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21 de junio de 2016

Sueños perfumados de princesa (REC)

Cuelgan de las cuerdas de la del quinto, como cada día entre semana, bonitas historias de amor envueltas en inmaculadas sábanas perfumadas con jazmín; dos o tres, quizás cuatro si ha habido suerte. Los sábados toca colada familiar; tristes ropajes perfumados con lágrimas de una madre que soñó con ser princesa.

10 de abril de 2014

Proyectores de sueños (REC)

Le deseé que tuviera un buen turno. Se barruntaba que esa noche sería movidita. Dejé anotado en el cuadernillo algunos incidentes que se habían producido a última hora de la tarde. Si observaba los monitores vería que ya no quedaba nadie por las calles. El sensor REM de petición de sueños se estaba empezando a disparar. Le preparé también, con la intención de que lo usara, un paquete de sueños cíclicos, por si se quedaba sin recursos. Hace tiempo que ningún novato la caga en su primer día. Cogí un bol gigante de palomitas y esperé a que todos los durmientes despertaran de su peor pesadilla.

22 de enero de 2014

La cajita de los sueños (REC)


Pero esta vez, ella lloró al despertar. Otra vez estaba él a su lado. Una pesadilla. ¿Todo volvería a ser como antes? Buscó en el cajón de la mesilla de noche la cajita de los sueños. La metió sutilmente entre las sábanas. Acarició el relieve de la tapa. Allí estaba ella, una dama vestida de blanco con una elegante sombrilla; un carruaje negro tirado por esbeltos caballos cruzando el bulevar. Giró la tapa y buscó la apertura que la llevaría a un nuevo mundo. Masticó la última cápsula que había en su interior. Cerró los ojos y despertó sola, sonriendo; quizás por última vez.

6 de noviembre de 2012

Cumplir un sueño (Finalista)


Desde que mi padre me lleva a ver partidos de baloncesto, no dejo de soñar en que algún día me convertiré en un gran jugador de básquet, tal vez de la selección, o quizás de la NBA.
Una luz deslumbra todo... la cancha está abarrotada y nada más encenderse los focos el público grita mi nombre. Mis brazos se agitan... gritan mi nombre más fuerte cuando levanto las manos. Mi cuerpo se abalanza hacia adelante... esquivo a mi rival; el partido recién comenzado y mi primer machaque a la canasta. Siento un fuerte golpe... un jugador me agarra por el cuello y me lanza al suelo. Doy varias vueltas... mi cuerpo empapado en sudor resbala por la pista y tras varias vueltas me estampo contra las vallas publicitarias. Unas luces amarillas parpadean, se acercan... el marcador está parpadeando en el último segundo; estamos a un punto para ganar; tengo que encestar los dos tiros personales; boto la pelota. Miro a mi madre... está callada, no me mira. Miro a la izquierda... mi padre tampoco me mira, parece triste; tengo que encestar y ganar para hacerlo feliz. Me cuesta respirar... mantengo la respiración mientras lanzo y encesto. Dejo de respirar; miro a mi madre y a mi padre; y lo entiendo todo... miro arriba y veo a mi abuelo; salto hacia el cielo rompiéndolo en mil añicos; quiero abrazarlo desde las estrellas; no me deja; me dice que aún no ha llegado mi hora; que luche; que cumpla mi sueño.

26 de marzo de 2012

Telaraña de esperanza

El final de cualquier anochecer la sorprenderá tejiendo sueños frente a la luna. Con sus ganchillos desgastados por el tiempo, cuenta en susurros las cruces que va dando con la lana de las ovejas que Anita cuenta para dormir. No hay descanso para la tejedora, que plasma en una infinita telaraña todo lo que Anita sueña. “Uno, dos y tres vueltas de azules amapolas. Cuatro, cinco y seis saltos a la comba que llega al cielo. Siete, ocho y nueve castillos encantados.” Le parece mágico que todavía existiesen sueños tan puros en aquella niña que tanto veía sufrir. Noche tras noche teje más y más sueños para intentar que no salgan de ella. Cada noche le cuesta más. Sabe que al final la descubrirán, y todo intento por evitar que los sueños salgan de Anita será en vano. Pero seguirá en su empeño de proteger, con la telaraña, a la humanidad del contagio de sus sueños. Si se escapara tan solo uno... llenaría el mundo de esperanza.

16 de febrero de 2012

Dibujando sueños.

-Se dibuja una sonrisa mellada, se pinta un poco de pelo en las piernas y listo.
-Sapos, culebras, arañas, escarabajos...
-Le podríamos también arrancar un brazo y que naciesen ortigas de él.
-Ron, ron, ron; hacen ron, ron, ron, los gatitos al lavarse y a su modo engalanarse, ron, ron, ron...
-No podemos hacer crecer ortigas, ¡nos picarán a todos!
-No grites o se enterará.
-Le quemamos el pelo. No se dará cuenta
-...escorpiones negros que comen mariposas...
-Claro que me estoy dando cuenta ¡imbéciles! ¿Es que no me veis?
-Cariño, cierra la puerta con cuidado; vamos a la cama; hoy están muy tranquilitos.

18 de enero de 2012

Soñar con...

 
Soñé que un hada me susurraba al oído todos los secretos del universo. Mientras, otros seres tocaban una melodía, que aunque sólo tenía una nota continua, era la más hermosa que había escuchado. Ahora recuerdo otro sueño en el que también ¿la cantaban?, pero no sonaba tan bien, pues en este sueño estaba el hada, que no podía ver, sin parar de susurrarme sus secretos.
En los instantes antes de despertar, justo en esa franja donde uno es consciente de sus sueños y de la realidad al mismo tiempo, empecé a asimilar todo lo que el hada me había contado:
Todo está construido de la misma “materia”, tanto energía, átomos, sentimientos, sensaciones, recuerdos, pensamientos, luz, oscuridad, todo, nada, lo que hay entre todo y la nada, tiempo, espacio, yo, tú, el hada, la música, la existencia, mi existencia… Y lo más curioso de todo es que formamos parte de esa “materia” o mejor dicho, somos esa “materia”, pues está todo conectado. Somos lo que queremos que seamos. No hay ni paz ni odio, ni dios ni creación. El hecho de no existir es ya existir.
Todo empezó a tomar sentido y me vi inmerso en un todo indescriptible en el que yo lo era todo y a la vez nada. Esa conexión que hay es el verdadero sentido de la vida. No me tengo que preocupar de mi muerte, porque no existe, ni de la vida porque tampoco existe, ni siquiera de los sueños, porque en realidad son la misma cosa. Tomé parte de todo el universo, aunque en realidad yo era el universo…
Justo cuando empecé a sonreír, tumbado en mi cama, el hada desapareció, y la melodía dejó de sonar. Estuve varios segundos sonriendo, y cuando abrí los ojos, todos los secretos que me había revelado el hada, desaparecieron. Sólo me quedé con una cosa, con la sensación de que la vida es menos compleja de lo que nos hacen creer, del resto… no me acuerdo.
 
Relato de un sueño para el blog de quejica: