Cuenta don José Mariano Beristáín de Souza en el prólogo de su obra, que fue durante su estadía en Valencia donde leyó por primera vez el grueso tomo en folio de la Biblioteca Mexicana, de Juan José Eguiara y Eguren, al terminarlo buscó con anhelo la continuación de la obra, hasta que su maestro D, Gregorio Mayans y Circar le informó que el libro de Eguiara no se había continuado, y menos concluido. El primer impulso del joven fue terminar la obra; las noble intención se vio frustrada por una serie de acontecimientos hasta 1794 año que regresó a la Nueva España para tomar posesión de la canonjía que le ofreció el rey en la catedral metropolitana de México. La idea original de concluir la obra cambió y optó por escribir una nueva.
Si bien, utilizó como base los trabajos de Eguiara, emprendió el proyecto bajo otro plan y método. A diferencia de Eguiara tomó la decisión de escribir su libro en castellano y no en latín, también modificó la clasificación al ordenar alfabéticamente a los autores por apellidos y no por sus nombres.
Registró todas las historias de América, todas las crónicas generales de las ordenes religiosas, y las particulares de la Nueva España, Santo Domingo, Guatemala se excusó de no abarcar la América meridional advirtiendo que la fuerza no le iba a alcanzar. Visitó todas las bibliotecas de la ciudad de México, Texcoco, Tepotzotlán Querétaro, y encargó que se hiciera lo propio en Guadalajara y Valladolid (Morelia) consultó bibliografías hispanoamericanas así como también la Biblioteca Hispana de Nicolás Antonio.
La muerte sorprendió a Berinstáín el 23 de marzo de 1817 cuando apenas llegaba la impresión del primer tomo a la página 184. La obra se publicó por cuadernos y los suscriptores exigieron que no quedara trunca Con el manuscrito completo, fue posible continuar el trabajo. La tirada de los dos tomos siguientes se redujo al número de ejemplares estrictamente necesarios para satisfacer a los suscriptores, de lo que ha resultado que los juegos completos, sean muy escasos. El encargado de la edición fue Antonio Valdés quién dio fin a la biblioteca en 1821. Lamentablemente dejó sin imprimir los anónimos y los índices, que por no ser parte de la serie alfabética podían omitirse sin que fuera notado por el lector.
En 1842 se avisó de una nueva edición de la obra dirigida por el Pbro. D. Juan Evangelista Guadalajara que nunca tuvo efecto. En 1863 la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística acordó que se reimprimiera la Biblioteca, sin embargo debido a la corta capacidad de su imprenta y temiendo no imprimirla con el decoro necesario la Sociedad cejó en su intento.
En 1867 los impresores Andrade y Escalante tiraron los primeros pliegos, pero los acontecimientos políticos de ese año los obligaron abandonar la empresa ante la urgencia de exiliarse. Fue hasta 1883 que Fortino Hipólito Vera realizó la segunda edición en el poblado de Amecameca en la Tipografía de Colegio Católico. 3 vols. Nicolás León comentando la edición lamentaba que se hubiera impreso en pésimo papel, en tipos casi ilegibles y de manera incompleta. En 1897 José Toribio Medina tratando de completar el esfuerzo publicó los anónimos en Santiago de Chile en la imprenta Elzeviriana.
Editorial Navarro festejando veinte años de su fundación llevó a cabo la impresión de la tercera edición. El editor Enrique Navarro mencionó que el motivo principal para pensar en una nueva edición de tan importante documento, se debió a la gran escasez del libro. Mencionaba que no tenían conocimiento se hubiese puesto en venta ningún ejemplar de la primera edición, por lo menos de cincuenta años a la fecha (1947). Que esta edición estaba valorada en varios miles de pesos, y que de la segunda se habían hecho también muy raros los ejemplares, alcanzando un precio de varios centenares. Para otorgar el valor justo al anterior comentario habrá que recordar que los hermanos Enrique y Daniel Navarro antes de ser editores se dedicaron por muchos años a la compra venta de libros antiguos, a principios de siglo XX poseían un local en el legendario mercado del Volador
La tercera edición incluyó por primera vez los anónimos, índices y las adiciones de Félix Osores, José Fernando Ramírez, García Icazbalceta, Nicolás León, José Toribio Medina, Enrique R.Wagner, y otros más
Además se agregaron 5 capítulos que venían a complementar la obra:
- Tres siglos de imprenta y de Editores en México.
- Primeros Impresores y Editores de la América Española,
- Filigranas en papel,
- Marcas de fuego de las antiguas bibliotecas conventuales
- Notas bibliográficas de Genaro Estrada
- Tres siglos de imprenta y de Editores en México.
- Primeros Impresores y Editores de la América Española,
- Filigranas en papel,
- Marcas de fuego de las antiguas bibliotecas conventuales
- Notas bibliográficas de Genaro Estrada
Marcas de Fuego
Filigranas
La Biblioteca de Beristáin contiene alrededor de cinco mil fichas biobibliográficas que independientemente de los comprensibles errores y naturales omisiones en las que pudo incurrir el autor permanece como fuente de consulta obligada al interesado en cualquier aspecto de lo que fue nuestra apasionante época virreinal.
Beristáin de Souza, José Mariano. Biblioteca Hispanoamericana Septentrional o Catálogo y Noticias de los literatos que nacidos o educados, o florecientes en la América Septentrional Española , han dado a luz algún escrito, o lo han dejado preparado para las prensa. México. Ediciones Fuente Cultural. 1947.