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sábado, 5 de agosto de 2023

Retención y revuelta

Por Daniel Link para Perfil

Hay un debate persistente alrededor de un tema viejo y anacrónico. En campaña, algunas candidatas presidenciales (incluyo en este colectivo, como corresponde, a los postulantes masculinos: la Solano, la Larreta, la Grabois, la Moreno) han levantado la bandera del liberalismo a ultranza: “basta de retenciones a las exportaciones”.

Ese debate ya saldadísimo se remonta por lo menos a 1763, cuando Luis-Paul Abeille publicó su “Lettre d'un négociant sur la nature du commerce des grains”. Esa carta fue seguida por unos Principes sur la liberté du commerce des grains (1768), donde el fisiócrata abogaba por la libre producción, el libre comercio, la libre exportación (en suma: el libre abuso) y proponía una cuasi metafísica de la plantación: “Acontecimientos tan decisivos como aterradores, y siempre los mismos, advierten que el régimen de un Comercio tan complicado como el del grano está más allá de las fuerzas del hombre más superior, y que, en consecuencia, es imprescindible abandonarlo a sí mismo”.

Muy pronto el ancien régime se toparía con los revolucionarios de 1789, ebrios de reglamentaciones. Bastante después, Foucault encontraría en Abeille, quien era consciente de que las formas de gobierno liberal corren siempre el riesgo de generar su propio monstruo, una figura con potencia para rebelarse contra el propio sistema. Para Foucault, que encuentra allí los fundamentos para su teoría del poder y de la resistencia, esa figura insumisa predicha por Abeille se reconoce por el nombre “pueblo”.

Hagan los que mejor les parezca, pero aténganse a las consecuencias, previstas desde el fondo de los tiempos.

 

sábado, 22 de abril de 2023

En clave mafiosa

Por Daniel Link para Perfil

No habría ya necesidad de confrontar la política actual con investigaciones minuciosas y largas genealogías (al estilo de Horacio Verbitsky) para notar el costado mafioso que impregna la actividad del Pro, sacudido por la negativa del Sr. Rodríguez Larreta a avalar ciegamente la designación del Sr. Jorge Macri (el otro, el mismo) como candidato a jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

¿Cómo explicar el capricho del Sr. Macri (aquel que ayer nomás decía) para que sea sólo un miembro de su famiglia quien conduzca los destinos del distrito porteño? No se entienden los estallidos de Mauricio, de la Sra. Bullrich y de dos personas que no se sabe bien en nombre de quienes hablan ni a quienes representan desde sus lugares completamente intrascendentes (la Sra. Vidal y la Sra. Michetti), sino haciendo una referencia a la lógica de la mafia calabresa. La 'Ndrangheta constituye, en la actualidad, la única organización criminal considerada de alcance global, con presencia estable en los cinco continentes, y la más rica a nivel global. A diferencia de la Cosa Nostra, recluta a sus miembros siguiendo el criterio de la relación de sangre, de lo que resulta una extraordinaria cohesión dentro del clan familiar.

¿Fueron los berrinches del Sr. Macri un ataque de pánico narcisista (la prensa de derecha no es capaz siquiera de analizar esa hipótesis) o un santo y seña mafioso?

Las contraseñas son la forma de darse a conocer, pero también de reconocer a aquellos que comparten la propia identidad. Delimitan un espacio, pero también un código de comportamientos y un conjunto de saberes. Las contraseñas tienen sentido porque hay algo misterioso o secreto que guardar del escrutinio público. Una contraseña fue el hilo de Ariadna, que le permitió a Teseo “craquear” el laberinto del Minotauro. El “ábrete sésamo” de los cuarenta ladrones fue una contraseña. Los saludos de las logias y las mafias también lo son.

Que un político someta el nombre familiar a lógica mafiosa incluso con el riesgo de perder una elección pareciera definir un espacio de intervención: o gana la famiglia o no gana nadie.

Por supuesto, esto es válido para cualquier configuración política, más allá de la parentela calabresa.

 




sábado, 28 de enero de 2023

Sopa de ganso

Por Daniel Link para Perfil

Las reservas de Libertonia están a punto de agotarse. El antiguo presidente es destituido del cargo por problemas en la administración y desavenencias con el círculo rojo. El gobierno decide, en reunión de consejo de ministros, pedir ayuda a la rica viuda de Teasdale, quien se pone al frente del salvataje a cambio de una única condición: que se nombre como presidente a Rufus T. Firefly.
En Sylvania, país con el que Libertonia está en tensión bélica, la noticia no cae bien. Trentino, el embajador de Silvania en Libertonia, intenta seducir a la señora Teasdale, pero ella está encaprichada con el presidente Firefly. Trentino no se da por vencido y decide contratar a dos espías, Chicolini y Pinky, para desestabilizar a su rival y hacerse con las estrategias que puedan llevarles a ganar la contienda.

Ése es el argumento de Sopa de ganso (1933), que en la versión de los hermanos Marx significa: “pan comido”. En efecto, la sopa de ganso es fácil de hacer una vez que se ha decidido el tipo de carne que se utilizará en el potaje.

En la versión marxiana, la Duck Soup equivale a una reunión de solteros tristes que un domingo por la noche hacen un último esfuerzo para salvar el fin de semana. Groucho Marx describió la “sopa de pato” así: "Tome dos pavos, un ganso, cuatro coles, pero nada de pato, y mézclelos". En otras palabras, toda la porquería sobrante o inferior mezclada, pero nada sabroso. La torpe traducción peninsular arruinó por completo la receta o la transformó en metáfora de otra cosa: la sopa de ganso se hace con cualquier ingrediente, salvo ganso, que habrá que reservar, suponemos, para otros fines.

Hay varios gansos: está el ganso al que se acogota o al que se soba. Está la gansa ponedora que advierte que se debe pagar una deuda o saldar un compromiso, dividiendo los gastos entre todos (“poniendo estaba la gansa”) y está, por fin, la persona tarda, perezosa, descuidada, malcriada, torpe, incapaz, que presume de chistosa y aguda sin serlo. A mi juicio, la primera variedad es la más rica (tanto en sabor como en nutrientes) pero es mucho más probable que este año el país coma mucha sopa de gansa ponedora (FMI, Leliqs) o sopa de gansadas típicas de una campaña electoral. 

 

sábado, 21 de enero de 2023

Viandas de campaña

Por Daniel Link para Perfil

La relación intimísima entre capitalismo y guerra forma parte de los libros de historia para la primaria. La mayoría de las invenciones que han modificado nuestra vida cotidiana fueron producidas para la guerra.

Una ración de combate es una comida empaquetada para ser fácilmente consumida por las tropas en el campo de batalla. No toda campaña es bélica y, de hecho, aquí nos referiremos a las viandas de campaña electoral, que involucra un grado de conflicto, la portación de armas y un resultado incierto, pero que no llega a convertirse en guerra, porque los contrincantes lo único que pretenden es quedarse con el mejor pedazo de la torta (razón por la cual ha sido excluida de las raciones regulares).

Más allá de su uso específico, las viandas de campaña (bélica, electoral) pueden usarse en caso de desastres, a los que la imaginación argentina tiende fatalmente. De ahí que convenga detenerse en ellas, en este verano a punto de combustión espontánea.

Propongo acá una vianda de campaña que ha sido presentada para su certificación por parte de la USDA FDA Fssc22000 y HACC, que incluye en su elaboración restos del entusiasmo mundialista, aportante de energía de extraordinaria calidad y de fecha de expiración muy remota. A partir de ese ingrediente básico, cualquier cosa sabrá bien. Y si no, no importa, porque como las viandas son transportadas por el sindicato de camioneros, al que no le guste se la tendrá que comer igual.

A esos restos de entusiasmo mundialista se agrega una ración de salpicón de shakira en su justo punto (muy bien calculado: ligeramente empoderado en el centro y con resentimientos frescos), bombas de Papa peronista, supremas de corte, perspectiva de género indefinido, facturas vencidas y un exquisito paté de campaña elaborado a partir de carne de ganso, cuya receta dejo para más adelante.

El plato estrella de esta ración fue especialmente preparado para la campaña electoral 2023: guiso de lentejas deshidratado, porque sabido es que por un plato de lentejas se venden progenituras, pero también leyes futuras, sobreseimientos judiciales, regímenes de promoción industrial, jubilaciones de privilegio, membresías a clubes de altísimo perfil.

Las viandas vienen con calentador químico, de modo que se abre el sobre de lentejas, se introducen versículos deshilachados de Papa (sin el cual no hay campaña que funcione, como se demostró en 2019), algunos trozos de zanahoria (convengamos que todo equipo de campaña tiene más de uno o una), sal marina en abundancia (preferentemente de la playa Bristol, donde hay gran afluencia de cancilleres) y agua hasta el nivel marcado en el sobre. Se coloca dentro de la bolsa térmica y se espera el efecto químico.

Se sirve de inmediato o se guarda para futuros intercambios. Como complemento de la vianda se incluyen, en este caso, para ganarse simpatías entre el electorado, abundantes raciones de carne podrida (delicia para connoisseurs decadentes), envuelta con papeles de promesas incumplibles y atadas con hilos de mentiras.

 


domingo, 13 de noviembre de 2022

Humilde mensaje para el Sr. Ritondo

Señor Ritondo: si bajan la edad de imputabilidad a los 14 años, la lógica indica que deberían bajar también la edad de consentimiento sexual. Piense un poco, por favor, se lo pedimos. NO SEA NECIO.




sábado, 5 de octubre de 2019

Gladiadores del circo

Por Daniel Link para Perfil

Se vienen los debates presidenciales. Suponiendo que se llegue a la instancia del ballotage, una de las moderadoras sería la señora Viviana Canosa, cuyo conocimiento de la política local e internacional es tan sólida como los últimos desprendimientos de los glaciares antárticos.
Mucha gente manifestó su desacuerdo con esa designación. Yo no creo que desentone con los enunciados generales que se escuchan por estos días y que podrán escucharse en ese debate: “Sí, se puede”, como señaló Beatriz Sarlo (sin el agregado siquiera de puntos suspensivos para sostener aunque sea la hipótesis de que hay transitividad: se puede tal cosa, o tal otra) es un enunciado tan vacuo y tan peligroso como la objeción temeraria del ex funcionario del Pro Juan José Gómez Centurión sobre la expresión “terrorismo de Estado”.
En el otro extremo del arco ideológico los enunciados no son mas consistentes y el Sr. Fernández se las ve en figurillas para relativizar los dichos de la Sra. Fernández y, sobre todo, de sus más locos seguidores.
Así que esperar algo de un debate entablado en una arena desprovista de la menor chance de racionalidad es un despropósito. Mejor hubiera sido reunir a los concursantes alrededor de la mesa envejecida de Polémica en el bar y, eso sí, elegir a los mejores fashionistas para que analicen los outfits de les candidates.
Yo no quiero parecer maníaco, pero creo que la decadencia infinita e imparable de la esfera pública está ligada a la prepotencia de las redes sociales y a la obediencia ciega a las “tendencias” que en su seno se descubren.
Hilando más fino, es como si al haber tachado el registro de lo imaginario del análisis discursivo y político, y haber optado por una mera cuantificación de posiciones individuales, el discurso hubiera perdido no sólo eficacia como herramienta o como arma, sino incluso sentido como tal. Para la foto del candidato, alcanza un pulgar para arriba. 

sábado, 24 de agosto de 2019

Potencias de la pedagogía

Por Daniel Link para Perfil

Hace tantos años cuantos me dedico a la docencia vengo predicando a mis alumnos de todos los niveles, en la cárcel, en las universidades, en los colegios: nunca contesten encuestas con la verdad. Si no les gusta mentir, usen la opción NS/ NC.
Supongo que muchos docentes harán lo mismo, y por razones obvias: ¿para qué permitir que personas por lo general viles obtengan un saber a partir de respuestas muy íntimas y muy nuestras y luego transformen ese saber en mercancía que venderán a gobiernos y partidos políticos, multinacionales y medios de comunicación? Sabemos que el saber es poder. Y que el poder siempre está en contra de aquellos sobre quienes se ejerce. Además: ¿cuánto factura una consultora por una encuesta política? Miles de dólares de los cuales ni uno solo va a parar a quienes proporcionan la fuente de saber y, en consecuencia, de poder.
Con las redes sociales pasa lo mismo: son el mal absoluto (digo cada vez que puedo). La “expresión” personal no sólo es un instrumento de control social y político: genera, una vez más, transferencia de recursos hacia sectores improductivos, manipulación y profundización de prejuicios de todo tipo.
De modo que más allá del descalabro que significa este período en el que no se sabe bien quién es quién ni cuál es su papel en una tragedia repetida hasta la farsa, me felicito (y felicito a quienes comparten mi pedagogía) por el resultado de las encuestas previas a las PASO.
Es ridículo y autohumillante que un gobierno no sepa qué piensa de él la ciudadanía y tenga que pagar una encuesta para conocer la intención de voto. ¿No es el pueblo (sea esto lo que fuere) el fundamento de nuestra soberanía? ¿No son capaces los gobernantes de conocer el humor de los electores, el grado de sufrimiento que infringen o el nivel de felicidad que sus políticas patrocinan, de gobernar para ellos? ¿No saben ni siquiera eso y llaman a lo otro “populismo”?


sábado, 6 de abril de 2019

A lo mejor, resulta bien

por Daniel Link para Perfil

Una de las actividades del encuentro cordobés “Derechos lingüísticos como derechos humanos” del que yo participé la semana pasada fue el ciclo de acciones urbanas “Las Malas Lenguas”, al que invitaron a Gabriela Medrano Viteri y Felipe Zegers, ciudadanos de Chile, detenidos esta semana en Palermo porque dejaron no sé qué parlante en el hotel donde habían sido alojados. El encuentro (que ningún diario de Buenos Aires se dignó a registrar correctamente porque acá la mala fe reina) tenía como objetivo reflexionar contra las políticas miserables y/o paranoicas del Congreso de la Lengua, armado para satisfacer las demandas idiomáticas y empresariales de los Borbones (“modifiquen las leyes laborales”, reclamó Luis Felipe XXII, o como se llame).
A los chilenos los confundieron con terroristas anarquistas que planeaban un atentado porque se fueron al alba (tomaron el mismo vuelo que yo) y sin pagar (éramos invitados). Claro, es que, como dice el genial artista conceptual uruguayo Luis Camnitzer en su “Hacia una teoría del arte boludo” (2005) “La obra de arte boludo ideal y lograda deja de ser legible como perteneciente al campo del arte” y un parlante que recita la Declaración de Derechos Humanos con declinaciones inclusivas fue
leído como un acto de terror. Los boludearon, como se dice.
El arte siempre ha tenido que lidiar con el fracaso, la trivialidad, el kitsch, la boludez.
Para Luis Camnitzer, el arte boludo se diferencia de “un arte meramente estúpido (en términos de no-inteligente), emocionalmente inexpresivo, o trivial y obvio”. De las políticas de seguridad habría que empezar a pensar lo mismo. Existe incluso la banalidad del Mal (que se expresa en conceptos o en
acciones). La banalidad no minimiza la crueldad de sus efectos.
La trivialidad es optimista (pero no tiene futuro: opera en un puro presente). Por eso la música trivial es la que se deja oír en los casamientos, esas celebraciones del contrato civil entre partes societarias que administrarán (por muy pocos años) un patrimonio
ridículamente escaso (entre otras razones: por los gastos mismos de la fiesta).
Además del optimismo (“estamos en el camino correcto”), la trivialidad tiene otro predicado más perverso: se pretende inofensiva.
La trivialidad dice poco o nada, provoca un entusiasmo medio, se instala en la mediocridad de lo repetido sin variantes, apela a la sonrisa cómplice. ¿Quién podría enojarse con lo trivial, que a nadie ofende? Pero nada es más terrible que la aniquilación de las pasiones: “a lo mejor resulta bien” reza una canción que es un ejemplo de trivialidad y que Pato, la de la carnicería, tararea para adentro.
No me animo a decir, como Giorgio Agamben: “Nosotros no somos terroristas; pero eso que ustedes llaman terroristas, eso somos”. Ahora, eso sí: mirá que son estúpidos, che.


sábado, 30 de marzo de 2019

Elcano y Virrey Avilés

Por Daniel Link para Perfil


No sé por qué dijo Elcano el Sr. Macri. Es zona plagada de virreyes: Avilés, Arredondo, Olaguer y Feliú, Loreto. En todo caso, lo felicito por haber evitado caracterizar al “Descubrimiento de América”, ese punto de partida de un genocidio, como una “gesta”. Aunque si lo que quería era comparar alguna aventura pretérita con la situación actual de Argentina (esa otra “gesta”), no habría sido faltar a la verdad: somos víctimas de un meditado proceso de exterminio.

Los Borbones vinieron a cuidar sus negocios idiomáticos. El Sr. Macri les ofreció todavía más: vuelvan con sus empresas españolas a fundir lo que no fundieron antes. Ya antes le había otorgado al rey Felipe el Collar de la Orden del Libertador San Martín (un gesto de genuflexión sin antecedentes en la de por sí genuflexa historia argentina).

Yo partí raudo a Córdoba, invitado por mis amigues, a defender la autonomía lingüística de los americanos. Recordé que en octubre de 1899, Rubén Darío publicó en La Nación un artículo en que puede leerse una declaración contundente sobre la separ-acción respecto de la monarquía española en el siglo XIX: “Los glóbulos de sangre que llevamos, la lengua, los vínculos que nos unen a los españoles, no pueden realizar la fusión. Somos otros. Aun en lo intelectual, aun en la especialidad de la literatura, el sablazo de San Martín desencuadernó un poco el diccionario, rompió un poco la gramática”.

La idea de una lengua desencuadernada se repite en Cortázar, desde siempre movido por el deseo (utópico) de construir una lengua que no sea una de las “momias de vendaje hispánico”, sino que “lleve algún día a un estilo nacido de una lenta y ardua meditación de nuestra realidad y nuestra palabra”.

En Rayuela, Horacio Oliveira “fue a buscar el diccionario de la Real Academia Española, en cuya tapa la palabra Real había sido encarnizadamente destruida a golpes de gillete”. Joder —dijo admirativamente Oliveira. (…) «Es realmente la necrópolis», pensó. «No entiendo cómo a esta porquería le dura la encuadernación.»

Rayuela también reproduce una página de la revista Renovigo, publicación mexicana que abogaba por una reforma ortográfica racional. La “lengua ispamerikana” se escribe así: “no teníamos notisia de ke se ayara en kama”. Renovigo, en la década del 40. Hoy nuestros jóvenes, en los celulares. ¿No sería hora de tomarse en serio esos ejercicios y salir a espantar virreyes?



sábado, 16 de marzo de 2019

Identificaciones narcisistas

por Daniel Link para Perfil


Hemos llegado a un punto en el cual ya no podemos engañarnos más: no tiene sentido hablar de “grieta” si antes no se analizan los procesos de identificación narcisista entre la masa (una u otra) con tal o cual líder político y no se comprende que esa identificación ya no reposa en la representación sino en una identificación en toto.
La identidad del gobernante y el gobernado es el espejo en el que el rebaño se vuelve pastor colectivo y en el que el pastor se disuelve en su rebaño, en el que la libertad coincide con la obediencia, la población con el soberano, la ley con su víctima. La reabsorción del gobernante y el gobernado uno en otro es el gobierno en su estado puro, ahora sin forma ni límite.
Lo que en el fondo se pretende cuando se habla de democracia es la identidad entre gobernantes y gobernados, sin importar cuáles sean los medios por los que se obtiene esta identidad (ni, por cierto, para qué se ejerce el poder). Por eso hay “grieta”, porque no hay representación sino identificación. 
De allí las extrañas relaciones entre el abominable mundo del fútbol y el execrable mundo de la política: ser de Boca, o San Lorenzo. Se trata de una identidad continua, de una adherencia, más irrenunciable que el género o el nombre propio. Y ese ser es idéntico para gobernantes (jueces, diputados, espías, presidentes) y gobernados, es la gobernanza automática y reversible (los amos se adornan con atributos del esclavo y los esclavos se creen los amos).¿Cómo es posible que se siga ignorando que ya no importa nada el poder de Estado, sino el gobierno en cuanto forma de poder específica y diluida (todos somos responsables). ¿Para qué votar? Ahórrennos el mal trago.
La “pesada herencia” no fue nunca de orden económico sino estratégico: era un manual para gobernar, con instrucciones ininteligibles. La “grieta” es el resultado de operaciones complejas de subjetivación que nos vuelven meros repetidores (como se habla de “estaciones repetidoras”) de enunciados de valor más o menos equivalentes, siempre abstractos y vacíos (¿quién conoce un programa de gobierno?).
Para no irritar a los trolls, tomemos el ejemplo del “neoliberalismo”, la era de la desterritorialización ilimitada de Thatcher y Reagan. Hoy vivimos la reterritorialización racista, nacionalista, sexista y xenófoba de Trump, que ya se ha hecho cargo de todos los fascismos nuevos. El sueño americano se ha convertido en la pesadilla de un planeta insomne. Pensar que la primera ola neoliberal y la segunda son idénticas es ignorar la forma del mundo. Pensar que no puede haber liberalismo populista es ignorar las trampas de la retórica.
Bien mirada, la “grieta” es una guerra civil de baja intensidad que no enfrenta ni comunidades ni clases ni proyectos, sino meramente identidades continuas: queremos ser gobierno.Por eso, ¿dónde encontrar la política, que no sería sino un impulso radicalmente destituyente, y que hoy está completamente fuera de todo espacio partidario electoral? Naturalmente en el universo de la mujeres, que no operan por identificación imaginaria (“somos todas iguales”) sino por colocación estratégica y por cálculo táctico. 
La huelga general de las mujeres parte en dos a la sociedad y no importan tanto las razones de la causa (digo mal: sí importan, pero su efecto es más importante), sino la escisión y el terror que provocan, la hipocresía a la que obligan a los Tinellis y a los Patos.
Hoy son las mujeres las que disponen de los saberes técnicos estratégicos que posibiliten “bloquearlo todo” (empezando por el microfascismo de la razón reproductiva) para liberar la pasión de experimentar una vida otra.
El movimiento obrero fue vencido (y la figura “Obrero” aniquilada en su potencia) cuando perdió no su conciencia de explotado, que no le era específica, sino su dominio técnico de un modo de producción particular.
Hoy sólo el nombre “mujer” es capaz de una gestión técnica de si (y por lo tanto de todos) verdaderamente transformadora.
Estas líneas completan algunos razonamientos de A nuestros amigos del Comité Invisible y “À nos ennemis” de Éric Alliez y Maurizio Lazzarato. 

sábado, 9 de marzo de 2019

El punto ciego

Por Daniel Link para Perfil

Nuestro más sentido pésame para el Sr. Mauricio Macri, cuyo padre murió un día después de que él pronunciara el mejor discurso de su vida política. Nos queda la duda, que tal vez sea también la suya, sobre si su padre oyó ese discurso y si fue capaz de escucharlo, de experimentarlo en toda su violencia (que era simétrica de la violencia de quienes lo escuchaban como primeros destinatarios, la Asamblea Parlamentaria). Corramos un tupido velo de pudor sobre el asunto y pasemos a otro tema.
Asumamos (aún cuando todas las evidencias parecen indicar lo contrario), que el Sr. Macri definió adecuadamente su gestión y la de sus ministros: agua limpia, asfalto, puentes, aeropuertos, parques nacionales, conectividad, AUH, calidad de enseñanza, etc.). Sigue habiendo un punto ciego: la economía, cuya gestión se encomienda a un ministro que, justo es decirlo, transita entre la estupidez, la ignorancia y la mala fe, confundiendo su accionar con el del Banco Central, que es otra cosa.
Admitamos (es necesario argumentativamente, aunque las evidencias...) que la solución del Banco Central a los problemas de la inflación y el tipo de cambio son correctas. Con este panorama, ¿cuáles son las políticas económicas más adecuadas para el desarrollo o, por lo menos, para evitar el estancamiento de la producción, el trabajo y el consumo? Cri, cri. El ministro no dice nada. Lo único que él sabe es garantizar la buena relación con los acreedores. ¡Pero eso no puede sostener un ministerio! Cualquier almacenero lo sabe: para mantener a los acreedores contentos, hay que pagar. Y punto.
No se entiende, en el batibarullo de agresiones cruzadas que nadie (ni los políticos, ni la prensa, ni los sindicatos) pida la cabeza de un ministro que, a todas luces, ha demostrado su incompetencia. Raro que en un país que ha hecho de la caza de ministros de economía un saludable deporte, el “echen a Dujovne” no se oiga.


sábado, 2 de marzo de 2019

Las cosas que hay que oir


¡Hagan algo!

Por Daniel Link para Perfil



Y apareció un obrero (uno) y se pudrió todo. Y el soberano tartamudeó más que nunca “el año pasado, el año pasado”, y no pudo contestar el simple reclamo: “Hagan algo”. Hubiera dicho: estamos haciendo, estoy haciendo, estoy vendiendo mi fortuna para crear un fondo de asistencia y capacitación al obrero, porque me importa más el futuro de la patria que el futuro de mis empresas. Hubiera dicho: sé que soy culpable de todo, sé que los inútiles de los que me rodeo se dicen ministros pero no son más que bufones tarambanas que mandan los partes diarios del Reino a la sede del Imperio y se quedan esperando la aprobación por sus piruetas de salón de fiesta.

O lo hubiera abrazado fuerte y, fundido en un abrazo el obrero con el soberano, la historia habría entrado en un ralentí hasta detenerse totalmente, para empezar de nuevo, ahora sí, con esperanza. Estamos juntos, vamos a hacer algo.

El obrero no exigió “¡Váyanse!”, pidió “Hagan algo”. Y el abrazo que le dio el soberano fue casi un empujón, un “tomátelas”, incluso un pésame: lo siento, lo siento tanto, te acompaño en el sentimiento, andá a enterrar tus esperanzas. Y siguió adelante con la payasada de que está gobernando y de que tiene una idea, alguna, de lo que podría hacerse por el abandonado a su suerte.

El obrero podría haber preguntado: ¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra? ¿A dónde fueron los albañiles la noche en que fue terminada la Muralla China? Para qué, si el soberano no tiene respuestas para el simple y patético “Hagan algo”.

El obrero se dio cuenta del significado de ese abrazo de pésame y consolación hipócrita y se retiró murmurando “la concha de mi hermana”. En la legendaria Atlántida, la noche en que el mar se la tragaba, los que se hundían, gritaban llamando a sus esclavos.

Ya llamarán de nuevo, los monarcas hundidos, a sus súbditos. Se están hundiendo por el peso de plomo de las respuestas que se guardan.



sábado, 1 de diciembre de 2018

La carta robada


Por Daniel Link para Perfil

En el cuento “La carta robada”, Edgar Allan Poe nos da un indicio.
La carta que un ministro siniestro ha robado a una persona regia, para comprometerla y tenerla a su merced, no aparece por ningún lado. La policía ha cuadriculado el espacio y lo ha revisado milímetro por milímetro: debajo de cada tabla del piso, detrás de cada moldura en la pared.
Desesperada, la justicia burguesa convoca al Chevalier Auguste Dupin, quien visita al ladrón y, después de un intercambio más bien anodino, descubre dónde se encuentra la carta, que reemplaza por una falsa, para que el ministro crea que conserva algún poder, cuando ya lo ha perdido todo.
Jacques Lacan, como se sabe, encontró en el cuento sugerencias para caracterizar la práctica analítica: el secreto se vuelve visible si uno es capaz de mirar con los ojos de otro. Lo que quiere decirLa carta robada” es que una carta llega siempre a su destino.
Desde Poe hasta nosotros, las personas regias ya no son el fundamento de la soberanía. El pueblo es el soberano, y los gobernantes actúan por mandato y delegación. Pero, pareciera, al pueblo se le sigue robando. Los ladrones dicen: es que necesitamos robar para precisamente poder garantizar la soberanía popular. Robamos porque el capitalismo es, en si mismo, un régimen confiscatorio y alienante. Sea. Pero, ¿dónde está el producido en esas campañas redistributivas?
El juez busca los dineros robados por el ministro, nos dicen, porque sin ellos no habrá posibilidad de condena. Los dineros no aparecen. El ministro se envalentona y pregunta: si esos dineros existieron, ¿dónde están? Las máquinas levantan la tierra de los campos, los martillos destrozan las paredes, los perros entrenados huelen las bóvedas y las catacumbas de los conventos. Y no aparece nada.
Pero basta mirar alrededor, con los ojos de otros, para darse cuenta. Los ojos, por ejemplo, de la Cámara de la Construcción, que tanto colaboró para sostener al gobierno del pueblo. Y hay que mirar precisamente allí donde los constructores detienen su mirada, lo que sus pestañas conmovidas acarician a la distancia: Puerto Madero y sus emprendimientos de lujo, sus coworking spaces, sus World Trade Centers, sus Towers, sus amenities y sus intelligent buildings que ofrecen “una calidad de vida reservada a los más exigentes”. Puerto Madero, esa iniquidad, esa boca del Infierno, es nuestra carta robada. No hay que buscar: todo está ahí a la vista.
¿Qué estamos esperando? ¿Que lo diga un juez? La justicia puede ser idiota, pero sigue siendo burguesa y conoce sus limitaciones. Una cosa es protestar por el latrocinio contra el soberano. Otra, muy distinta, es intentar recuperar para el pueblo esos ladrillos que tanta falta le hacen y que le daría, a ese barrio muerto y helado, una vitalidad que jamás podrá alcanzar de otro modo.


sábado, 6 de octubre de 2018

Papel mojado


Por Daniel Link para Perfil

Volver a la patria es volver a un entramado de teorías envenenadas, conspirativas, novelescas. Cualquiera tiene todas las piezas del rompecabezas en la mano, pero cada quien las dispone como quiere y la figura queda igual de bonita. ¡Aplausos!
Escuché una teoría preciosa sobre el asunto Cuadernos Fotocopiados. Sería, si nos atenemos a algunos nombres de empresarios, según el Turco Asís, la reproducción de la milenaria hostilidad entre la Italia del norte y la Italia del sur, transpuesta al suelo criollo, digamos: acocolichada. La Ndrangheta calabresa contra la Sacra Corona Unita, para decirlo en términos mafiosos.
Por supuesto, está el caso de la mascota elegida para los Juegos Olímpicos Juveniles, que hoy comienzan: se llama Pandi (?) y es un... ¡gato! Dicen que eso pasó por haber tenido tanto kirchnerista militante en las terceras y cuartas filas de los organismos.
Sobre el FMI no vale la pena detenerse, porque o se trata de un error gigantesco o todo está hecho a propósito, pero en todo caso, el efecto es el mismo: nos secamos lentamente en el horno, junto con los pesos desaparecidos del mercado.
Pero hay un efecto colateral: la aparición de unos dólares mojados. Hay quien dice que son los dólares enterrados que sirven hoy para pagar actos contrarios al gobierno (que no son los mismos que hace el propio gobierno). Otros dicen que son dólares que vienen de Venezuela.
Propongo otra teoría: son dólares mojados por las lágrimas de los argentinos, que no pueden salir de la tristeza. 


jueves, 4 de octubre de 2018

¿Aléjate, qué?



Respecto de sus dichos despectivos por la nacionalidad de las jóvenes, explicó: "Me tildan de xenófoba y la cuidadora de mi mama es peruana, la señora que limpia es paraguaya tuve amigos ecuatorianos, lo que menos soy es xenófoba".

sábado, 15 de septiembre de 2018

Las palabras y las cosas


Por Daniel Link para Perfil

No comparto la opinión de que los discursos del Sr. Macri son pobres conceptualmente. Por el contrario, los considero extraordinariamente densos. En su última alocución a la ciudadanía, subrayó repetidas veces y con todo el énfasis posible que hay que vivir y conformarse con lo que se tiene y no aspirar a más. Hay que saber cuál es el propio lugar en el mundo y asumirlo como destino. Es una posición filosófica con una larga tradición a lo largo del siglo XX y que tiene que ver con la relación entre el ser y la facticidad.
Se es sólo en relación con determinadas condiciones de existencia. Se puede querer o no el propio ser ahí, dijeron algunos filósofos. Otros, en cambio, creyeron que el ser ahí era una condena definitiva. Los campos crematorios son la consecuencia de esa segunda convicción filosófica.
Conformarse a lo existente, vivir con lo que se tiene, no imaginar un mundo diferente o una relación más plástica con los semejantes, eso nos recomendó el Sr. Macri y ese consejo no es una mera instrucción de economía doméstica, sino una posición ante lo imaginario.
Las posiciones hedonistas, el carpe diem, los postulados de vanguardia (en lo que se refiere a las políticas sobre el Estado o a las micropolíticas sobre el género, las minorías raciales o los desclasados), los sueños y las apuestas a un futuro mejor son irresponsabilidades que ya no podemos permitirnos.
El Sr. Macri, con todo el dolor del alma, ha aceptado la responsabilidad histórica de decirnos que debemos ser lo que somos y nada más oorsque todo lo demás conduce a la catástrofe.
Un poco por eso, las alocuciones presidenciales prescinden de la retórica, del relato, incluso a veces de la corrección sintáctica y de la correcta pronunciación. Esas florituras serían contrarias al concepto que se defiende: lo que se es como destino. Y el ornamento, incluso el discursivo, es contrario al progreso y nos acerca al abismo. 


sábado, 18 de agosto de 2018

El nombre de la Bestia


Por Daniel Link para Perfil
Ahora que estamos a punto de lanzarnos a un abismo de imprevisibles consecuencias, les argentines debemos recordar que la imprevisibilidad no es tanto un déficit como una ganancia, a largo plazo, sobre todo en un mundo dominado cada vez más por las potencias de la predicción (encuestas, proyecciones, cálculos matemáticos) y la burocracia de lo que ya se sabe, de lo que ya se hizo.
La potencia bestial de un código que conocemos con el nombre de Algoritmo determina no sólo lo que somos sino también lo que podemos y queremos hacer. Un arma de destrucción matemática, como ha sido subrayado recientemente por Cathy O’Neil en un libro impresicindible, Weapons of Math Destruction.
Seamos o no conscientes de ello, los algoritmos dominan nuestra vida cotidiana, pública, sentimental. El algoritmo más célebre es sin dudas el que permitió a Google imponerse en el sector de los motores de búsqueda, constantemente modificado y mejorado para brindar el resultado más aproximado al “deseo” del internauta. Facebook (también conocido como Belial o Samael) utiliza un algoritmo que analiza todos los datos de sus usuarios para ayudarlos a establecer relaciones y contenidos “adecuados a sus intereses”. La campaña de Donald Trump se sirvió de datos de las firmas de mercadotecnia para identificar los lugares con mayor tasa de pelotudos, es decir: electores susceptibles de ser convencidos por los argumentos de un candidato. Olivier Ertzscheid ha advertido: “Cada vez que consultamos Facebook, Google o Twitter, nos exponemos directamente a la influencia y las decisiones que toman por nosotros los algoritmos”.
Un algoritmo es una serie de instrucciones que permiten obtener un resultado. De algún modo, actualizan la utopía performativa sobre cómo hacer cosas con palabras y ni los expertos escapan al influjo de la ciencia ficción: Dominique Cardon llamó a su libro sobre el tema Con qué sueñan los algoritmos, en la estela de Philip Dick.
El algoritmo termina desarrollando una burbuja cognitiva que le permite al usuario ver el mundo tal como él cree que es.
Por suerte, nos queda una esperanza: los algoritmos (y la inteligencia artificial con ellos asociada) son incapaces de diferenciar la verdad de la mentira. Cuanto más se mienta en Internet, tanto más se estará resguardando el resto de subjetividad que uno quiera porque podemos acordar con Deleuze y Guattari en que “se podría decir que un poco de subjetivación nos alejaba de la esclavitud maquínica, pero que mucha nos conduce de nuevo a ella”.
Haber claudicado por pereza a registrarnos en todas partes con la misma dirección electrónica o haber renunciado a la mentira digital tiene como consecuencia un exceso de subjetividad que nos vuelve esclavos ya no de una clase social, una formación ideológica o discursiva, o un Estado autoritario, sino de un mecanismo de subjetivación e individuación, el algoritmo que, fantaseo un poco, había previsto Marx en el Manifiesto Comunista cuando señaló que el capitalismo había “sofocado el sagrado embeleso de la ilusión piadosa, del entusiasmo caballeresco, en las aguas heladas del cálculo egoísta”, con una pequeña corrección: el cálculo no es egoísta sino generosísimo, porque se aplica por igual a todes y cada uno de nosotres.
Nuestro futuro supone, en última instancia, una alta cuota de desorden y de monstruosa desclasificación (un salto al vacío). Concebida como una aparición fantasmática o monstruosa, la conciencia y la subjetividad que nos queda se deja llevar (deriva) por ese desorden de la clasificación.
Lo que habitualmente percibimos (en el discurso, en los paisajes, en los movimientos de las masas y de las manadas) son los choques de energía. De ese choque surge una bola de fuego o una columna de luz: en todo caso, algo que nos ilumina, que revela los mecanismos de identificación y distancia que hay entre las diferentes posiciones que todavía permite nuestro espantoso tiempo (y, contra lo que podría suponerse, las permite todas).
Contra esa libertad se levanta el algoritmo, arma de destrucción masiva. Sabelo: cuando el algoritmo te detecte, te buscará para matarte.


sábado, 11 de agosto de 2018

Educar al soberano


Por Daniel Link para Perfil



La foto es penosa. Dan ganas de largarse a llorar. Se ven cuatro contenedores alineados a cada lado de un baldío de tierra, cada uno de ellos con una puerta y dos ventanas enrejadas. Al fondo, unos árboles tristes y un cielo lechoso. No hay mástil ni bandera. Pero el epígrafe de la foto dice: Escuela Nº 84 de Moreno.

Un video que acompaña la foto deja ver el interior del contenedor de chapa, pintado de blanco, donde una estufa a gas chorrea gotas de fuego.

Cuartel V tiene 80 mil habitantes y está a 23 kilómetros de Moreno. Los Hornos, donde funciona la escuela, es uno de los diez barrios que integran la localidad. En marzo, la matrícula fue de 636 chicos.

Cuando llueve las calles de tierra se convierten en un pantano imposible de sortear.

La vicerrectora, Fernanda Villareal, explicó la peculiar arquitectura de la escuela: “Acá se instalaron diez aulas modulares, una cocina y una biblioteca. Pero este año decidimos convertir la biblioteca en dos grados aula para darles más espacio a los chicos de primer grado, que recién se integran a la primaria. En la dirección funciona todo: la cocina, biblioteca y gabinete".

En todo el mundo han comenzado a utilizarse contenedores como “soluciones habitacionales” y como espacios comunes. Pero lo que la foto muestra no es un “edificio modular” pensado para una función determinada, sino la claudicación y la opción por el mero amontonamiento.

La “escuela” podría ser un campo de concentración o de refugiados. En todo caso, una precaria instalación después de una catástrofe.

Llénense los contenedores de la mejor historia, la mejor geometría, la mejor historia del arte y la mejor poesía. De todos modos, los alumnos aprenderán esta lección: “sólo merecemos esto”.

La Sra. Vidal y las autoridades educativas de Cambiemos deberían tener en cuenta que ni la Dictadura cayó tan bajo. Los edificios escolares deberían indicar que otro mundo es posible.


martes, 7 de agosto de 2018

Campo de concentración


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