Aquella noche, el niño no pegó ojo. Herido en su orgullo, no se lo dijo a nadie. Cuando llegó cansado y ojeroso al colegio, notó que todos sus compañeros lo observaban, pero los despreció con su silencio. Él, considerado por todos el "matón" de la clase, jamás admitiría que una veintena de pinchazos intermitentes lo habían mantenido en vela toda una noche.
Microrrelato escrito para participar en el concurso ImaginArte Minificciones en Cadena. La frase de inicio debía ser "para practicar vudú".
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