En mis primeros años, me dediqué a coleccionar sensaciones. Luego de un espacio tan cómodo del cual nadie tiene recuerdo, nos topamos con el frío y el caliente, el hambre y el sueño, la caricia, la caída y la risa. Por todo eso, soy lo que soy.
Pasé luego por ser coleccionista de colecciones: coleccioné chanchitos de jardín, palabritas y caracoles en la playa, cicatrices en las rodillas, muñecas y peluches. Coleccioné también figuritas de navarrete (nola, yala, nola...), stickers en el colegio (cambiamos en el recreo?), coleccioné post-its, cartas y diarios de mi vida; junté álbumes de fotos, álbumes de música, carpetas de avisos y comerciales. Por todo eso, soy lo que soy.
Hoy nuevamente regreso a las colecciones de mis primeros años. Hoy tengo en un cajón el amor peleando con el desamor, se arman con besos y lágrimas. Están mis tristezas jalándole el pelo a la alegría, la envidia en una esquina y en la otra, los celos. Hoy nuevamente, soy coleccionista de mis sentimientos y a veces es divertido verlos volviéndose locos en ese cajón y parándose de cabeza. A veces no.
Pero por todos ellos, soy lo que soy.