Y al otro lado de la ventana, nada de nada. Tan solo un geranio seco y otros tiestos vacíos. No había ninguna pista, ni dentro... ni fuera. Era como si la casa se la hubiera tragado, o como si el televisor que encontramos encendido la hubiera absorbido. Volví a coger las notas que tomó mi ayudante: Puerta cerrada por dentro, con cadena; persianas y ventanas cerradas a cal y canto; filete de lomo en el microondas con la opción de descongelado programada; el periódico del día sobre la mesa... Todo normal, muy normal... excepto esa fumante sombra silueteada sobre el suelo que no para de seguirnos; coqueteando, insinuándose.
Pues si que es extraño, si, y la sombra muy sospechosa. Habrá que investigar mejor cómo ha sucedido.
ResponderEliminarUn abrazo desde mi mar,
Yo creo que deberían mirar mejor, si.
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Dos de los finalistas han sido monstruos. El tuyo es una sombra que bien podría haber quedado dentro de la selección. Un abrazo y voy a leer el segundo.
ResponderEliminarEs complicado estar como finalista, o no, no lo sé, nunca he estado :D
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No sé cómo lo haces, siempre le das a tus relatos un final especial. Me ha gustado mucho, como siempre. Biquiños!
ResponderEliminarA veces hasta el final no sé como acabarán o incluso como empezarán al principio...
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