jueves, 3 de mayo de 2012

Año 2052... (más o menos).





















—Oye, ¿te acuerdas del 15M?
—¿Qué?
—Que si te acuerdas del 15M.
—Hmmmm… ¿Qué era eso, un grupo de música o qué?
—No, joé, eso que hacíamos de sentarnos en las plazas.
—Aaaaaaaaah, sí, sí, y llegábamos a conciertos en las asambleas.
—Consensos.
—¿Qué?
—Consensos no conciertos.
—Ah, sí… y hacíamos así con las manos, ¿no?
—Es verdad, y…¿ Y para qué hacíamos eso?
—No sé, no me acuerdo, pero quedaba bonito.
—Sí, muy bonito. Mira, ya nos traen la pastilla.
—Ah, qué bueno. Me encantan las pastillas azules. Y la nueva enfermera. Oye... ¿Por qué me miras así?
—Perdone, pero…¿y usted quién es?
—Joder, Kum*, cada vez estás peor de lo tuyo.
—Ya, pero… ¿usted quién es?
—La vejez te ha pillado muy mayor, Kum*.
—¿Qué? ¿Cómo dice?
—¿Qué?
—Mire, ya nos traen la pastilla.

domingo, 25 de marzo de 2012

Cienmanos. Capítulo payaso...
















Sintió como si llegara alguien. Por fin,... Llevaba demasiado tiempo flotando sola en aquella nada. Ahora divisaba algo incierto, un borrón que se aclaraba conforme se iba acercando. Era un ser alado… para ser más exactos, era un payaso con alas.

       —Hola Paula –sonrió el payaso al llegar.
       —Hola. Pero… ¿Quién eres? ¿Cómo es que sabes mi nombre?
       —Lo sé todo de ti. Todo, hasta este instante.
       —¿Eres un ángel?
       —¿Un Ángel? No, ni siquiera un Ramón o un Federico. ¿Por qué habría de ser un Ángel? ¿Acaso esperabas a alguien?
       —No, lo decía por las alas.
       —¿Qué alas? 
       —Esas.
       —Ah, te refieres a la chepa.
       —¿Qué chepa?
       —Esta –Respondió el payaso girándose un poco.

       Paula pudo ver entonces una gran joroba donde antes había visto unas alas. Era enorme, lo bastante grande para inaugurar en ella un campo de golf —pensó sin pensarlo realmente—. Tal vez demasiado irregular para hacer sobre ella un green, pero suficientemente amplia para…

       —¿Te gusta el golf? –la interrumpió el payaso.
       —¿Qué?... –Paula se asustó, aquel tipo de la sonrisa grande le estaba leyendo la mente—. ¿Cómo haces eso? ¿Por qué sabes tanto de mí?
       —Vaya, por fin una pregunta interesante. Verás, me mandan ellos, tus creadores.
       —¿Te manda… dios?
       —¡Pero bueno! ¡Qué manía os ha entrado a todas con dios! Dios no debe preocuparte, es una mera elección. Pero eso te lo cuento en otro capítulo. Se me están acabando las palabras.
       —Querrás decir el tiempo.
       —No, no, las palabras,… me quedan poco más de cien. Les dije que necesitaría más, pero no quisieron escucharme.
       —¿Quiénes?
       —Tus creadores.
       —Creadores… entonces, ¡son varios!
       —Son exactamente setenta y cuatro. 
       —¿Qué? ¿Setenta y cuatro? Pero… ¡esto es una locura! 
       —No, verás,… en realidad es sencillo: treinta y seis se dedican a darle forma y color a todo lo que concierne a tu mundo. El resto simplemente establece qué pasa, cómo, cuándo, dónde y por qué.
       —Pero, entonces… ¡qué hay del libre albedrío… del mío!
       —Ah, eso. Ni caso. Eres tú quien decide: ellos creen que te inventan, pero se limitan a recibir la inspiración de las musas cuando y como las musas quieren. Estas, a su vez, viven en el bosque donde habita tu esencia. De tu esencia beben ellas y luego le soplan al oído a esa panda de majaras que se creen que te inventan. Así se cierra este círculo payaso y, en realidad, las elecciones son tuyas, derivan de ti, ¿Me explico?
       —Y tú… eres uno de mis creadores.
       —Bueno, en realidad no. Yo, ya lo ves, sólo soy un payaso. Un payaso con alas.
       —¿Alas?... ¿Pero no era una chepa?
       —¿Chepa? ¿Qué chepa?
       —Bah, olvídalo. Y… ahora, ¿qué va a pasar?
       —Nada. O todo. Esto es sólo un sueño. Un sueño que está acabándose. Ya no tengo más palabras.
       —Entonces, te vas…
       —Sí, pero antes… ¿puedo besarte?
       —¿Qué?...
       Paula dudó unos instantes:  
      —Claro. Me caes bien.

       El payaso se acercó despacio y la besó suavemente en la boca. Al hacerlo, su nariz se aplastó un poco contra la mejilla de Paula emitiendo un sonidito como de bocina tonta. Entonces el payaso se transformó en un gato. En un gato negro con alas. El gato miró a Paula con ojos dulces y poco a poco empezó a esfumarse. Antes de desaparecer del todo le susurró al oído:

       —Ahora despierta, Paula, se acabaron las palabras… ¡Despierta!


Dedicado a la panda de majaras de Cienmanos. 

lunes, 20 de febrero de 2012

Declaración payasa...



















Puede que aún no te ame,... porque aún te necesito.
   

lunes, 6 de febrero de 2012

El microrrelatista.




















Tuvo una vida muy corta y dejó un bonito cadáver. Nadie, nunca, hubiera esperado un final como el suyo.

       Fue un tipo muy consecuente.

jueves, 12 de enero de 2012

Crónicas ergo Haikum*... o viceversa.







 











Hay veces, no demasiadas, en que el payaso Kum* se quita el sombrero. Hay otras, bastante insólitas, en que se saca además la nariz de payaso. Entonces, esas veces tan inusuales, ya no está el payaso Kum*, desaparece. No nos queda sino Karlos*, un tipo ordinario, frecuente, como todos los demás, igual de invisible y de como somos,... Yin-yang.

       Karlos* no escribe en "Haikum*...", tiene su propio lugar, chiquito, incierto y doméstico. Sublime y convencional,... como todos los lugares, como todos los instantes, normal. Es un lugar hermano a Haikum*, en realidad, anterior. Si no tiene usted tiempo para perder, vuélvase por donde ha venido y siga con sus asuntos.  "Crónicas..." es un espacio donde la verdad y la mentira son, como siempre, sinónimos, donde sólo hay introspección... hacia fuera, como siempre. Un sitio plagado de puntos suspensivos donde de pronto te llueven asteriscos despeinados, como cualquier día en cualquier sitio moliente. Es decir, un lugar muy tan usual, donde se va usted a encontar un payaso vestido sólo de hombre normal.

       Dijo una vez aquel sabio: Nunca veas a una puta con luz de día ni a un payaso sin su disfraz.

       Bien, si es usted de los que se pasan a los sabios por la nariz de payaso... sea bienvenido en "Crónicas...", donde no hay, en realidad, nada que aprender. Donde todo es del revés y todo se desaprende. Como debe ser... si se mira uno al espejo de culo y sin complejos.      

       Queda usted, pues, invitada y advertido. Y también, viceversa. Es decir... usted misma. O mismo. Sean bienvenidos todas a la mente de un payaso sin nariz.

       Besos, besos payasos... todavía, ya que aún no cruzó usted la linea que separa lo uno de su igual.

       ...o viceversa.


martes, 6 de diciembre de 2011

Desvelos.


















Despertó en mitad de la noche alarmado por el eco de un silencio. Luego, afinando un poco el oído, percibió el tum-tum de un corazón ajeno, distante y prójimo, forastero, inusual. Trató de verse las manos, los ojos, luego la espalda. Fracasó.

       Sintió su ser diferente y cierto sabor a hiel. Se enderezó en el lecho.

       —Ayer yo era un árbol —dijo como para sí, moviendo un poco las piernas, y al desconocer su voz se asustó tranquilamente.

       Se levantó de un brinco, despacio, y rozando con sus alas las paredes húmedas, pisando insectos, no encontró ventana alguna pero se asomó a mirar.

       —Ah, eso era todo —susurró entonces como más calmado—, están lloviendo hombres con paraguas.

       Luego volvió a despertarse… o a dormirse, que casi siempre es igual.
 

martes, 15 de noviembre de 2011

Deslecciones de amor...




Cosas a desaprender:

     1. Te amo, luego me perteneces.
     2. Te amo, luego tu sexo es mío.
     3. Te amo, luego te necesito.
     4. Te amo, luego no puedo vivir sin ti.
     5. Te amo, luego llenas todas mis carencias.
     6. Tengo celos, luego te amo.
     7. Nos amamos, luego somos uno.
     8. …y también viceversa.


Nunca se me ocurriría intentar darles a ustedes... lecciones de amor.


martes, 5 de julio de 2011

Preguntas...

 


















-Disculpe, ¿Puedo hacerle una pregunta?
-Obviamente sí. Ya lo está usted haciendo.
-¡Oh!…, sí, sí, claro, usted perdone. ¡Ejem!, Entonces… ¿cómo se gana usted la vida?
-¿Ganarme la vida?... no sé a qué se refiere. La vida me la gané cuando me nacieron sin preguntarme.
-Hmmm... Creo que no me ha entendido, déjeme preguntárselo de otra manera. ¿A qué se dedica?
-A vivir.
-Ah, ya, claro, pero… ¿Qué hace, es decir, en qué invierte su tiempo?
-No le entiendo. El tiempo no se invierte, caballero. Siempre es hacia adelante.
-¿Qué?... ah, bueno, sí… quiero decir, ¿Qué hace para,… en fin, qué hace?
-Dejo que la vida viva a través de mí. 
-….Oiga, no responde usted a mis preguntas.
-Tal vez no haga usted las preguntas adecuadas.
-¿Ah, no?
-En realidad, ni siquiera parece usted tener sus propias respuestas. Así no encontrará nunca las preguntas.
-¡Es usted un impertinente!
-…Gracias, caballero. Ahorita, si me permite, tengo que seguir atardeciendo con el día.

jueves, 7 de abril de 2011

Tic...
















     La encontró confusa entre el tumulto, abrazada a sí misma con cierta cara de espanto, pavorida. Se acercó despacio a ella…

-Hola, Puck.

-Kum*!!!... ¿Qué haces tú aquí? ¿Qué está pasando? ¿Por qué gritan todos?

-¿Aún no te has dado cuenta?... al final lo has conseguido, has parado el tiempo.

-¿Qué? ¿Yo? Pero, ¿cómo?,… yo no…

-Verás… poco a poco fuiste creando la posibilidad. Lo fuiste haciendo posible con tus cuentos, tus ideas, con tu imaginación y tu fantasía. La posibilidad fue haciéndose cada vez más verosímil. Ahora, lo has hecho. Le pusiste un palito en los dientes a la ruedita del Reloj del Tiempo. Se ha detenido.

-No puedo creerlo…

-Mira a tu alrededor, Puck.

-Pero Kum*, cómo sabes tú todo eso…

-Ellos me llamaron. Hay que arreglar esto… y no pueden intervenir.

-¿Ellos?

-Los Hacedores del Tiempo. Generan el sustrato, la esencia, la textura del tiempo. Su latido. Hacen el tiempo.

-¿Ellos… son Dios?

-No. Ellos se dedican exclusivamente a la cosa temporal. Dios es otra cosa. Dios es, simplemente, una elección. Pero eso te lo cuento en otro relato, ¿sí?, tenemos un trabajo que hacer.

-Pero, espera… ¿Qué le pasa a la gente? ¿Por qué gritan?

-Están asustados, Puck. No entienden qué pasa. Ya te lo dije. Al pararse el tiempo sólo el tiempo se para. Lo demás sigue igual. Siguen pasando las cosas, pero pasan todas a la vez, y eso no hay estómago que lo soporte ni mente que lo digiera. Verás… si van a hacer algo, ya lo han hecho antes de empezar… o mientras lo hacen. Si dicen algo, terminan de decirlo en el mismo instante en que empiezan, es decir, mientras lo están diciendo. Si van a algún sitio ya están allí y han vuelto. Todo a la vez. No hay principios ni finales, o sí, pero son simultáneos. No hay instantes… o hay únicamente un instante. Siempre el mismo, siempre igual. Lo contiene todo. Todo a la vez. Eso les pasa. No se puede entender una simultaneidad tan absoluta.

-Y… ¿qué hacemos?

-Yo no puedo hacer nada. Tú paraste el tiempo. Sólo tú puedes echarlo a andar.

-Pero… ¿cómo?

-Sólo deseándolo, Puck, igual que lo detuviste.

-No puedo, no sé cómo hacerlo. Ahora no.

-¿Ahora? ¡Jajajajajaja…! Ya sólo va a haber este “ahora” hasta que arreglemos esto.

-No puedo, Kum*. Tengo miedo.

-Tranquila, relájate. Respira.

-No puedo.

-Ven, abrázame. Así… tranquila, respira…


     Mientras, y cuando digo mientras quiero decir también, ocurrieron muchas cosas. Todas las cosas. Todas a la vez:

     Aprovechando que no había tiempo, Bicefa les concedió unas vacaciones indefinidas a Pena y a Alegría, que dieron tres vueltas al mundo. Una en globo, otra en bicicleta y otra a pie. Conocieron a fondo la naturaleza del ser humano y llegaron a tres conclusiones infinitamente sabias y acertadas. Nunca se las dijeron a nadie. Su viaje duró, exactamente, cero segundos.

     Torcuato ni siquiera se dio cuenta del parón temporal. Le pilló como a Dios, creando. Un microrrelato. Lo terminó cuando lo empezaba.

     Anita Dinamita, incansable y en pijama, aprovechó la ocasión para adelantar trabajo. Arregló el mundo de seis formas diferentes y quedó todo exactamente como al principio. O viceversa. Ana no se inmutó, llevaba un final cañón escondido en la manga…

     A Su se le fue la pinza y tuvo una serie de dulces sueños que enseñaron al mundo el verdadero significado de la palabra “coraje”.

     Malena aprovechó para sacarse los calcetines y, al fin descalza, perder un rato el tiempo. Luego, sin más, dijo algo sublime. Nadie la escuchó, estaban gritando.

     Maite encendió tres velas y dijo “Todas las palabras. ¡Todas!”. Tampoco la escuchó nadie.

     María Coca creó un universo de mares habitado sólo por amantes y palabras.

     Belén cerró sus ojos grandes y escribió un nanorelato de cero palabras. Consiguió, sin decir nada, contarlo todo. Mientras (y cuando digo mientras quiero decir también…) Zoë hizo añicos un piano armada sólo de su violín.

     Lila, cabalgando en las curvas de una palabra, fue directa a la entrepierna.

     Pedro achinó los ojos, dijo “¡Ahora!”, y siguió meditando.

     Patricia fue Dragón y asoló dos ciudades. También fue la flor que alguien regaló a una niña.

     Ángeles encontró la ocasión para escribir su novela. Una novela soberbia, sublime, ferpecta. Con una sonrisa en la boca y un amigo en el recuerdo, la quemó. Jamás volvió a tener jaquecas.

     PazzaP llegó diciendo "adiós". Se fue diciendo "hola". Era un espejo.

     Agus se asomó y dijo “¡joder, esto parece Winnappu en carnavales!”. Su vaca se tiró un pedo y él siguió tranquilamente mirándole el culo a la Luna.

     Dany, subido a su muro de matar asesinos, empezó a robar ladrones.

     Pablo Gonz se sentó a observar y a tomar notas. Después (y cuando digo después quiero decir también) dijo “¡Excelente!”.

     Laura terminó un cojín en forma de reloj con tetas, hizo un millón de fotos y, sin palabras, las colgó todas en su blog.

     Pablo se puso a componer deliciosas arepas mientras embuzonaba canciones y cantaba cartas de amor y alguna que otra factura de la luz.

     Su olvidó mirar atrás, pero nadie la echó al olvido.

     Chula sonrió iluminando una estancia y, de un bocado, se comió las palabras “amor” y “odio”. Las digirió juntas y a la vez.

     Juanita le rezó a su Dios.

     Mon soltó una lagrimita de alegría.

     Oma, contundente, dio su opinión al respecto donde nadie pudiera oírla.

     Miriam no estaba ni dejó recado.

     Puck, por fin... respiró tranquila.


     Pasaron muchas más cosas. Todas las cosas. Todas a la vez. Luego, y cuando digo luego quiero decir también…, luego digo, el abrazó terminó, el tiempo echó a andar de nuevo y todo fue como siempre,… como ahora.

…Tac!


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Si has llegado hasta aquí es que me tienes paciencia... o mucho cariño. Esto no es una entrada, ni un cuento. Es un homenaje. A todastodos vosotras. Estoy de celebración, con el corazón contento. A todastodos los que os pasáis por aquí, comentéis o no, a todastodos... gracias. Se os quiere. 

sábado, 26 de marzo de 2011

Despertares.




jueves, 3 de marzo de 2011

Instantes.
















     Cada mañana, al despertar, se produce el milagro,... pero ella está demasiado ocupada para darse cuenta.



Y tú... ¿te das cuenta?

jueves, 24 de febrero de 2011

Reencarnación.













He vivido en esta ya muchas vidas.
No hace falta morirse para reencarnar.

lunes, 21 de febrero de 2011

Bicefa.




     Cuentan que tenía dos cabezas, una pena satírica y una cándida alegría. Y que habitaba un universo desquiciado, cotidiano, fantástico y real.

-Entonces,... ¿estaba loco?

     No. Sólo demente. Digamos que era único, es decir… de lo que no hay. Y que habitaba un universo fantástico y cotidiano, desquiciado y real.

-Pero, a ver… entonces… ¿era un demente?

     No, sólo divergente, siempre divergente. Amaba la música y el silencio, la compañía y la soledad, era especialista en nada y una extravagancia, una genialidad. Era también un creador de recuerdos. Y habitaba un universo cotidiano y real, fantástico y desquiciado.

     Pero lo más fascinante no era nada de todo esto.

-¿Ah, no? ¿y qué era lo más fascinante entonces?

     Su lapicero.

-Joder…




-Me suenan los tonos, pero… ¿cuándo han cambiado la decoración?
-Siempre tan cándida, Alegría. ¿Aún no te has dado cuenta?
-¿De lo qué?
-Nada, sigue disfrutando…


Si no has entendido nada es que aún no te has pasado por aquí.
(Usted sabrá perdonarme el atrevimiento, mi querido maestro).


miércoles, 16 de febrero de 2011

El pacto.














He hecho un trato con la muerte:

Ella me deja vivir hasta que llegue mi hora. Yo a cambio, entonces y sólo entonces, me muero sin aspavientos.

Ya estoy tranquilo. No voy a morirme en vida. 

viernes, 11 de febrero de 2011

Reciprocidad.
















Le disparó a su televisor. Alegó defensa propia.

sábado, 5 de febrero de 2011

Mentiras.














Hoy no escribí nada.


viernes, 14 de enero de 2011

Jubilación.




















Cuanto más me acerco, más se aleja.
jjj

sábado, 11 de diciembre de 2010

Navidad.




















Sólo la frase es mía. La imagen es de "El Roto", mi admiradísimo (pintor, filósofo, activista, profesor, oráculo, cirujano social, ideólogo, periodista…) dibujante. Que "El Roto" me perdone. Aprovecho para desearles a todastodos felices aquí y ahora. Tic, tac...

domingo, 21 de noviembre de 2010

Señales.











     Sentado en su playa perfecta, con la mirada perdida en un mar en calma teñido de todos los azules, sintió súbitamente algo cercano a la plenitud. La selva, a su espalda, apoyaba los codos en la arena bajo un cielo preñado de tormentas.

     Miró a ambos lados. Nadie.

     Vio una ola llegar... e irse, como cumpliendo un cometido. “Acaba de pasar otro segundo” –pensó, cerrando los ojos.

     Durante unos instantes simplemente se dejó estar, abismándose en su espacio interior, escuchando su respiración.

Pasó otro segundo.

Fue abriendo luego sus sentidos al arrullo del mar, al tacto del viento y la arena, al olor de la sal… al sabor de la vida.
 
     Abrió suavemente los ojos y susurró “gracias…”.
 
     El agudo graznido de una gaviota al pasar rompió el momento y algo golpeó suavemente su cabeza. Luego lo sintió gotear caliente y viscoso por su frente, por sus sienes.

     Prorrumpió entonces en sonoras carcajadas mientras pensaba: “respuesta correcta”.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Cantos de cisne.













     Llevaba en la cara una pena extraviada, olvidada hace tiempo, una sonrisa dejada para más tarde y las marcas mal cuajadas de una vida canalla.

     Al borde de un coma profundo pensó en terminar de acabar... pero en vez de saltar, se compró otra guitarra.


Gracias, Puck.