Este post forma parte de currando con rojos disponible en versión wiki
Aterricé en el edén laboral el primero de junio. Cuando llegué todos me estaban esperando. Carmela, mi ex compañera de COU, les había puesto al tanto de mi persona humana. Me dieron una vuelta por la empresa y presentaron a todos mis compañeros. Me causó muy buena impresión el ambiente de trabajo.
Así se podría describir cómo era el paraíso laboral en mi primer año currando con rojos:
Ubicación: El espacio, para el que trabajaba
La empresa estaba ubicada la zona de Arturo Soria(1) en un edificio de viviendas con jardín. Ocupábamos la planta baja y el lado derecho del inmueble(2). Los laboratorios, el despacho de los delineantes y la sala de producción se encontraban en la planta baja. En el primer piso estaban los despachos de los ingenieros, en la segunda planta los de los socios de la empresa y en el ático el despacho del director. Los metros cuadrados por persona eran equivalentes salvo el director que tenía un despacho más grande pero con una bañera que le quitaba mucho espacio(3). El mobiliario era igual para todos y todos los puestos de trabajo tenían luz natural.
Clases: Todos proletarios
Allí éramos todos proletarios por lo que no se percibía la opresión de las clases rentistas o hidalgas tan frecuentes en las grandes empresas. El trabajo estaba bien distribuido y todos estábamos ocupados. Tres de los socios que tenían responsabilidades técnicas, mantenían algunos proyectos y se les veía por el laboratorio.
Organización: La célula laboral
No había reuniones. Existía la célula jefe-currito: El jefe te decía lo que se tenía que hacer y el currito podía protestar y blasfemar antes de empezar a hacerlo sin que mediara represalia. Los ingenieros que militaban en el partido entendían mucho mejor el funcionamiento de la célula ya que tenían claro lo que significaba la disciplina.
Relaciones: Hiperconectividad
En las pausas laborales para tomar café o ir a comer se daba asueto a las relaciones sociales. Todos hablaban con todos y nadie se subía a un pedestal para hacerlo. La cafetera estaba en la sala de producción. Allí bajaba todo el que quisiera tomarse un café. La limpieza de la cafetera y la preparación del café correspondía al que la vaciaba. Algunos listillos cuando olían a café recién hecho acudían presto al meeting point antes de que se terminase (4).
Para comer solíamos ir al mismo restaurante y el compañero de mesa era aleatorio y dependía del momento de la llegada. Alguien que observase nuestro comportamiento no sabría distinguir quién era dueño y quién currito.
Actividades extralaborales: La relación más allá del trabajo
Una de las medidas de satisfacción en el trabajo es el índice de relación de las personas cuando finaliza la jornada laboral. Aquí era muy alto: las cuadrillas para tomar tubos, las fiestas en casas de compañeros y todo tipo de reunión que alguno propusiera.
Existía la tradición por parte de la empresa de celebrar una fiesta el 24 de junio. Solo pude asistir a una celebración en mi primer mes de estancia ya al siguiente año se suprimió.
Una verdadera pena porque todas las viandas eran de la pastelería Mallorca y no faltaba el jamón ibérico. Por un día nos sentíamos como satisfechos burgueses.
Tras este escenario de paraíso laboral iré colocando alguno de los personajes que pululaban por allí.
(1) Zona nacional
(2) El lado derecho si se miraba al edificio desde la calle y el lado izquierdo visto desde el jardín. Como siempre hay distintos puntos de vista.
(3) El ático tenía la habítación de matrimonio y cosa de los arquitectos: la bañera estaba colocada dentro de la habitación.
(4) El escaqueo es parte de la condición humana, también se da en los edenes laborales