Bueno, querido, ahora que ya estamos casados te voy a decir cómo va a ser este feliz matrimonio.
En primer lugar, no me vas a tocar ni a besar, porque nuestros cuerpos son el vehículo del alma. No son para ser acariciados ni mirados con lascivia.
Y andá sacándote de la cabeza "eso". Se puede ser feliz sin andar haciendo chanchadas.
Podemos dormir juntos, claro. ¡Somos matrimonio!
Pero nunca me verás desnuda.
No hay posibilidad de que espíes mis senos en la ducha, porque no me baño.
Además, duermo envuelta de los pies a la cabeza en una túnica.
Sí, una túnica de seda blanca con el dibujo de la Virgen. Pero no te hagas ilusiones porque no deja traslucir ni una de mis curvas.
Es más, si querés verme el culo tenés más chances de encontrarlo en internet que conocerlo en vivo y en directo.
(Esta búsqueda apunta a este mismo blog. Una curiosidad: aunque parezca mentira, conocí a una mujer que en su habitación había puesto estanterías con docenas de santos y se vanagloriaba de que su marido nunca la había visto desnuda.)
Viaje a Cuzco
Hace 9 años
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