Búsquenlo, es un papel rosa desplegable que pone cosas sobre su habilidades de conducción, de validadez variable (como máximo diez años) y que lleva asociado el mayor hallazgo en cuanto a tecnología que España ha llevado a cabo: la grapa que sujeta su fotografía. Como ya sabrán los que no se hayan pasado a la versión s.XXI del documento, estoy hablando del Carné de Conducir, único documento español que necesita una funda diseñada ex profeso para poder llevarlo contigo y método infalible para ver la evolución de todo ser humano.
Por decirlo de algún modo: si estás mejor que en la foto del carné de conducir date un abrazo de padre con palmaditas incluidas, porque quiere decir que la cosa no está tan mal como parece. Esa misma foto también puede servir para hacernos reflexionar o para maldecir al señor Mendel, la cosa va por barrios. Si todo esto nos sirve para hacer un flashback (todos a hacer flashback) yo recomiendo dejarse de fotos y pasar a nuestra biografía musical como elemento vertebrador: los discos que más escuchamos, nuestra evolución en nuestros gustos, la cantidad de patitas que le quedan a las cajas de los CD. Esas pequeñas cosas que merecerían un sello de "loco" en la mano y abandonar nuestro trabajo de obrero para imitar a Michael Jackson.
Puede ser que esto que cuento les retrotraiga a cierta escena de la peli Alta Fidelidad (creo que en el libro no estaba) donde Rob comienza a hacer una lista de sus discos por orden "biográfico". Por decirlo de algún modo, esa lista sonaba bien, sonaba reconfortantemente bien. Sin embargo, tenía sus fallos, sus fragmentos de información incomprensible a pequeña escala, pero imprescindibles si queríamos conocer a la persona hasta lo más profundo de sus entrañas. Lo que busca esta sección son esas pequeñas rarezas en la biografía musical de cada uno que nos hace ser como somos. Un disco que puede ser una obra maestra, que puede que no te pegue de nada, pero que encaja contigo como la cicatriz en la barbilla de Harrison Ford.
Dicho lo cual y siguiendo una lógica de científico de novela de H.G. Wells, procedo a probar la pócima conmigo mismo en un proceso de tres pasos que cuenta con el beneplácito del doctor Nick Riviera:
Paso 1: pequeña biografía de mi menda.
En mi casa se eligió VHS porque no quedaba ningún reproductor beta en la tienda (luego presumimos de ser siempre de VHS, por supuesto), siempre he sido de Nesquik, a la pregunta de a quién pegarías si a otro o a mí siempre soy la primera respuesta, hace cinco años pensaba que mis discos cabrían en cualquier casa, hace diez ni sabía que los belgas hacían cerveza muy rica y hace 20 toda mi música era Top 40 y una cinta de casete de Emilio Aragón.
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Años después Fernando Hierro utilizó este mismo gesto en su mítico: "Ya no sabes cómo jodernos". |
Paso 2: una pequeña lista de algunas de las cosas que me descarbincunquintan musicalmente:
- Scarlett Johansson: en realidad musicalmente no, pero creo que entraría en cualquier lista de cosas que me gustan incluso aunque estuviéramos hablando de mis pegamentos instantáneos favoritos.
- Los grupos a punto de desastre: locos, bordeando la desafinación, de estructuras imposibles...
- Que se usen guitarras de 12 cuerdas, Hammond o otros sucedáneos del cerdo ibérico.
- Las armonías vocales, en este punto entran desde las celestiales o las venidas desde el mismísimo infierno.
- Los detalles instrumentales, un solo de guitarra en su sitio, una línea de bajo que se funde, un charles de batería abierto aquí o allá. Nada de virtuosismo exagerado. Solo clase en pequeñas dosis.
- Cierta urgencia en la manera de interpretar.
- Canciones de los Beatles.
- Que el artista o grupo se divierta tocando en directo
Paso 3: ¿Qué tiene el disco al que me enfrento hoy para que me guste tanto cuando en realidad no debería ser así?
Como digo, Mad Dogs & The Englishmen de Joe Cocker no debería haberse convertido en uno de mis discos favoritos. Empecemos porque no fue editado precisamente en mi década favorita; un período de tiempo que se acomoda bastante a la frase de Ian Fleming sobre los caballos: "peligrosos por ambos extremos e incómodos por el medio" (los primeros años y los últimos son de plena efervescencia para servidora, mientras que los centrales se me suelen atragantar bastante gracias al Rock Progresivo). Por otro lado no tengo una gran colección de discos en directo, me cuesta encontrarles el punto en la mayoría de las ocasiones y lo mismo podemos aplicar de los megaconciertos: ¿Son de los afortunados que pueden ver sin pausa el concierto de Bangladesh? ¿Incluida la parte de Ravi Shankar? Admiración, respeto, un proceso de clonación de su persona... todo aparece en mi mente al pensarlo.
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Juro que un minuto antes de que Joe Cocker dijera "barra libre para todos" había solo dos personas en el escenario |
Vale, de primeras todo juega en contra de este disco, ¿pero qué le hace merecedor de aparecer aquí?
Pues sencillamente que a veces la música te conoce mejor que tú mismo... Este directo es un ejemplo del paroxismo musical: un número de miembros que dejaría satisfecho a Phil Spector al tender a infinito, canciones que se suceden a un ritmo vertiginoso, improvisaciones varias... Una locura Además cuenta con armonías vocales y suficiente detalles instrumentales como para cumplir todas mis necesidades. Amén de contar con una nómina de protagonistas que va desde Bobby Keys, Jim Keltner, la sección rítmica de Derek & the Dominos... y, por supuesto, incluye canciones de los Beatles y también de los Stones, Dylan, The Box Tops y auténticas joyas en directo como Space Captain o mi canción favorita de Leon Russell, Delta Lady, autentica bestia parda musical al que conocí con este disco.
No tengo ni idea de cómo llegué hasta este álbum. Literalmente: no sé si me lo dejaron, me lo recomendaron o apareció un día en mi casa y entabló relaciones con la pelusa de debajo de la cama (a la que yo llamo cariñosamente Ramona).
No saben lo bien que sienta tener claro que algún día podrás contarle esta historia a alguien junto con otras de igual intensidad biográfica como la sucinta razón por la que Asalto al Poder de Mario Conde es la piedra filosofal de la estantería familiar.
Porque todo en esta vida tiene una explicación, aunque a veces haya que darla con una señorita en el armario y con la verborrea de Antonio Ozores yo les propongo: ¿tienen algún disco que cabría en esta sección?
Vuestro amigo en el tiempo, Tomas Verlein