Es complicado saber qué miden exactamente las pruebas de inteligencia. Algunos proponen que sirven para conocer un factor de inteligencia general. Otros que solamente sirven para comprobar el rendimiento máximo en algunas tareas en un momento dado. Sea lo que sea lo que miden, lo cierto es que las pruebas de inteligencia tienen cierto valor predictivo.
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¿Por qué se saludan?
Hay algo que me llama bastante la atención. ¿Alguna vez habéis visto cruzarse en la carretera a dos motoristas? ¿Habéis oído eso de que se saludan cuando se cruzan en la carretera?
¿Se puede aprender a ligar?
¿Alguna vez has pensado que eres torpe ligando? ¿Te gustaría aprender a desenvolverte mejor al relacionarte con el otro sexo? Si es tu caso no te preocupes, no eres la única persona.
El secreto de John Travolta
Un secreto a voces. Sí amigos, estoy hablando del nuevo estudio que se acaba de publicar en Biology Letters. Y es que este estudio se ha hecho popular, han hablado del mismo en cantidad de medios incluyendo entre otros la prensa digital. El artículo lo podemos encontrar aquí, aunque es de pago, así que si no estáis suscritos a la revista olvidaros de leerlo. Eso sí, podéis leer el resumen.
Publicado por
Héctor
09 septiembre, 2010
/
Etiquetas:
Psicología evolutiva,
psicología social
/
Comments: (3)
Haz el amor y no la guerra
¿Eres una persona joven? ¿Sales de fiesta por la noche? Si has respondido que sí tal vez te interese lo que voy a contarte. Y es que salir de fiesta por la noche puede ser peligroso.
¿Es más amable la gente con los guapos?
¿Se porta la gente mejor con quienes son guapos? Hace tiempo hablamos por aquí sobre la importancia de la belleza y del buen aspecto a la hora de conseguir buena predisposición por parte de terceros para ayudarnos.
Todos tienen lo que merecen: La hipótesis del "mundo justo"
A los psicólogos nunca dejará de impresionarnos la capacidad humana para autoengañarse, una actividad que todos realizamos más frecuentemente de lo que parece. Lo interesante es que este acto de autoengaño suele tener, comúnmente, la función y resultado de hacernos más felices, porque cierra nuestros ojos ante las cosas más feas de este mundo. Es por eso que este mecanismo defensivo, protector de nuestra autoestima y felicidad, es adaptativo y puede haber sido seleccionado en el curso de la evolución hasta llegar a nuestros días.
De todas las formas de autoengaño que practicamos con mayor o menor frecuencia, las hay particularmente interesantes. Una de ellas es la creencia denodada y contra toda evidencia en una especie de "justicia universal" que los psicólogos llaman "creencia en el mundo justo" (Lerner, 1980). Esta creencia es tan generalizada que se ha trasladado al lenguaje coloquial en forma de numerosas expresiones y frases hechas, como "el tiempo pone a cada uno en su sitio", "quien siembra vientos recoge tempestades", y otras que podréis identificar por vuestra cuenta sin mucho esfuerzo. En este post voy a hablaros de algunos curiosos estudios que demuestran esta generalizada –e infundada- creencia en una forma de justicia universal.
De todas las formas de autoengaño que practicamos con mayor o menor frecuencia, las hay particularmente interesantes. Una de ellas es la creencia denodada y contra toda evidencia en una especie de "justicia universal" que los psicólogos llaman "creencia en el mundo justo" (Lerner, 1980). Esta creencia es tan generalizada que se ha trasladado al lenguaje coloquial en forma de numerosas expresiones y frases hechas, como "el tiempo pone a cada uno en su sitio", "quien siembra vientos recoge tempestades", y otras que podréis identificar por vuestra cuenta sin mucho esfuerzo. En este post voy a hablaros de algunos curiosos estudios que demuestran esta generalizada –e infundada- creencia en una forma de justicia universal.
¿Racionales o irracionales?
Artículo escrito por Xavier Izaguirre, Licenciado en Psicología y Máster en Marketing.
Creo que en una ciencia social como la Psicología aún quedan muchos debates abiertos. Nuestra Ciencia, de 100 preguntas y 300 respuestas, nos condena con lo más frustrante y a la vez lo más apasionante de su idiosincrasia. Siempre hay algo que reprochar.
Si hemos probado una hipótesis en una situación controlada, lo afirmamos, pero poco tiempo después llega otro equipo y nos dice que el experimento no es extrapolable a la situación real de la vida cotidiana. Entonces este equipo nos dice cómo es en la vida cotidiana para que luego llegue otro equipo a apuntarnos variables extrañas que invalidan la hipótesis validada.
Estos días estoy muy centrado en la toma de decisiones. ¿Cuantas tomamos al día? El número es muy variable dependiendo del día y de lo que consideremos decisión. Por supuesto, las inconscientes cuentan. Acercarse a un número concreto no sería fácil y siempre discutible considerando que cada decisión lleva implícitas pequeñas sub-decisiones. En mi opinión estaríamos hablando de cientos al día.
Y aquí llega la pregunta, ¿somos racionales o irracionales tomando esas decisiones?
Si alguien espera que de una respuesta inmediata o sencilla a esta pregunta, es que no ha leído el primer párrafo.
En principio, y hasta que alguien demuestre lo contrario, somos racionales
Con todas las vueltas que hemos dado los psicólogos y los economistas a esta pregunta, me gustaría empezar la respuesta más lógica: somos francamente racionales.
Según este enfoque, consciente o inconscientemente, tomamos nuestras decisiones según el principio de costes y beneficios. Este principio señala que sopesamos los costos (monetarios, de tiempo, de esfuerzo) en contra de los beneficios que esperamos obtener del costo invertido. Si los beneficios superan los costes nos embarcaremos en la actividad. Aun así, tenemos también que evaluar nuestro presupuesto (evaluación a largo plazo de las consecuencias de gastar recursos en relación al total disponible) y las consecuencias futuras vistas de forma global de la acción que se está evaluando.
En acción, si sopesamos comprar un coche tenemos dos posibles decisiones, comprar o ahorrar. Si el precio del coche, oír las quejas de nuestra pareja y contratar el seguro es un costo inferior a ir calentito por la mañana al trabajo y poder ir de excursión los fines de semana, pasaremos a la segunda fase. En esta, consideraremos nuestra presupuesto, esto es, cuanto dinero tenemos y cuan enfadada está ya nuestra pareja desde la última vez que compramos algo que no necesitábamos realmente. Por último, las consecuencias futuras de tener un coche, por ejemplo, el aumentar las probabilidades de ser el protagonista de un accidente de tráfico. Como veis, la decisión se ha convertido en una complicada ecuación.
Según este principio seriamos unos ordenadores analizando nuestras decisiones incluso hasta el punto de cuantificar nuestras emociones y convertirlas a un factor que se puede sumar o restar. Creo que esa es una visión bastante acertada, y, sobre todo útil para traducir conjeturas en factores explícitos de análisis conductual.
Es cierto que existe una reticencia clara a intentar poner nuestras emociones en la mesa de estudio, pero, como han demostrado muchos economistas, emociones como el amor o el cariño toman parte de las decisiones vitales al igual que los números.
Apoyando esta postura se hallan una nueva raza de economistas, muy pendientes de la Psicología social y de apartarse de explicaciones puramente financieras para dar cabida a fenómenos humanos de todo tipo, según ellos, explicables en términos económicos y racionales.
Robert Frank (2007) ha establecido hipótesis bastante sólidas sobre nuestra toma de decisiones respecto al amor bajo el prisma de los costes y beneficios. Por ejemplo, ¿por qué la media de edad con la que las personas llegamos al matrimonio ha aumentado en el mundo desarrollado? Pues bien, el autor argumenta que la ecuación costes-beneficios ha variado, haciendo el matrimonio menos beneficioso y más costoso. Por un lado, el acceso a educación y los beneficios de esta han aumentado en los últimos 40 años, lo que incrementa los costes del casarse ya que esto hace más difícil acabar tu carrera. Por otro lado, los beneficios de “atrapar a una buena moza o mozo antes de que estén todos-as cogidos-as” han disminuido precisamente porque la gente se casa mas tarde y a los 30 aun quedan muchas personas atractivas a las que conocer. Súmale en algunos casos el ligoteo online (es más fácil ligar, menos beneficioso casarse por la única razón de no quedarse sólo-a ), la desaparición de la reprobación moral paterna de estar soltero-a con 30 años ( disminuye los beneficios tipo refuerzo negativo del matrimonio) y ya tienes más y más razones para explicar este fenómeno de forma racional e incluso semiconsciente.
Otros autores, Gary Becker y Steven Levvit, propusieron la imagen del criminal racional y demostraron que los criminales valoran costes, beneficios, presupuesto y consecuencias de sus actividades criminales. En sus propias palabras, “el crimen es una elección más, como elegir trabajar o invertir en educación”. Demostraron que el número de personas de 17 años que delinque es mucho menor en estados en los que puedes ir a la cárcel con esa edad con respecto a los estados en los que vas al reformatorio. Esto nos permite concluir que los costes y consecuencias de delinquir tienen repercusión directa en la probabilidad de aparición de la conducta.
Tim Hardford nos ha incluso puesto en jaque a los psicólogos experimentales con su último libro, “The Logic of Life” (Hardford, 2007) en el que argumenta que este análisis racional subyace al comportamiento de las prostitutas, asesinos o traficantes de drogas. Lo hace cuando rescata el intrincado experimento de Batattlio y Kagel de 1970 con ratas al más puro estilo conductista y demuestra que las ratas pueden ser más racionales que algunas personas.
En este experimento, las ratas podían accionar dos palancas, una con una bebida dulce y otra amarga. En principio, la rata prefería la dulce (mayores beneficios, igual costo). Pero los economistas cambiaron los costos haciendo que la amarga fuera más barata (salía más solución al apretar la palanca) y delimitaron el presupuesto al delimitar el número de veces que podían apretar la palanca por sesión. En este caso, las ratas, más conscientes de su supervivencia que de sus gustos, se centraron en apretar la palanca de la solución amarga.
Lo bueno llega en la segunda fase del experimento en la que subieron el precio de la solución amarga, disminuyendo los beneficios. Un psicólogo experimental diría que ante este nuevo escenario, es más probable que las ratas empiecen a coquetear con la solución dulce ya que no hay tanto diferencia de precio, y ya que se ha aplicado un castigo negativo a la palanca de solución amarga (disminución del refuerzo, disminución del beneficio). Pues bien, todo lo contrario, las ratas a partir de ahí, muy inteligentemente, aumentaban la relación a favor de la solución amarga. Esto se debe a que la rata se da cuenta que al subir el experimentador el precio de la solución amarga, la ha hecho más pobre y que ahora más que nunca no se pude permitir caprichos si quiere sobrevivir. Todo un ejemplo de racionalidad.
A veces parecemos tontos. O listos.
Y aquí llegan los peros, cómo no. El ser humano es tan listo y tan complicado que a veces es tonto. De ahí el dicho “solo el hombre tropieza dos veces con la misma piedra”. Pero a veces, caerse ante una segunda piedra demuestra una inteligencia irreprochable.
Pongamos por caso que uno acostumbra a comprar una marca blanca a 0,50 euros frente al precio de 1 euro de la primera marca a la que considera mayor calidad. En el ser humano, el subir el precio de la marca blanca a 0,80 aumentaría la probabilidad de pasarse a la primera porque, en probables palabras de nuestro sujeto “para la diferencia que hay, ya puestos, me cojo la cara”. Y esta situación se daría prácticamente independientemente del presupuesto, incluso en situaciones en las que peligra nuestra salud y/o bienestar. Esto es porque el hombre introduce en el análisis, necesidades superiores a la supervivencia como el disfrute, aun haciendo peligrar la más primaria.
El caso es que desde hace algo de tiempo hemos invertido la pirámide de Maslow, o como mínimo, la hemos flexibilizado. Así, necesidades que Maslow consideraba primordiales, como la satisfacción del hambre pueden verse afectadas por un deseo de adelgazar en busca de amor o sexo. Nunca encontraremos un comportamiento así en un animal. Pero es un típico en personas.
Además, estamos llenos de sesgos cognitivos. Rara vez tomamos una decisión y no incorporamos un factor irracional a la ecuación, lo que pone en jaque parte de la explicación de la hipótesis te elección racional.
Un sesgo clásico es la escalada de compromiso. Los seres humanos nos inclinamos a valorar positivamente una actividad frente a otra si ya hemos dedicado cierto esfuerzo en ella. Si llevamos 30 minutos esperando un bus, y alguien llega y nos dice que el bus va a tardar 30 minutos más, es más probable que sigamos esperando el bus aun con la “casi certeza” de que es mejor tomar el metro. Si llegamos a la parada y nada más llegar vemos que faltan 30 minutos iríamos al metro directamente. Totalmente irracional.
Otro clásico es el considerar los precios de forma relativa y no absoluta . Por ejemplo, si vamos a comprar un ordenador de 700 euros y alguien nos dice que al otro lado de la ciudad lo hay por 675 euros probablemente pasemos del tema y lo compremos el de 700 igual, no tomándonos la molestia por los 25 euros. Nuestro análisis es que para el dinero que tenemos, lo que nos cuesta ir hasta la otra tienda y lo que nos suponen 25 euros, no merece la pena cambiar de tienda. Sin embargo, cambia ordenador por pantalones y 700 por 50. Si ante unos pantalones de 50 euros nos afirman que los hay en una tienda al otro lado de la ciudad por 25 euros, seguramente si iremos por ellos. Hablamos de la misma persona, las tiendas están a la misma distancia y los 25 euros son los mismos, y sin embargo nuestro análisis cambia sin ningún argumento racional. Y antes de que alguien me diga que el ahorro difiere visto proporcionalmente…hay que decir que nuestros ingresos siempre vienen en cifras absolutas, no relativas.
Otro gran ejemplo es el Nobel de Kahneman del 2002. Descubrió, entre otros sesgos cognitivos, que las respuestas y acciones de las personas varían notablemente según estén planteadas las preguntas. Esto nos lleva a apadrinar a un niño que cuesta 1 euro al día antes que a uno que cuesta 30 euros al mes, y mucho antes que a uno que cuesta 365 euros al año. Todos valen lo mismo y el que cuesta 365 euros al año probablemente se muera de hambre.
Hay muchos más sesgos de este tipo, lo que ha dado pie al área de la Psicología de la negociación y de la persuasión. Conocer estos sesgos nos hace más resistentes a la persuasión, o más persuasivos, según las intenciones de uno, claro. Es más, gran parte del marketing y sobre todo, gestión de ventas se apoya en estos sesgos y como aprovecharse de ellos.
Pero antes de lanzarnos piedras contra nosotros mismos y estudiar más ratas en busca de la inteligencia suprema decir que estos sesgos son los daños colaterales de un sistema cognitivo que funciona generalmente bien. Conviene recordar que estamos expuestos a una sobresaturación informativa a la que no estamos preparados cognitivamente. Un estudio reciente puso de relevo que la versión dominical del New York times contiene más información que toda la información que una persona del siglo XVI podía acceder en el transcurso de toda su vida (Lawrence Shainberg, 2000). Por esto, filtramos, atajamos, sostenemos prejuicios para ahorrar tiempo y nos “guiamos del instinto”. Y a veces nos equivocamos. Pero más vale un error de vez en cuando que tener que sopesar todos los pros y contras de nuestras acciones, o nos quedaríamos ensimismados todos los días pensando si decidir entre desayunar tostadas y cereales.
¿Cuántas tostadas me quedan? ¿Y cereales? ¿Me llegará la leche hasta que vuelva a ir al supermercado el martes? ¿Tengo tiempo para untar mantequilla en las tostadas? ¿Necesito el aporte calórico de los cereales sabiendo que hoy voy a comer a las 14 horas? ¿Y si por otro lado los cereales me hacen sentir pesado y no rindo bien las primeras horas? ¿Debería considerar una tercera vía para evitar esta indecisión diaria? ¿O complicaría la decisión la inclusión de esa tercera vía?
Resumen
Como conclusión esgrimiría que somos eminentemente racionales hasta el punto de cuantificar nuestras emociones y tomar decisiones acertadas en base a ecuaciones de múltiples factores. Aun así, y como también admite Tim Hardford, nuestro sistema tiene fallos.
Sin embargo, lo mejor de esta visión racional es que nos da pautas en técnicas de modificación de conducta para comportamientos antisociales y autodestructivos como el sexo de riesgo, el crimen y el tráfico de drogas.
El simplismo es, no obstante, nuestro gran enemigo aquí. Si creemos que penas más duras van a desterrar a los criminales estaríamos viendo solo parte de la ecuación. El criminal valora su vida fuera del crimen y no le compensa. Quizás podamos mejorar eso también con mejor educación, más servicios públicos, mejor reparto de la riqueza, etc.
En cuanto a los fallos de nuestro sistema, lo ideal es conocerlos y aplicar una segunda visión racional a nuestra toma de decisiones. No podemos nunca olvidar que quien nos quiere vender algo es un profesional de la persuasión y conoce todos nuestros sesgos al dedillo. Debemos ver nuestro sistema cognitivo como un piloto automático. Por lo general funciona bien, pero hay ocasiones en los que hay que reprogramar o coger el mando con las manos.
Crédito de la imagen: Wikipedia
Creo que en una ciencia social como la Psicología aún quedan muchos debates abiertos. Nuestra Ciencia, de 100 preguntas y 300 respuestas, nos condena con lo más frustrante y a la vez lo más apasionante de su idiosincrasia. Siempre hay algo que reprochar.
Si hemos probado una hipótesis en una situación controlada, lo afirmamos, pero poco tiempo después llega otro equipo y nos dice que el experimento no es extrapolable a la situación real de la vida cotidiana. Entonces este equipo nos dice cómo es en la vida cotidiana para que luego llegue otro equipo a apuntarnos variables extrañas que invalidan la hipótesis validada.
Estos días estoy muy centrado en la toma de decisiones. ¿Cuantas tomamos al día? El número es muy variable dependiendo del día y de lo que consideremos decisión. Por supuesto, las inconscientes cuentan. Acercarse a un número concreto no sería fácil y siempre discutible considerando que cada decisión lleva implícitas pequeñas sub-decisiones. En mi opinión estaríamos hablando de cientos al día.
Y aquí llega la pregunta, ¿somos racionales o irracionales tomando esas decisiones?
Si alguien espera que de una respuesta inmediata o sencilla a esta pregunta, es que no ha leído el primer párrafo.
En principio, y hasta que alguien demuestre lo contrario, somos racionales
Con todas las vueltas que hemos dado los psicólogos y los economistas a esta pregunta, me gustaría empezar la respuesta más lógica: somos francamente racionales.
Según este enfoque, consciente o inconscientemente, tomamos nuestras decisiones según el principio de costes y beneficios. Este principio señala que sopesamos los costos (monetarios, de tiempo, de esfuerzo) en contra de los beneficios que esperamos obtener del costo invertido. Si los beneficios superan los costes nos embarcaremos en la actividad. Aun así, tenemos también que evaluar nuestro presupuesto (evaluación a largo plazo de las consecuencias de gastar recursos en relación al total disponible) y las consecuencias futuras vistas de forma global de la acción que se está evaluando.
En acción, si sopesamos comprar un coche tenemos dos posibles decisiones, comprar o ahorrar. Si el precio del coche, oír las quejas de nuestra pareja y contratar el seguro es un costo inferior a ir calentito por la mañana al trabajo y poder ir de excursión los fines de semana, pasaremos a la segunda fase. En esta, consideraremos nuestra presupuesto, esto es, cuanto dinero tenemos y cuan enfadada está ya nuestra pareja desde la última vez que compramos algo que no necesitábamos realmente. Por último, las consecuencias futuras de tener un coche, por ejemplo, el aumentar las probabilidades de ser el protagonista de un accidente de tráfico. Como veis, la decisión se ha convertido en una complicada ecuación.
Según este principio seriamos unos ordenadores analizando nuestras decisiones incluso hasta el punto de cuantificar nuestras emociones y convertirlas a un factor que se puede sumar o restar. Creo que esa es una visión bastante acertada, y, sobre todo útil para traducir conjeturas en factores explícitos de análisis conductual.
Es cierto que existe una reticencia clara a intentar poner nuestras emociones en la mesa de estudio, pero, como han demostrado muchos economistas, emociones como el amor o el cariño toman parte de las decisiones vitales al igual que los números.
Apoyando esta postura se hallan una nueva raza de economistas, muy pendientes de la Psicología social y de apartarse de explicaciones puramente financieras para dar cabida a fenómenos humanos de todo tipo, según ellos, explicables en términos económicos y racionales.
Robert Frank (2007) ha establecido hipótesis bastante sólidas sobre nuestra toma de decisiones respecto al amor bajo el prisma de los costes y beneficios. Por ejemplo, ¿por qué la media de edad con la que las personas llegamos al matrimonio ha aumentado en el mundo desarrollado? Pues bien, el autor argumenta que la ecuación costes-beneficios ha variado, haciendo el matrimonio menos beneficioso y más costoso. Por un lado, el acceso a educación y los beneficios de esta han aumentado en los últimos 40 años, lo que incrementa los costes del casarse ya que esto hace más difícil acabar tu carrera. Por otro lado, los beneficios de “atrapar a una buena moza o mozo antes de que estén todos-as cogidos-as” han disminuido precisamente porque la gente se casa mas tarde y a los 30 aun quedan muchas personas atractivas a las que conocer. Súmale en algunos casos el ligoteo online (es más fácil ligar, menos beneficioso casarse por la única razón de no quedarse sólo-a ), la desaparición de la reprobación moral paterna de estar soltero-a con 30 años ( disminuye los beneficios tipo refuerzo negativo del matrimonio) y ya tienes más y más razones para explicar este fenómeno de forma racional e incluso semiconsciente.
Otros autores, Gary Becker y Steven Levvit, propusieron la imagen del criminal racional y demostraron que los criminales valoran costes, beneficios, presupuesto y consecuencias de sus actividades criminales. En sus propias palabras, “el crimen es una elección más, como elegir trabajar o invertir en educación”. Demostraron que el número de personas de 17 años que delinque es mucho menor en estados en los que puedes ir a la cárcel con esa edad con respecto a los estados en los que vas al reformatorio. Esto nos permite concluir que los costes y consecuencias de delinquir tienen repercusión directa en la probabilidad de aparición de la conducta.
Tim Hardford nos ha incluso puesto en jaque a los psicólogos experimentales con su último libro, “The Logic of Life” (Hardford, 2007) en el que argumenta que este análisis racional subyace al comportamiento de las prostitutas, asesinos o traficantes de drogas. Lo hace cuando rescata el intrincado experimento de Batattlio y Kagel de 1970 con ratas al más puro estilo conductista y demuestra que las ratas pueden ser más racionales que algunas personas.
En este experimento, las ratas podían accionar dos palancas, una con una bebida dulce y otra amarga. En principio, la rata prefería la dulce (mayores beneficios, igual costo). Pero los economistas cambiaron los costos haciendo que la amarga fuera más barata (salía más solución al apretar la palanca) y delimitaron el presupuesto al delimitar el número de veces que podían apretar la palanca por sesión. En este caso, las ratas, más conscientes de su supervivencia que de sus gustos, se centraron en apretar la palanca de la solución amarga.
Lo bueno llega en la segunda fase del experimento en la que subieron el precio de la solución amarga, disminuyendo los beneficios. Un psicólogo experimental diría que ante este nuevo escenario, es más probable que las ratas empiecen a coquetear con la solución dulce ya que no hay tanto diferencia de precio, y ya que se ha aplicado un castigo negativo a la palanca de solución amarga (disminución del refuerzo, disminución del beneficio). Pues bien, todo lo contrario, las ratas a partir de ahí, muy inteligentemente, aumentaban la relación a favor de la solución amarga. Esto se debe a que la rata se da cuenta que al subir el experimentador el precio de la solución amarga, la ha hecho más pobre y que ahora más que nunca no se pude permitir caprichos si quiere sobrevivir. Todo un ejemplo de racionalidad.
A veces parecemos tontos. O listos.
Y aquí llegan los peros, cómo no. El ser humano es tan listo y tan complicado que a veces es tonto. De ahí el dicho “solo el hombre tropieza dos veces con la misma piedra”. Pero a veces, caerse ante una segunda piedra demuestra una inteligencia irreprochable.
Pongamos por caso que uno acostumbra a comprar una marca blanca a 0,50 euros frente al precio de 1 euro de la primera marca a la que considera mayor calidad. En el ser humano, el subir el precio de la marca blanca a 0,80 aumentaría la probabilidad de pasarse a la primera porque, en probables palabras de nuestro sujeto “para la diferencia que hay, ya puestos, me cojo la cara”. Y esta situación se daría prácticamente independientemente del presupuesto, incluso en situaciones en las que peligra nuestra salud y/o bienestar. Esto es porque el hombre introduce en el análisis, necesidades superiores a la supervivencia como el disfrute, aun haciendo peligrar la más primaria.
El caso es que desde hace algo de tiempo hemos invertido la pirámide de Maslow, o como mínimo, la hemos flexibilizado. Así, necesidades que Maslow consideraba primordiales, como la satisfacción del hambre pueden verse afectadas por un deseo de adelgazar en busca de amor o sexo. Nunca encontraremos un comportamiento así en un animal. Pero es un típico en personas.
Además, estamos llenos de sesgos cognitivos. Rara vez tomamos una decisión y no incorporamos un factor irracional a la ecuación, lo que pone en jaque parte de la explicación de la hipótesis te elección racional.
Un sesgo clásico es la escalada de compromiso. Los seres humanos nos inclinamos a valorar positivamente una actividad frente a otra si ya hemos dedicado cierto esfuerzo en ella. Si llevamos 30 minutos esperando un bus, y alguien llega y nos dice que el bus va a tardar 30 minutos más, es más probable que sigamos esperando el bus aun con la “casi certeza” de que es mejor tomar el metro. Si llegamos a la parada y nada más llegar vemos que faltan 30 minutos iríamos al metro directamente. Totalmente irracional.
Otro clásico es el considerar los precios de forma relativa y no absoluta . Por ejemplo, si vamos a comprar un ordenador de 700 euros y alguien nos dice que al otro lado de la ciudad lo hay por 675 euros probablemente pasemos del tema y lo compremos el de 700 igual, no tomándonos la molestia por los 25 euros. Nuestro análisis es que para el dinero que tenemos, lo que nos cuesta ir hasta la otra tienda y lo que nos suponen 25 euros, no merece la pena cambiar de tienda. Sin embargo, cambia ordenador por pantalones y 700 por 50. Si ante unos pantalones de 50 euros nos afirman que los hay en una tienda al otro lado de la ciudad por 25 euros, seguramente si iremos por ellos. Hablamos de la misma persona, las tiendas están a la misma distancia y los 25 euros son los mismos, y sin embargo nuestro análisis cambia sin ningún argumento racional. Y antes de que alguien me diga que el ahorro difiere visto proporcionalmente…hay que decir que nuestros ingresos siempre vienen en cifras absolutas, no relativas.
Otro gran ejemplo es el Nobel de Kahneman del 2002. Descubrió, entre otros sesgos cognitivos, que las respuestas y acciones de las personas varían notablemente según estén planteadas las preguntas. Esto nos lleva a apadrinar a un niño que cuesta 1 euro al día antes que a uno que cuesta 30 euros al mes, y mucho antes que a uno que cuesta 365 euros al año. Todos valen lo mismo y el que cuesta 365 euros al año probablemente se muera de hambre.
Hay muchos más sesgos de este tipo, lo que ha dado pie al área de la Psicología de la negociación y de la persuasión. Conocer estos sesgos nos hace más resistentes a la persuasión, o más persuasivos, según las intenciones de uno, claro. Es más, gran parte del marketing y sobre todo, gestión de ventas se apoya en estos sesgos y como aprovecharse de ellos.
Pero antes de lanzarnos piedras contra nosotros mismos y estudiar más ratas en busca de la inteligencia suprema decir que estos sesgos son los daños colaterales de un sistema cognitivo que funciona generalmente bien. Conviene recordar que estamos expuestos a una sobresaturación informativa a la que no estamos preparados cognitivamente. Un estudio reciente puso de relevo que la versión dominical del New York times contiene más información que toda la información que una persona del siglo XVI podía acceder en el transcurso de toda su vida (Lawrence Shainberg, 2000). Por esto, filtramos, atajamos, sostenemos prejuicios para ahorrar tiempo y nos “guiamos del instinto”. Y a veces nos equivocamos. Pero más vale un error de vez en cuando que tener que sopesar todos los pros y contras de nuestras acciones, o nos quedaríamos ensimismados todos los días pensando si decidir entre desayunar tostadas y cereales.
¿Cuántas tostadas me quedan? ¿Y cereales? ¿Me llegará la leche hasta que vuelva a ir al supermercado el martes? ¿Tengo tiempo para untar mantequilla en las tostadas? ¿Necesito el aporte calórico de los cereales sabiendo que hoy voy a comer a las 14 horas? ¿Y si por otro lado los cereales me hacen sentir pesado y no rindo bien las primeras horas? ¿Debería considerar una tercera vía para evitar esta indecisión diaria? ¿O complicaría la decisión la inclusión de esa tercera vía?
Resumen
Como conclusión esgrimiría que somos eminentemente racionales hasta el punto de cuantificar nuestras emociones y tomar decisiones acertadas en base a ecuaciones de múltiples factores. Aun así, y como también admite Tim Hardford, nuestro sistema tiene fallos.
Sin embargo, lo mejor de esta visión racional es que nos da pautas en técnicas de modificación de conducta para comportamientos antisociales y autodestructivos como el sexo de riesgo, el crimen y el tráfico de drogas.
El simplismo es, no obstante, nuestro gran enemigo aquí. Si creemos que penas más duras van a desterrar a los criminales estaríamos viendo solo parte de la ecuación. El criminal valora su vida fuera del crimen y no le compensa. Quizás podamos mejorar eso también con mejor educación, más servicios públicos, mejor reparto de la riqueza, etc.
En cuanto a los fallos de nuestro sistema, lo ideal es conocerlos y aplicar una segunda visión racional a nuestra toma de decisiones. No podemos nunca olvidar que quien nos quiere vender algo es un profesional de la persuasión y conoce todos nuestros sesgos al dedillo. Debemos ver nuestro sistema cognitivo como un piloto automático. Por lo general funciona bien, pero hay ocasiones en los que hay que reprogramar o coger el mando con las manos.
Crédito de la imagen: Wikipedia
Publicado por
Fernando Blanco
04 marzo, 2009
/
Etiquetas:
marketing,
psicología social
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Comments: (11)
Los engaños de la publicidad
Dicen que una imagen vale más que mil palabras. En muchas ocasiones nos han dicho que la belleza de las personas que salen como portada de las revistas no es real. Que muchas veces, mediante aspectos tan sencillos como la iluminación, el maquillaje o el retoque digital, se cambia la imagen de las modelos.
Hace tiempo estuve hablando sobre el tema con una maquilladora profesional que había trabajado maquillando a las modelos y me contó su experiencia, y cómo se suelen retocar las imágenes que salen en portada. Seguramente este impresionante vídeo sirva para ilustrarlo. ¿Es el concepto que tenemos de la belleza poco realista?
Hace tiempo estuve hablando sobre el tema con una maquilladora profesional que había trabajado maquillando a las modelos y me contó su experiencia, y cómo se suelen retocar las imágenes que salen en portada. Seguramente este impresionante vídeo sirva para ilustrarlo. ¿Es el concepto que tenemos de la belleza poco realista?
Sólo ayudo a las chicas guapas
Echando un vistazo por internet he entrado en “El clan del oso blanco”, una página en la que suelen comentarse diferentes noticias o curiosidades relacionadas con el comportamiento humano. Hoy me he encontrado con este artículo , y he pensado que era hora de hablar sobre lo guapos que somos y lo mucho que nos quieren los demás por eso.
Sí, lo sé. Los que no hayan pinchado en el enlace anterior no sabrán de qué diablos estoy hablando, así que mejor leernos lo que en el texto pone para ver por donde van los tiros. Por si hay algún vago (como yo) entre los lectores, os lo resumiré de forma rápida de todos modos.
Lo que viene a decir el post es que la gente “guapa” gana sueldos más altos que la gente fea. Que los demás están más dispuestos a ayudar a “l@s guap@s”…en resúmen, que ser guap@ tiene sus ventajas, y no solamente para ligar. Y no únicamente ser más o menos guap@, sino también cómo lo potenciamos con nuestra forma de cuidar nuestra imagen. Podemos encontrar aquí otro artículo que viene a decirnos algo parecido.
Pero, ¿es esto cierto? Sí, parece ser que ser guap@ tiene ciertas ventajas.
Y es que parece ser que estamos más dispuestos a conceder nuestro beneplácito a alguien atractiv@ . Existe una tendencia de las personas, que puede ir contra los ideales de muchos, pero que es real para la mayoría de nosotros y que nos lleva sin embargo a tratar mejor a quien consideramos “una persona atractiva”.
Un ejemplo lo podemos ver ilustrado en este vídeo. Es un cacho del programa de la sexta “El intermedio”. En este programa han venido haciendo diferentes pruebas relacionadas con el tema que tenemos entre manos. No deja de ser curioso ver este tipo de pruebas grabadas y emitidas en la tv.
En el vídeo que os enlazo se puede ver la reacción de la gente dependiendo de cómo es la chica que hace la campaña.
Esta no es la única vez que en este programa hacen algo parecido. En otras ocasiones han emitido vídeos en los que la misma chica pedía ayuda al perder el control mientras patinaba, y lo hacía de dos formas diferentes: “como guapa y como fea”. Y las reacciones de la gente eran similares.
En otra ocasión emitieron también otro vídeo en el que la misma chica se dedicaba a vender pañuelos de papel en un semáforo con un resultado parecido.
Y los estudios académicos hechos al respecto lo dejan bastante claro. Puede que no cada cosa que se comenta sobre este tema sea cierta, pero lo que parece claro es que no somos indiferentes a lo guapa que es la persona con la que tratamos y eso nos puede llevar a juzgar a esa persona de forma diferente y a comportarnos de forma diferente con ella que si fuera fea, y todo esto sin ser demasiado conscientes de que lo hacemos así en gran número de ocasiones. Algo que a mi me da bastante para pensar, ¿a vosotros?
Sí, lo sé. Los que no hayan pinchado en el enlace anterior no sabrán de qué diablos estoy hablando, así que mejor leernos lo que en el texto pone para ver por donde van los tiros. Por si hay algún vago (como yo) entre los lectores, os lo resumiré de forma rápida de todos modos.
Lo que viene a decir el post es que la gente “guapa” gana sueldos más altos que la gente fea. Que los demás están más dispuestos a ayudar a “l@s guap@s”…en resúmen, que ser guap@ tiene sus ventajas, y no solamente para ligar. Y no únicamente ser más o menos guap@, sino también cómo lo potenciamos con nuestra forma de cuidar nuestra imagen. Podemos encontrar aquí otro artículo que viene a decirnos algo parecido.
Pero, ¿es esto cierto? Sí, parece ser que ser guap@ tiene ciertas ventajas.
Y es que parece ser que estamos más dispuestos a conceder nuestro beneplácito a alguien atractiv@ . Existe una tendencia de las personas, que puede ir contra los ideales de muchos, pero que es real para la mayoría de nosotros y que nos lleva sin embargo a tratar mejor a quien consideramos “una persona atractiva”.
Un ejemplo lo podemos ver ilustrado en este vídeo. Es un cacho del programa de la sexta “El intermedio”. En este programa han venido haciendo diferentes pruebas relacionadas con el tema que tenemos entre manos. No deja de ser curioso ver este tipo de pruebas grabadas y emitidas en la tv.
En el vídeo que os enlazo se puede ver la reacción de la gente dependiendo de cómo es la chica que hace la campaña.
Esta no es la única vez que en este programa hacen algo parecido. En otras ocasiones han emitido vídeos en los que la misma chica pedía ayuda al perder el control mientras patinaba, y lo hacía de dos formas diferentes: “como guapa y como fea”. Y las reacciones de la gente eran similares.
En otra ocasión emitieron también otro vídeo en el que la misma chica se dedicaba a vender pañuelos de papel en un semáforo con un resultado parecido.
Y los estudios académicos hechos al respecto lo dejan bastante claro. Puede que no cada cosa que se comenta sobre este tema sea cierta, pero lo que parece claro es que no somos indiferentes a lo guapa que es la persona con la que tratamos y eso nos puede llevar a juzgar a esa persona de forma diferente y a comportarnos de forma diferente con ella que si fuera fea, y todo esto sin ser demasiado conscientes de que lo hacemos así en gran número de ocasiones. Algo que a mi me da bastante para pensar, ¿a vosotros?
Psicología y cine: comunicación no verbal y detección de mentiras
En muchas ocasiones hemos podido leer que mediante la comunicación no verbal podemos aprender a discriminar si alguien miente o no.
Incluso hemos podido encontrarnos algún manual de autoayuda, en cuya tapa hemos podido leer que en el libro se nos enseñará tal habilidad. Uno de los aspectos que más ha sido comentado es el de los movimientos oculares en relación a la veracidad de nuestro testimonio. Los partidarios de la PNL por ejemplo, mantienen que mediante aspectos del lenguaje no verbal como el movimiento de los ojos, podemos descubrir si alguien miente o no.
En la película “El negociador”, cuyo protagonista es el conocido actor Samuel L. Jackson, hay un cacho en el que el policía interroga a uno de los “malos” usando estas claves para saber si realmente dice la verdad o si por el contrario está mintiendo.
Fuente de la imagen aquí: carátula de la película "El Negociador"
Podemos ver este trozo de la película aquí. Como podemos apreciar, hasta en el cine se consiguen detectar mentiras a través del lenguaje corporal. Pero, ¿ocurre esto también en el mundo real?
La respuesta es un NO rotundo. Al menos a día de hoy intentar descubrir mentiras mediante los gestos que otros hacen, es casi como intentar descubrirlo mediante el azar. Hay un artículo muy interesante en Infocop que podemos leer sobre el tema aquí. Es un artículo que está muy bien, y con abundantes referencias. El mismo artículo podemos encontrarlo publicado también en papeles del psicólogo. Y si nos os lo queréis leer entero, podéis encontrar las ideas principales en este otro artículo del mismo autor (Jaume Masip), publicado en Infocop.
Una vez más el cine y la ciencia no están de acuerdo. Y es que las películas son sólo eso, películas. Y siempre es divertido buscar puntos de desencuentro entre el mundo real y el de ficción.
El problema puede estar en que hay mucha gente que se cree que en el mundo real se pueden detectar mentiras mediante los gestos ajenos.
Que estos temas aparezcan en las películas está muy bien, que haya gente que actúe en el mundo real como si estas cosas fueran ciertas ya no está tan bien.
El artículo ha sido editado para añadir un par de enlaces.
Incluso hemos podido encontrarnos algún manual de autoayuda, en cuya tapa hemos podido leer que en el libro se nos enseñará tal habilidad. Uno de los aspectos que más ha sido comentado es el de los movimientos oculares en relación a la veracidad de nuestro testimonio. Los partidarios de la PNL por ejemplo, mantienen que mediante aspectos del lenguaje no verbal como el movimiento de los ojos, podemos descubrir si alguien miente o no.
En la película “El negociador”, cuyo protagonista es el conocido actor Samuel L. Jackson, hay un cacho en el que el policía interroga a uno de los “malos” usando estas claves para saber si realmente dice la verdad o si por el contrario está mintiendo.
Fuente de la imagen aquí: carátula de la película "El Negociador"
Podemos ver este trozo de la película aquí. Como podemos apreciar, hasta en el cine se consiguen detectar mentiras a través del lenguaje corporal. Pero, ¿ocurre esto también en el mundo real?
La respuesta es un NO rotundo. Al menos a día de hoy intentar descubrir mentiras mediante los gestos que otros hacen, es casi como intentar descubrirlo mediante el azar. Hay un artículo muy interesante en Infocop que podemos leer sobre el tema aquí. Es un artículo que está muy bien, y con abundantes referencias. El mismo artículo podemos encontrarlo publicado también en papeles del psicólogo. Y si nos os lo queréis leer entero, podéis encontrar las ideas principales en este otro artículo del mismo autor (Jaume Masip), publicado en Infocop.
Una vez más el cine y la ciencia no están de acuerdo. Y es que las películas son sólo eso, películas. Y siempre es divertido buscar puntos de desencuentro entre el mundo real y el de ficción.
El problema puede estar en que hay mucha gente que se cree que en el mundo real se pueden detectar mentiras mediante los gestos ajenos.
Que estos temas aparezcan en las películas está muy bien, que haya gente que actúe en el mundo real como si estas cosas fueran ciertas ya no está tan bien.
El artículo ha sido editado para añadir un par de enlaces.
Publicado por
Héctor
15 junio, 2008
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pseudociencias,
psicología social,
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Violencia de género
Hemos hablado por aquí en otras ocasiones sobre la violencia de género y han aparecido algunas cosas interesantes. En este post voy a comentar de forma breve las tesis predominantes que existen sobre la violencia de género y también algunas propuestas que nos pueden dar pistas para en un futuro mejorar la comprensión de este fenómeno.
Primero, ¿qué se entiende por violencia de género?
¿Qué entendemos por violencia de género? Según la resolución 48/104 de la ONU “es todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en el vida privada”. Sacado de Wikipedia.
¿Toda violencia de género es violencia física?
No. Está la violencia física, pero hay otras formas de que se lleve a cabo. Por ejemplo, puede ser una forma de violencia de género la coacción. Lo es también la distribución de las tareas. Dejar las tareas de menor prestigio social para que las hagan las mujeres es una forma de “violencia de género”. Es una forma de maltrato psicológico asociado al género. Recordemos que maltratar según el RAE es “tratar mal a alguien de palabra u obra”. Por lo tanto podemos ver que la definición es mucho más amplia que lo que podríamos pensar en un principio. Hay formas muy diferentes de violencia de género.
¿Qué factores llevan a que ocurra y se mantenga la violencia de género?
Las tesis predominantes proponen varios. Como factor principal proponen el dominio del hombre sobre la mujer. Pero que no se entienda como una especie de impulso biológico de dominio, como un deseo de todo hombre de dominar a la mujer. No van por ahí los tiros.
Lo que se propone es la dominancia “cultural del hombre frente a la mujer” como factor clave. Es decir, que nuestra sociedad ha sido patriarcal. Nuestra estructura social se ha basado hasta hace no mucho, en la imposición de los intereses del hombre frente a los de la mujer. En la familia mandaban los hombres y se hacía lo que ellos querían. De hecho las mujeres eran vistas como los niños, personas que debían obedecer a su marido y que si se portaban mal estaba bien pegarlas para corregir su mala actitud. De hecho en la etapa de Franco, se les pedía a las mujeres que fueran “buenas mujeres”, que aguantaran las palizas de los maridos en silencio. Incluso estaba bien visto alardear en el bar de las palizas dadas a la mujer.
Uno de los valores de la democracia es la igualdad. Con la llegada de la misma, la cosa ha cambiado bastante. Todos somos iguales ante la ley, hombres y mujeres. Aunque la democracia no tiene muchos años, y puede que algunos de los restos de esa cultura machista queden hoy todavía. Esa es una de las razones principales que proponen para la violencia de género las tesis predominantes. Esa reminiscencia de una sociedad en la que “los hombres mandaban” y usaban la violencia cuando era necesario para mantener su autoridad.
También se proponen en muchos casos, sobre todo los más graves, la baja tolerancia a la frustración y el consumo de alcohol y otras drogas como elementos que pueden contribuir a consecuencias lamentables.
Parece ser que haber sufrido maltratos o haberlos presenciado en la infancia puede favorecer que alguien maltrate en un futuro también.
Los celos son otro elemento que puede favorecer la violencia de género. Los celos son una de las causas que terriblemente llevan a casos graves de violencia en la pareja. La impulsividad es otro factor importante, favorecida ésta por las drogas. La paranoia y el hecho de ser una persona con tendencias radicales en la forma de pensar puede ser un factor asociado también a consecuencias graves. Hasta aquí los elementos principales con los que se mueven las tesis predominantes.
Otras propuestas
Fernando nos comentaba que podrían tener algo que ver también los fallos en la comunicación. De hecho en la universidad donde Fernando trabaja deben de existir líneas de investigación en este sentido.
Alguna pista más que nos puede ayudar a entender mejor algunos aspectos de la violencia de género tal vez en un futuro no muy lejano, los podemos encontrar en este artículo que publicaron nuestros compañeros de Cerebro de Darwin.
Violencia de género y educación
Una de las formas principales de eliminar la violencia de género en nuestra sociedad es la educación. Aunque esa es una inversión a largo plazo. Educar en la familia y en la escuela, cambiar la cultura. La mayoría de los varones de nuestra generación no pensamos igual que lo pueden hacer nuestros abuelos sobre el tema. De hecho yo nací más o menos a la par que la democracia.
Pero los efectos de esta forma de intervenir sobre el problema se ven a largo plazo y también hace falta una forma de cambio cultural hoy. En esa dirección van las campañas de concienciación, las nuevas leyes, y los nuevos medios que se ponen a disposición de las víctimas. Y es que hoy ya no está bien visto el maltrato a la mujer, aunque queda mucho por hacer.
Medios y violencia de género
Los medios de comunicación ponen su granito de arena, y tienen guías en diferentes manuales de estilo en televisión, sobre la forma de presentar la información acerca de la violencia de género. Por ejemplo, no lo presentan como un caso de violencia pasional, o dentro de cualquier otro tipo de violencia. Lo presentan como violencia de género dentro de un fenómeno social de violencia machista, a la vez que se condena. O sea que los medios también ponen su grano de arena para la concienciación social.
Otras formas de violencia asociadas
Hay otras formas de violencia asociadas al maltrato de la mujer. Por ejemplo, en los hogares donde hay maltrato y hay niños, estos suelen ser también maltratados. A veces por el padre y otras por la madre que es maltratada y a su vez ella maltrata al pequeño. Además de proteger a la mujer, tal vez hiciera falta hacer énfasis también en la protección de los niños maltratados.
Unas palabras para terminar
Los seres humanos vivimos en familias. Y en familia también ocurren injusticias, maltratos y abusos. Antes el estado no se metía en la vida familiar. Hoy somos conscientes de que esto no puede ser así en muchos casos. Si la familia queda como algo parecido a “un lugar fuera de la ley”, como casi ocurría antes, vamos a dejar un terreno perfecto para que los criminales abusen de sus familiares. Y aquellos que tienen menos posibilidades de defenderse, como las mujeres y los niños, se llevan la peor parte en estos casos. Son las víctimas perfectas, y no podemos permitir que se conviertan en eso precisamente, en víctimas. Hemos de favorecer una igualdad de derechos real en nuestra sociedad.
Primero, ¿qué se entiende por violencia de género?
¿Qué entendemos por violencia de género? Según la resolución 48/104 de la ONU “es todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en el vida privada”. Sacado de Wikipedia.
¿Toda violencia de género es violencia física?
No. Está la violencia física, pero hay otras formas de que se lleve a cabo. Por ejemplo, puede ser una forma de violencia de género la coacción. Lo es también la distribución de las tareas. Dejar las tareas de menor prestigio social para que las hagan las mujeres es una forma de “violencia de género”. Es una forma de maltrato psicológico asociado al género. Recordemos que maltratar según el RAE es “tratar mal a alguien de palabra u obra”. Por lo tanto podemos ver que la definición es mucho más amplia que lo que podríamos pensar en un principio. Hay formas muy diferentes de violencia de género.
¿Qué factores llevan a que ocurra y se mantenga la violencia de género?
Las tesis predominantes proponen varios. Como factor principal proponen el dominio del hombre sobre la mujer. Pero que no se entienda como una especie de impulso biológico de dominio, como un deseo de todo hombre de dominar a la mujer. No van por ahí los tiros.
Lo que se propone es la dominancia “cultural del hombre frente a la mujer” como factor clave. Es decir, que nuestra sociedad ha sido patriarcal. Nuestra estructura social se ha basado hasta hace no mucho, en la imposición de los intereses del hombre frente a los de la mujer. En la familia mandaban los hombres y se hacía lo que ellos querían. De hecho las mujeres eran vistas como los niños, personas que debían obedecer a su marido y que si se portaban mal estaba bien pegarlas para corregir su mala actitud. De hecho en la etapa de Franco, se les pedía a las mujeres que fueran “buenas mujeres”, que aguantaran las palizas de los maridos en silencio. Incluso estaba bien visto alardear en el bar de las palizas dadas a la mujer.
Uno de los valores de la democracia es la igualdad. Con la llegada de la misma, la cosa ha cambiado bastante. Todos somos iguales ante la ley, hombres y mujeres. Aunque la democracia no tiene muchos años, y puede que algunos de los restos de esa cultura machista queden hoy todavía. Esa es una de las razones principales que proponen para la violencia de género las tesis predominantes. Esa reminiscencia de una sociedad en la que “los hombres mandaban” y usaban la violencia cuando era necesario para mantener su autoridad.
También se proponen en muchos casos, sobre todo los más graves, la baja tolerancia a la frustración y el consumo de alcohol y otras drogas como elementos que pueden contribuir a consecuencias lamentables.
Parece ser que haber sufrido maltratos o haberlos presenciado en la infancia puede favorecer que alguien maltrate en un futuro también.
Los celos son otro elemento que puede favorecer la violencia de género. Los celos son una de las causas que terriblemente llevan a casos graves de violencia en la pareja. La impulsividad es otro factor importante, favorecida ésta por las drogas. La paranoia y el hecho de ser una persona con tendencias radicales en la forma de pensar puede ser un factor asociado también a consecuencias graves. Hasta aquí los elementos principales con los que se mueven las tesis predominantes.
Otras propuestas
Fernando nos comentaba que podrían tener algo que ver también los fallos en la comunicación. De hecho en la universidad donde Fernando trabaja deben de existir líneas de investigación en este sentido.
Alguna pista más que nos puede ayudar a entender mejor algunos aspectos de la violencia de género tal vez en un futuro no muy lejano, los podemos encontrar en este artículo que publicaron nuestros compañeros de Cerebro de Darwin.
Violencia de género y educación
Una de las formas principales de eliminar la violencia de género en nuestra sociedad es la educación. Aunque esa es una inversión a largo plazo. Educar en la familia y en la escuela, cambiar la cultura. La mayoría de los varones de nuestra generación no pensamos igual que lo pueden hacer nuestros abuelos sobre el tema. De hecho yo nací más o menos a la par que la democracia.
Pero los efectos de esta forma de intervenir sobre el problema se ven a largo plazo y también hace falta una forma de cambio cultural hoy. En esa dirección van las campañas de concienciación, las nuevas leyes, y los nuevos medios que se ponen a disposición de las víctimas. Y es que hoy ya no está bien visto el maltrato a la mujer, aunque queda mucho por hacer.
Medios y violencia de género
Los medios de comunicación ponen su granito de arena, y tienen guías en diferentes manuales de estilo en televisión, sobre la forma de presentar la información acerca de la violencia de género. Por ejemplo, no lo presentan como un caso de violencia pasional, o dentro de cualquier otro tipo de violencia. Lo presentan como violencia de género dentro de un fenómeno social de violencia machista, a la vez que se condena. O sea que los medios también ponen su grano de arena para la concienciación social.
Otras formas de violencia asociadas
Hay otras formas de violencia asociadas al maltrato de la mujer. Por ejemplo, en los hogares donde hay maltrato y hay niños, estos suelen ser también maltratados. A veces por el padre y otras por la madre que es maltratada y a su vez ella maltrata al pequeño. Además de proteger a la mujer, tal vez hiciera falta hacer énfasis también en la protección de los niños maltratados.
Unas palabras para terminar
Los seres humanos vivimos en familias. Y en familia también ocurren injusticias, maltratos y abusos. Antes el estado no se metía en la vida familiar. Hoy somos conscientes de que esto no puede ser así en muchos casos. Si la familia queda como algo parecido a “un lugar fuera de la ley”, como casi ocurría antes, vamos a dejar un terreno perfecto para que los criminales abusen de sus familiares. Y aquellos que tienen menos posibilidades de defenderse, como las mujeres y los niños, se llevan la peor parte en estos casos. Son las víctimas perfectas, y no podemos permitir que se conviertan en eso precisamente, en víctimas. Hemos de favorecer una igualdad de derechos real en nuestra sociedad.
Publicado por
Héctor
02 mayo, 2008
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¿Lanzarle una bomba a una persona, o lanzar a una persona sobre una bomba? Waldmann y el razonamiento causal bajo los dilemas morales
Me agrada ver cómo de vez en cuando las cosas que estudiamos los psicólogos básicos se exportan a otros campos totalmente diferentes, con unos resultados sorprendentes. Es el caso de uno de los últimos trabajos del experto en aprendizaje causal Michael R. Waldmann (Waldmann y Dieterich, 2007), que pone en comunicación la teoría de los modelos causales (Waldmann, Hagmayer y Blaisdell, 2006) con la filosofía de la moral y los dilemas éticos. Ahí es nada.
Pongámonos en situación: Un tren descontrolado avanza a toda velocidad por una vía ferroviaria. Si no hacemos nada, arrollará a su paso a un grupo de 10 personas, causándoles a todos una muerte segura. Por suerte, tenemos la opción de actuar: si movemos la palanca del cambio de vía que tenemos a nuestros pies, el tren se derivará por una vía lateral. Lamentablemente, en esa vía lateral hay un autobús con 2 personas que también morirán irremediablemente si el tren les pasa por encima.
¿Qué decisión tomar? Si no hacemos nada, 10 personas morirán con toda seguridad. Si actuamos, 2 personas perderán la vida a cambio de salvar a las otras 10 de su destino fatal. La de desviar el tren es una acción que debe ser meditada, pero, ¿es correcta moralmente?
Pongámonos en situación: Un tren descontrolado avanza a toda velocidad por una vía ferroviaria. Si no hacemos nada, arrollará a su paso a un grupo de 10 personas, causándoles a todos una muerte segura. Por suerte, tenemos la opción de actuar: si movemos la palanca del cambio de vía que tenemos a nuestros pies, el tren se derivará por una vía lateral. Lamentablemente, en esa vía lateral hay un autobús con 2 personas que también morirán irremediablemente si el tren les pasa por encima.
¿Qué decisión tomar? Si no hacemos nada, 10 personas morirán con toda seguridad. Si actuamos, 2 personas perderán la vida a cambio de salvar a las otras 10 de su destino fatal. La de desviar el tren es una acción que debe ser meditada, pero, ¿es correcta moralmente?
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Fernando Blanco
17 febrero, 2008
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La ciencia frente a los temas "sensibles"
Hay un aspecto en el que, en serio, envidio a los geólogos, o a los ingenieros: sus investigaciones pueden interesarte o no, pero tampoco te preocuparán hasta el punto de quitarte el sueño.
Los psicólogos, sin embargo, acostumbramos a meternos en el pantano hasta el cuello y podemos ser realmente molestos para el stablishment o para una sociedad poco dada a la autocrítica. También sucede con otras ramas de la ciencia cuando se introducen serpenteando en eso que podríamos llamar "el mundo social".
Los psicólogos, sin embargo, acostumbramos a meternos en el pantano hasta el cuello y podemos ser realmente molestos para el stablishment o para una sociedad poco dada a la autocrítica. También sucede con otras ramas de la ciencia cuando se introducen serpenteando en eso que podríamos llamar "el mundo social".
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Fernando Blanco
24 enero, 2008
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El terror, la muerte y la política (II): George W. Bush y el 11-S
En un post anterior os hablé acerca de las conexiones entre el miedo a la muerte y las ideologías políticas, las religiones y otras construcciones culturales. Os expuse brevemente los fundamentos de la TMT ("terror management theory"; "teoría del manejo del miedo") de Solomon, Greenberg y otros autores (e.g.: Ardnt, Greenberg y Cook, 2002). Pero, para mí, lo más interesante de la TMT es su aplicación a realidades políticas y sociales particulares y significativas para nosotros, como por ejemplo nuestras reacciones ante el nuevo terrorismo que nos hizo entrar de golpe en el S. XXI. Landau y sus colaboradores (2004) publicaron un trabajo titulado "Líbranos del mal: los efectos de la saliencia de la mortalidad y los recuerdos del 11-S sobre el apoyo al presidente George W. Bush" ("Deliver us from evil: The effects of mortality salience and reminders of 9/11 on support for President George W. Bush"), y os aseguro que da para pensar mucho. Está visto que la irracionalidad y los instintos juegan un papel (¿demasiado?) vital en la política actual. Y la ciencia lo demuestra.
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Fernando Blanco
04 enero, 2008
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El terror, la muerte y la política (I)
Cada vez que leo acerca de ciertos temas de la psicología social acabo un tanto desasosegado, intranquilo, pues nos revelan algunos aspectos de la naturaleza humana que son desagradables y que preferiríamos, tal vez, no conocer. Pero los científicos, por nuestra curiosidad, tenemos algo de masoquismo y por eso insistimos en volver sobre ese espejo que tan feos nos muestra y diseñar experimentos para profundizar en nuestro escrutinio de ese horrendo reflejo.
Esta vez, la cosa va sobre política, terror, muerte e irracionalidad. Seguro que no es la primera vez que veis juntas estas cuatro palabras ;-)
Esta vez, la cosa va sobre política, terror, muerte e irracionalidad. Seguro que no es la primera vez que veis juntas estas cuatro palabras ;-)
Publicado por
Fernando Blanco
30 diciembre, 2007
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La masa
“Era verano, y estábamos todos disfrutando de unas buenas vacaciones en un campamento en el norte de España. Uno de esos donde los adolescentes pasan el verano. Sí, uno de esos donde se organizan actividades y uno se lo pasa pirata.
El edificio donde residimos durante aquellos 15 días era un viejo caserón. Se parecía bastante a los que salen en las películas de terror. Dada esta circunstancia, a los monitores se les ocurrió organizar un pasaje del terror. Una buena idea, ¿no?
Se organizó un grupo, escogiendo unos chicos al azar, y esos serían los actores del caserón encantado. A los demás nos tocaba la difícil y agotadora tarea de disfrutarlo.
Una vez pasadas unas semanas, ya con todo preparado, llegó la noche de la gran velada. Nos organizaron en grupos pequeños y comenzó la vuelta por todo el caserón.
El caso, es que nada más empezar la atracción, te hacían esperar unos 5 minutos en la más absoluta oscuridad en un cuarto hecho de piedra que era un poco tétrico.
A uno, mientras estábamos allí a oscuras, no se le ocurrió otra cosa que gritar con todas sus fuerzas tras pasar medio minuto. Gritar como si estuviera muy asustado. ¿Os imagináis? Empezaron todos a gritar (sobre todo se oían voces de chicas), y de los cinco minutos que estuvimos allí se pasaron unos 3 minutos gritando :)
El caso es que lo que fue un grito para asustar a la gente de nuestro alrededor, resultó ser un grito que duró 3 minutos…”
Y ¿a qué viene este cuento? Pues viene muy bien para hablar sobre las masas. ¿Qué son las masas? Son agrupaciones de personas con gran número de individuos. Y es que las personas en masa nos comportamos de forma ligeramente diferente. ¿Cómo de diferente? Cuando formamos parte de un “gran grupo” las cosas cambian ligeramente para muchos. Y es que el comportamiento de una masa es en cierta medida arriesgado. La masa pierde el miedo a las consecuencias negativas de sus acciones en gran parte, lo cual es algo muy peligroso. Los individuos están dentro de un “gran grupo”, así que en cierto sentido se encuentran en el anonimato. A esto le añadimos una cierta impulsividad que aparece favorecida en los integrantes de una masa y tenemos una mezcla explosiva. También se da un cierto contagio emocional en los integrantes de la muchedumbre. Por eso es importante no asustar a una masa. No sé donde fue, pero a alguien se le ocurrió gastar una broma pesada gritando en alto la palabra “bomba” en un lugar lleno de gente. La gente empezó a asustarse y hubo quien murió por la broma. ¿Os imagináis lo que tiene que ser eso? Todo el mundo corriendo para salvar su vida…¿O pensáis que alguien se va a acercar a ver si la amenaza es cierta?
En las masas, suelen verse también comportamientos de imitación. El comportamiento de los demás en la masa es imitado, y es además una fuente de información importante.
Aquí podemos ver un vídeo interesante sobre el tema.
Y por cierto, acordándome de este post que escribió Fernando, sobre un tema también de psicología social, he encontrado este vídeo sobre una experiencia en la calle que puede ser interesante para ilustrar lo dicho por él. Este es el vídeo. Afortunadamente no tardan mucho en ayudar a la chica. Aunque también podemos ver quienes pasan de largo…
Bueno, esto es todo para este post. Lo dicho aquí lo podréis observar en alguna ocasión seguramente en el futuro. Al contrario que en otros post, en este por razones evidentes NO PROBÉIS, sólo OBSERVAR cuando ocurra de forma espontánea.
Saludos
El edificio donde residimos durante aquellos 15 días era un viejo caserón. Se parecía bastante a los que salen en las películas de terror. Dada esta circunstancia, a los monitores se les ocurrió organizar un pasaje del terror. Una buena idea, ¿no?
Se organizó un grupo, escogiendo unos chicos al azar, y esos serían los actores del caserón encantado. A los demás nos tocaba la difícil y agotadora tarea de disfrutarlo.
Una vez pasadas unas semanas, ya con todo preparado, llegó la noche de la gran velada. Nos organizaron en grupos pequeños y comenzó la vuelta por todo el caserón.
El caso, es que nada más empezar la atracción, te hacían esperar unos 5 minutos en la más absoluta oscuridad en un cuarto hecho de piedra que era un poco tétrico.
A uno, mientras estábamos allí a oscuras, no se le ocurrió otra cosa que gritar con todas sus fuerzas tras pasar medio minuto. Gritar como si estuviera muy asustado. ¿Os imagináis? Empezaron todos a gritar (sobre todo se oían voces de chicas), y de los cinco minutos que estuvimos allí se pasaron unos 3 minutos gritando :)
El caso es que lo que fue un grito para asustar a la gente de nuestro alrededor, resultó ser un grito que duró 3 minutos…”
Y ¿a qué viene este cuento? Pues viene muy bien para hablar sobre las masas. ¿Qué son las masas? Son agrupaciones de personas con gran número de individuos. Y es que las personas en masa nos comportamos de forma ligeramente diferente. ¿Cómo de diferente? Cuando formamos parte de un “gran grupo” las cosas cambian ligeramente para muchos. Y es que el comportamiento de una masa es en cierta medida arriesgado. La masa pierde el miedo a las consecuencias negativas de sus acciones en gran parte, lo cual es algo muy peligroso. Los individuos están dentro de un “gran grupo”, así que en cierto sentido se encuentran en el anonimato. A esto le añadimos una cierta impulsividad que aparece favorecida en los integrantes de una masa y tenemos una mezcla explosiva. También se da un cierto contagio emocional en los integrantes de la muchedumbre. Por eso es importante no asustar a una masa. No sé donde fue, pero a alguien se le ocurrió gastar una broma pesada gritando en alto la palabra “bomba” en un lugar lleno de gente. La gente empezó a asustarse y hubo quien murió por la broma. ¿Os imagináis lo que tiene que ser eso? Todo el mundo corriendo para salvar su vida…¿O pensáis que alguien se va a acercar a ver si la amenaza es cierta?
En las masas, suelen verse también comportamientos de imitación. El comportamiento de los demás en la masa es imitado, y es además una fuente de información importante.
Aquí podemos ver un vídeo interesante sobre el tema.
Y por cierto, acordándome de este post que escribió Fernando, sobre un tema también de psicología social, he encontrado este vídeo sobre una experiencia en la calle que puede ser interesante para ilustrar lo dicho por él. Este es el vídeo. Afortunadamente no tardan mucho en ayudar a la chica. Aunque también podemos ver quienes pasan de largo…
Bueno, esto es todo para este post. Lo dicho aquí lo podréis observar en alguna ocasión seguramente en el futuro. Al contrario que en otros post, en este por razones evidentes NO PROBÉIS, sólo OBSERVAR cuando ocurra de forma espontánea.
Saludos
Roles y la prisión de Stanford
¿Actuamos siempre igual o somos víctimas de las circunstancias? En la búsqueda del conocimiento sobre cómo las circunstancias nos afectan, se hizo una experimento muy llamativo. Tanto que se hizo una película del mismo. Un experimento que es toda una leyenda dentro de las facultades de psicología...
<---Segunda parte del texto --->
Bueno, mientras esperamos en vilo el siguiente post de Fernando, que promete ser muy interesante, voy a poner aquí un comentario sobre un experimento que estuvo rodeado de gran polémica en su día.
Me estoy refiriendo al experimento que llevaron a cabo en la prisión de Stanford. Se hizo en una cárcel "de mentira" que había debajo de la universidad.
Era un experimento para estudiar la influencia de los "roles" en el comportamiento. Un rol es un "papel social", por explicarlo de forma que se entienda bien. Es decir, que un padre, tiene el papel social de padre. Un marido/mujer tiene el papel de marido/mujer. Y en nuestra sociedad, eso significa cumplir con unos requisitos del guión. Por ejemplo, ser fiel con nuestr@ mujer/marido.
Según los diferentes papeles que desempeñemos en las diferentes situaciones, los demás esperarán que cumplamos en parte ese rol socialmente establecido. Así, nuestr@ mujer/marido esperará que seamos fieles con ella/él. En otras culturas, tal vez no lo esperen porque los roles son diferentes.
La cosa no es tan sencilla, tiene bastantes matices. Pero la idea general es esta.
Los investigadores que diseñaron este experimento querían ver hasta que punto los roles tienen influencia en nuestro comportamiento. Y a ellos les llamaba la atención los roles que se daban en las prisiones (guardas y prisioneros).
Así que lo que hicieron fue montar una prisión ficticia. Cogieron estudiantes de la universidad voluntarios para la actividad y tras estudiar que fueran personas clínicamente sanas, asignaron al azar la mitad al grupo de los presos y a la otra mitad al grupo de los guardias.
Los resultados y más detalles sobre el experimento aparecen bastante bien explicados en este video sobre el Experimento de la prisión de Stanford.
Lo cierto es que más que ser una prueba, es una historia para contar, ya que por razones morales no se ha vuelto a repetir. Así que no podemos saber hasta donde llega la influencia real de los roles. Pero lo cierto es que es bastante llamativo este experimento, y da que pensar.
<---Segunda parte del texto --->
Bueno, mientras esperamos en vilo el siguiente post de Fernando, que promete ser muy interesante, voy a poner aquí un comentario sobre un experimento que estuvo rodeado de gran polémica en su día.
Me estoy refiriendo al experimento que llevaron a cabo en la prisión de Stanford. Se hizo en una cárcel "de mentira" que había debajo de la universidad.
Era un experimento para estudiar la influencia de los "roles" en el comportamiento. Un rol es un "papel social", por explicarlo de forma que se entienda bien. Es decir, que un padre, tiene el papel social de padre. Un marido/mujer tiene el papel de marido/mujer. Y en nuestra sociedad, eso significa cumplir con unos requisitos del guión. Por ejemplo, ser fiel con nuestr@ mujer/marido.
Según los diferentes papeles que desempeñemos en las diferentes situaciones, los demás esperarán que cumplamos en parte ese rol socialmente establecido. Así, nuestr@ mujer/marido esperará que seamos fieles con ella/él. En otras culturas, tal vez no lo esperen porque los roles son diferentes.
La cosa no es tan sencilla, tiene bastantes matices. Pero la idea general es esta.
Los investigadores que diseñaron este experimento querían ver hasta que punto los roles tienen influencia en nuestro comportamiento. Y a ellos les llamaba la atención los roles que se daban en las prisiones (guardas y prisioneros).
Así que lo que hicieron fue montar una prisión ficticia. Cogieron estudiantes de la universidad voluntarios para la actividad y tras estudiar que fueran personas clínicamente sanas, asignaron al azar la mitad al grupo de los presos y a la otra mitad al grupo de los guardias.
Los resultados y más detalles sobre el experimento aparecen bastante bien explicados en este video sobre el Experimento de la prisión de Stanford.
Lo cierto es que más que ser una prueba, es una historia para contar, ya que por razones morales no se ha vuelto a repetir. Así que no podemos saber hasta donde llega la influencia real de los roles. Pero lo cierto es que es bastante llamativo este experimento, y da que pensar.
Publicado por
Héctor
11 noviembre, 2007
/
Etiquetas:
personalidad,
psicología social
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Comments: (12)
Comparaciones
En muchas ocasiones comparar puede ser útil. Sin embargo a veces puede hacer que lo bueno, no parezca tan bueno...
Comparar es algo muy natural. ¿Quién no lo ha hecho alguna vez? Lo cierto es que nos gusta comparar. Quien lo hace mejor, quien llega el primero, como de grande es mi coche más que el de mi vecino…
Comparar tiene cierto sentido. No es lo mismo sacar un ocho en un examen si el resto de la clase suspendió, que si el resto sacó sobresaliente.
Y es que compararnos con los demás nos puede dar información. En este caso por ejemplo, sobre nuestro rendimiento y las circunstancias. La nota en sí tiene un cierto valor que se ve influenciado por la comparación de los demás. Así evaluamos las circunstancias, nuestro rendimiento y la nota en función de la situación.
La interpretación que se hace en un caso y en otro es bien distinta.
CONTRASTE PERCEPTIVO
Lo cierto es que el hecho de hacer una comparación puede influir incluso nuestra percepción. En el CD DE PSICOLOGÍA RECREATIVA del laboratorio de la Universidad de Deusto, podemos ver este efecto perceptivo.
Dentro del CD hay que entrar en “la ración era enana”. Así se llama este apartado que muestra como al comparar un objeto con otro en determinadas condiciones puede incluso sufrir una modificación nuestra percepción del tamaño.
HAZ LA PRUEBA CON EL GUSTO
Lo mismo ocurre con otros sentidos como es el gusto. Los contrastes pueden modificar nuestra percepción.
Consigue un tarro de crema de cacao, un yogur azucarado y uno natural. Come una cucharada de yogur natural y luego una de azucarado. ¿Sabe dulce el yogur azucarado?
Ahora come una cucharada de crema de cacao. Justo después come una cucharada de yogur azucarado. ¿Sigue pareciéndote igual de dulce?
PRUEBA CON EL TACTO
Puedes hacer la siguiente prueba con 3 recipientes. En uno pon agua caliente, en otro agua con hielos y en el tercero agua a temperatura ambiente. Mete la mano en el agua caliente y luego en el agua a temperatura ambiente. ¿Parece que está fría?
Ahora mete la mano en el recipiente de agua con hielos y justo después vuelve a meterla en el recipiente con agua a temperatura ambiente. ¿Parece ahora tan fría como antes?
Y A VECES EN NUESTRA VIDA
Y también comparamos en nuestra vida diaria. Me estoy acordando de un programa de la tele. Al final del programa se da una situación, en donde los concursantes están siempre entre dos premios.
Con números. Un concursante puede estar entre llevarse 60000 € o no llevarse nada. Este es un posible desenlace de dicho programa.
Otro posible desenlace es estar a punto de llevarse 60000 € o 600000 €. Son dos desenlaces perfectamente posibles.
Pues bien, aunque la persona se lleve 60000 € seguramente no tendrá la misma reacción cuando estuvo a punto de llevarse los 600000 que cuando estuvo a punto de quedarse sin nada. Y es que los 60000 son mejores o peores depende de con qué se comparen.
LOS VENDEDORES
Dicen que los vendedores usan la comparación en sus ventas. Yo lo cierto es que no encontré a nadie que lo hiciera. He oído historias, pero no he tenido contacto directo.
Un profesor de publicidad nos puso un ejemplo. Nos dijo que un vendedor podría enseñar malos productos y caros para más tarde enseñar un producto algo mejor y más barato. Tal vez se utilice, pero ya digo que no lo he encontrado…
Lo que sí he visto que suelen usar bastante es la comparación implícita. Es decir, que te enseñan un producto que no tiene gran calidad, pero sí parece tenerla por tener ciertas características comunes con otros artículos de mejor calidad. Así al pensar en la calidad y precio de estos productos hacemos una comparación que nos sugerirá el vendedor, con productos conocidos.
UNA REFLEXIÓN FILOSÓFICA SOBRE LA COMPARACIÓN
En muchas ocasiones comparar puede ser útil. Sin embargo en otras no sirve para mucho, y puede hacer que lo que tenemos, aun siendo bueno nos parezca malo. Depende de con qué lo comparemos, de nosotros mismos y la importancia que le demos. Un mensaje de optimismo: apreciemos las cosas que tenemos :)
Editado por Gilgamesh 02-11 a las 23:33.
He corregido unas cuantas erratas y un trozo de código desmandado que se le habían colado al autor.
Comparar es algo muy natural. ¿Quién no lo ha hecho alguna vez? Lo cierto es que nos gusta comparar. Quien lo hace mejor, quien llega el primero, como de grande es mi coche más que el de mi vecino…
Comparar tiene cierto sentido. No es lo mismo sacar un ocho en un examen si el resto de la clase suspendió, que si el resto sacó sobresaliente.
Y es que compararnos con los demás nos puede dar información. En este caso por ejemplo, sobre nuestro rendimiento y las circunstancias. La nota en sí tiene un cierto valor que se ve influenciado por la comparación de los demás. Así evaluamos las circunstancias, nuestro rendimiento y la nota en función de la situación.
La interpretación que se hace en un caso y en otro es bien distinta.
CONTRASTE PERCEPTIVO
Lo cierto es que el hecho de hacer una comparación puede influir incluso nuestra percepción. En el CD DE PSICOLOGÍA RECREATIVA del laboratorio de la Universidad de Deusto, podemos ver este efecto perceptivo.
Dentro del CD hay que entrar en “la ración era enana”. Así se llama este apartado que muestra como al comparar un objeto con otro en determinadas condiciones puede incluso sufrir una modificación nuestra percepción del tamaño.
HAZ LA PRUEBA CON EL GUSTO
Lo mismo ocurre con otros sentidos como es el gusto. Los contrastes pueden modificar nuestra percepción.
Consigue un tarro de crema de cacao, un yogur azucarado y uno natural. Come una cucharada de yogur natural y luego una de azucarado. ¿Sabe dulce el yogur azucarado?
Ahora come una cucharada de crema de cacao. Justo después come una cucharada de yogur azucarado. ¿Sigue pareciéndote igual de dulce?
PRUEBA CON EL TACTO
Puedes hacer la siguiente prueba con 3 recipientes. En uno pon agua caliente, en otro agua con hielos y en el tercero agua a temperatura ambiente. Mete la mano en el agua caliente y luego en el agua a temperatura ambiente. ¿Parece que está fría?
Ahora mete la mano en el recipiente de agua con hielos y justo después vuelve a meterla en el recipiente con agua a temperatura ambiente. ¿Parece ahora tan fría como antes?
Y A VECES EN NUESTRA VIDA
Y también comparamos en nuestra vida diaria. Me estoy acordando de un programa de la tele. Al final del programa se da una situación, en donde los concursantes están siempre entre dos premios.
Con números. Un concursante puede estar entre llevarse 60000 € o no llevarse nada. Este es un posible desenlace de dicho programa.
Otro posible desenlace es estar a punto de llevarse 60000 € o 600000 €. Son dos desenlaces perfectamente posibles.
Pues bien, aunque la persona se lleve 60000 € seguramente no tendrá la misma reacción cuando estuvo a punto de llevarse los 600000 que cuando estuvo a punto de quedarse sin nada. Y es que los 60000 son mejores o peores depende de con qué se comparen.
LOS VENDEDORES
Dicen que los vendedores usan la comparación en sus ventas. Yo lo cierto es que no encontré a nadie que lo hiciera. He oído historias, pero no he tenido contacto directo.
Un profesor de publicidad nos puso un ejemplo. Nos dijo que un vendedor podría enseñar malos productos y caros para más tarde enseñar un producto algo mejor y más barato. Tal vez se utilice, pero ya digo que no lo he encontrado…
Lo que sí he visto que suelen usar bastante es la comparación implícita. Es decir, que te enseñan un producto que no tiene gran calidad, pero sí parece tenerla por tener ciertas características comunes con otros artículos de mejor calidad. Así al pensar en la calidad y precio de estos productos hacemos una comparación que nos sugerirá el vendedor, con productos conocidos.
UNA REFLEXIÓN FILOSÓFICA SOBRE LA COMPARACIÓN
En muchas ocasiones comparar puede ser útil. Sin embargo en otras no sirve para mucho, y puede hacer que lo que tenemos, aun siendo bueno nos parezca malo. Depende de con qué lo comparemos, de nosotros mismos y la importancia que le demos. Un mensaje de optimismo: apreciemos las cosas que tenemos :)
Editado por Gilgamesh 02-11 a las 23:33.
He corregido unas cuantas erratas y un trozo de código desmandado que se le habían colado al autor.
Publicado por
Héctor
02 noviembre, 2007
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Etiquetas:
percepción,
psicología cognitiva,
psicología social
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El testigo que no hizo nada y el efecto “yo no lo haría”
De nuevo me dispongo a tratar en Psicoteca un tema de actualidad, cosa que no suelo hacer a menudo. Me entristece observar con qué recurrencia el más deleznable racismo sobrevuela las portadas de diarios y los blogs, como ocurrió en el caso del reciente post “Watson contra Watson”. Y si es desagradable ver cómo las tentaciones racistas contaminan las palabras y las opiniones de un brillante científico, peor todavía es cuando esa misma xenofobia se alía con la testosterona y la estulticia para derivar en un acto violento. Hace sólo unos días y tan cerca como en Barcelona, en un tren de cercanías, un animal se entretuvo en maltratar salvajemente a una niña que viajaba en el mismo vagón, por el mero hecho de ser extranjera y estar cerca. Desde que el suceso se hizo público, una grabación en vídeo de la agresión se ha repetido con una saña morbosa cada media hora, en todos los telediarios y en Internet. Y en este tiempo no han parado de oírse voces y comentarios y “yopiensodequés” respecto al asunto, revelando en nuestros periodistas, políticos y tertulianos opiniones a veces menos racionales de lo que nos gustaría.