Mirlo Común
Francés: Merle noir
Foto: Germán Fraile |
Es el macho fácil de ver, y de identificar; es de comportamiento confiado y plumaje negro, con el pico y anillo ocular de color amarillo anaranjado intenso; la hembra algo más escondediza y de color más apagado, parduzco oscuro con garganta y pecho algo más claros, y con el pico bastante variable entre el pardo-gris oscuro y un amarillo a veces casi tan intenso como el del macho.
Vive en casi toda Europa, en el norte de África y en zonas de Asia Oriental y Central; está presente en Canarias, con una subespecie propia, e introducido en Nueva Zelanda y sureste de Australia. Las poblaciones españolas son residentes; otras más norteñas son migradoras.
Es un animal relativamente territorial, nada proclive a formar bandos salvo en la migración; en condiciones de abundancia de alimento parece ser bastante permisivo con la presencia de otros mirlos en las proximidades incluso para anidar, pero, eso sí, yendo cada uno a lo suyo sin desarrollar conductas gregarias. Parece ser que los machos eligen y defienden su territorio desde el primer año para conservarlo de por vida si pueden, y que también las parejas se mantienen a lo largo de la vida.
Anida en arbustos o arbolillos, confiando más en la ocultación que en la altura por lo general escasa, en nidos en forma de cuenco no muy diferentes de los de cualquier otro pajarillo de los que crían entre el ramaje, hecho de hierbas, ramillas, barro y musgo; lo construye la hembra a su gusto y capricho, encargándose el macho más bien de aportar material. Empieza la cría de forma tempranera, a menudo con el nido construido ya en febrero y huevos puestos en marzo o abril, de forma que le da tiempo a sacar cada año dos o tres puestas, cada una de entre 3 y 5 huevos generalmente; en Madrid se han registrado puestas incluso a finales de enero. Al parecer lo más habitual es que construyan un nuevo nido entre puesta y puesta, aunque se dan casos de utilizar el mismo toda la temporada, o incluso reutilizar alguno del año anterior en el improbable caso de que haya sobrevivido al embate de los meteoros. Suelen los huevos ser azulados con motas pardas, incubados por la hembra durante aproximadamente dos semanas. Ambos progenitores colaboran en la alimentación y la retirada de los sacos fecales.
Foto: Carlos A. Ramírez |
Los juveniles tienen el pico oscuro y un diseño corporal algo más rojizo y moteado que las hembras.
Los machos de primer otoño se distinguen por su pico oscuro, que a primeros de año o poco más se pondrá del vivo color del adulto, listo para sus primeras nupcias; y por su plumaje corporal ya negro, con pardo en las alas debido a una muda postjuvenil incompleta, tras la que suelen retener del plumaje juvenil rémiges parduzcas y quizá también alguna cobertora de las alas, hasta la muda de su segundo otoño.
La Lista Roja de la UICN lo considera de población creciente, y estima la población mundial de adultos entre 10 y 500 millones, como si eso fuera estimar algo; le atribuye un estatus de “preocupación menor”. En España se considera también de población creciente y no está incluido en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial.
Foto: Carlos A. Ramírez |