Hola, habla Nacho de Hurlingham.
Estaba escuchando la radio y me interesó el tema que están tratando, el de las cosas que aparecen y desaparecen, por eso los llamo.
Yo no se si es cosa de duendes o no, pero a mi me pasó algo sorprendente.
Resulta que yo trabajo en horario nocturno en una empresa, haciendo limpieza por los distintos pisos.
Una noche, dejé los baldes y los lampazos detrás de una puerta porque había terminado en ese sector.
Casi al instante, me di cuenta que me había olvidado de una de las oficinas de esa zona y volví a abrir la puerta para agarrar las cosas.
¡¿Ustedes pueden creer que las cosas ya no estaban?!
Me asusté y volví a cerrar, ¿eran duendes o qué?
Pensé que había visto mal, que las cosas sí estaban ahí.
Volví a abrir y ¡ahí estaban!
¿Entonces?
Cerré, esperé unos segundos, volví a abrir... ¡otra vez habían desaparecido!
El susto ya pasaba a ser terror.
Probé dos o tres veces más, sin animarme a agarrar las cosas, porque aparecían y desaparecían en el mismo lugar.
¿Increible, no?
Me obligué a sentir coraje y entrar allí.
Imprevisiblemente la puerta se cerró detrás mío, lo que me hizo pegar un brinco del miedo.
¿Y si desaparecía yo?
Afortunadamente cuando estaba junto a los baldes, dentro del ascensor, ya no aparecían y desaparecían como antes.