Bar de Moe
Escribo estas líneas después de haber comido en el bar de Moe. No he estado en Springfield, ni he visto a Homer Simpson tomándose una birra, ni el dueño del establecimiento se apellida Szyslak. La realidad siempre va por delante de la ficción y la taberna a la que me refiero está en El Palo, un barrio de Málaga.
El Moe es un bar que si no te lo enseña algún autóctono nunca darías con él. Es un lugar donde hay más producto que marketing. Tiene unas materias primas de primera y unas manos sabias (femeninas) en la cocina que las transforman en deliciosas raciones. Allí se pueden comer unas conchas finas crudas, unas almejas salteadas, unos mejillones al vapor, un caldillo de pescado que resucita a los muertos y todo tipo de pescados fritos.
Lo conocí por casualidad gracias a que mi cuñado nos llevó allí con la intención de tomar una caña antes de ir a comer a uno de los restaurantes de la zona y nos quedamos enredados entre sus raciones hasta que no nos quedó un ápice de apetito.
El dueño le da nombre al bar, bueno más que nombre le da su mote. Cuando era pequeño vendía helados para ayudar su familia e iba pregonando con su lengua de trapo "helado al moe" y la guasa popular en vez de decirle que era "helado al corte" le puso el mote de Moe para toda la vida. Con el tiempo destacó como futbolista llegando a ser jugador profesional y más tarde de entrenador. Tuvo ofertas para salir de Málaga pero, como él dice, "en la juventud pueden más dos tetas que cien carretas" y dejó pasar las oportunidades. Abajo se puede ver una foto de él cuando jugaba de portero (aparece en el extremo superior izquierdo).
Finalmente puso un bar que atiende junto a su mujer y vive con la ilusión de lo que pudo haber sido y no fue. Conserva una buena mata de pelo aunque las secuelas de una vida deportiva se han cobrado un tributo en su rodilla que le hace cojear ligeramente. Ha creado en su local un ambiente futbolero, las paredes están cuajadas de fotos de su época deportiva y de banderines de clubs de futbol. El Moe aglutina a los forofos del Madrid y del Barcelona de la zona (y alguno del Limonar) y les recuerda en un cartel en la pared que para ver el partido hay que consumir.
Para mi es una visita obligada cada vez que voy a Málaga y se lo recomiendo al que vaya por allí un fin de semana que es cuando se despliega sobre el mostrador todo su esplendor de frescura mediterránea como se puede ver en la foto de Moe que ilustra el post.