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domingo, 27 de octubre de 2024

AVE DEL MES octubre 2024

 

Ratonero común

Buteo buteo (Linnaeus ,1758)

Inglés: Common Buzzard

Francés: Buse variable

 


No me da la gana poner en el titular el nombre de “busardo ratonero”, con que actualmente se le denomina en ornitologués pseudovernáculo, porque me estomaga.  Más entrañable me parece el de "águila ratonera" que toda la vida se le ha dado en el verdadero román paladino, en qual suele el pueblo fablar con su vecino.

Sus medidas son de unos 50 a 57 cm de largo, y una envergadura de alrededor de metro y cuarto.

Es especie sedentaria en casi toda Europa (salvo las poblaciones más norteñas, que emigran dentro del propio continente en el mal tiempo, y pasando África parte de ellos), y nidificante en la amplia zona de las estepas asiáticas, desde donde migra para invernar en África o en el sur de Asia.

Presenta una gran variabilidad en el plumaje, desde animales con amplias zonas blanquecinas hasta los que son de color mayoritariamente pardo oscuro, casi negro; lo que suele ser bastante constante, visto en vuelo coronado, es la presencia de dos manchas negruzcas en las muñecas, que resaltan bastante en los ejemplares de infracobertoras alares claras, y una banda clara en la parte baja del pecho. Esta variabilidad ha dado lugar a la descripción de varias subespecies de validez no totalmente aceptada, y de las cuales quizá sólo merezca la pena acordarnos aquí de la subespecie vulpinus, así llamada por su color comparativamente rojizo, que recuerda al del zorro rojo, y que se viene conociendo como ratonero de estepa; englobaría poblaciones orientales, mayormente asiáticas, y netamente migratorias.





Su hábitat y costumbres son bastante generalistas; se desenvuelve bien en cualquier zona boscosa o despejada, siempre que tenga bosquetes donde anidar y a poder ser oteaderos  en los que pasa el tiempo acechando, mostrando su rechoncha silueta sobre postes de la luz, vallas, o cualquier otra atalaya natural o artificial; busca también su comida volando, para lo que se dedica a menudo a ciclear aprovechando las térmicas. Su alimento incluye gran cantidad de micromamíferos, pero también una variedad de presas de pelo, pluma, escama o quitina, desde conejos hasta lombrices de tierra, y hace también sus pinitos como carroñero y cleptoparásito.

Las parejas son fieles a sus territorios, en los que disponen por lo general de varios nidos que utilizan alternativamente; generalmente en árboles, evitando los aislados si pueden elegir, más raramente en riscos (lo cual es, sin embargo, habitual en la subespecie canaria, Buteo buteo insularis). El dimorfismo sexual es inapreciable en cuanto a librea y no muy grande en cuanto a tamaño: las hembras son mayores, como es usual en las rapaces, pero no lo suficiente como para ser un criterio de sexado fiable; del orden de un 20% más pesadas que los machos. Ponen generalmente 2 a 4 huevos que incuban los dos progenitores durante un mes largo. Los pollos son alimentados primero por la madre, que despedaza para ellos las piezas que aporta el macho, y luego por los dos. Echan a volar al mes y medio escaso.

Se distinguen los juveniles de los adultos, vistos por debajo, por tener la banda subterminal oscura de la cola de anchura igual a las demás, además del pecho y vientre con diseño de estrías longitudinales, a diferencia del moteado con tendencia a barrado transversal de los adultos. Tienen además las plumas de la espalda y las supracobertoras alares ribeteadas de tono claro, y el iris claro, amarillento intenso o grisáceo, a diferencia del castaño oscuro de los adultos. Como no mudan todas las plumas de vuelo el mismo año, pueden llegar a distinguirse las edades durante unos tres años.

Se citan longevidades de hasta 25 años en libertad.

 

Foto: marco Roggerone

Mencionaremos la existencia de los conocidos como “ratoneros de Gibraltar”, híbridos y retrocruzados de nuestro ratonero común con el ratonero moro del Atlas (Buteo rufinus cirtensis); se sabe que, cuando menos, existe un cierto flujo genético entre ambos taxones y, cuando más, que cirtensis quizá debiera considerarse más bien subespecie de Buteo buteo, como se apunta en este estudio:  https://curioso-por-naturaleza.blogspot.com/2019/03/busardo-ratonero-y-busardo-moro.html

Podríamos resumir los caracteres diferenciales del ratonero moro, al menos en la subespecie cirtensis, en: Cabeza y pecho pálidos, plumaje tirando a rojizo, cola color canela claro con base blanquecina, carente de barras (con barreado tenue en los juveniles), y manchas carpales negras mayores que en el común, aunque a veces ausentes. Significa su nombre “oriundo de Cirta”, ciudad del nordeste de Argelia, actualmente denominada Constantina, y que fue capital de la antigua Numidia. Para quien tenga tiempo y ganas de profundizar en los criterios y dificultades para identificar correctamente a estos ratoneros, recomendamos este artículo  file:///C:/Users/USER/Downloads/BirdingWorld26-147-173.pdf

El ratonero común fue descrito como especie por Linneo en 1758, bajo la denominación de Falco buteo. El uso del término “buteo”  como género taxonómico fue instituido por el político, músico y naturalista francés conde de La Cépède en 1799, y es palabra que ya en latín clásico designaba a alguna o algunas aves rapaces, con una cierta imprecisión entre quienes nos han transmitido tal conocimiento (que tan pronto la asimilan a aguilucho como a gerifalte), y probablemente también entre sus originales usuarios, de los que no cabría esperar ni conocimientos taxonómicos ni homogeneidad lingüística a lo largo de tanto tiempo, espacio y pueblos diferentes como se usó el latín antiguo. De dicha palabra parece ser que vino a tener origen el nombre inglés “buzzard”, previo paso por el francés antiguo “busart”.

No es el ratonero común de las especies de rapaces que peor demografía tiene ni mucho menos, gracias a su carácter acomodaticio, que le permite soportar relativamente bien las transformaciones del hábitat. Superados los problemas generados a todas las rapaces durante el siglo pasado por la proliferación de pesticidas organoclorados y la persecución legal so pretexto de protección de la caza, hoy en día podemos citar entre sus principales causas de muerte no natural las electrocuciones y colisiones con tendidos eléctricos y aerogeneradores, los atropellos (propiciados por su afición a carroñear sobre otras víctimas de la carretera) y el envenenamiento delictivo, o indirecto por rodenticidas.

La Lista Roja de la UICN considera a la especie que nos ocupa como de “preocupación menor”, y le calcula una población mundial entre 2 y 3,5 millones de individuos adultos, con tendencia creciente; la población europea viene a ser de tres cuartos de la mundial. La española debe de andar por las 30.000 parejas o poco más.  En la legislación española está incluido en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, sin categoría de amenaza.

Si conoces a algún español que lo llame busardo en sus hablajes ordinarios, o algún diccionario de la lengua española general o histórico que incluya este término, háznoslo saber en los comentarios.