Deja unos puntos suspensivos colgados
de unos hilos del techo de su dormitorio. Unas moscas revolotean
entre ellos mientras una maraña de algodones empapados de sangre se
arremolinan bajo la cama. La suave brisa que se escapa por la ventana
despierta a unos gorriones que espantados huyen hacia el prado. Aún
no ha amanecido y el teléfono no para de sonar. Acaricia su cuerpo
desnudo infectado de ojos abiertos que no dudan en parpadear al
contacto de sus huesudas manos. El búho que lo mira indiferente,
desde los dedos de sus pies, salta sobre su húmeda boca y le deja
suavemente una nueva jeringuilla.
Garbancito es un ser pequeñito, el cual un día se escondió en una lechuga para poder así devorar, poco a poco por dentro, a la vaca que se lo tragara. En su última hazaña perdió su pequeña libreta. Por lo poco que he podido leer y entender, entre sus múltiples aficiones está la de escribir microrrelatos.
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5 de abril de 2016
Atrapado bajo las sábanas (REC 1/2)
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