El
lápiz con el que ella, cada mañana, se lo dibujaba, había
amanecido astillado. Aún así le volvió a dibujar su pequeño
corazón. rojo
Garbancito es un ser pequeñito, el cual un día se escondió en una lechuga para poder así devorar, poco a poco por dentro, a la vaca que se lo tragara. En su última hazaña perdió su pequeña libreta. Por lo poco que he podido leer y entender, entre sus múltiples aficiones está la de escribir microrrelatos.
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20 de septiembre de 2016
6 de noviembre de 2014
El barbero de Caronte (REC 3/3)
El muñeco fue el primero en cerrar los ojos. Después la chica que tenía tatuada en mi hombro. Intenté cerrarlos yo también, pero ya no tenía párpados. El barbero me los había cortado con la navaja que ahora deslizaba por su lengua. Desvié la mirada. Entonces se abalanzó sobre mí y empezó a cortarme la oreja mientras hundía su lengua dentro. Me desperté envuelto en lo que en principio parecía sudor. En una mano tenía los dos párpados y en la otra mi oreja. El muñeco y la chica del tatuaje abandonaron el cubículo cogidos de la mano del barbero que no aceptó como pago dos monedas de plata.
5 de noviembre de 2014
Cuando todo duerme.(REC 2/3)
El muñeco fue el primero en cerrar los ojos. Después el coche de bomberos silenció la sirena; el castillo de princesas subió el puente, cerró sus ventanas y apagó las luces; la bailarina paró de girar cuando se terminó la música. Entonces salí de la roída caja de cartón y, sigilosamente, empecé a tirar de la sábana. Y recé. Recé para ver si esa noche podía arrastrar hacia mi boca algo más que simples sueños.
4 de noviembre de 2014
Declaración (REC 1/3)
El muñeco fue el primero en cerrar los ojos. Después lo hice yo; 20 años. Luego vino el grito del muñeco y el mío, y tras el mío el de mis padres. Aquella imagen se quedó grabada en mi retina. Mis padres desnudos, fornicando. Por eso me llevo a los niños a casa; les doy un muñeco compañero. Y cuando están preparados les arranco los ojos. No quiero que sufran. Los que sobreviven me lo agradecen, eternamente. Pero… ¿y los muñecos? ¿No están acompañando a sus cuerpos? Son sus compañeros… los que avisan.
19 de junio de 2014
Los muñecos diabólicos también tienen miedo (REC 2/3)
-Alguien ha empezado a tirar del hilo de mi manga.
-¿Qué dices? Aquí ya nadie se atreve a entrar.
-Sí, alguien me está empezando a descoser el brazo. ¿Puedes ver quién es? Desde aquí arriba no puedo mirar.
-Me parece que es la pequeña Fausta.
-Imposible. Hace 200 años que no la vemos. Será algún familiar lejano que viene a reclamar la casa y los juguetes.
-Es ella, la mismísima pequeña Fausta, la Matarife. ¡Mírala! Lleva el mismo traje que cuando la enterraron.
13 de noviembre de 2013
Pegados (REC)
Y nunca le recordaba lo que no se debía contar, por lo que siempre acababa con la mano tapándose los ojos cada vez que él revelaba algún secreto o hablaba sobre sus intimidades o simplemente decía algún disparate. Siempre juntos, pegados el uno al otro, se miran a los ojos después de cada actuación y se juran que nunca más volverá a pasar. Pero cuando el ventrílocuo vuelve a meter el muñeco en su maleta se escucha una profunda carcajada acompañada de una voz de mujer que cuchichea en el interior del muñeco.
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6 de noviembre de 2013
Mi muñeco preferido.(REC)
Mientras su padre cerraba la tapa del contenedor con cadenas de acero yo no podía dejar de pensar en todos mis juguetes que había metido allí dentro. No le bastó esta vez con esconderlos en el cuarto oscuro, ahora los había encerrado en un contenedor de plomo lleno de nitrógeno líquido. Señor Potato; el cubo de Rubik; el juego de la oca; el camión de botellas de butano; Nancy;... Ya nunca más podré jugar con ellos; y lo peor de todo es que ya nunca más me comprarán juguetes nuevos. Menos mal que el sanguinario muñeco James sabe teletransportarse y volverá a hacer de las suyas.
21 de marzo de 2013
Abuela en la sombra (REC)
-No sé, murmura Manuela compungida.
-¿De verdad no sabes para quién son esos calcetines que estás haciendo?, le grita Manuel. Es para Manolito, tu futuro nieto.
-¡A sí!, ya sé, para Manolito.
Ella sigue tricotando los calcetines. El reloj de la cocina, callado hace tiempo, parece detener el tiempo a Manuela. Los ovillos de lana descansan sobre la sillita de madera, amontonados. Manuela los mira.
-¿Ya no le das cuerda al reloj madre? Me gustaba escucharlo por las mañanas cuando era pequeño. ¿Te acuerdas cuando esperaba sentado en esa sillita a los churros que traía papá...?
-¡A sí!, los calcetines... son para el muñeco.
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13 de diciembre de 2012
El muñeco Prometeo(REC)
Con cuidado para que no se les caigan los alfileres a las extremidades, voy cosiendo al tronco los últimos remiendos de muñecos que he podido rescatar de todas las casas de Silesia. Logro colocar la última parte necesaria para terminar mi creación, un ojo de nácar encontrado en el callejón, tal vez desprendido de algún muñeco vagabundo. Todo está preparado para formar un nuevo ser. Sólo tengo que esperar a que vuelva la corriente para que los alfileres de su cabeza le trasmitan la chispa de la vida. Tengo que tener cuidado de no tocar los cables, los muñecos, si somos de trapo, ardemos con mucha facilidad.
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