostracismo comunicativo familiar (y, por tanto, a por uvas de todo), me llegan mensajes tal que así:
-Ve a casa y cógele el azul y cuando vengan estos, te vas y que se queden ellos. O si al final hacen lo que dijeron, te quedas.
-¿¿¿¿¿¿¿Lo qué???????
Pero vamos, la comunicación no era mucho mejor en la era pre-whatsapp, porque varios miembros de la speedyfamily son especialistas en jugar al teléfono roto y si Speedymum te pedía que le llevaras los papeles de la carpeta roja que estaban en el segundo cajón de abajo del escritorio, tú le llevabas los patucos azules que estaban en la segunda balda de arriba del armario del pasillo. Y tú no parabas de preguntarte para qué quería Speedymum unos patucos en el hospital, pero chica, a ti te había llegado ese encargo y tú cumplías. Qué ibas a hacer.
El caos de la última crisis hospitalaria ha sido un poco más caos porque la división de los speedysobris se acaba de reforzar (con lo que hay un pequeñajo muy mini del que estar pendiente) y si todo va bien, se va a ampliar otra vez dentro de nada (lo que nos deja a una superheroína, en concreto SpeedysisterPeque, con una barrigota enorme que hace meses que no le permite verse los pies). Esto quiere decir que en el descontrol habitual se oían cosas como estas:
-Le llevamos a casa en tu coche, que tiene los asientos más altos.
-Vale, pero están las dos sillas de bebé.
-¡Ah, sí, es verdad! Pues en el azul de SpeedysisterPeque
-Bien, pero que conduzca otro, porque desde febrero no me cabe la tripa con el volante.
-Vale, pues conduzco yo y vamos cuando G. se despierte de la siesta.
-Hombre, pues sal ya y que G vaya dormido.
-¿Qué G?
-G. hijo.
-¿Como va a ir dormido G?
-Pues como siempre, en el cuco.
-¡Ahhhhh! Que estabas hablando de G. nieto. No, no, G hijo. Vamos, G. padre. El intermedio, vaya.
Y todo el rato así. Pese a todo, última crisis hospitalaria contenida y controlada. Una vez más, prueba superada.
Lo bueno de ser muchos es que siempre estás medio tranquilo porque, por más que se tuerza la cosa, siempre habrá alguien para echar una mano. Y es que ya se sabe que el trabajo de superhéroe es como es y los asteroides que amenazan con chocar contra la Tierra y destruirla no respetan ni emergencias familiares ni leches en vinagre. Y oye, siendo tantos, por lo menos, si la crisis hospitalaria te pilla defendiendo a la humanidad, no te preocupas porque seguro que alguien puede sustituirte.
Lo malo de que la speedyfamily sea tan grande es que, si normalmente ya estamos siempre inmersos en el caos absoluto, en los hospitales ese caos se eleva al cuadrado y ya hay forma humana de enterarse. Para colmo, la cosa ha empeorado desde que soy la única española sin whatsapp en el móvil, porque el resto de mi familia se dedica a debatir y decidir en el grupo y a mí, que estoy condenada al ostracismo comunicativo familiar (y, por tanto, a por uvas de todo), me llegan mensajes tal que así:
-Ve a casa y cógele el azul y cuando vengan estos, te vas y que se queden ellos. O si al final hacen lo que dijeron, te quedas.
-¿¿¿¿¿¿¿Lo qué???????
Pero vamos, la comunicación no era mucho mejor en la era pre-whatsapp, porque varios miembros de la speedyfamily son especialistas en jugar al teléfono roto y si Speedymum te pedía que le llevaras los papeles de la carpeta roja que estaban en el segundo cajón de abajo del escritorio, tú le llevabas los patucos azules que estaban en la segunda balda de arriba del armario del pasillo. Y tú no parabas de preguntarte para qué quería Speedymum unos patucos en el hospital, pero chica, a ti te había llegado ese encargo y tú cumplías. Qué ibas a hacer.
El caos de la última crisis hospitalaria ha sido un poco más caos porque la división de los speedysobris se acaba de reforzar (con lo que hay un pequeñajo muy mini del que estar pendiente) y si todo va bien, se va a ampliar otra vez dentro de nada (lo que nos deja a una superheroína, en concreto SpeedysisterPeque, con una barrigota enorme que hace meses que no le permite verse los pies). Esto quiere decir que en el descontrol habitual se oían cosas como estas:
-Le llevamos a casa en tu coche, que tiene los asientos más altos.
-Vale, pero están las dos sillas de bebé.
-¡Ah, sí, es verdad! Pues en el azul de SpeedysisterPeque
-Bien, pero que conduzca otro, porque desde febrero no me cabe la tripa con el volante.
-Vale, pues conduzco yo y vamos cuando G. se despierte de la siesta.
-Hombre, pues sal ya y que G vaya dormido.
-¿Qué G?
-G. hijo.
-¿Como va a ir dormido G?
-Pues como siempre, en el cuco.
-¡Ahhhhh! Que estabas hablando de G. nieto. No, no, G hijo. Vamos, G. padre. El intermedio, vaya.
Y todo el rato así. Pese a todo, última crisis hospitalaria contenida y controlada. Una vez más, prueba superada.
lunes, 18 de marzo de 2013
Amaneceres pendientes
Te digo lo bien que te queda la chaqueta que te acabas de comprar y que estás guapo con tu nuevo peinado. Me río de tus chorradas. Cuando te metes conmigo, te contesto que eres imbécil, pero poniendo ojos de "me encantas". Te escribo, sólo después de que me hayas escrito tú. Espero a que te acerques y te pregunto qué tal el curro, qué tal en casa, qué tal todo.
Y no es que no me interese. Me interesa. Pero no es eso lo que quiero decirte. Lo que quiero decirte es que me gusta tu chaqueta, pero tirada a los pies de mi cama. Que tu peinado está muy bien, pero que te prefiero con el pelo revuelto si nos hemos despeinado mutuamente. Que me parto con tus chorradas, pero que se me ocurren otras cosas estupendas en las que podríamos usar la lengua.
Lo que quiero decirte es que tú y yo tenemos amaneceres pendientes.
Y no es que no me interese. Me interesa. Pero no es eso lo que quiero decirte. Lo que quiero decirte es que me gusta tu chaqueta, pero tirada a los pies de mi cama. Que tu peinado está muy bien, pero que te prefiero con el pelo revuelto si nos hemos despeinado mutuamente. Que me parto con tus chorradas, pero que se me ocurren otras cosas estupendas en las que podríamos usar la lengua.
Lo que quiero decirte es que tú y yo tenemos amaneceres pendientes.
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las cosas de la vida
viernes, 15 de marzo de 2013
Ganarse una leche en lengua de signos
Mi aprendidaje de la lengua de signos marcha viento en popa a toda vela. Dada mi escasísisma habilidad para signar correctamente, supongo que una persona sorda no me entendería ni papa, pero yo me siento realizada pudiendo contruir frases utilísimas del tipo: "La paella lleva arroz y mejillones", "compré cerezas en la frutería", "en invierno hace frío", "mi cumpleaños es en agosto" y "el bombero bajó a mi gato del árbol". Frases, por otra parte, todas ellas im-pres-cin-di-bles en la vida diaria, como podéis comprobar.
Como la de cualquier estudiante recién iniciado en un idioma nuevo, mi expresión es un auténtico desastre. Mis configuraciones de los signos (la forma en la que coloco las manos) es inexacta, pero el mayor problema es que dudo mucho al signar (como si tartamudeara cuando hablo) y así no hay forma de seguir el hilo de lo que digo, claro. Aún así, el mayor peligro ahora mismo son las confusiones. Vivo con el miedo de que un sordo me parta la cara porque le he dicho, sin querer, algo que no debería.
Y es que, ahora que hemos estudiado más vocabulario, empiezan los bullullus. Las palabras distintas que tienen el mismo signo (como salón y rico, miedo y chocolate, o verdura, verde, viuda y Venezuela) son un problema menor, porque bueno, igual las sacas por contexto. El tema está en los términos que tienen configuraciones parecidas con algunas diferencias y que yo, en mi cacao mental, confundo unos con otros.
Por ejemplo, los signos de los verbos llamar y enamorarse son muy semejantes, se parecen a los típicos cuernos que haces con el índice y meñique de una mano levantados y el resto de los dedos cerrados en el puño. Que es verdad que no es lo mismo decirle a un maromazo de ojos verdes "llámame", que "enamórame", pero se me ocurren dramas peores, porque igual hasta te hace caso y te aparece un novio nuevo de la nada.
El problema es que hay otros signos parecidos entre sí que pueden llevar a equívocos mucho menos agradables. Amarillo se expresa de una forma peligrosamente parecida a puta y lo mismo ocurre con cerdo y viejo y con farmacia y maricón, por ejemplo. Como podéis suponer, hay muy pocos contextos en los que confundir esas palabras entre ellas no te meta ipsofácticamente en la rifa de una leche de la que tú llevas todas las papeletas para ganar el premio gordo.
Aún así, a pesar de los evidentes riesgos para mi integridad física, allí sigo, intentando expresarme en lengua de signos. Porque me gusta vivir al límite. O porque no tengo dos dedos de frente, que todo puede ser...
Como la de cualquier estudiante recién iniciado en un idioma nuevo, mi expresión es un auténtico desastre. Mis configuraciones de los signos (la forma en la que coloco las manos) es inexacta, pero el mayor problema es que dudo mucho al signar (como si tartamudeara cuando hablo) y así no hay forma de seguir el hilo de lo que digo, claro. Aún así, el mayor peligro ahora mismo son las confusiones. Vivo con el miedo de que un sordo me parta la cara porque le he dicho, sin querer, algo que no debería.
Y es que, ahora que hemos estudiado más vocabulario, empiezan los bullullus. Las palabras distintas que tienen el mismo signo (como salón y rico, miedo y chocolate, o verdura, verde, viuda y Venezuela) son un problema menor, porque bueno, igual las sacas por contexto. El tema está en los términos que tienen configuraciones parecidas con algunas diferencias y que yo, en mi cacao mental, confundo unos con otros.
Por ejemplo, los signos de los verbos llamar y enamorarse son muy semejantes, se parecen a los típicos cuernos que haces con el índice y meñique de una mano levantados y el resto de los dedos cerrados en el puño. Que es verdad que no es lo mismo decirle a un maromazo de ojos verdes "llámame", que "enamórame", pero se me ocurren dramas peores, porque igual hasta te hace caso y te aparece un novio nuevo de la nada.
El problema es que hay otros signos parecidos entre sí que pueden llevar a equívocos mucho menos agradables. Amarillo se expresa de una forma peligrosamente parecida a puta y lo mismo ocurre con cerdo y viejo y con farmacia y maricón, por ejemplo. Como podéis suponer, hay muy pocos contextos en los que confundir esas palabras entre ellas no te meta ipsofácticamente en la rifa de una leche de la que tú llevas todas las papeletas para ganar el premio gordo.
Aún así, a pesar de los evidentes riesgos para mi integridad física, allí sigo, intentando expresarme en lengua de signos. Porque me gusta vivir al límite. O porque no tengo dos dedos de frente, que todo puede ser...
miércoles, 13 de marzo de 2013
Parafraseando a Twitter
Bueno, pues me rindo. Llevo un buen rato jugando a la máquina tragaperras de mi cerebro para intentar que me saliera premio y que se me ocurriera una idea para una entrada, pero no ha habido suerte, así que no me queda otra que recurrir al oráculo de twitter. Ese pozo sin fondo de creatividad y de ingenio me deja alucinada cada día y hoy le voy a pedir una ayudita. Voy a construir una historia con los mejores tweets que he leido últimamente, a ver qué tipo de locura sale. Espero que por lo menos nos riamos. Como muchas de estas perlas son de traca, los autores os los pongo debajo del texto, porque qué menos que nombrar a esos genios del humor, ¿no? De muchos no lo recuerdo, así que si alguien los reconoce, ahí tiene los comentarios para reivindicar su obra. Allá vamos
La cosa está fatal. Te levantas por la mañana, abres el periódico y enseguida te das cuenta de lo que pasa: "Se muere Chávez. El papa renuncia. Cae un asteroide en Rusia. Tsunami en Japón.¿Falete desde un trampolín? ¿Quién coño está Jugando a Jumanji?" (1). Luego repasas la sección de nacional, consultas la de economía para ver como va nuestra prima de riesgo y solo esperas que Grecia no nos esté haciendo un spoiler (2).
Así que decides hacer lo único inteligente: cerrar el periódico y darte a las drogas duras abriendo un bote de Nutella de tamaño familiar. En la despensa te parece notar que te falta algún frasco de esta crema, pero estás tranquila porque todo el mundo que te conozca sabe que si tienes ocho botes de Nutella y una amigo intenta quitarte dos, te quedan ocho botes y un cadaver (3). Mucha gente te dice que abusas del chocolate, que puedes perjudicar tu salud, pero tú estás convencida de que exageran y que seguro que el colesterol no es malo y sólo necesita que lo abracen.(4)
Total, que como no te queda otra, coges el coche para ir a trabajar, pero tienes tanto sueño que al GPS le entra miedo de que te estrelles y dice: "Pare en 200 metros, que yo me bajo" (5). Y es que hoy no es un buen día para los Piscis, ya lo decía tu horóscopo: "CAPRICORNIO Amor: bien. Posibles peleas con los Piscis. PISCIS Amor: bien. Los Capricornio dicen que los Piscis sois unos hijos de puta" (6). La predicción se confirma en cuantos pones un pie fuera del coche y te encuentras con el primer capullo de la mañana, de esos que te hacen pensar: "¿De verdad fue este el espermatozoide más rápido?"(7)
Pero en fin, le echas un par y sigues adelante, porque la vida es demasiado corta como para extraer el USB con seguridad(8). Si no estás al quite, te pasa lo que te pasa, que cuando menos te los esperas, el lobby de fabricantes de figuritas de bueyes y mulas se sale con la suya (9) y consigue que Ratzinger renuncie. Y todo son risas hasta que te das cuenta de que la dimisión del Papa te pilla con LinkedIn sin actualizar (10). Y no es que ser la cabeza visible de la Iglesia Católica en la tierra haya sido de siempre el sueño de tu vida, pero claro, ahora es una posibilidad y te pasa un poco como con las cosas que aún guardas en casa de tus padres, que nunca sabes lo que quieres hasta que llega tu madre y te dice: ¿Esto lo quieres o lo tiro? (11)
Con todo eso, y a pesar de que el día ha empezado mal, confías en que mejore. Piensas que cuando salgas a tomar un café después de comer quizás se te acerque un maromazo de ojos verde a decirte con voz zalamera: ¿Sabías que besando se queman 6'4 calorías por minuto? ¿Quieres que probemos? (12) El problema es que, como hoy tú no estás en lo que estás, fijo que le contestas: ¿Me estás llamando gorda? Y a lo mejor, ni siquiera es lo peor que podrías decirle, porque en miércoles del averno como el de hoy, la palabra no es tu punto fuerte y ya se sabe que estudiamos lengua en el colegio durante años para terminar diciendo: "Dame el este que está en el ese de ahí". (13)
Así que decides acabar con tu sufrimiento de día e irte a dormir para evitar males mayores. Y te vas a la cama calladita, porque cada vez que abres hoy la boca sube el pan. Eso sí, si los puntos suspensivos hablaran...(14)
(2) ExjoanSin Miedo
(3) Lo mejor de twitland
(4) Apróstata
(5) Jack Esparrago
(6) Ultramudo
(9) Aykrmela
(10) Anomalo
La cosa está fatal. Te levantas por la mañana, abres el periódico y enseguida te das cuenta de lo que pasa: "Se muere Chávez. El papa renuncia. Cae un asteroide en Rusia. Tsunami en Japón.¿Falete desde un trampolín? ¿Quién coño está Jugando a Jumanji?" (1). Luego repasas la sección de nacional, consultas la de economía para ver como va nuestra prima de riesgo y solo esperas que Grecia no nos esté haciendo un spoiler (2).
Así que decides hacer lo único inteligente: cerrar el periódico y darte a las drogas duras abriendo un bote de Nutella de tamaño familiar. En la despensa te parece notar que te falta algún frasco de esta crema, pero estás tranquila porque todo el mundo que te conozca sabe que si tienes ocho botes de Nutella y una amigo intenta quitarte dos, te quedan ocho botes y un cadaver (3). Mucha gente te dice que abusas del chocolate, que puedes perjudicar tu salud, pero tú estás convencida de que exageran y que seguro que el colesterol no es malo y sólo necesita que lo abracen.(4)
Total, que como no te queda otra, coges el coche para ir a trabajar, pero tienes tanto sueño que al GPS le entra miedo de que te estrelles y dice: "Pare en 200 metros, que yo me bajo" (5). Y es que hoy no es un buen día para los Piscis, ya lo decía tu horóscopo: "CAPRICORNIO Amor: bien. Posibles peleas con los Piscis. PISCIS Amor: bien. Los Capricornio dicen que los Piscis sois unos hijos de puta" (6). La predicción se confirma en cuantos pones un pie fuera del coche y te encuentras con el primer capullo de la mañana, de esos que te hacen pensar: "¿De verdad fue este el espermatozoide más rápido?"(7)
Pero en fin, le echas un par y sigues adelante, porque la vida es demasiado corta como para extraer el USB con seguridad(8). Si no estás al quite, te pasa lo que te pasa, que cuando menos te los esperas, el lobby de fabricantes de figuritas de bueyes y mulas se sale con la suya (9) y consigue que Ratzinger renuncie. Y todo son risas hasta que te das cuenta de que la dimisión del Papa te pilla con LinkedIn sin actualizar (10). Y no es que ser la cabeza visible de la Iglesia Católica en la tierra haya sido de siempre el sueño de tu vida, pero claro, ahora es una posibilidad y te pasa un poco como con las cosas que aún guardas en casa de tus padres, que nunca sabes lo que quieres hasta que llega tu madre y te dice: ¿Esto lo quieres o lo tiro? (11)
Con todo eso, y a pesar de que el día ha empezado mal, confías en que mejore. Piensas que cuando salgas a tomar un café después de comer quizás se te acerque un maromazo de ojos verde a decirte con voz zalamera: ¿Sabías que besando se queman 6'4 calorías por minuto? ¿Quieres que probemos? (12) El problema es que, como hoy tú no estás en lo que estás, fijo que le contestas: ¿Me estás llamando gorda? Y a lo mejor, ni siquiera es lo peor que podrías decirle, porque en miércoles del averno como el de hoy, la palabra no es tu punto fuerte y ya se sabe que estudiamos lengua en el colegio durante años para terminar diciendo: "Dame el este que está en el ese de ahí". (13)
Así que decides acabar con tu sufrimiento de día e irte a dormir para evitar males mayores. Y te vas a la cama calladita, porque cada vez que abres hoy la boca sube el pan. Eso sí, si los puntos suspensivos hablaran...(14)
(2) ExjoanSin Miedo
(3) Lo mejor de twitland
(4) Apróstata
(5) Jack Esparrago
(6) Ultramudo
(9) Aykrmela
(10) Anomalo
lunes, 11 de marzo de 2013
Bidireccional
Amistad es una palabra que me da bastante respeto. La gente la usa muy a la ligera y va por la vida diciendo "mis amigos esto" o "mis amigos lo otro" y yo no sé si ese plural es tan plural como ellos se creen. Más que nada porque quien tiene un amigo tiene un tesoro y tener varios, así para empezar, me parece una suerte de la leche. Pero en fin, también hay algunos afortunados por ahí que les toca el euromillón, ¿no?
Lo que está claro es que cada uno sabe donde traza la raya que separa a un amigo de un conocido. Para mí son muchas cosas, pero la clave seguramente está en la reciprocidad, en darse cuenta que ser amigo de alguien es un verbo bidireccional. Nunca dirías que Zrutanito es tu novio si el tal Zrutanito no te considerara su novia, ¿no? Dirías que te gusta, o que le quieres o que estás a punto de hacer que se de cuenta de que eres el amor de su vida. Pero no le llamarías tu novio porque no lo es (por lo menos aún). Pues para mi en la amistad pasa un poco lo mismo. Hay que estar dispuesto a dar lo mismo por los dos lados y saber que existe un cariño parecido por ambas partes, algo que siempre es más fácil de decir que de hacer.
Cuando eres amigo de alguien, se nota. Podéis parlotear sin descanso o no pronunciar ni una palabra, porque los silencios incómodos no existen. Podéis hablar sin sonidos, sólo con las miradas, pero también podéis deciros absolutamente todo, como que un pantalón te queda de pena o que has llevado la cara manchada de chocolate desde que te has bebido el colacao del desayuno. Y lo mejor es que tenéis un idioma propio. Esas expresiones típicas que salen siempre en algún momento de la conversación. Esos términos mal empleados, pero que los dos usáis de la misma forma errónea. Y esas palabras que no significan lo que parece, sino cosas que habéis vivido juntos y que por eso indican con exactitud a qué os referís.
Decir, por ejemplo, que "alguien es el Fernando de Lola" es dar a entender que ese chico es el perro del hortelano de la pobre Lola, el cabrito que la ha hecho sufrir durante años, pero que nunca la ha querido de verdad. En esa frase, "Fernando" no es un nombre propio, es un adjetivo (más bien un insulto) porque en su día, en la vida de la amiga que te lo cuenta, hubo un cabrito que se llamaba Fernando y que se portó tan de pena que tuvo el dudoso honor de fundar su propio nivel de maldad masculina. Y tú, que lo viviste con ella, ya sabes lo grave que es que alguien sea un "Fernando".
Tres cuartos de lo mismo pasa cuando Maromazo de Turno no te hace ni caso y tu amiga se limita a decir que recuerdes que "no tiene bolsillos" (sin referirse a nada que tenga que ver con el diseño de la ropa de él ni con su dinero) o te anima a hacer lo que sea que no te atreves a hacer diciéndote que "ya apechugaremos".
Forjar un idioma propio lleva tiempo y de vez en cuando, sangre, sudor y lágrimas. Lo mismo que hacer un amigo de verdad. Si la gente tiene tantos como dicen, hay que ver lo que les cunde la vida, ¿no?
Lo que está claro es que cada uno sabe donde traza la raya que separa a un amigo de un conocido. Para mí son muchas cosas, pero la clave seguramente está en la reciprocidad, en darse cuenta que ser amigo de alguien es un verbo bidireccional. Nunca dirías que Zrutanito es tu novio si el tal Zrutanito no te considerara su novia, ¿no? Dirías que te gusta, o que le quieres o que estás a punto de hacer que se de cuenta de que eres el amor de su vida. Pero no le llamarías tu novio porque no lo es (por lo menos aún). Pues para mi en la amistad pasa un poco lo mismo. Hay que estar dispuesto a dar lo mismo por los dos lados y saber que existe un cariño parecido por ambas partes, algo que siempre es más fácil de decir que de hacer.
Cuando eres amigo de alguien, se nota. Podéis parlotear sin descanso o no pronunciar ni una palabra, porque los silencios incómodos no existen. Podéis hablar sin sonidos, sólo con las miradas, pero también podéis deciros absolutamente todo, como que un pantalón te queda de pena o que has llevado la cara manchada de chocolate desde que te has bebido el colacao del desayuno. Y lo mejor es que tenéis un idioma propio. Esas expresiones típicas que salen siempre en algún momento de la conversación. Esos términos mal empleados, pero que los dos usáis de la misma forma errónea. Y esas palabras que no significan lo que parece, sino cosas que habéis vivido juntos y que por eso indican con exactitud a qué os referís.
Decir, por ejemplo, que "alguien es el Fernando de Lola" es dar a entender que ese chico es el perro del hortelano de la pobre Lola, el cabrito que la ha hecho sufrir durante años, pero que nunca la ha querido de verdad. En esa frase, "Fernando" no es un nombre propio, es un adjetivo (más bien un insulto) porque en su día, en la vida de la amiga que te lo cuenta, hubo un cabrito que se llamaba Fernando y que se portó tan de pena que tuvo el dudoso honor de fundar su propio nivel de maldad masculina. Y tú, que lo viviste con ella, ya sabes lo grave que es que alguien sea un "Fernando".
Tres cuartos de lo mismo pasa cuando Maromazo de Turno no te hace ni caso y tu amiga se limita a decir que recuerdes que "no tiene bolsillos" (sin referirse a nada que tenga que ver con el diseño de la ropa de él ni con su dinero) o te anima a hacer lo que sea que no te atreves a hacer diciéndote que "ya apechugaremos".
Forjar un idioma propio lleva tiempo y de vez en cuando, sangre, sudor y lágrimas. Lo mismo que hacer un amigo de verdad. Si la gente tiene tantos como dicen, hay que ver lo que les cunde la vida, ¿no?
viernes, 8 de marzo de 2013
Enano Cabr*n
Dicen que la inteligencia es el don mejor repartido porque todo el mundo cree tener suficiente. Yo no sé si toda la peña es tan lista como se piensa, pero lo que está claro es que algunos tenemos al "Enano del Mazo" en el cerebro y otros no y estos últimos se merecen un patadón en la boca por suertudos. ¡Ah!, ¿que sois de esos que se han librado de esa tortura y no sabéis quién es el "Enano del Mazo"? Bien, pues id poniéndoos en fila para recibir el patadón que os corresponde y, mientras tanto, os voy contando la teoría.
Avalados estudios científicos revelan que algunos especimenes tenemos dos enanos en la cabeza. El "Enano Cerebrín" es un chaval muy aplicado que hace lo que puede con la poca información que le vas haciendo llegar al cerebro. Con las siete palabras, dos verbos y tres estructuras y media que has aprendido en alemán, te redacta una redacción medio apañada. Con las cuatro cosas que te has enterado de Maromazo de Turno, construye un par de comentarios ingeniosos empleables en cualquier conversación estándar de ligoteo. Y de los marrones que te buscas, va sacando las enseñanzas necesarias para hacerte salir airosa del siguiente jardín en el que te metas. Vamos, ya os hacéis una idea, "Enano Cerebrín" es un apagafuegos que está siempre ahí para echarte una mano.
El "Enano del Mazo" es todo lo contrario, es un tío apalancado permanentemente es la Terraza Alta Este de tu cerebro, haciendo el vago y matándose a copas. Es un completo inútil, pero aplica a muerte eso de que "si no puedes ayudar, molesta, lo importante es participar", así que, entre caña y caña, siempre encuentra un hueco para darse un paseo y aparecer en lo momentos cruciales de tu vida. Llega con su mazo en ese instante clave y le atiza una leche a "Enano Cerebrín" de tal calibre que lo deja atontado un rato. Con el guantazo, el pobre Cerebrín se queda colgado como un ordenador y a lo que lo quieres reiniciar, ya la has liado parda en el examen, o con Maromazo de Turno o con lo que sea, y Enano del Mazo se ha salido con la suya. Perraco del infierno...
Mi Enano del Mazo particular (al que yo llamo Enano Cabr*n porque ya son muchos años juntos y hay confianza) está tan musculado como Gastón (el malo de La Bella y la Bestia) y al pobre Cerebrín le calza unas tortas como panes. Antes se paseaba por mi cerebro a todas horas, pero a base de disgustos, había conseguido que se especializara, bebiera más y pegara menos. Hasta ahora. No sé si es que han subido los precios de las cañas en la Terraza Alta Este o que, pero el caso es que el tío está de un activo que da asco y me tiene hasta los mismísimos. Voy a ver donde puedo comprarle un buen mazo a Cerebrín y que se defienda un poco, que así no podemos seguir...
Avalados estudios científicos revelan que algunos especimenes tenemos dos enanos en la cabeza. El "Enano Cerebrín" es un chaval muy aplicado que hace lo que puede con la poca información que le vas haciendo llegar al cerebro. Con las siete palabras, dos verbos y tres estructuras y media que has aprendido en alemán, te redacta una redacción medio apañada. Con las cuatro cosas que te has enterado de Maromazo de Turno, construye un par de comentarios ingeniosos empleables en cualquier conversación estándar de ligoteo. Y de los marrones que te buscas, va sacando las enseñanzas necesarias para hacerte salir airosa del siguiente jardín en el que te metas. Vamos, ya os hacéis una idea, "Enano Cerebrín" es un apagafuegos que está siempre ahí para echarte una mano.
El "Enano del Mazo" es todo lo contrario, es un tío apalancado permanentemente es la Terraza Alta Este de tu cerebro, haciendo el vago y matándose a copas. Es un completo inútil, pero aplica a muerte eso de que "si no puedes ayudar, molesta, lo importante es participar", así que, entre caña y caña, siempre encuentra un hueco para darse un paseo y aparecer en lo momentos cruciales de tu vida. Llega con su mazo en ese instante clave y le atiza una leche a "Enano Cerebrín" de tal calibre que lo deja atontado un rato. Con el guantazo, el pobre Cerebrín se queda colgado como un ordenador y a lo que lo quieres reiniciar, ya la has liado parda en el examen, o con Maromazo de Turno o con lo que sea, y Enano del Mazo se ha salido con la suya. Perraco del infierno...
Mi Enano del Mazo particular (al que yo llamo Enano Cabr*n porque ya son muchos años juntos y hay confianza) está tan musculado como Gastón (el malo de La Bella y la Bestia) y al pobre Cerebrín le calza unas tortas como panes. Antes se paseaba por mi cerebro a todas horas, pero a base de disgustos, había conseguido que se especializara, bebiera más y pegara menos. Hasta ahora. No sé si es que han subido los precios de las cañas en la Terraza Alta Este o que, pero el caso es que el tío está de un activo que da asco y me tiene hasta los mismísimos. Voy a ver donde puedo comprarle un buen mazo a Cerebrín y que se defienda un poco, que así no podemos seguir...
miércoles, 6 de marzo de 2013
Ceguera teatral
El error más común en los que se inician en el mundo del teatro es pensar que la cosa consiste en subirse a un escenario y actuar. Y bueno, sí, eso es genial, pero es la punta del iceberg. Ya lo he explicado otras veces, el teatro es un trabajo en equipo: hay que ensayar y elaborar decorados y buscar atrezzo y seleccionar músicas para acompañar las transiciones y ayudar desde bambalinas a los cambios de los compañeros que están en el escenario y dar la réplica en las escenas y millones de cosas más. Estar bajo los focos mola porque es el momento de mostrar un trabajo, la puesta de largo de un esfuerzo común, pero es el 1% de la experiencia teatral.
Aún viviendo todo eso, hay estrechos de miras que sólo ven ese 1%. Y lo más gordo es que ni tan siquiera lo ven completo. Porque encima del escenario hay mucho tajo. Pero mucho mucho. Decir el texto es una parte mínima del trabajo. Los gestos, el ritmo, la actitud, las pausas, las miradas, los silencios y la intención son fundamentales para representar bien un papel. Diría que incluso más que las palabras. Los que miden la importancia de un personaje por las líneas que ocupa en el libreto están ciegos.
Y eso cuando hablamos de obras acabadas, de historias cerradas, pero la cosa se complica aún más cuando hay que improvisar, inventar una escena en tiempo real, mientras se representa. En esos casos la interpretación es casi lo de menos, lo vital es crear. En milésimas de segundo hay que pensar una situación original, con unos personajes bien definidos que sirvan para escenificar un conflicto, que llamen la atención, que enganchen y que, si puede ser, sean graciosos. Hay que tener la idea, lo que no es nada fácil y hay que ser capaz de explicarla rápidamente, para no perder al espectador en los escasos 15 segundos en los que decide si le interesa o no lo que haces.
Pero el trabajo no acaba allí. Hay que saber hacer avanzar la acción (que la tira de veces se queda enganchada en bucle cuando a nadie se le ocurre por donde salir) y saber ocupar los espacios en escena, para no taparse ni chocar unos con otros. Hay que tener visión de conjunto para ver venir los problemas, los saltos de texto o los olvidos y disponer de velocidad de reacción para resolver esos problemas que no se han podido ver venir.
Ya lo he dicho, pero insisto. En el escenario, como en la vida, hay mucho tajo. Pero mucho. Los protagonistas centran la atención, pero no son los únicos que cuentan. Sin los secundarios, sin los que tienen ideas, sin los que distribuyen la escena, sin los que montan decorados, sin los que buscan músicas, sin los que resuelven problemas, sin los que controlan el ritmo y los espacios, los protagonistas están vendidos. En el escenario, como en la vida, cada uno tiene su habilidad y todos somos necesarios. Los que sólo quieren ser protagonistas, a los que SÓLO les vale ser protagonistas, están ciegos.
Aún viviendo todo eso, hay estrechos de miras que sólo ven ese 1%. Y lo más gordo es que ni tan siquiera lo ven completo. Porque encima del escenario hay mucho tajo. Pero mucho mucho. Decir el texto es una parte mínima del trabajo. Los gestos, el ritmo, la actitud, las pausas, las miradas, los silencios y la intención son fundamentales para representar bien un papel. Diría que incluso más que las palabras. Los que miden la importancia de un personaje por las líneas que ocupa en el libreto están ciegos.
Y eso cuando hablamos de obras acabadas, de historias cerradas, pero la cosa se complica aún más cuando hay que improvisar, inventar una escena en tiempo real, mientras se representa. En esos casos la interpretación es casi lo de menos, lo vital es crear. En milésimas de segundo hay que pensar una situación original, con unos personajes bien definidos que sirvan para escenificar un conflicto, que llamen la atención, que enganchen y que, si puede ser, sean graciosos. Hay que tener la idea, lo que no es nada fácil y hay que ser capaz de explicarla rápidamente, para no perder al espectador en los escasos 15 segundos en los que decide si le interesa o no lo que haces.
Pero el trabajo no acaba allí. Hay que saber hacer avanzar la acción (que la tira de veces se queda enganchada en bucle cuando a nadie se le ocurre por donde salir) y saber ocupar los espacios en escena, para no taparse ni chocar unos con otros. Hay que tener visión de conjunto para ver venir los problemas, los saltos de texto o los olvidos y disponer de velocidad de reacción para resolver esos problemas que no se han podido ver venir.
Ya lo he dicho, pero insisto. En el escenario, como en la vida, hay mucho tajo. Pero mucho. Los protagonistas centran la atención, pero no son los únicos que cuentan. Sin los secundarios, sin los que tienen ideas, sin los que distribuyen la escena, sin los que montan decorados, sin los que buscan músicas, sin los que resuelven problemas, sin los que controlan el ritmo y los espacios, los protagonistas están vendidos. En el escenario, como en la vida, cada uno tiene su habilidad y todos somos necesarios. Los que sólo quieren ser protagonistas, a los que SÓLO les vale ser protagonistas, están ciegos.
martes, 5 de marzo de 2013
Te quieros de garrafón
Es curiosa la alegría con la que muchas personas utilizan algunas palabras, no sé si conscientes o no de lo poco que corresponden esos términos a la realidad. Los oyes emplearlos con toda traquilidad y confianza y piensas: ¿Realmente te lo crees? Porque vas listo...
Veo a esas parejas de adolescentes que se dedican "te quieros" apasionados y que a los 10 minutos cortan porque uno se ha creado un perfil en Facebook y otro en Tuenty. A todas esa personas ya adultas que empiezan una relación sentimental un lunes y el martes por la tarde ya han dicho "te quiero". Estoooo, sí, bueno, permíteme que lo dude. Igual me tienes cariño, o apego, o te atraigo, o te intereso y quieres saber si eso se puede convertir en otra cosa. Hasta ahí bien, pero, ¿quererme? Para quererme me tendrás que conocer. Te habrás tenido que pelear conmigo por la hora de vuelta a casa un sábado, porque siempre dejo los deberes para última hora o por el tiempo que me paso colgada al teléfono fijo dejando incomunicados a todos los de la casa. Tendrás que haberte puesto negro porque te cojo la ropa sin tu permiso, porque soy el desorden personificado en la habitación que compartimos o porque siempre te amenazo con chivarme de tu última trastada.
Tendrás que haber soportado mis quejas cuando estoy griposa, mis nervios cuando estoy de exámenes y mi atontamiento hasta que me bebo el primer café de la mañana. Habrás tenido que consensuar viajes, planear excursiones y preparar sorpresas a medias conmigo. Te habrá tocado torearme en mis ratos malos y descojonarte en los días en los que estoy sembrada.
Habrás tenido que contarme tus problemas y buscar entre los dos soluciones para ellos y para los míos. Tendrás que haberme explicado como ves tú las cosas y chocar y discutir y hacer esfuerzos para llegar a acuerdos. Habremos tenido que reír juntos hasta las lágrimas y llorar cuando haya hecho falta.
Si después de todo eso me dices que me quieres, puede que te crea. Yo, desde luego, no lo diré antes. Me niego a ir por la vida disparando "te quieros" de garrafón.
Veo a esas parejas de adolescentes que se dedican "te quieros" apasionados y que a los 10 minutos cortan porque uno se ha creado un perfil en Facebook y otro en Tuenty. A todas esa personas ya adultas que empiezan una relación sentimental un lunes y el martes por la tarde ya han dicho "te quiero". Estoooo, sí, bueno, permíteme que lo dude. Igual me tienes cariño, o apego, o te atraigo, o te intereso y quieres saber si eso se puede convertir en otra cosa. Hasta ahí bien, pero, ¿quererme? Para quererme me tendrás que conocer. Te habrás tenido que pelear conmigo por la hora de vuelta a casa un sábado, porque siempre dejo los deberes para última hora o por el tiempo que me paso colgada al teléfono fijo dejando incomunicados a todos los de la casa. Tendrás que haberte puesto negro porque te cojo la ropa sin tu permiso, porque soy el desorden personificado en la habitación que compartimos o porque siempre te amenazo con chivarme de tu última trastada.
Tendrás que haber soportado mis quejas cuando estoy griposa, mis nervios cuando estoy de exámenes y mi atontamiento hasta que me bebo el primer café de la mañana. Habrás tenido que consensuar viajes, planear excursiones y preparar sorpresas a medias conmigo. Te habrá tocado torearme en mis ratos malos y descojonarte en los días en los que estoy sembrada.
Habrás tenido que contarme tus problemas y buscar entre los dos soluciones para ellos y para los míos. Tendrás que haberme explicado como ves tú las cosas y chocar y discutir y hacer esfuerzos para llegar a acuerdos. Habremos tenido que reír juntos hasta las lágrimas y llorar cuando haya hecho falta.
Si después de todo eso me dices que me quieres, puede que te crea. Yo, desde luego, no lo diré antes. Me niego a ir por la vida disparando "te quieros" de garrafón.
viernes, 1 de marzo de 2013
Por qué no me gusta leerlo todo
A ver, a ver, a ver, a ver... tranquilidad en la sala, todos esos blogueros-lectores-incansables que hacen aspavientos indignados por el osadísimo título de esta entrada que se vuelvan a sentar, que todo tiene su explicación. La que voy a dar ahora mismo.
A mi de pequeña me encantaba leer. Lo que fuera: los libros de "Los Cinco", tebeos de Zipi-Zape, historias de "Elige tu propia aventura"... Cualquier cosa. Yo creo que en aquel entonces lo que me enganchaba de la lectura era que aprendía cosas. Que podía conseguir un quesito de Trivial porque sabía que el jade era verde, y la razón por la que lo sabía es que la sirena protagonista de mi último libro tenía los ojos de ese tono. O que era capaz de dejar fuera de juego a mi profe de lengua siendo un mico que no levantaba dos palmos del suelo pero que entendía lo que significaba mirar "de hito en hito". Leyendo crecía, por eso me gustaba tanto.
Ahora ya soy mayor. Me sigue quedando casi todo por aprender, pero, la verdad, la mayoría de los libros que leo no me enseñan gran cosa. Será que elijo mal mis lecturas o que desde el principio de los tiempos se cuentan siempre las mismas historias con formas distintas. Igual es por eso que ahora me importa más COMO se cuentan esas historias. Y aquí viene el meollo de la entrada, explicar cual creo yo que es el "como" ideal:
-Los virtuosismos no me van. A mí que pongas palabras rimbonbantes, rebuscadas, términos especializados, complejísimas metáforas y estructuras imposibles no me impresiona. Al revés, me hace pensar que despliegas esa artillería porque tienes poca profundidad que ofrecer. Un poco como los fortachones esos, que te levantan pesas de la tira de kilos, pero después na de ná...
-Tampoco soy muy fan de la belleza literaria, así, en el sentido clásico. A ver como lo explico... No me gusta tanto que elijas palabras bonitas, como que sean las adecuadas y las coloques bien. "Flipar", "tronco" y "ni de coña" pueden ser la materia prima de textos preciosos... aunque no sean de estilo clásico. Y sí, me temo que en esto los blogs me han influido un pizca ;P
- Y ya que hablamos de belleza, ¿que qué tiene que tener para ser bonito? No lo sé, pero una baza segura es la originalidad. Dime las cosas de forma poco convencional y muy gráfica, que consiga enviar la imagen que tienes en tu cerebro a mi cabeza por vía directa y ya tienes mucho ganado.
-Tochazos o historias lentas en entrar en materia... pufff, difícil. Muy interesantes tienen que ser para que no me vea tentada a dejarlas a medias. Ahora soy poco paciente y de esto tienen mucha culpa twitter y moderneces en general, que me han vuelto bastante vaga, cada vez menos centrada y más difusa.
-Mucha descripción, en general, también punto negativo. Lo siento, pero la mayoría de las veces los lugares en los que transcurre la acción dan exactamente igual y el aspecto del protagonista, excepto algunos rasgos, también. Ve al meollo, o me pierdes.
-Bueno, vaaale, ¿quieres describir? Describe con acciones. Que un narrador omnisciente me asegure que la protagonista es detallista y buena persona no me sirve de mucho y de primeras, además, no me lo voy a creer. Cuéntame que esa misma prota ve a una niña desconocida que va a su baile de fin de curso y como se da cuenta de que a la chavala le sobresale un poco la ropa interior por encima de su precioso vestido de fiesta, la ayuda disimuladamente a recolocarse. Eso me va a decir mucho más de como es la protagonista que la descripción que puedas darme.
En fin, habría más que decir, pero voy a dejarlo aquí. Esto un poco en general y con millones de excepciones, claro, pero lo que quiero decir es que ya no me gusta leerlo todo, que ahora soy mucho más exigente, que un libro se lo tiene que currar para gustarme. Y en cualquier caso, es sólo mi opinión, ya se sabe que para gustos los colores y para colores las flores.
A mi de pequeña me encantaba leer. Lo que fuera: los libros de "Los Cinco", tebeos de Zipi-Zape, historias de "Elige tu propia aventura"... Cualquier cosa. Yo creo que en aquel entonces lo que me enganchaba de la lectura era que aprendía cosas. Que podía conseguir un quesito de Trivial porque sabía que el jade era verde, y la razón por la que lo sabía es que la sirena protagonista de mi último libro tenía los ojos de ese tono. O que era capaz de dejar fuera de juego a mi profe de lengua siendo un mico que no levantaba dos palmos del suelo pero que entendía lo que significaba mirar "de hito en hito". Leyendo crecía, por eso me gustaba tanto.
Ahora ya soy mayor. Me sigue quedando casi todo por aprender, pero, la verdad, la mayoría de los libros que leo no me enseñan gran cosa. Será que elijo mal mis lecturas o que desde el principio de los tiempos se cuentan siempre las mismas historias con formas distintas. Igual es por eso que ahora me importa más COMO se cuentan esas historias. Y aquí viene el meollo de la entrada, explicar cual creo yo que es el "como" ideal:
-Los virtuosismos no me van. A mí que pongas palabras rimbonbantes, rebuscadas, términos especializados, complejísimas metáforas y estructuras imposibles no me impresiona. Al revés, me hace pensar que despliegas esa artillería porque tienes poca profundidad que ofrecer. Un poco como los fortachones esos, que te levantan pesas de la tira de kilos, pero después na de ná...
-Tampoco soy muy fan de la belleza literaria, así, en el sentido clásico. A ver como lo explico... No me gusta tanto que elijas palabras bonitas, como que sean las adecuadas y las coloques bien. "Flipar", "tronco" y "ni de coña" pueden ser la materia prima de textos preciosos... aunque no sean de estilo clásico. Y sí, me temo que en esto los blogs me han influido un pizca ;P
- Y ya que hablamos de belleza, ¿que qué tiene que tener para ser bonito? No lo sé, pero una baza segura es la originalidad. Dime las cosas de forma poco convencional y muy gráfica, que consiga enviar la imagen que tienes en tu cerebro a mi cabeza por vía directa y ya tienes mucho ganado.
-Tochazos o historias lentas en entrar en materia... pufff, difícil. Muy interesantes tienen que ser para que no me vea tentada a dejarlas a medias. Ahora soy poco paciente y de esto tienen mucha culpa twitter y moderneces en general, que me han vuelto bastante vaga, cada vez menos centrada y más difusa.
-Mucha descripción, en general, también punto negativo. Lo siento, pero la mayoría de las veces los lugares en los que transcurre la acción dan exactamente igual y el aspecto del protagonista, excepto algunos rasgos, también. Ve al meollo, o me pierdes.
-Bueno, vaaale, ¿quieres describir? Describe con acciones. Que un narrador omnisciente me asegure que la protagonista es detallista y buena persona no me sirve de mucho y de primeras, además, no me lo voy a creer. Cuéntame que esa misma prota ve a una niña desconocida que va a su baile de fin de curso y como se da cuenta de que a la chavala le sobresale un poco la ropa interior por encima de su precioso vestido de fiesta, la ayuda disimuladamente a recolocarse. Eso me va a decir mucho más de como es la protagonista que la descripción que puedas darme.
En fin, habría más que decir, pero voy a dejarlo aquí. Esto un poco en general y con millones de excepciones, claro, pero lo que quiero decir es que ya no me gusta leerlo todo, que ahora soy mucho más exigente, que un libro se lo tiene que currar para gustarme. Y en cualquier caso, es sólo mi opinión, ya se sabe que para gustos los colores y para colores las flores.
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