Marin Marais, un jovenzuelo del coro de la iglesia de Saint-Germain-l'Auxerrois de París, ya es demasiado mayor y le ha cambiado la voz. A los 16 años abandona el coro. Quiere perfeccionar su conocimiento sobre la viola de gamba (vihuela de arco o violón) y va al mejor maestro, Sainte-Colombe, un hombre austero. Tanto que poco se sabe de él, ni su nombre, sólo un par de apuntes sobre su vida a través de sus discípulos. Pero lo que sí se sabe es que a la muerte de su mujer, dejó París. Se sabe que era un verdadero virtuoso, un hombre que rechazó tocar para Luis XIV, que tocaba para los árboles y los peces, que oía música en cada movimiento de la naturaleza y en cada ser humano. Y este hombre, un verdadero MÚSICO, aceptó (no a la primera) tomar como alumno a Marais, un muchacho que pretendía huir de la miseria a través de la música.
Y, con estos mimbres históricos, Pascal Quignard hizo una novela y, luego, un guión para una película que dirigió Alain Corneau, Todas las mañanas del mundo, sobre un Marais que rememora, cercano ya a la muerte, su vida, su aprendizaje y su historia a través de los siglos XVII y XVIII.
[[VIDEO]]L'Arabesque de Marin Marais
L'Arabesque de Marin Marais, tocado ante el maestro Sainte-Colombe (escena de la película)
IMDb, críticas en FilmAffinity, Wikipedia española: Marin Marais y Todas las mañanas del mundo y dos estupendos y amplios artículos sobre la película (mejor leerlos a posteriori, tal vez): del blog Arte y Literatura y de la revista por internet Filomúsica.
Destacar que la banda sonora está hecha, por supuesto, con las piezas originales de los músicos que se recrean en la cinta.