Mostrando entradas con la etiqueta amigos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta amigos. Mostrar todas las entradas

sábado, 23 de julio de 2016

¿Qué dibujo animado serías?

Tarde que promete calurosa y obliga a deshacerse en los hielos del refresco del vaso. Mi amiga me ha invitado a merendar y dejar pasar el tiempo en el patio de su casa; a mi lado, como si nada, una de sus hijas, futura alumna mía, comparte patatas fritas y verano conmigo.

- Oye, elige un dibujo animado -le digo. Vamos a estar juntas el próximo curso: hay que conocerse.

- ¿Por qué? -me pregunta, sin dejar de comer, cansada de todo, patatas fritas.

- Tú elige uno -le replico, sin darle opción. Hay que dejar claras las cosas desde el principio...

Mira al vacío entre patata y patata... Tanto, que temo que se le haya olvidado mi petición o haya decidido no hacerme caso.

- Creo que sería Rapunzel, Negre -dice, al cabo de un rato.

- ¿Por qué?

- Porque estoy siempre encerrada en una torre -me dice, con la seguridad de quien ha tomado una buena decisión.

- ¿Te refieres a que no te dejan hacer lo que quieres y tienes muchas normas? -le pregunto, oteando en el horizonte la adolescencia que llama a las puertas de la casa de mi amiga.

- Quizá. Yo quiero tocar la hierba... -me dice, mientras me mira con unos preciosos ojos claros...

El próximo curso...




 

miércoles, 1 de julio de 2015

Hace falta tensión.




Hace falta tensión, Negre -dice al grupo como sólo sabe hacer, enarcando una ceja-. Hace falta tensión -repite, marcando con fuerza la /n/, dejando apenas un nanosegundo entre sílaba y sílaba: tennn...sión. 

Porque la tensión nos empuja hacia delante y nos hace avanzar, Negre -continúa. Y tensión me suena a mí, de repente, en los segundos en que tardo en pasarlo todo meticulosamente al acta que hago durante la eterna reunión, a crisis y a cambios y a estar atentos, en vigilancia para no pasar de puntillas. Tensión, la de mi espíritu ignaciano de buscar en cada día dónde quedó la razón para levantarse. Tensión es movimiento impune a pesar de los rechazos y se desmolda en las vacaciones de un profesor que, cierto, no estuvo diez meses en la mina, pero su alma está ya rota a más cuarenta grados de termómetro de acera.

Y son necesarias personas que mantengan esa tensión, Negre, dice de nuevo. Yo creo que es consciente de que tiene autoridad sobre mí cuando habla, que -efectivamente, como le he oído alguna vez- a él nunca nadie le dice no cuando lo pide, porque decirle eso es como quitarle de golpe el respeto debido o insultar a su presencia constante y callada. Por eso, por su autoridad, afianza la palabra: tensión, tennnsión, y si él lo dice, sin duda será cierto: voltaje, intensidad, fuerza, resistirse a fuerzas que se atraen o se rechazan y no salir huyendo a refugiarse, aunque prefiero, en el fondo, mientras tecleo, aquello de crisis y cambios que hacen avanzar. E imagino que lo dice, él, mi amigo Josémanuel, porque de cambios, crisis, tracciones y vivir intensamente la vida, sabe un rato.

Por si acaso, termino el acta, doy por concluida conmigo misma la reunión, la envió por correo electrónico a quien procede y me niego a asumir, un año más, un cargo colegial que ya no me corresponde.

- Tras hablar contigo, Negre -me dijo hace un mes él, el que fue mi jefe-, ahora entiendo que es por un acto de coherencia. 

Pues eso. Adiós. Hola. Bienvenidos, cambios, tensión, tracciones, voltajes.


   

jueves, 24 de julio de 2014

Un Playmobil en la playa.

La foto no es mía, pues no ha llegado aún el momento de hacer crónicas marinas vacacionales, sino de un compañero del colegio -compañero, amigo, jefe: no necesariamente por ese orden. Me reía ayer al ver la foto, pues supongo que el ingeniero de la obra habrá sido su hijo pequeño y él, padre aplicado y paciente, le habrá ayudado a hacer el diseño, quizá con el castillo de Calatrava en el horizonte como modelo. 



Y es lo que tiene la playa, por mucho que a mí me guste poco; creo, no: confirmo, que lo peor es su arena. Sí, sí: su arena: millones de años de desgaste y erosión materializados en granitos minúsculos de minerales y restos óseos que tienen la virtud de esconderse entre los hilos de la toalla y el borde del tapón de la crema de protección solar. Una arena que se mastica como si nada con el bocadillo de tortilla de la tarde playera y se inmiscuye en la botella de agua, que está fría, sí, pero no me sabe a nada más que a eso: a frío y a la espera de que llegue la hora de comer para escaparme de esta cárcel microscópica. 

Menos mal que el pequeño hijo de mi compañero ha empezado a recogerla...

 

martes, 31 de diciembre de 2013

Dentro de unas horas, 2014.

Que el Señor te bendiga y te proteja,
que el Señor te mire con agrado
y te muestre su bondad;
que el Señor te mire con amor
y te conceda la paz.

(Nm 6, 24- 26)


Queridos lectores, asiduos, ocasionales, fortuitos, amigos de la Red... Os deseo a todos un buen año 2014.

 

domingo, 12 de agosto de 2012

Tres años de blog, tres años de Oculimundi

 Queridos amigos lectores, amigos virtuales, amigos físicos o, simplemente, queridos viajeros que quizá ahora mismo estáis de paso aquí: 

Hoy se cumplen tres años de Oculimundi. Gracias a los que leen y comentan, a los que sólo leen, a los que comentan por correo, a los que venís desde las redes sociales, a los que habéis mencionado por la Red esta casita virtual, a vuestros correos, sugerencias, propuestas, apoyo y mimitos varios online (incluído eso de Negre, tienes que escribir un libro)

 

miércoles, 13 de junio de 2012

Hoy me encontré con Aurora.

Posiblemente no te hubiera reconocido si nos hubiéramos cruzado en otras circunstancias, y hubieras seguido una persona anónima para mí. Igual de morena, idéntica tu sonrisa, pero anónima y desconocida: un rostro más en medio de la calle sin los recuerdos adolescentes que tu presencia ha provocado. Me quedo hoy con tu sorpresa...

- ¿Hola? ¡Hola! 

- ¿Hum?

- ¡Soy Negre!

Veintitrés años después de habernos visto por última vez...


 

sábado, 12 de mayo de 2012

Hoy es el día de Irene.

Dijiste, Irene, que hoy sería un día muy importante para ti. Y te equivocaste, porque esta mañana de Primera Comunión no es sólo tu fiesta: es la fiesta de la Iglesia. 

Felicidades. Hoy somos todos un poco más comunidad. 

domingo, 15 de mayo de 2011

Mis zapatos solidarios.

Madrugo a pesar de ser domingo, pues por fin he podido quedar con mi amigo Joséantonio tras varios intentos infructuosos. Debo ir en tren y aprovecharé para calmar mi conciencia, corrigiendo un puñado de exámenes atrasados. Hace calor: selecciono la penúltima camiseta que Él me regaló -esas con mensaje, texto e imagen para sonreir-, vaqueros recién lavados, calcetines finísimos negros y chaqueta gris, por si acaso -muy de madres. Abro el armario de la entrada, último estante, caja roja de la derecha, la segunda: zapatos rojos mate regalados por dos amigos el año pasado. Me voy tras engullir una taza de porcelana blanca llena de cereales de chocolate. Bolso negro grande, libro, exámenes, rotulador rojo, calculadora. Me lanzo a la calle.

No doblo ni la esquina y dudo si volver. Los zapatos me arañan, gritan mis pies -siempre demasiado anchos-, pero el reloj me dice que pierdo el tren y los minutos van esta mañana más deprisa que ayer -será cosa de la pila. Voy más despacio, notando cómo el empeine gime y se lastima, el zapato derecho muerde con rabia la parte superior del talón; camino empujando, apretando los tacones menudos para suavizar el roce del agresivo cuero rojizo sobre mi piel -que adivino será de un color similar a estas alturas de la acera. Sé que tengo dos grandes tiritas de por si acaso en lo más profundo de mi bolso.

Mi amigo Joséantonio suele decirme que para entender a las personas debemos ponernos en sus zapatos y que nos duelan las mismas piedras que al resto de los humanos. Sólo así despertaremos una mañana solidarios. Mientras calculo cuánto tardaré en llegar a la estación de tren, me acuerdo de su máxima y decido dejar de ser solidaria por un día entero, a cambio de no desear quitarme estos zapatos asesinos y seguir por la calle en calcetines... Se alivia la presión al subir por el puente, pero la bajada es la penitencia por las notas que pondré a mis alumnos en esta tercera evaluación; casi hasta me planteo hacer parada técnica en casa de mis padres -que me pilla de paso-, pero están las persianas bajadas y sus cortinas corridas.

Ya casi en la puerta de la estación de tren noto que los nervios más superficiales de mis pies han debido de ser lesionados gravemente, pues no noto más que la epidermis doblada sobre sí misma y las dentelladas infames de mis casi nuevos zapatos. En mis pies se solidarizan ahora todos los millones de personas del mundo y prometo limpiar de una vez mis sandalias veraniegas, tarde lo que tarde en la operación. Dos salvadoras tiritas me apañan las inminentes ampollas mientras el vagón de mi tren se bambolea camino a Madrid. Menos mal que Joséantonio vive cerca de la otra estación...

sábado, 8 de enero de 2011

Mi vecina tiene unas zapatillas que...

Los Reyes Magos regalaron a mi vecina, la de enfrente, unas zapatillas.

Un par de zapatillas es un regalo útil y cómodo, que es algo muy de los Reyes cuando estás ya en una cierta edad medianera, porque, ya se sabe, los Reyes son magos y saben que tú lo que necesitas es estar a gusto -especialmente cuando tu vida social se ve transformada e iluminada por visitas a amigos en tus mismas condiciones: con hijos, poco tiempo y ojeras de mal dormir en las largas trescientasypico noches del año. La versión masculina de las zapatillas del 6 de enero será un lustroso par de calcetines, claro.

Pero no son sólo unas zapatillas. Son unas zapatillas rosas, brillantes, casi de peluche por la suavidad que adivinan, y apuntan maneras de cálidas. Y cuando digo "brillantes" es eso, literalmente: casi luminosas por la esplendidez de sus lentejuelas plateadas. Relucientes en cientos de brillos, magníficas, fulgurantes -imagino- en los pasos de portal a portal en medio de la lluvia -plic, plic, plic. Y cuando sube mi vecina para que Niña Pequeña y su niña jueguen a mamás y bebés, es casi imposible no deleitar la vista ante el rutilante par de zapatillas.

- ¿Qué pasa? -dice, mientras se ríe ante mi cara de pasmo- Bien calentitas que son.

Cierto. Sin duda. Inmensas.

Y que conste que mi vecina, la de enfrente, es también una amiga...

martes, 4 de enero de 2011

jueves, 25 de noviembre de 2010

Una buena nueva.

Hoy era un buen día para nacer y asomarse al mundo. Para quedarse y empezar a escribir el futuro. Dejarse querer: queriendo, mimando, apreciando. Aprendiendo.

Jaime, Jacques, Santiago, Jacobo, Yago, Jaume, Jamie, Jacme, Giacomo. Aquel que sigue a Dios... Bienvenido.




miércoles, 27 de octubre de 2010

La balsa de Medusa.


Los papeles de la mesa de mi jefa hacían hoy ondas; se interponían entre ella y yo olas de administración y burocracia: archivador pleno abierto, carpeta transparente casualmente apoyada sobre su esquina, montículos breves de papeles grapados, lo urgente en forma sinuosa de post-it amarillos.

Como en un rescate de naufragio, la foto de familia sobre el ordenador y el recuerdo de un viaje a Italia...

lunes, 25 de octubre de 2010

Felicidades.

Fue un amor de adolescencia tardía y ojos negros. Paseos, nostalgias. Horas olvidadas en recrear imágenes que alimentaban el próximo reencuentro -siempre, mi destino: con una estación de tren de fondo. Él se sorprendió en silencio al otro lado de la línea cuando supo de la existencia de Niña Pequeña y de mi marido.

Hoy le felicitaba yo a él por su futura boda de primaveras. Enhorabuena, Fran; enhorabuena, ella.


lunes, 12 de julio de 2010

Hoy se cruzó el Estigia.

Para los antiguos griegos el koimeterion era un lugar de descanso que nosotros, por influencia cristiana, hemos transformado en un cementerio. Pero sus difuntos vivían en la necrópolis, la ciudad, el lugar, el reino terrestre de los muertos, esos cuyas almas eran acompañadas por Hermes para ayudarlas a cruzar el Estigia y entrar en su verdadero y definitivo espacio...

Los egipcios escribían cartas a sus difuntos, que dejaban periódicamente en sus cámaras funerarias, de forma que el muerto podía estar en contacto con los suyos a través de una puerta especialmente construída para ello. Lavaron los mirmidones el cuerpo del amado Patroclo, mientras la pena y la rabia corroyeron el corazón del divino Aquiles ante la muerte de su amigo. Y los dioses solían elevar al firmamento a las almas más puras...

Hoy era enterrado César. Y el cementerio se me figuraba, mientras los suyos despedían su cuerpo, no un lugar de descanso, sino de espera bien atemperada. Yo sé que un corazón cuando se rompe suena como un pan al crujir, de esos de corteza leñosa que pinchan al buscar la miga; por eso, claro, el corazón de mi amiga al despedirse de su padre sonaba fuerte, chillando, rompiéndose en trozos que se esparcían por el suelo sin posibilidad de recomponerlo. Pero sé también que hoy César era esperado, recibido para ser acompañado a cruzar su propio Estigia...


miércoles, 26 de mayo de 2010

Ellos son porque actúan mirando a otros.

Los cordones de las zapatillas hablan y dicen del Otro Yo que habita dentro, ese que susurra de vez en cuando. Observaba hoy a mis alumnos de 1º de ESO mientras enumeraba las capas de la atmósfera; no es la forma de vestir, las lecturas, los adornos de las agendas o la forma de peinarse. No, no es eso lo que define o distingue, uniformados todos en unas modas que van y vienen...

Lo que nos hace diferentes son los cordones de nuestras zapatillas y el color que elegimos para ellos, cómo los cruzamos en el empeine y de qué manera los atamos. Mi alumna, hoy no sentada en su sitio habitual, tenía los cordones atados detrás de los tobillos; tensos, distintos, originales, gritando lo que ella no diría nunca en público -porque ya se sabe que las cosas son más fáciles al otro lado de la pantalla, propia o ajena. Veía yo entre medias de las mesas cordones de distintos colores, dibujando aspas, invisibles, deshechos...

Los cordones de las zapatillas son banderas de sus dueños, y me los imagino yo afanados por la mañana en cruzarlos y descruzarlos, revisar bien la lazada, definir la estrategia mejor para que desplieguen con soltura el mensaje yosoydiferente, yoquieroserdiferente.

Energía gastada en reivindicar lo que los del Mundo de los Adultos ya sabemos... Mi compañero Raúl me decía esta tarde que una persona lo es porque actúa mirando a otros. Pienso yo, tal vez, que los cordones de las zapatillas, con sus lazadas imposibles, son el deseo de que miremos más atentamente a sus dueños...


sábado, 22 de mayo de 2010

Un breve apunte de la fiesta de hoy.

Hoy es sábado. Y ellos no lo querrán decir, tal vez, lo que trae este día; no lo comprendo, porque su fiesta hoy es un regalo para todos los que les queremos, los muchos que les rodean y los aún más en los que influyen.

Hoy será la fiesta religiosa de dos amigos, que sé que me leen, aunque hoy, sábado -su sábado- no. Y le decía en el coche ayer a uno de ellos que debía de ser su tercer día más importante, después de su boda y el nacimiento de sus hijas.

Muchos de los que me leen saben que soy creyente, que formo parte de la Iglesia, así, entrando y saliendo, disfrutando y peleando con ella, estudiando la fe desde dentro para entender mucho y creer aún más. Por eso hoy es fiesta para los que somos Iglesia. Mis amigos Josémanuel y Javier serán ordenados en unas horas diáconos permanentes.

Gracias. Y también a sus generosas esposas, claro.

jueves, 20 de mayo de 2010

Soy un queso.

Mis amigos blogueros Perikiyo y la Dame Masquée han lanzado esta semana la cadena "Si yo fuera" (que podéis leer aquí y aquí). Y si yo fuera un alimento, creo que sería un buen pedazo de queso. Mi amigo Juancarlos siempre dice que este es un aperitivo que hay que tener en casa para las visitas.

Es decir, el queso tiene un punto de acogedor y hogareño; un queso de Valdeón, fuerte, como a mí me gustan, muestra el carácter de quien lo tiene y quien lo elige. O un suave queso cremoso, de los de cuchillo fino y punta de pan, esos que se comen mientras compartes mesa. O el de Niña Pequeña, el de envolver, como dice ella: el tranchette de siempre, del sandwich de la merienda infantil apresurada, para el parque y a jugar: gastar el tiempo a tu lado porque mereces la pena... Un queso tiene detrás personas y un nosequé de naturaleza, su tiempo controlado de preparación y espera, que es como se hacen y cuecen las cosas importantes: poco a poco, despacito, con organización y cerrando cosas.

¿Qué queso eres?


miércoles, 10 de marzo de 2010

Siguiendo el camino de piedras amarillas.

Mi amiga Sigrid es también mi ahijada. Pero también será madre; es decir: este año su sueño se verá cumplido, Dios mediante, después de dos años que han sido largos para ella.

Después de dos días sin buenas noticias en mi teléfono, por fin hoy al final de la mañana me llegaban sus palabras. En boca de ella, un milagro.




sábado, 27 de febrero de 2010

Llueve sobre los calcetines.

Hoy la lluvia va calando. Esta tarde nos veremos, pero mis calcetines, posiblemente, sufrirán nuestro encuentro; seguramente, también mi corazón, por el tiempo que ha pasado desde la última vez que nos encontramos. Pero lo inmediato, lo presumo, estará en mis calcetines.

La lluvia va calando. Y tarde me dí cuenta de que la suela de mis botas se rompió no sé muy bien cuándo...