Johann Heinrich Füssli. La pesadilla, 1781. |
Es habitual que muchos de nuestros temores se manifiesten de forma inconsciente en nuestras pesadillas. Hasta el siglo XVIII se pensaba que las pesadillas las generaban unos monstruos nocturnos al posarse sobre el pecho de los durmientes (pesadilla deriva de peso). Es precisamente siguiendo esta tradición cómo representa el pintor suizo Füssli su obra La pesadilla, o El íncubo, de 1781.
Nos presenta una mujer tumbada en su cama, desvanecida y con total ausencia de síntomas vitales. Sobre ella un pequeño demonio encima de su vientre, que dirige una enigmática mirada hacia el espectador, haciéndole partícipe de la escena. En la parte posterior surge la cabeza de un caballo con mirada enloquecida. Las sensaciones que despierta la escena son bastante inquietantes para el observador de la obra, especialmente para aquel público contemporáneo de la realización de la obra. Sin embargo, el cuadro se convirtió en un éxito, y el pintor realizo nuevas versiones del mismo tema. Corresponden a una época en las que se vio fascinado por una temática muy oscura y casi demoníaca, con la representación de fantasmas y visiones infernales. Su obra sirvió de inspiración para otro gran genio de la pintura como William Blake.
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