El viernes vimos "
Amor bajo el espino blanco",una película china de
Zhang Yimou del
2010 e interpretada entre otros por
Zhou Dongyu y
Shawn Dou,que al parecer son actores debutantes.
Fui a verla con vivo interés y curiosidad,entre otras razones,por las entradas o comentarios favorables que había leído sobre ella,una de ellas, de
Lu,que podéis leer
aquí.
Tras acabar esta entrada,re-descubro una estupenda entrada sobre la filmografía del director Zhang Yimou, de otro bloggero al que sigo recientemente,
Juan Roures.Las/os fans de Yimou,disfrutareis pinchando
aquí .
"Amor bajo el espino blanco",nos cuenta la historia de
Jing una joven que durante la revolución cultural china,ha de trasladarse al campo a fin proceder a su "reeducación".El padre de Jing es derechista y está en prisión.Ella es consciente de que ha de llevar una vida ejemplar para el régimen , ya que su madre está a cargo de tres hijos y lucha para sacarlos adelante con la ausencia del padre y la familia de alguna forma, está marcada por sus antecedentes anti-revolucionarios.
Los planes se desbaratan cuando conoce a
Sun,que es hijo de un militar de élite.Ambos se enamoran y sin proponérselo se convertirán en una necesidad el uno para el otro.Jing intenta a toda costa que esto no ocurra,pero el día a día,la perseverancia de Sun,y el hecho de que él se convierta en su protector,su apoyo y un compañero infatigable que cuida de Jing día y noche,consiguen derriban cualquier resistencia o negación.
La película es un relato pausado,que abarca varios años y que deviene en la desaparición repentina de Sun,lo que dará pie a que Jing le busque e intente retomar contacto para comprender después la distancia y el silencio de él.
Más allá de los aspectos técnicos,la cuidada fotografía y el ritmo pausado ,la historia de amor entre Jing y Sun es una de esas historias puras,casi inocentes,llenas de esperanzas y deseos a veces truncados por el devenir de los acontecimientos.
Son historias de amor tan delicadas y minuciosas,tan recreadas en lo que para muchos calificarían de "preliminares"que me cuesta creer que pudieran darse hoy,al menos del mismo modo en el marco de la cultura occidental.
Una historia tan carente de pasiones de piel (¿llegan a darse un beso?)y sin embargo,tan contenidamente intensa e indeleble en el tiempo,se me hace más equiparable a esos maravillosos relatos de nuestros ancestros,repletos de complicidad,de gestos,de miradas,de manifestaciones mínimas que en el marco de una sociedad menos permisiva, calaban y dejaban una impronta de por vida en el bagaje emocional de cada persona.
Si la historia de Jing y Sun conmueve,además de por su juventud es por esa iniciática apertura al amor.Son todas las cosas cotidianas(la palangana,el espino,el uniforme,las botas,la fruta pelada,el cogerse de la mano a través de un palo,el compartir abrigo en un abrazo,el pez de colores,la bombilla,la pluma,la tela roja......) las que con el tiempo se convierten en recuerdos esenciales,puntales que sostienen las vidas medio vencidas ya a otra edad.
Son pequeñas insignificancias que la inmediatez empaña,nos niega ver con claridad y el tiempo nos lleva a recordar y magnificar con lo que creemos mayor nitidez y peso,una claridad que no es tal y que viene falseada por la memoria y el anhelo de que todo perviva y sea incluso más bello (y en algunos casos incluso menos quebradizo)de lo que realmente fue.Pero éste no es el caso que nos ocupa y si lo fuera,sería objeto de una segunda parte de esta novela convertida en película.
En "Amor bajo el espino blanco" con el marco de un régimen alienante y aun con los numerosos impedimentos sociales y de diferencia de clase entre Sun y Jing,el vínculo entre ellos se abre paso de manera fluida y natural.A pesar de la distancia,las advertencias de la madre de Jing,los imprevistos,la dificultad,sin alboroto ni estridencias,sin ruido,a veces incluso sin palabras,de manera siempre delicada incluso desde una cierta distancia física,los pasos de Jing son siempre seguidos por los de Sun y poco a poco,los de Sun por los de Jing.
He de decir,que el ritmo lento de la película por momentos,me ha parecido excesivo y que hubiera agradecido algo más fluidez en el relato, aunque sé que los silencios,la calma,la recreación en lo minucioso forman parte de ese saber hacer de los orientales que tantos momentos nos han brindado con esta pauta en el cine.Por eso,si se elige este título,ha de ser con tiempo por delante,sin prisas y a una hora conveniente,en ningún caso,al final de una larga y agotadora jornada y mucho menos al final de la semana.
De lo local a lo global,en todo contexto histórico,político y social,toda relación con calado emocional
con diferentes formas y colores,tiene su propio catálogo de objetos
asociados a recuerdos,su música y sus texturas,sus aromas y sabores,sus localizaciones,sus códigos y
rituales y "Amor bajo el espino blanco" nos deja el suyo,un recorrido marcado por un ambiente poco propicio que sin embargo,supo encontrar la manera de abrirse camino.
Si tuviera que quedarme con una escena,me quedo con muchos momentos de miradas furtivas y cómplices,con la escena de cuando él salta de la barca para verla y hablar con ella unos instantes,con la escena de la bicicleta y por supuesto con ese desenlace poético,que no cambio por ningún otro,con esa fotografía en el techo que es la última visión,el último fotograma y la imagen que encabeza esta entrada.