Hacia tiempo que oíamos hablar de Soria, una provincia con bonitos parajes y pueblos, pero poco conocida. Igual que pasa con Teruel, en las noticias nunca se habla de esta provincia de la región de Castilla y León. Después de hacer el Camino de Santiago Primitivo en bici, en el autobús de vuelta a Barcelona decidimos coger los trastos, la Gespeta, y poner rumbo a Soria, ya que nos quedaban unos cuantos días de vacaciones.
De camino aprovechamos para visitar la zona de escalada de Calcena, en la provincia de Zaragoza. Aquí, entre escalada y escalada, ya empezamos a desenfundar los prismáticos para mirar algunos buitres. Se trata de una escuela que permite escalar por la mañana en alguna zona y por la tarde en otras, aunque obviamente es mejor visitarla en otras épocas del año. A nosotros nos gustó mucho el entorno, y esperamos volver.
De Calcena pusimos rumbo a Soria. La provincia no es muy grande, y algunos de los sitios los visitamos más de una vez. Por ejemplo estuvimos dos veces en la capital que, aunque pequeña, tiene muchas cosas que visitar. A mí me impactaron dos cosas.
Por una parte, no tenía ni idea que Antonio Machado, natural de Sevilla, había vivido en Soria desde los 33, y se casó con una jovencísima soriana de 15 años, Leonor, que solo tres años más tarde murió de enfermedad. Años más tarde, aunque él ya se había trasladado a Baeza, el ayuntamiento de Soria le nombró hijo adoptivo. En la ceremonia, Machado dijo:
Nada me debe Soria, creo yo, y si algo me debiera sería muy poco en proporción a lo que yo le debo: el haber aprendido en ella a sentir a Castilla, que es la manera más directa de sentir a España. El hijo adoptivo de vuestra ciudad, ya hace muchos años que ha adoptado a Soria como patria ideal.
Por otra, fuimos a visitar la ermita de San Saturio, que está a las afueras de la ciudad, junto al río Duero. San Saturio es el patrón de la ciudad. En la ermita vi anunciado un libro llamado El Santero de San Saturio, de un tal Juan Antonio Gaya Nuño. Lo busqué por internet, lo encontré, y me lo leí durante los días que estuvimos dando vueltas por Soria. Fue fantástico, ya que el libro, a través del ermitaño que cuida la ermita y al santo, por eso se llama santero, repasa toda la sociedad soriana de la época, 1951. Muchas cosas han cambiado desde entonces, pero es muy interesante ver como la esencia de esa tierra y sus pobladores, sigue intacta.
Cerca de la capital, encontramos las ruinas celtíberas de Numancia. Numancia es famosa porque los numantinos, tras trece meses de asedio por parte de los romanos, en el año 133 a. C. decidieron suicidarse antes que rendirse.
Soria tiene muchos pueblos preciosos. El más turístico es sin duda Medinaceli, pero hay otros como Burgo de Osma, Vinuesa, Ágreda, Rello, Berlanga de Duero... con imponentes castillos y bonitos conjuntos históricos. Y entre pueblo y pueblo encontraremos muchos campos de girasoles, y bosques increíbles, muy frondosos. Una noche cuando de día habíamos estado a unos 30 grados, estuvimos a 3 grados durmiendo dentro de un bosque.
En cuanto a nuestra actividad deportiva se refiere, estuvimos haciendo algo de escalada deportiva en la zona de Covaleda, en la escuela denominada Las Pocilgas. Aquí estuvimos más de una vez porque se trata de un frondoso bosque, se puede escalar a la sombra aunque fuera la temperatura sea elevada, y está cerca del Embalse de la Cuerda del Pozo, que es perfecto para bañarse y además hay zona para pernoctar gratuita.
Otra actividad bien chula fue el recorrido por el Cañón del Rio Lobos. Este parque natural es bastante famoso, pero la mayoría de la gente solamente se acerca hasta la ermita de San Bartolomé. Nosotros hicimos todos los tramos del cañón, que se extiende por varios kilómetros. Imprescindible llevar prismáticos, ya que hay tramos con muchos buitres que se pueden observar desde bien cerca.
Pero las excursiones no acaban aquí, no. Una de las cosas que nos gusta hacer siempre es subir al punto más alto de cada provincia. Cual fue nuestra sorpresa cuando miramos cual era el pico más alto de Soria, y vimos que ya lo habíamos subido. Correcto, el Moncayo, con sus 2315 metros, es el punto más alto de la provincia de Zaragoza, y también de Soria!
Ante esto, miramos qué otras montañas existen en Soria, y aquí me trasladé a mis años de EGB, cuando en la asignatura de Geografía se estudiaban los Picos de Urbión y el nacimiento del río Duero. Dicho y hecho, un día, que además coincidió con la noche de la lluvia de estrellas, nos fuimos hacia Duruelo de la Sierra, y al día siguiente subimos al pico Urbión, de 2228 metros.
Lo más alucinante es que el camino de subida pasa por el nacimiento del Duero, a nada menos que 2160 metros de altitud, o sea solo 60 metros verticales de la cumbre! Y también curioso es que en ese momento, nada nos hacía pensar que un verano después estaríamos haciendo el Camino de Santiago Portugués, y veríamos el Duero desembocando en el Atlántico en Porto.
La última excursión digna de nombrar fue a la Laguna Negra, también dentro del parque natural de los Picos de Urbión. En las paredes que rodean la laguna hay vías de escalada clásica, y el entorno es bien guapo, pero en agosto hace demasiado calor, no vimos a nadie trepando, y además nosotros solo llevábamos los trastos de deportiva.
Por último, no puedo acabar esta entrada sin mencionar los tremendísimos torreznos que de vez en cuando nos comíamos. El torrezno es muy típico de Soria, e incluso hacen un concurso cada año para ver quien hace el mejor torrezno de la provincia. De pura casualidad, nosotros paramos en un bar de carretera, el Hostal Venta Nueva de Calatañazor, y resultó que habían sido finalistas del certamen de ese año. Desde luego, los torreznos estaban de miedo, y mira que a mí los chicharrones, callos y demás no me atraen para nada.
Al final nos fuimos de Soria con un muy buen sabor de boca, no solo por los torreznos, y preparando las fotos para el blog me he dado cuenta que me quedo con muy buenos recuerdos de esta maravillosa tierra.