Había pasado por alto el tiempo de la negociación (o seducción) una vez encontrado a ese chico, el que te da las mariposas.
"Y tú qué me das? Me vas a dejar ver el futbol (o rugby, en mi caso) con mis amigos? Puedo organizar yo los jueves de poker?"
"Y yo qué? Tú no sabes cocinar, me invitarás a comer al menos una vez a la semana? Yo elijo el restaurante".
Y así estaremos en damequetedoy, que hay que reparar el baño, que la cocina está vieja, que esta casa tiene valor para mí, que esta en mi última oferta. Y de pronto, llega fulanita con un escote más grande, y una falda más corta como si el invierno no hubiese llegado aún, a decir que con ella sexo todos los días y además, traerá a sus amigas. Y ahí empieza la pelea: a jalarnos los pelos, arañarnos y darnos de taconazos.
Pasamos del damequetedoy al quienmedamás y mientras, la casa se pavonea.
Pone la calefacción y se relaja jugando xbox.
Continuará...