Paralizadas en el
tiempo quedaron cientos de máquinas que producían hilos y telas, en la que fue
la fábrica textil Imbabura, construida en el año 1924 en el caserío de Lourdes,
actual parroquia Andrade Marín, Atuntaqui, cantón Antonio Ante. Así también los
recuerdos de sus exobreros. Algunos viven para contar lo que hicieron con
esfuerzo y esperan con ansias que su antiguo lugar de trabajo sea recuperado.
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Recuerdos
Una de ella es Maruja Dávila. Ella ingresó a trabajar en la fábrica Imbabura cuando tenía 16 años. Le invade la nostalgia pues dice que fueron “épocas de abundancia”. Ganaba hasta 200 sucres mensuales, que era plata en ese entonces, y cuando la producción aumentaba el salario se incrementaba más. Su padre, Segundo Dávila, la llevó a laborar al lugar. Él hoy tiene 90 años y la mitad de su vida la dedicó a trabajar como auxiliar de tejido y luego como tejedor. Por su edad olvida ciertas cosas, pero recuerda con claridad que “el sindicato luchó para que los derechos de los al menos mil trabajadores se respeten”.
Una de ella es Maruja Dávila. Ella ingresó a trabajar en la fábrica Imbabura cuando tenía 16 años. Le invade la nostalgia pues dice que fueron “épocas de abundancia”. Ganaba hasta 200 sucres mensuales, que era plata en ese entonces, y cuando la producción aumentaba el salario se incrementaba más. Su padre, Segundo Dávila, la llevó a laborar al lugar. Él hoy tiene 90 años y la mitad de su vida la dedicó a trabajar como auxiliar de tejido y luego como tejedor. Por su edad olvida ciertas cosas, pero recuerda con claridad que “el sindicato luchó para que los derechos de los al menos mil trabajadores se respeten”.
Jorge Terán tiene 79
años y por diez años se desempeñó en la sección Hilado junto a su padre y
hermano, Ángel y Eduardo Terán. Para él fue “una época de trabajo y progreso en
la región”, aunque era complicado. “Pensé irme a Quito a seguir estudiando,
pero nos tentaba el dinero y la gente se quedaba”, contó.
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Historia
En 1910, los españoles Francisco y Antonio Dalmau instalaron sus empresas textiles en el país. Primero en Ambato y Otavalo. El 6 de mayo de 1924 se colocó la primera piedra para la construcción de la fábrica textil Imbabura, tanto por su ubicación como porque sus hombres y mujeres eran conocidos en la región como gente trabajadora y honrada. Los habitantes de la parroquia Atuntaqui (que en esa época pertenecía al cantón Ibarra y que para 1938 se convertiría en la cabecera cantonal de Antonio Ante) no imaginaban la magnitud de la obra. Un día después reclutaron al personal para iniciar las construcciones.
En 1910, los españoles Francisco y Antonio Dalmau instalaron sus empresas textiles en el país. Primero en Ambato y Otavalo. El 6 de mayo de 1924 se colocó la primera piedra para la construcción de la fábrica textil Imbabura, tanto por su ubicación como porque sus hombres y mujeres eran conocidos en la región como gente trabajadora y honrada. Los habitantes de la parroquia Atuntaqui (que en esa época pertenecía al cantón Ibarra y que para 1938 se convertiría en la cabecera cantonal de Antonio Ante) no imaginaban la magnitud de la obra. Un día después reclutaron al personal para iniciar las construcciones.
Al no haber el
personal necesario se recurrió a Otavalo, Cotacachi e Ibarra y provincias como
Carchi y Pichincha. En el año 1926 inició la producción en la flamante fábrica
y cuatro años más tarde contaba con 300 obreros. Toda la maquinaria fue traída
desde Europa, Alemania e Inglaterra. Por vía marítima era llevada hasta Guayaquil,
en tren hasta Quito y a Andrade Marín a lomo de mula. El 27 de febrero de 1929
llegó el tren hasta Andrade Marín, lo que significó el desarrollo debido a que
la fábrica se ubicaba a menos de 20 metros de distancia de la línea del
ferrocarril.
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El primer sindicato del país
El 21 de septiembre de
1934 inició el camino para formar una organización sindical denominada
Sindicato Textil Atuntaqui Imbabura (STAI). Fue la pauta y precedente para que
se reconozcan los derechos de los trabajadores del Ecuador. Los dirigentes
reclamaban mejor trato. Tenían enfermedades respiratorias a causa de la pelusa
del algodón. Se incumplían las horas de trabajo y no pagaban jornadas extras.
Silvio Guevara, Enrique Dávila, Julio de la Torre y Alfredo Játiva no se rindieron
y contaron con ayuda de ilustres otavaleños que los asesoraron. También se
unieron mujeres anteñas como Ercilia Gutiérrez, Pastora Almeida, Carmela
Gutiérrez y Luz María Almeida. Para ese año, y luego de convencer a la mayoría
de compañeros, realizaron “el primer paro”. Pese a que no todos los obreros
participaron por no perder sus trabajos, lograron su primer triunfo. Para 1936
los trabajadores, pese a las represalias, consiguieron el incremento del 25% en
el salario base y ocho horas diarias de trabajo, sentando un precedente en la
historia laboral del país.
Proyecto
Mauricio Ayala, jefe
del Departamento de Cultura y Deportes del Municipio de Antonio Ante, comentó
que el gobierno pretende recuperar el ícono de los anteños que tiene 4.3
hectáreas de terreno.
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Patricio Peñafiel,
gerente del proyecto “Fábrica Imbabura”, dijo que se trata de un centro de
convenciones y eventos, un museo interactivo y con tecnología de punta, que
recuperará la época aborigen, arrieros e industria textil. Habrá un centro ferial,
una plaza artesanal, un innovacentro textil y de confección, enfocado a toda la
cadena de producción del país y para investigación. Al momento se realizan los
estudios, que serían entregados a inicios del 2012. Siete millones 500 mil
dólares es el monto de la inversión que el Cabildo entregó en un estudio
previo.
El plan se complementa
con la futura rehabilitación del ferrocarril en el tramo Otavalo-Ibarra, debido
a que la fábrica está ubicada a menos de 20 metros de distancia de la línea
férrea en la estación Andrade Marín.
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