ÁNGEL CAÍDO
Rozo mi cuerpo con mis manos
y mis ojos insomnes te descubren.
Desde el fondo de mi abismo,
ensayo una crepuscular caricia
y entre las sombras áridas
mis manos se desgranan mustias.
Lucho contra el vacío y mi naturaleza.
Percibo el tajo en mi espalda:
Soy un ángel de fantasmal presencia.
¿En qué batalla perdí mi ala?
Las mínimas cumbres de mis vértebras…
¿Dividen mi espalda en dos llanuras?
Una es bella y de plumas vestida.
La otra, con el tajo sangrante de una herida.
¿Qué demonio mítico me mutiló en las sombras?
Ahora, en esta noche de esperanzas plena,
¡La silueta de tus manos son mi consuelo!
Quizás tallen mi ala rota con amoroso celo.
Marta Alicia Pereyra
04-04-24, Morteros