Los mas leídos...cada uno sus motivos

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viernes, 21 de febrero de 2014

De casualidades y otras boludeces

-"¡Vaya!, ¿de 1975? ¡Yo también! ¡¡¡Qué casualidad!!!... ¿¿¿De marzo??? ¡¡¡Como yo, increíble!!! Solo queda que me digas que te gusta el cine, uuuffff eso...eso ya sería cósmico..."
-"...mmm...ejem...¿¿tu crees??"

Permitanme robar la idea de la película cuyo trozo incluyo, es que hoy he tenido una de estas escenas, y no he podido evitar soltar una risilla incomprendida, cuando lo que se esperaba de mi era ojiplatismo y aleteo manual acelerado, lo intenté después, pero temo que ya era tarde.
Lo cierto es que por algún motivo nos gusta encontrar puntos en común, fechas, gustos, actividades, rarezas que de algún modo nos vinculen con la persona que tenemos enfrente. Igual es un modo de sentir que no estamos tan solos, que somos aceptables o que existen conexiones casuales, casi mágicas, que han hecho que nos encontremos.
Debo admitir cierto relajo cuando, en según que casos, esto ocurre. Creo que con los años me he vuelto mas huraña y me hace sentir quizás menos raruna, o simplemente me da tema de conversación durante un rato con personas a quienes acabo de conocer. 
Cada uno con sus motivos si busca seguro que encuentra sus casualidades. Quizás nos asuste sentir que somos diferentes y buscamos como locos aquello que estandarice usos, costumbres e incluso gustos. No vaya a ser que no se nos acepte. Yo llegué a ver 3 programas de Gran Hermano para tener conversación con mis compañeros de trabajo, hasta ahí llegué, me aburrió a morir, tanto que decidí que, ¡qué demonios!, si soy rara asumo, como asumo que siempre preferí a Tom Jones antes que a Depeche y que me atrae mucho mas Gary Oldman que Brad Pitt, y encima no soy sagitario...es lo que hay...como penitencia prometo abrir mucho los ojos y agitar la mano con celeridad y a tiempo la próxima vez que me surja este tipo de escenas.




sábado, 21 de septiembre de 2013

Efecto Sabrina

No entendía nada. Aquella noche, en el mismo Cuarta Avenida donde habían transcurrido tantas noches desde que traspasó la puerta por primera vez, ya hacía mas años de los que podía recordar, algo era distinto. 
Aquel lugar donde las caras, la música y casi las posiciones permanecían inmutables. Donde el estatismo casi monolítico hacía predecible el transcurso de cualquier velada, generando un sentir de “fácil". En aquel lugar donde siempre estuvo como en casa, esa noche de terraza cuando el calor por fin daba un respiro y donde los Rolling seguían sintiendo simpatía por el diablo, algo era diferente. Algo que la sorprendió. 
Nunca pudo entender por qué, a su vuelta tras varios años fuera, aquellas personas que jamás la habían dedicado una mirada en el pasado, no se separaban de ella mostrando una confusa admiración, incluso violenta, con un descaro que no les reconocía en el pasado. 
Sería por los kilos que había adelgazado, quizás por su nuevo estilo, pero lo determinante no era eso, era otra cosa, el verdadero cambio estaba en su mirada, la sonrisa de sus ojos y la seguridad al mantenerla. Algo en su actitud había cambiado y era consciente, pero no estaba preparada para gestionar el cambio en los que allí se encontraban. No estaba acostumbrada a ser observada de aquella manera y desde luego, no estaba acostumbrada a mirar, no allí, no por ellos. 
Aquella noche, sin copas de champagne en los bolsillos, Él se acercó y se la llevó dentro, cerca de la mesa de billar, para hablar a solas. 
-Cenas conmigo el viernes!- había cosas que no cambiaban, pensó ella, esa seguridad de afirmar las preguntas, muy propio de la chulería de quien no tiene costumbre de recibir noes. Dios, hubiese matado por esa proposición años atrás, en aquel tiempo en que él ni siquiera hubiese sido consciente de su presencia, de su adoración. Le miró con cierto pasmo y curiosidad. 
-¿Sabes...? Lo cierto es que ya no tengo hambre- le contestó. 
 -No- sonrió -si digo el viernes...- estaba confuso, no entendía muy bien su respuesta. 
 -Ya- Le dedicó una cálida sonrisa mientras subía la cremallera de su cazadora -creo que no Juan-. 
 Se acerco a despedirse de Antonio, que ya sacaba medio cuerpo por encima de la barra para besarla como siempre había hecho. 
-¿Volverás mañana?-la preguntó. 
- No lo se Antonio- su mirada hablaba por ella.
- Hey, se muy feliz, ¿vale?-.
- Tu también-.
Salió a la calle por la puerta de atrás y encendió un cigarro -algún día tengo que  dejarlo- pensó, pero no aquella noche, en ese momento necesitaba algo estable, algo de normalidad. 
Se ajustó el pañuelo al cuello y caminó hacia casa buscando que el viento, ya mas fresco, se deslizase por su cara. Respiró profundo y siguió caminando - que curiosa puede  ser la vida- pensó - definitivamente tengo que salir de aquí...igual no debí volver...- pero sobre todo sentía que reencontrarse con su David Larrabee personal, no había sido precisamente lo que ella esperaba.

miércoles, 3 de abril de 2013

Relatividades

Hay veces que por nuestra vida pasa gente con quien tienes tanto en común que asusta. Aquellos que de algún modo un tanto molesto te muestran lo básico que eres y por otra parte te tranquilizan demostrando que no eres tan rarita como pensabas, o al menos no la única.
Del mismo modo que te rodeas de muchos no tan afines, que incluso pertenecen a mundos tan distintos al tuyo que hacen que te preguntes que extraño guiño del destino pudo colocarlos tan cerca. Amplían la perspectiva acerca del mundo en que vives, contribuyen a flexibilizar criterios y confirman la relatividad de afirmaciones, que en algún momento, pudiste entender como categóricas, que el señor Einstein me perdone por dudar de Fe y haber necesitado tocar herida.
De algún modo, más o menos natural, nos colocamos y recolocamos entre los que nos hacen sentir la comodidad del 'comoencasa'; sin embargo no podemos evitar dejarnos llevar por la fascinación que provoca la mezcla de los dos rasgos básicos arriba descritos.
En según qué contextos puede funcionar con relativa facilidad y gran éxito, creo poder confirmarlo con quien considero algo así como mi versión 4.0. Tan parecida a mí que da susto, y que a la vez pertenece a un mundo tan distinto al mío que resulta curioso y sorprendente lo fácil y necesario que es.
Sin embargo en otros contextos..., en otros igual se complica... sí, se complica demasiado. Quizás en estos casos lo mejor sea resolver con urgencia y buscar altura antes de que duela...sí, quizás sea lo mejor...,joder!

jueves, 17 de enero de 2013

Bitacora ex-nicotínica

Como ya comenté y preví, este espacio es el más adecuado, a mi parecer, para derivar la "energía" de la que hablaba mi acupuntor, esa que produce mi organismo para el cigarro que no se fumará,  en acciones positivas que generen reacciones diferentes.
Este quizás sea de los momentos más complicados, ese momento en el que el día finaliza, todas las tareas están cumplidas o postpuestas para el día siguiente, cena terminada y descafeinado calentito en la mano. En la  TV las noticias, resumen rápido, y en la mesa el portátil que hoy promete Sopranos, sofá, manta y..., pues eso, y post energético en positivo.
Voy camino de mi tercer día sin tabaco y no podría definir si me resulta fácil o difícil. Hay horas que ni me acuerdo pero en ocasiones tengo incluso la impresión de tener un cigarro encendido en la mano, qué absurdo y fascinante lo que es la cabeza y las costumbres pueden conseguir. Lo que tengo es una nostálgica sensación de que algo se me olvida, ja, es bastante curioso.
Otra de las cosas que noto y que ya me habían comentado, es que de repente siento más el tabaco en mi pecho, estoy empezando a toser y tengo un extraño y desagradable sabor a tabaco en la garganta. Esto, aunque se sabe, sorprende porque en el fondo, cuando se deja, esperas notar mejoría inmediata y no un previo paso por una desagradable desintoxicación física. Quien sabe, igual esto venga bien para tomar cierta aversión al causante...o no.