Yo sé que México se cuece aparte. A diferencia de la historia de muchos países en Latinoamérica, México no ha tenido estos golpes de Estado o presidentes que, en la era moderna, se reeligen hasta casi la eternidad (Bolivia, Nicaragua, por ejemplo). Aquí lo que parece que tenemos es lo que Vargas llosa declaró como la "dictadura perfecta", para el enojo de algunos intelectuales mexicanos, incluyendo a Octavio Paz. Vean el video. No tiene desperdicio.
Por más de 70 años el PRI gobernó este país haciendo uso de todos los posibles trucos para mantenerse en el poder. Compró votos, acomodó a los personajes que podían molestarlo en puestos públicos o bien, les dio ventajas para mantenerlos contentos, etcétera. Como dice Vargas Llosa, el caso mexicano no lo exonera de las dictaduras de toda Latinoamérica. Nada más que en México el PRI supo hacer las cosas y de manera sutil, casi invisible, gobernaba dictatorialmente.
Pero los tiempos cambiaron. Eventualmente el PRI perdió la elección y apareció un personaje lamentable, Vicente Fox, que se demostró como un inepto. Sus declaraciones eran en ocasiones tan absurdas que se creó un puesto del vocero presidencial, el cual aclaraba al respetable que "lo que quiso decir el Presidente" fue otra cosa y no lo que dijo. Sin embargo, más allá de estos dislates, de los rumores de que era Marta Sahagún la que gobernaba el país (un cómico mexicano, el Güiri Güiri, decía que la casa presidencial estaba en "Ciudad Sahagún"), México parecía que se encaminaba lentamente, pero muy lentamente a una democracia. El PAN siguió otros seis años con Felipe Calderón, cuya estrategia contra el narco fue el de declararles la guerra abiertamente. Los resultados de su gobierno fueron de pena ajena.
Sin embargo, la presidencia de la República no parecía salirse de una especie de narrativa impuesta. Vamos, las declaraciones oficiales siempre parecían darse en un marco institucional y se cuidaba de ser políticamente correctos. Vamos, Enrique Peña Nieto, por ejemplo, jamás permitió preguntas en sus conferencias de prensa públicas pero sus tristes discursos querían hacer creernos que estábamos ante un país que se acercaba al primer mundo rápidamente. Cabe decir que esta narrativa de que cada sexenio hace miles de veces todo mejor que el anterior es ya una costumbre. Si no me creen, vean los Informes de Gobierno que da el presidente en turno a la nación. El que está en el poder hace que el país exporte más de lo que han exportado todos sus antecesores, por mencionar una de tantas mentiras que nos recetan. Y cabe decir que la figura presidencial era también atacada por muchos, por su ineptitud y hay que ser justos, porque ser Presidente y tomar las decisiones que hay que tomar, no hace feliz a todos. Vamos, habrá siempre en contra de las decisiones que se toman en la presidencia. Eso, desde luego, no es argumento para decir mentiras.
Pero lo que no había nunca o bien, era menos descarado, era este culto a la persona que ocupa la silla presidencial. Ya en el sexenio de Peña, Rosario Robles hablaba siempre maravillas del presidente priísta, lo cual no dejaba de ser extraño, considerando que la funcionaria había sido militante del PRD, pero en fin. Sin embargo, no era el común denominador entre los políticos a favor del régimen. Vamos, como que se guardaba cierta distancia y muchos funcionarios simplemente no hacían públicas sus preferencias políticas o alababan a Peña contínua o abiertamente.
Pero he aquí que ahora, con la Ceremonia del Grito, Isabel Arvide, una experiodista que ahora me parece es la cónsul en Turquía, en la ceremonia local del Grito, lanzó arengas como "¡Viva López Obrador!". Y este caso se ha visto también con el doctor doctor Ackerman, esposo de Eréndira Sandoval, quien en un programa de TV del canal 11, claramente en favor del gobierno de López Obrador, dijo que éste era un científico. Vamos, hasta Sabina Berman, la co-conductora, le increpó semejante idiotez.
Y así hay muchos que han decidido convertirse en lamebotas de López Obrador, que dice mentiras todos los días en sus mañaneras, que ante cualquier adversidad que se le reclame él "tiene otros datos", y así sucesivamente. De hecho, en la conferencia mañanera hay más de un periodista que tiene como función alabar al peje en todo, conocido como el "Lord Molécula" -Carlos Pozos y es probable que no sea el único caso.
Y desde luego, todo el bloque morenista no dice ni pío a las sandeces del presidente. Claudia Sheinbaum, que estudió física, que tiene una preparación crítica, que es de la UNAM, que no se traga las estupideces cotidianas del peje, se ha convertido en la sumisa predilecta del mandatario y con la potencial promesa de lanzarla como su candidata al 2024, ella se deja pisotear, no reclama, ha dejado de pensar y de ser crítica. Le han llegado al precio. Le ha caído encima la vanidad y en mi opinión, la educación universitaria en el fondo fracasó en ella, porque en lugar de hacerla un ser pensante, crtítico, la volvió un títere de la política bananera de este país.
Otro que es similar es Marcelo Ebrard, quien -se sabe- desde hace mucho busca ser candidato a la presidencia, y entonces, como tipo que se precia de ser inteligente, se metió a Morena. Cuando ese partido ganó la presidencia, el peje lo hizo Secretario de Relaciones Exteriores y demuestra que es un lamebotas cuando aclara que "tenemos presidente", ante la pregunta de por qué él ha ido a tantas visitas al extranjero y el peje no o bien cuando dice: "¡Misión cumplida, Señor Presidente!".
A mí me llama la atención esta extraña "ceguera" de los políticos para ver una realidad que no veo cómo pueda esconderse. El gobierno de la 4T va -citando al peje- "al despeñadero", y los errores de sus megaobras faraónicas, como el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas o la terminal camionera que quiere llamarle Nuevo Aeropuerto Internacional, se verán cuando él termine y entonces nos daremos cuenta que habremos perdido seis valiosos años para hacer de México un mejor país.
Hoy este es el panorama, azuzado por este culto ridículo al Presidente en turno. De verdad no entiendo.