Hace tiempo que el frenético ritmo de filmación de películas que Nicolas Cage emprendió después de arruinarse le convirtió, en sí mismo, en un género. Es ya un tópico clásico hablar de "una película de Nicolas Cage". No son de acción, no son thrillers. Son "de Nicolas Cage". Y ese género empeora cada vez más. Tokarev es una de las peores películas que ha hecho el actor en la última década, y eso que hay bastante donde elegir. Y ya no es que sea mala porque Cage se haya empeñado en interpretarse a sí mismo siempre malencarado, absolutamente intercambiable entre una película y otra. Es que Tokarev naufraga en demasiados elementos como para tomársela en serio. El guión es un desatino importante, con enormes lagunas narrativas, con personajes que se sacan de la pantalla cuando sobran, con explicaciones que están lejísimos de ser satisfactorias, e incluso fallos de continuidad y de montaje. Son sólo 98 minutos y se hacen largos. Con eso está dicho todo.
Pero aún así se pueden decir muchas cosas. La primera obliga a reincidir en la importancia capital de Nicolas Cage, porquesu presencia hace que sus películas ya no se puedan tomar en serio desde hace muchos años. Incluso aunque de vez en cuando haga alguna salvable (como Señales del futuro, a pesar de su poco satisfactorio final), o incluso una de esas malas películas en las que uno se lo pasa bomba (Furia ciega). Pero es que son tantas malas películas, saltando siempre entre el thriller, la aventura y la fantasía, que resulta difícil incluso sentarse ante una cinta del actor con ciertas pretensiones de encontrar algo digno. Y eso que no deja de rodearse de actores interesantes o al menos conocidos, pero no hay manera. Va a alcanzarse un punto en el que Cage se va a convertir en el mejor actor cómico involuntario del cine contemporáneo, porque por dramáticas o intensas que sean las escenas que interpreta es imposible recibirlas como en teoría están planteadas en los guiones.
Ahí, en todo caso, está la clave del naufragio de Tokarev, en su guión, muy por debajo de lo que pueda ofrecer Cage, que es culpable de aceptar la película pero no de sus demás errores. Para empezar, la película tarda un mundo en arrancar. Sin conocer la sinopsis, es una misión imposible saber de qué habla el filme en una larga y no demasiado justificada introducción (que no es cuestión de comparar, pero a uno le viene a la cabeza cierta película de Clint Eastwood que tiene una premisa ligeramente parecida...). Luego, realmente no se sabe dónde va. De lo que viene después se da una explicación espléndida en uno de los diálogos de la película, cuando se habla de la facilidad con la que se dispara para después acabar haciendo preguntas. Eso es Tokarev, que no en balde lleva por título el nombre de una pistola. Muchos disparos, un poco de violencia, personajes superfrluos (que alguien le dé una película decente a Rachel Nichols, que desde G. I. Joe acumula muchas mujeres floreros) o de relleno (qué pena ver así a Danny Glover) y explicaciones rocambolescas.
Si todavía tuviera un ritmo decente o unas escenas de acción bien llevadas, algo de chispa en el guión o algún personaje que sobresalga por algún motivo, la película todavía se podría agarrar a algo. Pero por desgracia no es el caso. Tokarev quedará sumergida en el mismo pozo en el que se olvidarán otras tantas películas de Nicolas Cage como Bajo amenaza, Contrarreloj (muy probablemente la peor de la filmografía más reciente del actor) o El pacto, que son títulos con los que comparte bastante elementos en común en cuanto a su historia, sobre todo con la segunda (una venganza que mezclan elementos familiares y de la mafia), y con respecto a los cuales se sitúa incluso por debajo, lo que ya es decir recordando el bajo impacto que generaron ambas. Desde cualquier punto de vista, insalvable como thriller de acción. Como película de Nicolas Cage, casi se puede decir que está en la media, aunque algo por debajo. El género empeora cada vez más.