Otra vez volvió a intentarlo. En una
cena romántica, rodeado de velas, en un lujoso restaurante del
centro de París, con un gran ramo de flores y un anillo cuyo
diamante robaba el brillo a la luna. De rodillas le pidió
matrimonio. Y este fue el final de una bonita historia de amor.
¡Qué pena! Con lo romántico que parecía todo y al final, se rompe la magia, lo peor es lo real, cuántas veces el matrimonio ahora al amor.
ResponderEliminarSaludos Henry, hacía mucho que no pasaba. Me apeteció volver a leerte.
Gracias por pasarte.
ResponderEliminarLlevo unos años que por problemas de salud no he tenido tiempo de escribir. También lo de ser padre me quita tiempo. A ver si ahora que estoy bien vuelvo a mis relatos.
Un saludo