Están los que se han enterado esta mañana que existe el vinilo, están los que dicen que ha vuelto, y también los que dicen que nunca se fue. Contra todos estará este blog, porque a todos tratará de desmentir.
A los primeros les dirá que es un poco tarde para darse cuenta, a las puertas de la extinción del cd. El vinilo siempre fue el formato definitivo, de coleccionismo, y así se mantendrá. La llegada del cd nos confundió a todos, y no porque aparentemente ofreciera mejores prestaciones, sino porque nadie pudo imaginar que algún día se planteara el comercio de la música sin formato físico. Ahora vemos que llegará como fuente principal de ingresos de la industria, y eso dejará fuera de lugar al cd, porque éste no podrá competir con las descargas en algunas de las ventajas que a él mismo usó para hacerse un hueco: espacio y perdurabilidad.
Puede que exista un intento por mantener ese formato desde el subterráneo, pero creo que encontrarse a medio camino del beneficio del vinilo y de las descargas legales, lo hundirá, incluso a ese nivel, como se vio hundida la cinta. Algo que no sucederá al vinilo, porque ofrece algo que ningún otro formato ha ofrecido. ¿Calidad de sonido? Puede. ¿Otra dimensión de art work? También. ¿Romanticismo? Vale. Pero por encima de todo: coleccionismo.
Vista aérea de nuestro sistema solar.
Todos sabemos qué significa comprar un disco, poseerlo, sentir la satisfacción de que por fin está en nuestras manos y ya no es una cuenta pendiente. Puedes bajarte el disco que quieras a la calidad que te dé la gana, pero hasta que no lo compras, parece que no te sientes seguro, parece que no eres dueño. Ninguno decimos que tenemos tal disco si sólo tenemos una descarga. Del mismo modo nos costaba decir lo mismo cuando comprábamos cintas. ¿Tenías tal disco si lo habías comprado en cinta? Nunca del todo. Sólo era válido para maquetas, para ediciones exclusivas en dicho formato. Y esa maldición la ha heredado el cd, aunque durante años estuviera adormilada ¿Ahora quién se siente en posesión de “Physical graffiti” después de comprarlo en cd en Carrefour? Alguien que no ha catado el vinilo, sin duda. Pero el día que se acerque a esa carpeta en una tienda, la meta a la saca y la pague, se dará cuenta que nunca tuvo ese disco hasta ese instante. Ese es el valor más poderoso del vinilo: hacernos dueños. Una sensación que la mayoría de los devoradores de música tenemos necesidad de sentir.
El motor de la vida.
No creo que las compañías decidan nunca abandonar las ediciones vinílicas, del mismo modo que no creo que dejen de sacar merchandising, porque para ellos, más que nunca, esto se ha convertido en un complemento freak. Y ahora el riesgo a los grandes stocks ya no existe, porque las ediciones son muy limitadas y distribuídas inmediatamente. Antes te sacaban dos millones de copias y uno de ellos se perdía en almacenes. Ahora de ese mismo artista te sacan tres mil copias y se dispersan en pequeños vendedores en apenas unos pocos meses.
Nos manda nuestro amigo Norman Rockwell desde Nueva York, un dibujo para inaugurar el blog.
Pero aunque existiera la posibilidad de que la industria renunciara al cebo de estos fetiches, ¿alguien se cree que se pararía la producción de formato físico por el mero hecho de que se cortara el flujo oficial? Si hay un mar de ediciones piratas de grabaciones pésimas, qué no será de grabaciones de estudio, cuando la ansiedad se propague. ¿Cuánto tardarían los fans de cualquier banda de culto en editar por su cuenta? No sé de quién fue la decisión de no editar el “Black album” de Prince, pero en su tiempo, para cualquier seguidor, era tan sencillo encontrarlo, como otro disco oficial.
Y volviendo a las consideraciones de la vida y resurrección del vinilo, tampoco está de más recordar a los que dicen que nunca se fue, que no nos engañemos, que venimos de una década en la que desaparecieron de las tiendas y de los presupuestos de las compañías, así que si bien aún había un mercado viejo, hemos cargado con una generación huérfana de discos.
De tanto hambre, vimos muchas veces el plato lleno.
Y a los que hablan de vuelta, también preguntarles de qué país vienen, porque si los 90s fueron de ausencia de ediciones y mercado, los 80s de desprestigio general de las ediciones, y los 70s aquí, simplemente de hambruna. ¿Cuándo hubo posibilidad de comprar vinilos en España en buenas condiciones? Para ser coleccionista en los viejos tiempos debías ser viajero en un país metido por el ombligo de su propia necesidad, y cuando realmente llegó el material de importación de manera masiva, en la segunda mitad de los 80s, lo hizo a unos precios que ahogaban. Por no hablar de que aquellos instantes, aunque nos dejaran el mejor sabor vinílico de toda nuestra triste historia, hoy se pueden considerar escasos minutos de la basura.
Aún recuerdo el regalo que suponía que una chapuza como las ediciones de Victoria nos alcanzaran esas bandas que las revistas nos ponían en los labios. Aquellos vinilos de papel de fumar de Dro que descubrían tesoros inalcanzables para las almas despegadas del underground. O lo suculentos que parecían aquellos infames recopilatorios y ediciones dobles de bandas que en otros países estaban al alcance de cualquier ciudadano de a pie.
Dechado de ingenio: Dos.
Así que realmente se puede decir que este tiempo de vinilo que vivimos es el mejor que hemos tenido, con buenas y abundantes ediciones de actualidad, con miles de reediciones pendientes, con precios asumibles, y con una capacidad de acceso a través de la red pareja a la de cualquier sajón.
Lo más parecido a montar en globo.
Nunca ha habido tanto nivel como ahora, pero eso sólo nos tiene que llevar a una cosa, a convertirnos en un público exigente. Y de eso tratará este blog, de todos esos detalles que queremos saber, corregir, reclamar, y que parece que ni los catálogos nos muestran ni los sellos nos ofrecen. Habrá sitio para hablar de música, pero el objetivo principal será hablar de ediciones.
En un mundo más justo todos tendríamos uno de estos.
Por lo que veo, tienes un plato rega. Yo tengo el rega P2 y no veas la dificultad en ajustarlo, al final, más o menos lo conseguí pero creo que podria mejorar...algun truco? y eso que me he empapado de articulos en interbet, foros...
ResponderEliminarmuy buen blog! y vaya discazos! ahora mismo ya solo compro en vinilo, hasta me he dado de baja de internet para no bajarme nada! ya habia perdido la sensación de "escuchar" música como dios manda.
Saludos!
Dani.
Sí, tengo un Rega P3, pero no me digas cómo lo ajusté, porque soy un negado para las maquinitas y los libros de instrucciones. No leí absolutamente nada, simplemente lo ajusté por intuición, de oído, y me conformé. Puede parecer un absoluto despropósito tener este blog y decir algo así, pero un buen consejo es que no te vuelvas demasiado loco con consejos excesivos sobre el rendimiento del sonido, porque si no acabarás por desesperarte por la cantidad de elementos que pueden influir en todos los matices perceptibles. Unas pocas sencillas pruebas son suficientes para encontrarle TU punto.
ResponderEliminarDe todos modos, como te comento, para mí la calidad de sonido del vinilo no es la única razón para escogerlo como formato. Como bien dices, esa sensación física de ver sonar la música, ese ritual de las escuchas, esa ambientación y ese paisaje freak, son incomparables.
Yo compro casi todo en vinilo, pero de momento no puedo renunciar al cd del todo, porque aún está vivo y hay algunas cosas que se me antojan. Pero vamos, que la proporción, en estos momentos de fertilidad de las ediciones en vinilo, es de 20 a 1.
El blog lo hacemos entre dos, y me alegra que te haya gustado. El tuyo mi compañero lo entenderá mejor, que es cataloparlante, aunque lo he estado echando un ojo y cuentas cosas interesantes. Mira, casualmente ayer hablamos nosotros de comprar la nueva reedición del primero de Jayhawks.
Me sumo a este blog amigos !! abrazo fuerte ! Adrian
ResponderEliminarwww.33-rpm.com.ar
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