Dado que parece que la gente está esperando mis comentarios al hecho que en Kansas se vean obligados a estudiar teorías creacionistas (como el
Diseño inteligente) en pie de igualdad con la de la Evolución, y dado que el abajofirmante no deja de ser su humilde servidor, me veo obligado a hacer el susodicho comentario. Y para ello tengo dos vías:
La corta se resume en tres palabras:
Panda de gilipollas. Pero como esto no sería propio de mi (bueno, sí, pero no aquí), y además seguro que les dejaría con ganas de más, deberé recurrir a la larga. Y les aviso (con lo que no aceptaré ninguna reclamación al respecto) que los links que vienen en adelante pueden ser perjudiciales para su salud (mental).
Empecemos con una confesión. Por más que mi formación sea científica, y que sepa (porque no
creo en ello, lo se, porque lo he visto) que la ciencia es real, y que lo que dice,
cuando ha sido hecha correctamente y de manera no sesgada a priori es real, o, cuanto menos, es parte de la realidad, mi corazón es profundamente magufo (
palabro derivado de “magia” y “ufo”, supongo que su significado es claro... no tiene una definición oficial, pero vendría a ser “persona que se lucra mediante la credulidad en entidades paracientíficas”). Ya no es simplemente que no niegue la existencia de Dios (o la de los pitufos, ya puestos) hasta que se me den pruebas científicas de su no existencia (y ojo, que
no negar algo no significa
creer en ello, y mucho menos adorarlo), es que, sinceramente,
me gustaría que todas esas cosas existieran.
Pero todas las cosas tienen su motivo, su porqué y su acción que provoca una reacción, y el “lo hizo un mago” como
deux est machina sólo vale para series de televisión y novelas de franquicia cutres. Y, en mi caso, si todos los sanjuanes, al amanecer cojo un trébol y lo conservo hasta la víspera del sanjuán siguiente, en que la quemo, si dejo consumir un cigarro por completo en noche de ánimas y escupo el primer trago de ron de esa noche, si no consentiría que pusiesen un hijo mío en una cuna hecha de madera de saúco, si conservo la misma moneda en el bolsillo de la cartera desde hace años, y sólo la cambio cuando se produce un cambio importante en mi vida o si llevo un amuleto colgando del cuello, es, es parte por estética (la magia siempre será más hermosa que la ciencia, sobretodo cuando has visto la ciencia por dentro), en parte por el poso cultural de muchas (y muchas quiere decir
muchas) horas de lectura de cuentos, de leyendas, de tradición oral y escrita, propia y ajena, y en parte porque la poca sangre gallega que tengo me sigue gritando que vale que no crea en las meigas, pero que tenga siempre presente que haberlas, haylas. Pero en todos los casos se trata de algo consciente. Yo
se lo que estoy haciendo, y
se que no vale una mierda. Que un trébol sanjuanero no trae suerte, por más hojas que tenga, que mis muertos están muertos, y no van a agradecer el tabaco ni el ron, que no van a venir las hadas a llevarse al niño, que ningún trozo de mi mismo se va a adherir, por ósmosis, a esa moneda, y que lo que llevo al cuello no es más que un trozo de metal.
Pero me gusta hacerlo. Y mis gustos, como mi blog, son mios y me los follo cuando quiero. Vamos, que yo quisiera ser magufo, pero no me sale. Pero ah migo, de lo que hablábamos es de la educación en las escuelas (soy consciente de que me voy por las ramas, pero ya saben que normalmente acabo volviendo al redil). Y ahí no admito juegos. Lo que es, es. Y lo que no es, se estudia en filosofía, que para eso está y por eso se debe mantener en los planes de estudio, porque lo que no es también es importante. La teoría de la evolución es, a dia de hoy, y aunque se siga llamando “teoría”, algo más que probado y asentado, por más que magufos (ahora sí, de pleno derecho) como
este (naveguen por la página, es impagable) o
esta, o los que hacen preguntas
aquí intenten demostrar, falacia tras falacia y sobre falacia una, y gilipollez tras ignorancia tras estupidez, lo contrario. Y a la escuela se va a aprender realidades, históricas, literarias, lingüísticas, matemáticas o científicas. Y ese... engendro del “Diseño inteligente” (me ahorraré los chistes acerca de que ciertamente es más inteligente el diseño que el inventor de ese bodrio (cuarta acepción RAE) de teoría) no es, en ningún caso, una realidad científica.
De hecho, es la peor perversión posible que se le puede hacer a la ciencia. Porque no es, directamente, explicar un cuento de hadas que se cae por su propio peso, como podría ser el explicar el creacionismo
clásico, sea en su vertiente Adán y Eva, sea en su vertiente (mucho más realista desde el punto de vista astrofísico y termodinámico, por otra parte) Gea surgiendo del Caos, que cualquier persona digna de ese nombre y con dos dedos de frente ve que, en el mejor de los casos, es una alegoría literaria. Es partir de una idea preconcebida –falsa o no, eso es lo de menos-, y aplicarle una realidad científica constatada, retorciéndola hasta el punto de ruptura y pervirtiéndola hasta su misma esencia para hacerla coincidir con los postulados magufos de base. Eso no es ciencia. Ni nada que se le parezca. Es lo contrario de la ciencia (la magia, entendiendo como tal “aquello que no es ciencia”, pese a lo que muchos parecen creer, no es lo contrario de la ciencia. Idealmente, y aquí estoy pensando como magufo, son dos vías paralelas que permiten explicar el universo, y como el Universo es curvado, no está en un eje cartesiano, en ocasiones tienen puntos de contacto y los que pretenden ir por un camino acaban caminando por el otro, como les pasó a los alquimistas). Es la imagen de la ciencia que devuelve un espejo deformante.
No estoy en contra de que a los niños se les enseñe en la escuela cuentos de hadas. La literatura, en el fondo, no es otra cosa, tanto me da que el hada se llame Blancaflor como que la bruja malvada se llame Bernarda Alba. La filosofía, y más entre más nos alejemos en el tiempo, se basa en cuentos de hadas (ya me explicarán qué es, si no, el mito de caverna platónico). Para entender la historia, hay que entender los cuentos que les contaron a los que la hicieron. Somos, entre otras cosas, lo que hemos mamado, y lo que hemos mamado la inmensa mayoría es una infancia con cuentos de hadas. Los cuentos de hadas son importantes. Pero hay que saber que son cuentos de hadas.
El adoctrinamiento religioso es otra cosa. Y el Diseño inteligente es adoctrinamiento religioso de la peor calaña. Es inaceptable de todas todas. Tanto como la religión obligatoria en las escuelas. La escuela es, por naturaleza, el templo de la Diosa Razón, e intentar introducir cualquier otro dios en ella es herejía contra ambos. Pueden venir de visita, y serán bienvenidos. Pero si pretenden quedarse y deconsagrar el templo para quedárselo, el resultado sólo puede acabar siendo desastroso. Porque se empieza poniendo en duda la evolución, y se acaba
así (este último link es humorístico, no se me lleven las manos a la cabeza... aún)
Lo más triste del tema es que el asunto no se circunscribe al profundo sur de los Estados Unidos, el del KKK y las colinas con ojos. También
aquí hay magufos que pretenden meter a dios de rondón en la escuela. Sí, son los mismos que montaron su manifa el sábado para meterlo por la puerta grande, pero se ve que con eso no tienen bastante.
Pero vamos, que si al final llegamos a eso (los dioses, que no son magufos, no lo quieran), yo EXIJO que, junto a la teoría de la evolución y el bodrio del diseño inteligente, se explique, en pie de igualdad, la teoría del
monstruo de los spagetti.
Total, tiene la misma verosimilitud...
(y ahora, a esperar los trolls meapilas con paciencia...)