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sábado, 19 de marzo de 2022

De tanto en tanto hago grande su nombre y su nombre es más grande de lo que nunca dije

Hoy he encontrado un CD con canciones de otra vida
y ponía, fuera ponía ‘‘Sevilla, mayo 2009’’.

Su letra redonda haciendo curvas hasta tocarme.

Hago grande el tacto de sus muslos en aquel palco y
hago grande el lunar de encima de su boca y
hago grande aquella sala de revelado y
hago grande la culpa por no haberle dado 
ni siquiera entonces
lo que quise darle.

De tanto en tanto hago grande su nombre y
su nombre es más grande de lo que nunca dije.

De tanto en tanto,
este agujero.

Si pudiera meter los brazos
alcanzar a la que fui y decirle:
Querer a otra mujer es querer, y no es culpa.
Decirle, no es culpa.
Duchar su angustia.
Pero.
No puedo tener 23 y ser su mon amour en una lista de Spoty.
No viviremos juntas en París. Haríamos tan buena pareja. Ni en ningún lado.
Y sin embargo seremos felices.

Escucho ‘‘Sevilla, mayo 2009’’.
Me niego al disfraz leve,
(me acerco a tu boca la meta es tu boca beso tu mejilla)
a pensar que ella ya no quiere acordarse de que fuimos
(te presento a mi amiga)
dos fieras suaves amasando el límite.

domingo, 13 de septiembre de 2015

di un olor.

Que apenas tengo un olor, dijiste.
Yo quiero tener un olor.
Uno lo suficientemente mío y lo suficientemente de otras
que haga que te gires en la calle porque de repente
AY
y entonces yo
sin cuerpo y en mitad de tu camino
(valiente hija de puta)
oliendo a, UH,
con un olor que sea volver a alguna casa,
ésta que soy yo y que llevo a cuestas
como un caracol.

Tenía una amiga, Paula.
Paula tenía un olor que era el olor de su casa.
La ropa que me dejaba Paula era llevarme a Paula. Quedármela.
Me enamoré de su madre, y de su padre también. Un poco
(porque yo a la edad de apenas tener años,
ni olor,
ya era muy de enamorarme de la gente con montones de años).
Los abrazos que me daba Paula eran como unas llaves
haciendo clín clín clás hasta su casa. Hasta sus padres.

Tú también tienes un olor
muy tuyo
y un poco de otra gente.
A veces estoy caminando y de repente,
AY, AY. UH.


miércoles, 9 de septiembre de 2015

muertos de sangre

Esta noche he hablado con los muertos.
Grandes, profundos, afilados.
Tallándome amenazas en la panza
cosiéndome las faltas que he faltado.
Muertos de sangre usando nombres de árbol.
Y arrugaban con pezuñas mi garganta
Para impedir que me saliera el aire.
Casi me ahogo, de dentro, incapaz de deshacerme del aire.
Toda esta vida que yo sí pero ellos nada.
Me estaba ahogando.
De no poder gritarle a la muerte de mi padre.
Quiero gritar gritarlo todo.
Mi abuela era una vieja de doce años
¿no me reconoces?, preguntaba.
Media melena oscura tez morena silueta delgada
¿no me reconoces?
¿no reconoces a tus muertos de infarto
A tus muertos de alcohol
de navaja
de tos
de bien mal curado?
Esta noche he hablado con algunos muertos largos
con algunos muertos tiernos y con muertos que he matado.

La taza dice Bonjour!, la puta taza.
Inflada hasta el filo de cereales y fantasmas. 

sábado, 18 de julio de 2015

leve

La vida puede ser más leve la vida puede
estar esperándonos en el Dunkin' Donuts
respetar las señales de tráfico leer,
la versión online de algún diario,
y llevarnos a comprar rosas de plástico a algún chino.
Puedes intentar mirarme flojo, más flojito,
rascarnos mutuamente las espaldas,
salir a correr los domingos -qué bonito que han dejado Madrid Río-,
hacernos cosquillas a ver
quién se mea antes.

Te miro
y me acuerdo de que no queda lechuga.
Pero pienso también que
qué bonito ese lunar,
qué cara de paz, mientras duermes,
qué bien huele tu nuca,
vaya culo.
Tú me miras interrogando las pausas
insistiendo en que te escondo tramas retorcidas,
jurando que saltarás de mi mano
cuando me atreva a saltar
y mataremos los fantasmas que viven conmigo.

No has pensado que la vida viene sin paracaídas,
que tienen nombre, mis monstruos,
y me acompañan bonito
ni imaginas que lo que más me preocupa es
que el bocata lleve muchos calamares,
que la cerveza esté fría,
que las sábanas huelan a suavizante,
que funcione el ascensor que me toques
mucho el pelo
mientras dices, vaya mierda,
ya no hay nada que merezca la pena
en la televisión.

viernes, 17 de julio de 2015

Mira gracias, no.

Hay personas que vienen para enseñarte lo que no.

Creo que rara vez lo saben
y creo que luego del dolor, les pensamos en la acidez de un gracias. Mira gracias, así no.

Él me preñó de noes nuevos
que desenterraban algunos de los síes
con los que la cagué, antes.
Noes que apenas le nombran que no le conocen: me ha devuelto culpas de otros que hice culpa mía
me ha devuelto
la vergüenza
la arcada
la trampa en el trato esta mordaza rara. Qué poco me pega el silencio qué mal me va.

(Él que por no querer no quiso ni serme importante.)

Hay que ser muy rápida en el no. Y hay que ser coherente.
A veces es más fácil
hacer Sí. Bueno, Vale.
Dejar que te hagan un sí en el contrato,
en la terraza del bar
en el bus
en el coño.
Este coño es mío. Sí, ya sé que lo sabes. Lo que no dije es que no. Que contigo no que así no.

Hay personas que llegan para enseñarte a echarlas.
A echarlas con serena
gravedad
con una certeza de cuna hija de las dudas mayores.

Cargo bien los labios brota un: no.
Así no. Bueno vale no,
gracias.



lunes, 18 de mayo de 2015

me muerdo los dedos cuando

tengo un padrastro.
Cuando quiero mojármelos.
Cuando quiero que te mojes.

Lo hago casi siempre que estoy preocupada. Nerviosa. Asustada.
O distraída, también cuando me distraigo.

Tengo en la boca los dos pulgares
porque estoy a punto de ganar algo.
Cuando pierdo, tengo en la boca los dos pulgares.

Me he metido el anular en la boca para hacer sonar tuc-tuc a mis uñas contra los dientes.
Para leer sin la voz.
Para esperar a que termines de leerme.

Me muerdo me chupo los dedos
cuando saben a comida. Cuando la comida es tu orgasmo.
El mío.

Me meto en la boca los dedos
porque estoy de foto.
Porque ay, pica.

sácate las manos de la boca,
que están sucias.
Yo me muerdo
mucho
buscándome el placer el dolor la conciencia de la carne.
Mi sangre.


sábado, 16 de mayo de 2015

sal.


Quiero la piel roja de sol y salada
el pelo apelmazado en mechones rizados de sal
Quiero ojos vena roja y uñas escama
el oído buceando caracolas y el
ombligo acunando una arena blanda.
Límpiame tú, mar, de lo que no será.

Hoy he soñado que conocía a tu hijo.
Tenía el pelo rubio pero nunca fui su madre
estaba aprendiendo a andar y nos mirabas con vergüenza
porque nunca fui su madre.

Me he soñado pegando la oreja a una pared de esperas.
Al otro lado le hablabas de mí a tu psiquiatra y ella te decía
basta
olvida a esa mujer ya basta,
tú desesperabas.

Buenos días soledad. Yo quiero el agua turbia
con las olas leves
haciéndome en el iris un paisaje
de geometrías suaves.
Limpiarme esta mañana en agua sal hecha de lágrimas
que no lloré yo. Que lloró la soñada.

lunes, 11 de mayo de 2015

setecientas treinta noches conmigo




Va a hacer dos años del día
que cumplí veintiséis años y dijimos:
esto no va, mi amor, qué puta mierda, qué locura.
(Y algunas palabras más).

Setecientas treinta noches abrazándome al cojín marrón de terciopelo
al rojo pequeñito al azul marino a una sudadera al bulto del edredón a otros cuerpos que no son el tuyo                                                                                                               a
                                                                                                                          lo                                                                                                                                                            que                                                                                                                                                                     sea.

A los seis dormía sola y a los veintiséis, ya ves.
Fue faltarnos y no sé
concebir el sueño sin algo
que haga nido al otro lado de mi codo, que amasar con los dedos.

Había un dolor de pájaro roto en las noches sin otro,
en las noches con otras que quise olvidar antes del desayuno.
Había un dolor, mi amor, de no estar sabiendo
que no existe forma de que duerma sola.
De no haber entendido que nadie
duerme
nunca
en una cama vacía.

jueves, 11 de septiembre de 2014

C

Ya,
yo también hago como que tú no, ¿que tú quién? Ah, la de entonces.
En realidad no es difícil (los años hacen costumbre). 
Sólo que no eres la de entonces.

Otras veces me dejo pensarte
en el tacto a nuevo de todos nuestros besos,
y te pienso dedos de uñas rojas y cuerpo de
es que nunca he visto un cuerpo tan como el tuyo, tan.
Mira, no sé cómo se dice.
Dame un adjetivo que te celebre absolutamente.

Éstas cosas, ¿ves? Tú la promesa de callarte y yo
seré ridícula
pidiéndote la palabra para decirte.

Sigo sintiéndote mal
pensándote el color del pintalabios
recordándote el olor que ya no usas
queriéndote así, ya te lo sabes, exactamente lo insuficiente.

domingo, 27 de julio de 2014

Vuelve

(disimulemos que es un intento de orden despojemos de drama a las voces)
Oyetúparaya y mírame
¿ves? estoy
casi casi
atreviéndome:

Olvídate de perdonarte
límpiate el caos desenrosca el miedo y vuelve
con tu aspecto de dandy a contarme historias de gamberros,
sé cursi,
deja que te bese los tatuajes.
Venme emocionado porque soy preciosa y por fin
¿quieres?
decírmelo.

Prolonga la tregua, pacta con la luz que te ha hecho brote
desintoxícate
de la mierda esa del fracaso haz de mí tu metadona fúmame en papel de arroz, si quieres y deja
de jugarnos la ruina desechando este posible,
nótame importándote
deshazme de los otros elígeme.

No se dice elígeme. Pero vuelve,
con tu bicicleta rota y la boca llena de limones a recordarme
que apenas tenemos una historia,
a lloverme de a pocos,
a buscar formas de nube.

Estírate como un gato hasta alargar nuestro amor breve.

domingo, 20 de julio de 2014

bienvenida

Toda la belleza que he sabido prepararte
es este desorden.
La sartén con barcos de clara de huevo
la colcha de cuadros desbaratando
secuencias cromáticas
hecha un nudo a los pies de una cama
con olores,
para que les respires.
Yo dormiré en el sofá, compartamos toalla.
Las esquinas deshaciéndose en las tapas de los libros
mi peinado de siesta
los ceniceros hasta los topes las huellas en los cristales.
La belleza de la mugre, ya ves, minúscula la revancha.
No satisfacerte es tan fácil.
Ni siquiera es grave esta suavidad con la que serme a tu margen
arriesgando tejidos a 60º, no, no hay suavizante,
mientras digo bienvenida,
-encuentras pronto excusa para la visita breve-
a esta casa que por fin no ha sido nuestra.

martes, 17 de junio de 2014

''Pequeña dimensión del tiempo/ es esta mujer''

Si hay algo que agradecer a los creadores de whatsapp es que me sigan guardando tu voz en breves y no tan breves notas de audio. El espacio leve que le dimos a los besos no me basta y además se confunde. ¿A qué dije que sabías?, ¿me acariciaste cómo, la cara? Durante un tiempo anduve intentándote, sin alardes de pasión sin muestras de arrebato: te había decidido así como a medias, en boceto, cargada de 'por si acasos'. Te intentaba tibia y apenas te encontré dos, tres veces. Tibia tú no, tan viva, tan despierta, tan poco callada. Tu nombre no le hace justicia a las tantas formas que tienes de ser maravillosamente rara. Una de ellas fue decidir recitarme algo sobre un amor alto y claro, tan tanto como ''Polonia invadida
Cyrano callando, un coche estrellado,
un último aliento, cosas así''.

Empezaste a acumular en la memoria interna de mi móvil notas de audio que quisiera cancionar, o no sé, ponerme en póster. Y los poemas que enviaste trampean sin vergüenza al calendario. Me dejan volver a decidirte un poco, a decidirte en dosis pequeñas, una cucharilla, gracias, de intención.

Hoy vuelvo a saborear ''el primer trago de cerveza'' y los baños del domingo, noto tu deseo en las palabras postapocalípicas de Durás y ''me matas, me das placer''. Sí, tu deseo. Tu risa delatándote, tu voz,
''las palabras
que iluminan lo oscuro,
tu voz
sin rostro,
sin límites,
estallido de Luz
tan lejanamente
cercano''.

Hemos construido una conversación de whatsapp que no cabe en ningún sitio. Un eco grande. No se tocan, los ecos, pero aún puedo jugar a imaginame Dios y hacerte exactamente Tú y entonces sí, por fin, probarte,
''a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca''.

domingo, 11 de mayo de 2014

¡salud!

Cuando bebes sola,
en casa y sola–dijo-, ahí
es cuando lo notas, que no va,
que algo no va –dijo mi madre.

Así que ahora no puedo
alzar este ron cola y brindar
por la clínica en la que mamá suda frío
ni por mí
ni por el cabrón que me hace triste
(ya sé, estoy bebiendo sola hablando de un cabrón, y he dicho triste),
porque no quiero
porque la pena
me ha anidado en la costumbre.
Pero si algo vale, el tipo, es la pena.

Me convenció de lo inútil.
Miró mi trabajo y vimos la trampa
Me miró el vientre y supimos que estéril
Miró mis zapatos y noté que rotos
Se asomó a este cerebro, también, y entendí que no había nada
por entender acá adentro.
Me convenció hasta el desplome y pudimos
querernos una vez, sobre su suelo.

Pero me convenció
y ya no tuvo
argumentos para quedarse.

lunes, 21 de abril de 2014

ΟΥΤΙΣ

Casi seguro un día voy
y me muero.
Y tendría que decirte, mejor antes,
que eres el tipo más elaborado que conozco.
Qué cojones va a importarte, a ti,
que no suene romántico.
Tendría, pienso, que decirte
que no me haces feliz
y que te quiero.
Que gracias a ti descreo,
que no sé intuirte, que he cogido carrerilla hasta mirar
a la cara a los recuerdos de todo lo que no hacemos
y me gustan
y te tatuaría
en el perfil de uno de estos dedos. Por ejemplo.
Porque a lo mejor, va en serio, voy y me muero
de alguna de las formas de morirse
-por sobredosis de descreimiento o fanática o tarada o diñándola-
y me quedo sin contarte que soy
-orgullosa, triste, desorientada, desesperadamente-
la versión más acojonante que me conozco;
y que tienes suerte de serme el que eres
ahora que nadie más puede
despeinarme las tripas ni follándome en la rabia
que me tienen porque no les quiero.
Puede que esté bien que sepas
que contigo no sé qué está bien
que eres un genio
que pesas
que te daría de hostias
que te daría un hijo
que te la chuparía hasta dolernos.
Y así y no en ese orden. Por si me muero.


jueves, 6 de marzo de 2014

te dirá que ojo,
que yo no tengo nada en contra de las lesbianas,
que vamos, de la carrera,
conservo tres amigos gays,
homosexuales, me refiero.
que eso, que ella no,
vamos que,
que le gustan las,
pero que, ¿si lo fuera?
buah, seguro que contigo,
vamos que tú la primera,
sin duda,
que con ese cuerpazo
cabrona
que no engordas ni queriendo,
y que tan amigas, tía,
que ella no va a decírselo a nadie
y que perdona si alguna vez
he hecho algo que te haya confundido.

por la noche te va a desnudar
con la cabeza
y le vas a dar orgasmo o arcada,
incapaz de nada tibio,
bandera de otra opción
como si fuera una opción
serte.
en todo caso qué más da
estás en el gueto
sin rastro de ti
besando a un mamarracho con tetas.

martes, 24 de diciembre de 2013

fun fun fun

Celebráis nosequé parto
el cáncer que quitó de en medio al tío
la herencia que afiló vuestros colmillos
brindando en copas finas
partiendo caparazones de bichos
que nunca han oído hablar
de vuestro Dios.

Festejáis que el tío Paco
se emborracha para imaginarte desnuda
que a la abuela no le da ya la cabeza
para oír lo de tu aborto               ,
y mamá llora a escondidas
la ausencia del cabrón que fue tu abuelo.
Di familia con la boca espesa
finge que la espesan polvorones.

¡Salud!
por la nueva hipoteca del primo
por la claustrofobia del armario de Lucía
porque tu hermano no quiere saber quién eres
porque la virgen se está peinando
porque aún no te han embargado
porque papá tiene una hernia de hiato
porque la tía te ha regalado una crema
ideal para las primeras arrugas
y tu cuñado quiere hablar contigo
del fútbol y del frío.

después
de las diademas de reno
de las medias con carreras
y el vientre hinchado de muertos
y burbujas,
después,
inaugura otros tantos cientos de días
que tengan algún sentido.


sábado, 30 de noviembre de 2013

Diciembre era lesbiana pero no.

Carmen camina nerviosa hacia la parada
de un autobús que prevé perdido.
Un pie sobre el hielo y un cuerpo entero
precipitándose espalda contra adoquines.

La espalda de Carmen sobre el suelo congelado
la columna de Carmen,
llenándose de grietas que se prolongan.
Ejército de termitas
conquistando un árbol viejo.

La cabeza rota, la sangre
(las manos de Isabel el lunar de su frente)
espesándose en el hielo.

Ahora ni aquel libro
ni la boda con Paco
ni Ernesto aprendiendo a decir las cosas,
ni el ascenso, ni las vacaciones
en ese Oviedo que no sabía llover,
ni siquiera
las tartas de manzana.

Solamente Isabel.
Los muslos de Isabel tras la falda
del uniforme a los catorce años.
Todos los besos que nunca le dio
haciéndose beso en la boca entreabierta,
ahora que el tiempo
es solamente una palabra.

viernes, 3 de septiembre de 2010

cariño.

He decidido darte permiso
(como si pudiera yo darte permiso,
como si por escrito funcionase así)
para empaquetarlo todo y aplastarme
con kilómetros
si algún día te discuto mientras digo cariño-mi amor-mi vida.
Y pide explicaciones a esa
en la que me habré convertido
(que te diga dónde estoy, qué hizo de mí)
si-ya los pezones tristes ya tus ojeras crónicas-
me acostumbro a llamarte papá.

jueves, 2 de septiembre de 2010

El infinito es una cosa gigantesca

Nuestro encuentro, siempre, en el reposabrazos del sillón. Las cintas con tu voz y tu memoria. Maitechu mía, el toro con su luna. Las torrijas, las patatas en su punto en la tortilla. Mi vaho limpiándote los cristales de las gafas para ver de cerca, tus carcajadas con sabor a Cinco Estrellas y humo de Malboro. Demasiado pronto para contarte aquí, en cualquier sitio. Me dueles, me tranquilizas. Todos los homenajes que van a quedarse diminutos. Todo lo que no va a terminar de pasar nunca.

domingo, 25 de abril de 2010

Este tiempo que nos pesa

o nos apremia no existe.
O existe y no logro entenderlo.

Te conté, entre tus patatas fritas
y mi gazpacho sabor comedor,
que estaba pensando en eso del Hoy. Dije:
No existe nada más que ahora.
Esa idiotez a la que llamamos pasado se fué
en el instante después de pasar.
Y eso del futuro ni existe
ni existirá nunca.
Se hará hoy, será ahora, y después nada.

Me preguntaste, secándote los labios
después de un trago de agua,
qué entendía por instante.
Me previniste: te voy a descolocar más. Dijiste:
Ahora no existe tampoco.
Se está consumiendo al tiempo que es.
Y ya no es. Y todavía no es el próximo segundo,
si es que nos atenemos a ese invento,
tonto y nuestro,
de acotar el tiempo en segundos.

Tiempo (tiempo) de postre. Natillas con galleta.
Hablamos de los mayas y me dio mucho vértigo
eso de caminar de espaldas al futuro
(que no existe),
nostálgicos crónicos mirando al pasado
(que no existe).

Nos levantamos de aquel barullo
de universitarios con las bocas llenas de
ruido y comida.
Y pensaba, agarrada a tu cintura,
en nuestro viaje a Toledo (que no es. Pero las fotografías),
en la cicatriz de mi mano (obcecada en seguir siendo,
evidencia de que hubo otro tiempo),
en el imen que no tengo.

Y se me ocurrió escribir
un estúpido poema
(de esos míos tan prosísticos)
para tratar de entenderlo mejor.
Y se me acaban las líneas
pero continúa el vértigo.